Los versos de ‘El Negro Calde’ dejaron una huella indeleble en el sentir de la región, y su disposición para ayudar a sus trabajadores y amigos, será siempre recordada en San Diego. ‘El Negro Calde’ durante varias décadas fue el anfitrión alegre de esos encuentros memorables, pero como todo parrandero que se respete fue poco a poco bajándole el pulso a las parrandas sucesivas, y la fuerza de la juventud le fue dando paso a la tranquilidad y cordura de la vejez.