Desperté en una habitación en la que nunca había estado, pero me resultaba bastante familiar, así que en un tono fuerte dije - ¿hay alguien ahí? Me sentía seguro, era como una extraña sensación de Beja vu, en un instante me levanté de la cama y me dirigí hacia la puerta, mis pisadas se hacían sentir en toda la habitación, abrí cuidadosamente, al salir me encontré con un extenso pasillo lleno de puertas, era realmente escalofriante y parecía no tener fin.
Rosando con mis pies desnudos el sereno mañanero, sentí pasar muy cerca de mis oídos el zumbido de la brisa que golpea fuerte mi cuerpo asegurándose de que esté ahí, mi cabello se eriza moviéndose con prisa, mis poros destilan vapor con fragancia a café, rosadas están mis mejillas, pero no todo lo que veo son maravillas, siento cada vez más cerca, mi peor pesadilla.