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Foros El Pilón - 29 marzo, 2022

Retratos de árboles paisanos  

Peregüetano centinela de ramas con rizos de flores blancas abanica el camino de los ríos.

Campano
Campano

Los árboles no son pecadores  

imaginan la muerte en la vejez, 

lejos de la desgracia arboricida.    

Cuando el día abre sus ventanas 

alucinados ofrendan sus colores  

que duermen el silencio de la sombra. 

El campano, árbol de lluvia o samán,

gigante sombrero de sabanas,

alterno banquete del ganado. 

Árbol de ceiba

Peregüetano centinela de ramas 

con rizos de flores blancas 

abanica el camino de los ríos.

La ceiba bosquejo de ballena, 

con frondas de nubes retira  

de su estancia la sequía.

El higuito de rostro ermitaño,

barbas colgantes sus raíces;

apacible soñador de los bosques. 

Higuito

El caracolí escudo a la tormenta, 

su fruto un corazón de harina               

en la mesa antigua de la comarca.    

                                 

El sol atrapa la danza del cañaguate, 

silencia por instante la voz del arco iris.

Detenerse en el festivo cañaguate

es levitar en la magia de la luz.

 Por José Atuesta Mindiola                                              

Foros El Pilón
29 marzo, 2022

Retratos de árboles paisanos  

Peregüetano centinela de ramas con rizos de flores blancas abanica el camino de los ríos.


Campano
Campano

Los árboles no son pecadores  

imaginan la muerte en la vejez, 

lejos de la desgracia arboricida.    

Cuando el día abre sus ventanas 

alucinados ofrendan sus colores  

que duermen el silencio de la sombra. 

El campano, árbol de lluvia o samán,

gigante sombrero de sabanas,

alterno banquete del ganado. 

Árbol de ceiba

Peregüetano centinela de ramas 

con rizos de flores blancas 

abanica el camino de los ríos.

La ceiba bosquejo de ballena, 

con frondas de nubes retira  

de su estancia la sequía.

El higuito de rostro ermitaño,

barbas colgantes sus raíces;

apacible soñador de los bosques. 

Higuito

El caracolí escudo a la tormenta, 

su fruto un corazón de harina               

en la mesa antigua de la comarca.    

                                 

El sol atrapa la danza del cañaguate, 

silencia por instante la voz del arco iris.

Detenerse en el festivo cañaguate

es levitar en la magia de la luz.

 Por José Atuesta Mindiola