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Entrevista - 19 octubre, 2020

“Si los empresarios se interesan en reactivar el programa mejora el nivel de vida, la ciudad y hasta las ventas”: Gabriel Campillo

Entrevista a Gabriel Campillo, último director del programa Valledupar Cómo Vamos

Boton Wpp

El PILÓN, haciendo memoria de programas que impactaron el desarrollo de la ciudad y la evaluación de la gestión municipal, según recordamos en editorial el pasado 13 de octubre “¿Cómo vamos a evaluar una alcaldía?”, entrevista a Gabriel Campillo, economista  de la Universidad de Antioquia, especializado en finanzas en la Universidades de Los Andes y del Norte; último director de la iniciativa ‘Valledupar Cómo Vamos’ que operó en la ciudad entre el 2010 y el 2015.

Los ‘Cómo Vamos’ se desarrollan hoy en las 15 primeras capitales del país y es un modelo de éxito acogido en Latinoamérica para evaluar la gestión de los gobiernos territoriales.

Gabriel Campillo

¿Qué papel cumplía el programa Valledupar Cómo Vamos?

Los ‘Cómo Vamos’, tanto en Centroamérica como en Suramérica, buscaban entonces valorar indicadores subjetivos de la calidad de vida ciudadana para poder comparar el desempeño institucional entre ciudades debido a que la generación de indicadores objetivos de fuentes oficiales presentaba demoras en su publicación. Cosa distinta es contar con esos indicadores objetivos de datos y estadísticas confiables de forma oportuna, pero eso no nos tocó y tocaba corregir ese ‘déficit’ con la encuesta de percepción.

¿Pero eso qué significa?

Las administraciones municipales tienen el deber legal de cumplir con plan de desarrollo mediante la inversión pública que realizan, pero las mediciones del cumplimiento de estos planes de desarrollo no son evaluadas por el organismo encargado de hacerlo (las contralorías territoriales).

Además, los procesos de rendición anual de cuentas que son deber legal de mandatarios se limitan a expresar la cantidad de plata invertida en determinados programas, pero jamás evalúan las metas plurianuales de los planes de desarrollo, con el agravante de que las contralorías municipales tampoco lo exigen en su deber legal de evaluar la gestión y el resultado, como reza la Constitución Política.

 ¿Cómo se conectaban los indicadores de desempeño subjetivos y los objetivos?

 Se conectan cuando la ciudadanía, el empresariado y los órganos de control se apropian de los indicadores subjetivos, o de percepción ciudadana, para exigir como grupo de presión, unos, y órganos de control, otros, que se cumpla con el programa de gobierno expresado en el Plan de Desarrollo y concomitantemente se esté evaluando la visibilidad del mandatario, que califica de buena, o mala, la gestión desarrollada.

Como quiera que en las encuestas de percepción ciudadana, EPC, que realizan los ‘Cómo Vamos’ se indagan por variables socioeconómicas como empleo, salud, educación, cultura, recreación y deporte, movilidad, seguridad, desempeño de funcionarios públicos, y esto toca con ejes planteados en los programas y planes de desarrollo, permite medir si la gestión del mandatario es aceptable por la ciudadanía o no.

¿Miden entonces los ‘Cómo Vamos’ la calidad de vida?

En efecto, se mide a través de lo que la comunidad percibe de cómo el mandatario viene cumpliendo con el compromiso adquirido de mejorar el bienestar de la gente y el desarrollo económico de la ciudad con la ejecución del plan de desarrollo.

Por esta razón es posible revocar el mandato otorgado cuando se tiene una deficiente ejecución del plan de desarrollo, y uno de los objetivos de los ‘Cómo Vamos’ es la formación de ciudadanos con altos niveles de corresponsabilidad en los procesos de participación ciudadana.

La gran crítica es que las encuestas presentan la percepción de la gente, que no es la realidad objetiva de lo que acontece en el municipio. ¿Es cierto?

Sí, esta es la llamada en comillas “estrategia del caracol”   que emplea mucho mandatario cuando le va mal en la valoración que tiene la comunidad de su desempeño, a nadie le gusta que se le diga que está haciendo mal la gestión y menos aun cuando no es un órgano de control, pero los mecanismos de participación ciudadana, a través del relacionamiento con los medios de comunicación, generan formación de pensamiento crítico en grupos de presión que exigirán el cumplimiento de las mejoras en la calidad de vida y el discurrir de la ciudad, como espacios seguros y buenos vivideros para sí mismos y para criar a sus hijos.

El ciudadano percibe lo que sus sentidos captan, entonces esa es su realidad y en conclusión lo que no capta no es su realidad porque no lo afecta directamente. Por esa razón ante la anomia de órganos de control, y ciudadanos con poca participación en las acciones que los afectan, es necesario retomar programas como el ‘Cómo Vamos’, que tuvo buen éxito mientras duró.

¿Qué pasó, por qué se acabó en Valledupar el ‘Cómo Vamos’, si era tan bueno?

Valledupar Cómo Vamos, fue pionera en la conformación de los ‘Cómo Vamos’ en Colombia, para la época las ciudades Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Pereira, Manizales y Barranquilla conformaron el programa con el apoyo del empresariado local.

En Valledupar la Fundación Empresarial Carboandes lideró el proceso y con el auspicio del Diario El Pilón, La Caja de Compensación Familiar, Comfacesar, y La Fundación del Área Andina se echaron a cuestas el sostenimiento del programa, con la esperanza de que empresas constructoras, IPS privadas y otras, del gremio empresarial, apoyaran la iniciativa, pero los que fungimos como directores fuimos inferiores a nuestras responsabilidades y en la sociedad siempre existen los enterradores de buenas iniciativas.

¿Quiénes fueron esos sepultureros?

Sepultureros fuimos todos, unos por no hacer y otros por hacer que sucumbiera. Por ejemplo, las asociaciones de profesionales fueron apáticas al tema, las universidades, los gremios empresariales, los líderes comunitarios, los empresarios en general que dieron la espalda a sabiendas de que sus aportes eran deducibles del impuesto de renta. No fueron conscientes de que si a la ciudad le va mal a ellos les va peor.

¿Qué habría qué hacer para retomar el programa?

Que un grupo de empresarios demuestren interés y le planteen a la fundación Corona, dueña de la marca y cofinanciadora de los programas en el ámbito nacional y mundial, para reconstituir la iniciativa. Que entiendan el gana-gana, que las buenas condiciones de vida de moradores del municipio genera un gran aumento en niveles de ventas y de utilidades.

Ante lo afirmado, cuando la percepción de la población sobre su alcalde es buena y se sabe que es una administración que hace circos, espectáculos y conciertos, figura y habla bien, reparte subsidios, hace vías pero no los acueductos y alcantarillados debajo de ellas, porque no los ve la gente, ¿Se puede decir que un municipio progresa?

No, porque en el proceso de la encuesta de percepción ciudadana, se evalúan indicadores socioeconómicos como empleo, salud, educación, calidad de servicios públicos y estos rajan la evaluación que se haga del mandatario.

Las e-administraciones desarrolladas a partir de la web 2.0 en el presente siglo vienen manejando las redes sociales para vender imagen de mandatarios diligentes, pero realmente cuando se evalúa la gestión desarrollada a través de la valoración de la ejecución del plan de desarrollo, se aprecia el detrimento patrimonial que causan y que los  órganos de control fiscal no adelantan las debidas  investigaciones de responsabilidad fiscal.

Para tener una idea de este aberrante despilfarro de recursos, obsérvese cuánto han sido los gastos de inversión en la última década, por citar un periodo de tiempo, y compárese con los niveles de desarrollo del territorio, los niveles de cobertura educativa, los niveles de cobertura en servicios públicos, los niveles de cobertura de saneamiento básico y podrá concluir sin equívocos que a todos estos mandatarios debieron haberle abierto juicio de responsabilidad fiscal.

¿Qué se preguntaba en la encuesta, qué hacía la reconocida encuestadora Ipsos Napoleón Franco?

Se construían 120 indicadores desde empleo, ingresos familiares, cobertura educativa, calidad educativa, cobertura de salud, movilidad, seguridad ciudadana, cobertura servicios públicos, calidad de servicios públicos, imagen favorable o desfavorable del mandatario, funcionarios de despacho, concejo municipal, oferta cultural y deportiva de la ciudad.

¿Era representativa la encuesta de percepción?

La empresa Ipsos Napoleón Franco, mediante un  proceso econométrico, consultaba personalmente en la  encuesta a 1.250 ciudadanos de Valledupar en una muestra evidentemente representativa,  si se tiene en cuenta que el DANE,  en la Gran Encuesta Integrada de Hogares, para medir la calidad de vida del departamento del Cesar,  realiza 1254 encuestas.

¿Recuerdas del ejercicio del programa algunos hallazgos o curiosidades que te llamaron la atención?

Sí, la más aterradora es la demostración del nivel de corrupción que se evidencia en el sector salud en tanto en el indicador objetivo de cobertura consultando el llamado registro ‘Buda’ del Ministerio de Salud, en el sistema de seguridad social en salud, la sumatoria del régimen contributivo más el régimen subsidiado superaba la población total del departamento, sin contar con la población perteneciente a regímenes especiales y a la población pobre no asegurada.

En la última encuesta evidenciamos que la población total del municipio de Valledupar era inferior a la sumatoria de régimen contributivo y subsidiado en 32.000 personas. Los denominamos ‘marcianos’,  obviamente no pertenecían al régimen contributivo sino al régimen subsidiado y como el Estado paga la cotización de este régimen en salud pues son las personas que no tienen capacidad de pagar la salud, la ley 100 de 1993 determinó la Unidad de Pago por Capitación, UPC,  que por resolución se fija anualmente el Ministerio. Para la época del 2014 era como $508.000 pesos. Con este sobre-registro podrán saber la pérdida, por solamente cubrir las prestaciones de POS, en más de $16.000 millones de pesos.

Este fenómeno solo se evidenciaba en la ciudad de Barranquilla y en Valledupar en el informe del comparativo de indicadores subjetivos y objetivos realizado en la encuesta de percepción ciudadana.

Entrevista
19 octubre, 2020

“Si los empresarios se interesan en reactivar el programa mejora el nivel de vida, la ciudad y hasta las ventas”: Gabriel Campillo

Entrevista a Gabriel Campillo, último director del programa Valledupar Cómo Vamos


Boton Wpp

El PILÓN, haciendo memoria de programas que impactaron el desarrollo de la ciudad y la evaluación de la gestión municipal, según recordamos en editorial el pasado 13 de octubre “¿Cómo vamos a evaluar una alcaldía?”, entrevista a Gabriel Campillo, economista  de la Universidad de Antioquia, especializado en finanzas en la Universidades de Los Andes y del Norte; último director de la iniciativa ‘Valledupar Cómo Vamos’ que operó en la ciudad entre el 2010 y el 2015.

Los ‘Cómo Vamos’ se desarrollan hoy en las 15 primeras capitales del país y es un modelo de éxito acogido en Latinoamérica para evaluar la gestión de los gobiernos territoriales.

Gabriel Campillo

¿Qué papel cumplía el programa Valledupar Cómo Vamos?

Los ‘Cómo Vamos’, tanto en Centroamérica como en Suramérica, buscaban entonces valorar indicadores subjetivos de la calidad de vida ciudadana para poder comparar el desempeño institucional entre ciudades debido a que la generación de indicadores objetivos de fuentes oficiales presentaba demoras en su publicación. Cosa distinta es contar con esos indicadores objetivos de datos y estadísticas confiables de forma oportuna, pero eso no nos tocó y tocaba corregir ese ‘déficit’ con la encuesta de percepción.

¿Pero eso qué significa?

Las administraciones municipales tienen el deber legal de cumplir con plan de desarrollo mediante la inversión pública que realizan, pero las mediciones del cumplimiento de estos planes de desarrollo no son evaluadas por el organismo encargado de hacerlo (las contralorías territoriales).

Además, los procesos de rendición anual de cuentas que son deber legal de mandatarios se limitan a expresar la cantidad de plata invertida en determinados programas, pero jamás evalúan las metas plurianuales de los planes de desarrollo, con el agravante de que las contralorías municipales tampoco lo exigen en su deber legal de evaluar la gestión y el resultado, como reza la Constitución Política.

 ¿Cómo se conectaban los indicadores de desempeño subjetivos y los objetivos?

 Se conectan cuando la ciudadanía, el empresariado y los órganos de control se apropian de los indicadores subjetivos, o de percepción ciudadana, para exigir como grupo de presión, unos, y órganos de control, otros, que se cumpla con el programa de gobierno expresado en el Plan de Desarrollo y concomitantemente se esté evaluando la visibilidad del mandatario, que califica de buena, o mala, la gestión desarrollada.

Como quiera que en las encuestas de percepción ciudadana, EPC, que realizan los ‘Cómo Vamos’ se indagan por variables socioeconómicas como empleo, salud, educación, cultura, recreación y deporte, movilidad, seguridad, desempeño de funcionarios públicos, y esto toca con ejes planteados en los programas y planes de desarrollo, permite medir si la gestión del mandatario es aceptable por la ciudadanía o no.

¿Miden entonces los ‘Cómo Vamos’ la calidad de vida?

En efecto, se mide a través de lo que la comunidad percibe de cómo el mandatario viene cumpliendo con el compromiso adquirido de mejorar el bienestar de la gente y el desarrollo económico de la ciudad con la ejecución del plan de desarrollo.

Por esta razón es posible revocar el mandato otorgado cuando se tiene una deficiente ejecución del plan de desarrollo, y uno de los objetivos de los ‘Cómo Vamos’ es la formación de ciudadanos con altos niveles de corresponsabilidad en los procesos de participación ciudadana.

La gran crítica es que las encuestas presentan la percepción de la gente, que no es la realidad objetiva de lo que acontece en el municipio. ¿Es cierto?

Sí, esta es la llamada en comillas “estrategia del caracol”   que emplea mucho mandatario cuando le va mal en la valoración que tiene la comunidad de su desempeño, a nadie le gusta que se le diga que está haciendo mal la gestión y menos aun cuando no es un órgano de control, pero los mecanismos de participación ciudadana, a través del relacionamiento con los medios de comunicación, generan formación de pensamiento crítico en grupos de presión que exigirán el cumplimiento de las mejoras en la calidad de vida y el discurrir de la ciudad, como espacios seguros y buenos vivideros para sí mismos y para criar a sus hijos.

El ciudadano percibe lo que sus sentidos captan, entonces esa es su realidad y en conclusión lo que no capta no es su realidad porque no lo afecta directamente. Por esa razón ante la anomia de órganos de control, y ciudadanos con poca participación en las acciones que los afectan, es necesario retomar programas como el ‘Cómo Vamos’, que tuvo buen éxito mientras duró.

¿Qué pasó, por qué se acabó en Valledupar el ‘Cómo Vamos’, si era tan bueno?

Valledupar Cómo Vamos, fue pionera en la conformación de los ‘Cómo Vamos’ en Colombia, para la época las ciudades Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Pereira, Manizales y Barranquilla conformaron el programa con el apoyo del empresariado local.

En Valledupar la Fundación Empresarial Carboandes lideró el proceso y con el auspicio del Diario El Pilón, La Caja de Compensación Familiar, Comfacesar, y La Fundación del Área Andina se echaron a cuestas el sostenimiento del programa, con la esperanza de que empresas constructoras, IPS privadas y otras, del gremio empresarial, apoyaran la iniciativa, pero los que fungimos como directores fuimos inferiores a nuestras responsabilidades y en la sociedad siempre existen los enterradores de buenas iniciativas.

¿Quiénes fueron esos sepultureros?

Sepultureros fuimos todos, unos por no hacer y otros por hacer que sucumbiera. Por ejemplo, las asociaciones de profesionales fueron apáticas al tema, las universidades, los gremios empresariales, los líderes comunitarios, los empresarios en general que dieron la espalda a sabiendas de que sus aportes eran deducibles del impuesto de renta. No fueron conscientes de que si a la ciudad le va mal a ellos les va peor.

¿Qué habría qué hacer para retomar el programa?

Que un grupo de empresarios demuestren interés y le planteen a la fundación Corona, dueña de la marca y cofinanciadora de los programas en el ámbito nacional y mundial, para reconstituir la iniciativa. Que entiendan el gana-gana, que las buenas condiciones de vida de moradores del municipio genera un gran aumento en niveles de ventas y de utilidades.

Ante lo afirmado, cuando la percepción de la población sobre su alcalde es buena y se sabe que es una administración que hace circos, espectáculos y conciertos, figura y habla bien, reparte subsidios, hace vías pero no los acueductos y alcantarillados debajo de ellas, porque no los ve la gente, ¿Se puede decir que un municipio progresa?

No, porque en el proceso de la encuesta de percepción ciudadana, se evalúan indicadores socioeconómicos como empleo, salud, educación, calidad de servicios públicos y estos rajan la evaluación que se haga del mandatario.

Las e-administraciones desarrolladas a partir de la web 2.0 en el presente siglo vienen manejando las redes sociales para vender imagen de mandatarios diligentes, pero realmente cuando se evalúa la gestión desarrollada a través de la valoración de la ejecución del plan de desarrollo, se aprecia el detrimento patrimonial que causan y que los  órganos de control fiscal no adelantan las debidas  investigaciones de responsabilidad fiscal.

Para tener una idea de este aberrante despilfarro de recursos, obsérvese cuánto han sido los gastos de inversión en la última década, por citar un periodo de tiempo, y compárese con los niveles de desarrollo del territorio, los niveles de cobertura educativa, los niveles de cobertura en servicios públicos, los niveles de cobertura de saneamiento básico y podrá concluir sin equívocos que a todos estos mandatarios debieron haberle abierto juicio de responsabilidad fiscal.

¿Qué se preguntaba en la encuesta, qué hacía la reconocida encuestadora Ipsos Napoleón Franco?

Se construían 120 indicadores desde empleo, ingresos familiares, cobertura educativa, calidad educativa, cobertura de salud, movilidad, seguridad ciudadana, cobertura servicios públicos, calidad de servicios públicos, imagen favorable o desfavorable del mandatario, funcionarios de despacho, concejo municipal, oferta cultural y deportiva de la ciudad.

¿Era representativa la encuesta de percepción?

La empresa Ipsos Napoleón Franco, mediante un  proceso econométrico, consultaba personalmente en la  encuesta a 1.250 ciudadanos de Valledupar en una muestra evidentemente representativa,  si se tiene en cuenta que el DANE,  en la Gran Encuesta Integrada de Hogares, para medir la calidad de vida del departamento del Cesar,  realiza 1254 encuestas.

¿Recuerdas del ejercicio del programa algunos hallazgos o curiosidades que te llamaron la atención?

Sí, la más aterradora es la demostración del nivel de corrupción que se evidencia en el sector salud en tanto en el indicador objetivo de cobertura consultando el llamado registro ‘Buda’ del Ministerio de Salud, en el sistema de seguridad social en salud, la sumatoria del régimen contributivo más el régimen subsidiado superaba la población total del departamento, sin contar con la población perteneciente a regímenes especiales y a la población pobre no asegurada.

En la última encuesta evidenciamos que la población total del municipio de Valledupar era inferior a la sumatoria de régimen contributivo y subsidiado en 32.000 personas. Los denominamos ‘marcianos’,  obviamente no pertenecían al régimen contributivo sino al régimen subsidiado y como el Estado paga la cotización de este régimen en salud pues son las personas que no tienen capacidad de pagar la salud, la ley 100 de 1993 determinó la Unidad de Pago por Capitación, UPC,  que por resolución se fija anualmente el Ministerio. Para la época del 2014 era como $508.000 pesos. Con este sobre-registro podrán saber la pérdida, por solamente cubrir las prestaciones de POS, en más de $16.000 millones de pesos.

Este fenómeno solo se evidenciaba en la ciudad de Barranquilla y en Valledupar en el informe del comparativo de indicadores subjetivos y objetivos realizado en la encuesta de percepción ciudadana.