Cierto día Amelia miraba por la ventana caer la lluvia, cuando de repente escuchó a alguien hablar, miró a su alrededor pero no vio a nadie, aun así seguía escuchando la voz, de inmediato localizó de dónde provenía, venia de una gota de agua que bajaba por el cristal de su ventana, no era cualquier gota, esa gota hablaba.