El programa se llevó a cabo a través de sesiones de socialización con la comunidad, durante las cuales se implementó un proceso de focalización y caracterización para asegurar que los participantes cumplieran con los requisitos del Ciclo 1 del proyecto.
En el año 2020 vino una ‘contraorden’ de la ANLA, asegurándose que ya no era necesario el reasentamiento de Boquerón porque después de más de una década los efectos ambientales negativos del polvillo y de las explosiones no la afectaban, según una nueva medición de los indicadores de calidad del aire en dicha zona.