El gobernador de Santa Marta ordena al capitán Hernando de Santana que meta gente en el pueblo abandonado o que lo funde de nuevo.
En esta segunda fundación de 1550 se reconstruye la iglesia de palma, ya quemada en 1548, y que dura en pie hasta 1580, ya que es quemado nuevamente el pueblo y la iglesia por los indígenas tupes, cansados de que les violaran sus mujeres, les violaban sus hijas y les guaquearan las tumbas de sus mayores para robarles el oro.