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Especial - 18 octubre, 2023

Razón y paz: una perspectiva del conflicto Palestina – Israel

El detalle es que, en posturas contrarias, tomar parte de una de ellas no garantiza la verdad.

Israel.
Israel.

La sociedad hoy día obliga a tomar partido en cualquier tendencia mediática. No tolera la neutralidad, o un punto de vista divergente: es la máxima traición. El detalle es que, en posturas contrarias, tomar parte de una de ellas no garantiza la verdad subyacente que está bajo la realidad apenas visible. 

Lee también: Dramático relato desde Israel: así vive una vallenata en medio del conflicto

Para fraguar una conspiración se necesitan dos personas. Y en las conspiraciones la mayoría de las veces confluyen muchas más. Estas conspiraciones suelen ser secretas por lo que, en algunas ocasiones, cuando la verdad no ha sido totalmente revelada o no ha sido suficientemente estudiada y analizada hermenéuticamente, se puede tomar partida en una postura errada, siendo un instrumento útil de dicha postura sin saberlo. 

A lo anterior, hay que sumarle la dictadura del relativismo, donde cada quien defiende su porción de verdad, aunque esta sea irracional, o no sea universalmente válida o sea contraria a una posición universalmente aceptada como verdad. Se caracteriza por un subjetivismo exponenciado por la atomización de los derechos de grupos poblacionales cada vez más minoritarios que absolutizan su verdad por encima de la de los demás. 

TEMA COMPLEJO

Escribir sobre el conflicto entre Israel y Palestina no es un tema fácil. Máxime porque hay inclinaciones que están ajenas a la aplicación de principios axiológicos racionales. Sin embargo, desconocer los orígenes de las guerras nos lleva a tener posturas recias que se niegan a una reflexión en búsqueda de la verdad. 

En la actualidad se libran guerras solapadas y exterminios sistemáticos con fines étnicos, tribales, religiosos, políticos, geoestratégicos que también llevan consigo atroces violaciones de derechos humanos, generalmente en contextos donde las libertades civiles son reducidas o incluso suprimidas. 

Zona de guerra actual.

HAY QUE ANALIZAR TODAS LAS POSTURAS

1.- Palestinos presos en su propia tierra. Esta versión circula rápidamente y muchas personas simpatizan con ella. El grupo Hamás mantiene a la población asediada para que permanezca en sus hogares expuesta a bombardeos y posibles incursiones del ejército de Israel, aumentando el nivel de sensibilidad de las bajas al incluir población civil.

2.- Palestinos que reclaman independencia. Es otra versión del conflicto. Según esta lo que desea el pueblo palestino es el reconocimiento de su soberanía y el respeto a sus libertades. 

3.- Recurrencia violenta. Es otra postura de análisis según la cual el grupo Hamás lo único que desea es destruir el Estado de Israel y el triunfo árabe sobre los judíos. 

4.- Ataque geoestratégico. Hamás observó un Israel que estaba ganando terreno en la diplomacia con países árabes, buscando acercamientos, con lo cual, al iniciar un conflicto, victimiza al pueblo palestino, mostrando a los judíos cómo antagonistas ante sus vecinos cercanos. 

5.- Heridas y rencores históricos. Pueblos musulmanes y el pueblo judío han librado guerras históricas por rencores antiquísimos. 

Profundizar en ellas demandaría otro espacio. Inclusive hay complejos análisis teológicos que enriquecen la discusión. No obstante, así como las anteriores, hay múltiples posturas, unas más radicales, así como combinaciones y ramificaciones de las mismas. 

Sea cual sea la postura que cualquier persona tome, lo fundamental es comprender que hay cientos de miles de inocentes que sufren la humillación en su propia carne, la violencia en su propia tierra, que se alimentan de la desesperanza diaria. Y mientras no se detengan las agresiones y posibles autoagresiones de ambos lados, es probable que niños y niñas, adolescentes y jóvenes se radicalicen o sean inducidos a radicalización, haciendo crecer la espiral de violencia, mientras el mundo se polariza o se solidariza por redes sociales, sin que esto signifique un cambio concreto en el terreno.  Incluso muchos interpretan estos signos de guerra como presagios de un apocalipsis global, añadiendo pseudoprofesías descontextualizadas y echando ‘sal en la herida’ de la interpretación social.

No dejes de leer: Palestina, una causa más que justa

En la Encíclica Fides et ratio Juan Pablo II manifiesta que: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. Fe y razón no son excluyentes entre sí, son complementarias. Si para analizar los problemas de Israel y Palestina es necesario conocer la fe, lo anterior no excluye la razón. Y viceversa.

Esta confrontación debe entenderse desde la razón, y no desde los más convincentes usuarios de redes sociales, ni desde su arquitectura perfecta de videos e imágenes que intentan mostrar los ‘buenos y malos’ en todo el conflicto. 

Esta es también una guerra donde se pone en juego la inteligencia artificial en la manipulación mediática y la ingeniería social. Están operando granjas de boths inculpando cada uno a su bando contrario.

El mundo se polariza. Podría pensarse en el bloque Estados Unidos – Unión Europea, pero también está Rusia – China. Sin embargo, hay países que tienen sus propias posturas y no buscan meterse en conflictos que no le pertenecen, así como también están los que tienen sus propios intereses favoreciendo el bando que le sea afín a los mismos. 

La verdad superior que emerge de todo conflicto es la paz. Debe buscarse fundamentada en el perdón. Juan Pablo II en la XXXV Jornada Mundial de la Paz en 2002 lo expresó claramente:

Es precisamente la paz fundada sobre la justicia y sobre el perdón la que es atacada actualmente por el terrorismo internacional. En estos últimos años, especialmente después de la guerra fría, el terrorismo se ha transformado en una sofisticada red de connivencias políticas, técnicas y económicas, que supera los confines nacionales y se expande hasta abarcar todo el mundo. Se trata de verdaderas organizaciones, dotadas a menudo de ingentes recursos financieros, que planifican estrategias a gran escala, agrediendo a personas inocentes y sin implicación alguna en las perspectivas pretendidas por los terroristas”.

En un conflicto que amenaza con escalar al plano regional y mundial, que lleva miles de víctimas y cientos de miles de refugiados, con videos certificados e imparciales mostrando su crudeza, la paz debe dialogarse con compromisos claros, metas sensatas, tiempos reales y mecanismos de verificación internacional. Juan Pablo II también dijo: “la guerra es siempre una derrota de la humanidad. Que nuestra sed de una venganza global o parcializada, fundada en nuestra experiencia y conocimiento del mundo, no obnubile el bien mayor que es la paz.

POR ERLIN DAVID CARPIO VEGA /ESPECIAL PARA EL PILÓN.

Especial
18 octubre, 2023

Razón y paz: una perspectiva del conflicto Palestina – Israel

El detalle es que, en posturas contrarias, tomar parte de una de ellas no garantiza la verdad.


Israel.
Israel.

La sociedad hoy día obliga a tomar partido en cualquier tendencia mediática. No tolera la neutralidad, o un punto de vista divergente: es la máxima traición. El detalle es que, en posturas contrarias, tomar parte de una de ellas no garantiza la verdad subyacente que está bajo la realidad apenas visible. 

Lee también: Dramático relato desde Israel: así vive una vallenata en medio del conflicto

Para fraguar una conspiración se necesitan dos personas. Y en las conspiraciones la mayoría de las veces confluyen muchas más. Estas conspiraciones suelen ser secretas por lo que, en algunas ocasiones, cuando la verdad no ha sido totalmente revelada o no ha sido suficientemente estudiada y analizada hermenéuticamente, se puede tomar partida en una postura errada, siendo un instrumento útil de dicha postura sin saberlo. 

A lo anterior, hay que sumarle la dictadura del relativismo, donde cada quien defiende su porción de verdad, aunque esta sea irracional, o no sea universalmente válida o sea contraria a una posición universalmente aceptada como verdad. Se caracteriza por un subjetivismo exponenciado por la atomización de los derechos de grupos poblacionales cada vez más minoritarios que absolutizan su verdad por encima de la de los demás. 

TEMA COMPLEJO

Escribir sobre el conflicto entre Israel y Palestina no es un tema fácil. Máxime porque hay inclinaciones que están ajenas a la aplicación de principios axiológicos racionales. Sin embargo, desconocer los orígenes de las guerras nos lleva a tener posturas recias que se niegan a una reflexión en búsqueda de la verdad. 

En la actualidad se libran guerras solapadas y exterminios sistemáticos con fines étnicos, tribales, religiosos, políticos, geoestratégicos que también llevan consigo atroces violaciones de derechos humanos, generalmente en contextos donde las libertades civiles son reducidas o incluso suprimidas. 

Zona de guerra actual.

HAY QUE ANALIZAR TODAS LAS POSTURAS

1.- Palestinos presos en su propia tierra. Esta versión circula rápidamente y muchas personas simpatizan con ella. El grupo Hamás mantiene a la población asediada para que permanezca en sus hogares expuesta a bombardeos y posibles incursiones del ejército de Israel, aumentando el nivel de sensibilidad de las bajas al incluir población civil.

2.- Palestinos que reclaman independencia. Es otra versión del conflicto. Según esta lo que desea el pueblo palestino es el reconocimiento de su soberanía y el respeto a sus libertades. 

3.- Recurrencia violenta. Es otra postura de análisis según la cual el grupo Hamás lo único que desea es destruir el Estado de Israel y el triunfo árabe sobre los judíos. 

4.- Ataque geoestratégico. Hamás observó un Israel que estaba ganando terreno en la diplomacia con países árabes, buscando acercamientos, con lo cual, al iniciar un conflicto, victimiza al pueblo palestino, mostrando a los judíos cómo antagonistas ante sus vecinos cercanos. 

5.- Heridas y rencores históricos. Pueblos musulmanes y el pueblo judío han librado guerras históricas por rencores antiquísimos. 

Profundizar en ellas demandaría otro espacio. Inclusive hay complejos análisis teológicos que enriquecen la discusión. No obstante, así como las anteriores, hay múltiples posturas, unas más radicales, así como combinaciones y ramificaciones de las mismas. 

Sea cual sea la postura que cualquier persona tome, lo fundamental es comprender que hay cientos de miles de inocentes que sufren la humillación en su propia carne, la violencia en su propia tierra, que se alimentan de la desesperanza diaria. Y mientras no se detengan las agresiones y posibles autoagresiones de ambos lados, es probable que niños y niñas, adolescentes y jóvenes se radicalicen o sean inducidos a radicalización, haciendo crecer la espiral de violencia, mientras el mundo se polariza o se solidariza por redes sociales, sin que esto signifique un cambio concreto en el terreno.  Incluso muchos interpretan estos signos de guerra como presagios de un apocalipsis global, añadiendo pseudoprofesías descontextualizadas y echando ‘sal en la herida’ de la interpretación social.

No dejes de leer: Palestina, una causa más que justa

En la Encíclica Fides et ratio Juan Pablo II manifiesta que: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. Fe y razón no son excluyentes entre sí, son complementarias. Si para analizar los problemas de Israel y Palestina es necesario conocer la fe, lo anterior no excluye la razón. Y viceversa.

Esta confrontación debe entenderse desde la razón, y no desde los más convincentes usuarios de redes sociales, ni desde su arquitectura perfecta de videos e imágenes que intentan mostrar los ‘buenos y malos’ en todo el conflicto. 

Esta es también una guerra donde se pone en juego la inteligencia artificial en la manipulación mediática y la ingeniería social. Están operando granjas de boths inculpando cada uno a su bando contrario.

El mundo se polariza. Podría pensarse en el bloque Estados Unidos – Unión Europea, pero también está Rusia – China. Sin embargo, hay países que tienen sus propias posturas y no buscan meterse en conflictos que no le pertenecen, así como también están los que tienen sus propios intereses favoreciendo el bando que le sea afín a los mismos. 

La verdad superior que emerge de todo conflicto es la paz. Debe buscarse fundamentada en el perdón. Juan Pablo II en la XXXV Jornada Mundial de la Paz en 2002 lo expresó claramente:

Es precisamente la paz fundada sobre la justicia y sobre el perdón la que es atacada actualmente por el terrorismo internacional. En estos últimos años, especialmente después de la guerra fría, el terrorismo se ha transformado en una sofisticada red de connivencias políticas, técnicas y económicas, que supera los confines nacionales y se expande hasta abarcar todo el mundo. Se trata de verdaderas organizaciones, dotadas a menudo de ingentes recursos financieros, que planifican estrategias a gran escala, agrediendo a personas inocentes y sin implicación alguna en las perspectivas pretendidas por los terroristas”.

En un conflicto que amenaza con escalar al plano regional y mundial, que lleva miles de víctimas y cientos de miles de refugiados, con videos certificados e imparciales mostrando su crudeza, la paz debe dialogarse con compromisos claros, metas sensatas, tiempos reales y mecanismos de verificación internacional. Juan Pablo II también dijo: “la guerra es siempre una derrota de la humanidad. Que nuestra sed de una venganza global o parcializada, fundada en nuestra experiencia y conocimiento del mundo, no obnubile el bien mayor que es la paz.

POR ERLIN DAVID CARPIO VEGA /ESPECIAL PARA EL PILÓN.