Tener plantado en su casa un frondoso palo de mango que además de sombra, ofrece su deliciosa fruta, para muchos vallenatos era motivo de gozo, pero hoy es un verdadero problema.
Con palmas y espigas, decenas de familias se acercaron ayer a las diferentes iglesias católicas de la ciudad para conmemorar la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, en el marco del Domingo de Ramos.