Cuando de dudas en el amor se trata, las personas suelen hablar con un amigo que lo aconseje sobre si debería casarse o no, pero si su amigo fuese un jurista, lo que le aconseja es firma de capitulaciones, así logrará evitar que una persona interesada se quede no sólo con su dignidad, sino con bienes producto de un capital que usted solito trabajó y ahorró. Es así como nuestro amigo el abogado no sólo nos ahorra una mala jugada, sino que nos sube la moral y nos levanta la autoestima.