La palabra escuela se usó muchos años antes y se reforzó a través de la audiencia que empezó a tener “la música del Magdalena Grande”, “música de parranda”, “música provinciana”, “música de acordeón” y “música vallenata”, como se dice en la actualidad y se volvió de primer orden, al aparecer el libro ‘Vallenatología’ de la inolvidable Consuelo Araújo Noguera en la década del 70.