Fruto del encuentro de ayer, ciudadanos guajiros y cesarenses decidieron organizarse por la integración.
Fruto del encuentro de ayer, ciudadanos guajiros y cesarenses decidieron organizarse por la integración, en medio de la actual circunscripción geográfica y política departamental, con el propósito de identificar objetivos comunes, aprovechar la información y el pensamiento, con el apoyo técnico profesional, precisando los proyectos de desarrollo de impacto regional y las actividades y gestiones ante los gremios, los gobiernos e instituciones nacionales y subnacionales, la empresa privada y los sectores sociales. Acogieron como presidente a Alfonso Araujo Cotes, quien, homenajeado a sus 90 y tantos años, aceptó el encargo.
Se identificaron en el foro unos primeros proyectos empezando por el desarrollo de la infraestructura y la conectividad, en lo vial, férreo, aeroportuario, portuario y marítimo, energía y transmisión y el uso de tecnologías.
En la educación, en la línea que se proponen universidades públicas como la Universidad Nacional de Colombia, sede La Paz, y privadas como la del Área Andina. También en los otros aspectos en los que hay intereses comunes como el turismo, que parece ser el filón principal de la nueva apuesta de La Guajira.
En la minería, cuyas explotaciones, en ambos departamentos, tienen identidad en cuanto a sus características, tipo de explotación a cielo abierto y volumen, que enfrenta actuales desafíos y preocupaciones comerciales y de relación con las comunidades.
En el fondo, hay una angustia manifiesta entre los guajiros: el desespero por la situación de inestabilidad política del departamento, con sus 11 gobernadores en 8 años, y su desencuentro con la nación y la bomba social que significaría la prevista terminación del Contrato del Cerrejón en el 2034, como la denominó el exministro Amylkar Acosta, en entrevista exclusiva con EL PILÓN qué titulamos como que la guajira es un barco que se hunde, decimos que como el famoso Almirante Padilla de Escalona.
El aspecto siempre de la música, o el importantísimo de la política migratoria, 120 mil hermanos venezolanos viven en Maicao y Riohacha, y cómo se viene desplazando la migración hacia Valledupar y el interior del país.
Eso por el lado de los proyectos. En las gestiones los foros en las subregiones, con los medios de comunicación, eventos como el de las empresas mineras, la relación entre centros de pensamiento como Guajira 360 y Cesore, y la aplicación de metodologías de estructuración de proyectos de capital público y privado y de aprovechamiento de obras por impuestos.
Fruto del encuentro de ayer, ciudadanos guajiros y cesarenses decidieron organizarse por la integración.
Fruto del encuentro de ayer, ciudadanos guajiros y cesarenses decidieron organizarse por la integración, en medio de la actual circunscripción geográfica y política departamental, con el propósito de identificar objetivos comunes, aprovechar la información y el pensamiento, con el apoyo técnico profesional, precisando los proyectos de desarrollo de impacto regional y las actividades y gestiones ante los gremios, los gobiernos e instituciones nacionales y subnacionales, la empresa privada y los sectores sociales. Acogieron como presidente a Alfonso Araujo Cotes, quien, homenajeado a sus 90 y tantos años, aceptó el encargo.
Se identificaron en el foro unos primeros proyectos empezando por el desarrollo de la infraestructura y la conectividad, en lo vial, férreo, aeroportuario, portuario y marítimo, energía y transmisión y el uso de tecnologías.
En la educación, en la línea que se proponen universidades públicas como la Universidad Nacional de Colombia, sede La Paz, y privadas como la del Área Andina. También en los otros aspectos en los que hay intereses comunes como el turismo, que parece ser el filón principal de la nueva apuesta de La Guajira.
En la minería, cuyas explotaciones, en ambos departamentos, tienen identidad en cuanto a sus características, tipo de explotación a cielo abierto y volumen, que enfrenta actuales desafíos y preocupaciones comerciales y de relación con las comunidades.
En el fondo, hay una angustia manifiesta entre los guajiros: el desespero por la situación de inestabilidad política del departamento, con sus 11 gobernadores en 8 años, y su desencuentro con la nación y la bomba social que significaría la prevista terminación del Contrato del Cerrejón en el 2034, como la denominó el exministro Amylkar Acosta, en entrevista exclusiva con EL PILÓN qué titulamos como que la guajira es un barco que se hunde, decimos que como el famoso Almirante Padilla de Escalona.
El aspecto siempre de la música, o el importantísimo de la política migratoria, 120 mil hermanos venezolanos viven en Maicao y Riohacha, y cómo se viene desplazando la migración hacia Valledupar y el interior del país.
Eso por el lado de los proyectos. En las gestiones los foros en las subregiones, con los medios de comunicación, eventos como el de las empresas mineras, la relación entre centros de pensamiento como Guajira 360 y Cesore, y la aplicación de metodologías de estructuración de proyectos de capital público y privado y de aprovechamiento de obras por impuestos.