Los cocaleros del sur del Cesar aún tienen en cuenta la afirmación que hizo hace algún tiempo el ex director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Francisco de Roux, quien tocó el tema sobre los problemas que se vienen presentando en diferentes regiones del país, especialmente en el sur del Cesar, por causa de la producción de la hoja de coca.
El sacerdote Jesuita puntualizó que cuando tuvo la oportunidad de reunirse en Bogotá con representantes del gobierno de los Estados Unidos, expuso su punto de vista sobre la erradicación de la hoja de coca en Colombia.
Agregó que “es cierto que la producción de la hoja de coca provoca violencia, prostitución y muchas consecuencias negativas para poblaciones enteras, pero la solución no está en ser fumigada para su erradicación; primero hay que controlar la demanda en Estados Unidos; país en donde los carteles de la droga anualmente destinan más de 60 mil millones de dólares para comprar coca en Colombia”. “Esta situación es la que hay que controlar de primero porque si existe demanda y mucho dinero, nunca se acabarán los plantíos de coca en nuestro país” aseguró el sacerdote jesuita.
Agregó que en la misma reunión sostenida con representantes del gobierno de los Estados Unidos en Colombia, les reseñó que los dineros que recibe la administración central por concepto del ‘Plan Colombia’, directamente, en su opinión, no benefician al país en nada, porque gran parte de ese dinero es utilizado para fumigar los grandes cultivos de coca con Glifosato; químico que es distribuido por una empresa estadounidense y los pilotos que se encargan de la fumigación, también son de ese país, por lo que todos los dolores que llegan a Colombia para la erradicación de la coca, se los llevan los mismos Norteamericanos.
Indicó que en Colombia erradicar una hectárea de coca manualmente, cuesta alrededor de 80 dólares, mientras que una hectárea fumigada con avionetas Colombianas y pilotos Norteamericanos, cuesta mil dólares, no incluyendo el químico de Glifosato que distribuye la empresa Estadounidense ‘Monsanto’.
Agregó que allí es donde está el problema, porque los campesinos que durante años han vivido de la hoja de coca, jamás estarán de acuerdo que les fumiguen sus tierras para que después de destruidos sus cultivos ilícitos no les quede sirviendo para nada.
Aseguran que en la vecina región del sur del departamento de Bolívar, en donde hubo un bloqueo hace varios años de las principales vías de acceso a las poblaciones más importantes de esa zona del país, las fumigaciones han acabado con la cría de aves de corral, estanques, reservorios de agua, cultivos alternativos como de palma africana, cacao, maíz, yuca, fríjol y plátano; por eso se originó la protesta porque el mismo gobierno ha hecho caso omiso a la propuesta de los cocaleros de erradicar estos cultivos manualmente para evitar los problemas que ahora se están presentando.
