En los patios de las casas de La Paz, donde antes había hornos para cocinar almojábanas, hoy se arruman sin ningún tipo de control ni seguridad cientos de pimpinas; ya son pocos los que se dedican a las almojábanas que hicieron fama en la región y ahora el 90 por ciento de las personas, incluso niños y jóvenes, de esta población se dedican al negocio de la venta ilegal de gasolina,