Andrés Venero de Leyva, a la sazón de esta gran controversia, era profesor de Vísperas y Cánones del Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid. Sin duda debió acoger las tesis del obispo Bartolomé, y en lo que pudo, las aplicó cuando vino de presidente de la Real Audiencia en el año de 1564, época de total desgobierno en las colonias de América.