Con las apariciones en las noches sin luna, algún desvelado vecino lo ve deambular por las calles rumbo al Templo de Santa Rita. Además, dicen que, a esa hora de la noche, visita las casas y cortijos que fueron suyos, y que algún castigo de acalambramiento del cuerpo sufren quienes importunan con su presencia los sitios donde su alma vaga en penitencia.