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Especial - 17 julio, 2023

Rafael Carrillo y el porvenir de la filosofía en Colombia (parte I)

Hoy, 17 de julio, se conmemoran los 27 años del fallecimiento del filósofo Rafael Carrillo Lúquez. En honor a su memoria, este medio publica las tesis planteadas por Carrillo en el panel sobre la "Problemática y perspectivas de la filosofía en Colombia" cuya discusión es fundamental que vuelva a darse hoy.

El maestro Rafael Carrillo Lúquez.
El maestro Rafael Carrillo Lúquez.
Boton Wpp

La discusión sobre la filosofía en Colombia y su profesionalización, es fundamental que vuelva a darse en estos momentos. Se hizo hace 37 años. La filosofía, observamos, se ha quedado encerrada en las aulas y debe salir de allí, hacer presencia en la sociedad, expresar lo que piensa sobre los problemas del país, como lo hacen otras disciplinas. Pero estamos en la profesionalización de la filosofía, en las hiper especializaciones y con ello se olvidó la filosofía como vocación que tanto defendió el maestro Carrillo.

Se debe volver a la idea del “falansterio”, que fue la propuesta política del maestro, cuando fundó el Instituto de Filosofía en la Universidad Nacional. Allí se iba a cultivar la filosofía con desinterés, mediante diálogos, conversaciones y conferencias, pero no una carrera para dar títulos.

La profesionalización, decía, ha sido negativa, y tenía razón, hoy vemos su mercantilización y la preocupación excesiva por los títulos, y eso, como diría el maestro, no permite construir comunidad filosófica.

En un Congreso de Filosofía Latinoamericana realizado en la Universidad Santo Tomás en el año 1986, el filósofo Rafael Carrillo presentó una ponencia sobre “Actualidad y futuro de la filosofía en Colombia”.


Monumento Rafael Carrillo Lúquez.

Las tesis de Carrillo allí planteadas, generaron polémica entre sus colegas, que hubo necesidad de realizar un panel sobre la “Problemática y perspectivas de la filosofía en Colombia”, cuya moderación estuvo a cargo del profesor Roberto Salazar e intervinieron en ella: Rafael Carrillo, Danilo Cruz Vélez, Daniel Herrera, Rubén Sierra Mejía, Jorge Aurelio Diaz y Daniel Germán Marquínez.

En mi libro “Rafael Carrillo. El Filósofo”, de reciente edición (enero del 2023), se incluyó la conferencia, pero omití la discusión en torno a ella, la cual encontré en una publicación que hizo la Biblioteca Colombiana de Filosofía de la Universidad Santo Tomás de 1988 con el título “Tendencias actuales de la filosofía en Colombia. Ponencias”.

No es necesario poner en contexto la conferencia del profesor Carrillo. De su intervención y la discusión que se da por parte de los panelistas se infiere su posición frente al porvenir de la filosofía en Colombia.

LA DISCUSIÓN


Hoy 17 de julio de 2023 es el aniversario veintisiete de su fallecimiento. Como un homenaje, damos a conocer esa discusión:

Rafael Carrillo: Puedo decir, si me permiten cinco minutos, algo más sobre el porvenir de la filosofía en Colombia. Quien va a hablar sobre la filosofía en Colombia es una persona dedicada a la filosofía. Es decir, la que va a hablar sobre el porvenir de la filosofía en Colombia, es la misma filosofía. Ahora bien, ¿qué puedo decir yo sobre la filosofía en Colombia? Tengo que apelar de nuevo para responder a esa pregunta, a lo que pasa en la ciencia actual, en la ciencia más reciente, en toda la ciencia física, en la ciencia en general, en la ciencia de la naturaleza principalmente.

Cómo puedo responder a esa pregunta sobre cómo será el porvenir de la filosofía en Colombia, ¿cómo ve usted el porvenir de la filosofía en Colombia? La única respuesta filosófica a esta pregunta es la respuesta que dice “no lo sé”. No lo sé, más, todavía, la respuesta a esa pregunta es, “no lo sé, ni puedo saberlo”. Pero resulta que eso mismo diría un físico actual si le preguntaran como será en el futuro inmediato, en estos momentos que siguen, el comportamiento de un cuerpo determinado que ha sido puesto en movimiento por una causa determinada. Si el físico es honrado y conoce la situación presente de la física actual y de las relaciones causales actuales, les dirá que sólo puede hacer conjeturas acerca del comportamiento de ese cuerpo en un futuro inmediato. Lo mismo digo yo: solamente puedo hacer conjeturas, pero no puedo precisar qué va a pasar con el futuro de la investigación.

Ya se sabe, para referirme de nuevo a las ciencias naturales y a la física, que contra lo que se creía hasta hace poco, no existe ninguna infalibilidad científica, que las leyes de la naturaleza, es, según la física corriente actual, la falsabilidad, que lo más que podemos formular son leyes de carácter estadístico que pueden ser contradichas por los hechos. De manera que no hay leyes completamente inmutables, como creyó Kant, y la física de Newton, según la cual de un hecho determinado podemos predecir con absoluta seguridad otro hecho determinado, eso hoy, esa infalibilidad se considera como una concepción mítica de la ciencia.

Entonces sabemos que en la ciencia física y en la ciencia natural en general y en todas las ciencias pasamos de las leyes infalibles a las leyes falsables, a las leyes estadísticas, a las leyes que no me dan absoluta seguridad sobre el comportamiento de los cuerpos o de las personas. Porque también acontece eso para las ciencias sociales. En un futuro determinado, para la filosofía no se puede decir con absoluta seguridad que va a comportarse en el futuro así y así. Lo único que se puede conjeturar es que si las cosas siguen tal y como yo las he descrito aquí, hay que ser pesimistas. No más. Bueno, muchas gracias.

Moderador: El problema que se plantea justamente es el título de lo que el maestro Carrillo ha leído “La problemática de la actualidad de la filosofía en Colombia y su porvenir”. Por supuesto, no en términos de adivinación. Creo que la propia respuesta del maestro Carrillo es también polémica y esperamos un diálogo en torno a ella.

Profesor Danilo Cruz Vélez: Quisiera empezar por la última parte del profesor Carrillo, relativa al porvenir de la filosofía en Colombia. Desde el primer momento en que leí el tema, ese fue mi pensamiento. Del futuro de la filosofía en Colombia, no solamente en Colombia sino en cualquier otra parte, no se puede hablar, precisamente porque la filosofía es una expresión de libertad. El fundamento de esa nota característica que fijó el profesor Carrillo al comienzo de la filosofía, en comparación con el mito, es la autonomía; el fundamento de la autonomía es la libertad, y la libertad no se puede predeterminar. Eso es una contradictio in objecto. No hay libertad donde hay una determinación. La libertad es una negación de todas, de toda determinación. Por lo tanto, el porvenir de la filosofía en Colombia y en cualquier parte depende de nosotros, de nuestra libertad, de nuestra conducta. Si esa es una conducta filosófica, entonces habrá una filosofía, y no se sabe cómo va a ser porque esa filosofía será producto de la libertad.

La interesante exposición del profesor Carrillo, toca un problema radical de la filosofía y que es un problema que viene desde los orígenes mismos de la filosofía. El primero que lo vio con claridad fue Schopenhauer. La famosa expresión de Schopenhauer, completamente negativa, de la filosofía de los profesores. Para él, la filosofía de los profesores, es la negación de la filosofía y él, en un gesto para reforzar esa opinión, abandonó la Universidad de Berlín y se retiró a trabajar como un pensador solitario. Esa misma expresión reaparece después en Nietzsche, quién desesperado en el ambiente académico en la Universidad de Basilea, se va a las soledades de la alta Engadine a ser un auténtico filósofo. Ese es un problema que viene ya desde esa época, muy poco tiempo después de haberse producido la burocratización de la filosofía. La burocratización de la filosofía es la incorporación de la filosofía del Estado; el filósofo se convierte en un funcionario del Estado. Eso comienza aproximadamente a fines del siglo XVIII.

Los grandes pensadores, los que hicieron la filosofía moderna, no fueron funcionarios del Estado; Ni Descartes, ni Hume, ni Spinoza. Todos meditaron en la soledad. Bueno, pero decía ya que ese problema es un problema muy difícil de resolver. El problema está en la fundación de la Academia de Platón, Platón funda la Academia fuera de la polis, en frente de la polis, enfrentándose a la polis como un mundo distinto de la polis, porque él había fracasado en todo intento de incorporar el pensamiento filosófico a la vida del Estado. Con sus experiencias en Sicilia y decepcionado de toda esa actividad, le dio la espalda a la polis y creó un ámbito para la meditación, pero ese ámbito es ya la Academia, es la universidad, ya es una organización, una organización en la libertad, pues, en esa época. Pero de esa organización en la libertad, comenzó a constituirse la institución universitaria, hasta que le echó mano el Estado. En la edad media esa organización de pensadores eran los conventos, entonces ya le había echado mano la Iglesia y había desaparecido la libertad. A fines del siglo XVIII le echó mano el Estado, pero la contradicción seguía.

Yo le quisiera preguntar al doctor Carrillo, como se evita esa contradicción interna en la negación de un pensador con su gente. Porque el Dialogo también es necesario para filosofar. ¿Cómo se puede evitar en el momento actual, en nuestra organización actual? No cómo puede vivir el filósofo, poder tiene que poder volver a la soledad como Nietzsche o Schopenhauer, o como Heráclito, Heráclito era un descendiente de reyes, estaba destinado a ser un rey y actuó en las actividades políticas, y se retiró de la polis y se fue a la soledad a construir su filosofía. Que sería lo que habría que hacer actualmente; ¿acabar con las universidades y que todos los pensadores se vayan a las soledades, o habría una solución para resolver esa contradicción interna?

Carlos Elías Lúquez Carrillo.

‘A LA FILOSOFÍA NO LE INTERESA RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE PLANTEA’


R. Carrillo: Me parece muy interesante la pregunta del doctor Danilo Cruz. ¿Como se puede resolver esa contradicción? Yo lo voy a responder en una palabra, y no la voy a responder yo, según mi manera de ver, la va a responder la filosofía misma. A mí me interesa como ocupado con la filosofía solamente una cosa, que es lo que le interesa a la filosofía misma: plantear problemas. Pero no me interesa resolverlos, ni a la filosofía le interesa resolver los problemas que plantea. Le interesa resolverlos a otras disciplinas. En este caso, ¿Cómo se puede resolver esa contradicción? ¿Cómo se hace para que el filósofo se dedique, en armonía con la ciencia misma de la filosofía, a filosofar sin preocupaciones de ninguna naturaleza proveniente del mundo exterior? Lo tienen que resolver hoy día solamente los funcionarios del Estado y los funcionarios de las universidades privadas. Esa es mi respuesta a la pregunta del doctor Danilo Cruz.

Moderador: Vamos a darle la palabra a continuación al profesor Daniel Herrera, pero me permiten por favor decir una cosita muy rápidamente. Tal vez esa contradicción a la que apunta el profesor Danilo Cruz puede tener una especie de paradigma vivido en cierta actitud de ser docente de la Universidad. Como profesor de filosofía y posteriormente un retiro al silencio. De todas maneras, la contradicción entre profesión y vocación y filosofía no sé si será la más justa, pero esperemos que el profesor Daniel Herrera se pronuncie sobre lo que ha escuchado y su perspectiva.

Profesor Daniel Herrera: Me voy a tomar la libertad de apartarme un poco de la pregunta, y ofrezco excusas a los colegas, para referirme de una manera muy concreta al futuro de la filosofía o del trabajo filosófico en la Santo Tomás….

Moderador: Yo creo que uno de los elementos que apuntaba el maestro Carrillo en su intervención tiene que ver con el concepto de filosofía como una disciplina autónoma y con el proceso de autonomía, de la razón. Pero, profesor Carrillo esta autonomía de la razón se ve obstaculizada cuando se institucionaliza profesionalmente la filosofía y se convierte en un saber cómo poder. Yo quisiera preguntar a quienes están aquí, el profesor Jorge Aurelio Diaz, al profesor Rubén Sierra y al profesor Germán Marquínez, si realmente este tipo de caracterización puede obstaculizar a su vez el desarrollo creativo de la filosofía en nuestro país.

Profesor Rubén Sierra: Yo quisiera coger otro rumbo, si me permite. Yo en realidad no tengo ninguna objeción fuerte a la muy brillante, originalísima y erudita intervención del doctor Carrillo. En realidad, yo diría que la suscribiría en su totalidad. Y como el profesor Carrillo, creo que todos vamos a estar de acuerdo en eso, pues creo que hablar de futuro es un poco, si no peligroso, es al menos una cosa discriminatoria que no tiene mayor sentido al referirnos a una actividad como la filosofía. Sin embargo, ahí si me aparto, creo que sí podemos en cualquier momento preparar las condiciones para que ese futuro sea propicio a una determinada actividad.

El profesor Carrillo ha dicho que él cuando inició el trabajo filosófico en la prensa bogotana y también como impulsador del Instituto de Filosofía en la Universidad Nacional, estaba creando ambiente. Y creo que, si en la actualidad en Colombia hay una actividad filosófica posiblemente de mucha menor calidad que la de ese momento, no se esto, no lo voy a valorar, pero en todo caso sí mucho más voluminosa es gracias a que en ese momento tanto el profesor Carrillo como al grupo al cual pertenecieron el doctor Cruz Vélez, el doctor Cayetano Betancur, Abel Naranjo Villegas etc estaban creando ambiente para que Colombia se pudiese en el futuro cultivar esta disciplina que es la filosofía.

Quizás, por mi trabajo en una institución como la universidad, yo la voy a defender, porque me ha tocado también dedicar mucha parte de mis horas y de mis días a eso de crear ambiente. Quizás por esta tarea de crear ambiente, no sé qué vaya a pasar con la filosofía en Colombia en el futuro. Hay muchas circunstancias que pueden acabar con lo que existe, o puede tomar otro rumbo, pero creo que ciertas cosas se pueden hacer para que ese futuro sea propicio. Por el momento, es necesario señalar obstáculos que hay que superar; sé que se supera un obstáculo y aparece otro, pero señalándolos podemos quizás evadirlos en el momento oportuno. La intervención como ven es un poco pragmatista, pero creo que es bueno darle este giro.

El profesor Cruz Vélez nos nombra a algunos eminentes filósofos que han tenido que renunciar a la academia para poderse dedicar en la soledad al cultivo de la filosofía. Nosotros podríamos citar otra cantidad de filósofos que justamente en la universidad como espacio de creación intelectual pudieron realizar su tarea filosófica. Efectivamente, el trabajo universitario tiene una serie de limitantes. El hecho de que está muy condicionado a un programa es uno de los obstáculos grandes, pero también es cierto que en la medida en que las universidades van ganando cierta autonomía es posible manejar esos programas. Las universidades en el país, si las miramos en comparación con años anteriores, tanto las públicas como las privadas, han logrado abrir espacios para este trabajo.

Señala el profesor Carrillo, y eso yo diría que se puede aceptar, con gran osadía, con ciertos bemoles, que la profesionalización de la filosofía en Colombia ha sido negativa. Podemos decir qué de una manera muy general, esto puede tener su aspecto de verdad. Sin embargo, esa profesionalización, así la profesionalización sea negativa hace también un factor dinámico de desarrollo para los estudios de la filosofía y para el cultivo de la filosofía en Colombia.

Es muy bello, yo digo, casi es utópico, pensar en esa filosofía simplemente como vocación para hijos de reyes (el caso de Heráclito), para personas que pueden disponer de medios para dedicarse al pensamiento y a la filosofía, en sociedades como las nuestras, las sociedades modernas, y esto sirve para nosotros como para el resto de occidente. Son necesarias no solo esas instituciones como espacios que permitan estas disciplinas sino también la profesionalización que le permite a la persona que se dedique a ella un, llamémoslo, un modo de vivir. Acepto, sí, y lo señalo como uno de los obstáculos de ese trabajo filosófico, uno de los obstáculos que hay que tratar en el futuro de la universidad nuestra. – ya Daniel Herrera lo señalaba – el control a veces demasiado inflexible, demasiado rígido de un instituto del estado encaminado a la vigilancia de la vigilancia superior como el Icfes. Digo el control de los currículos, que los hace inflexibles, cosa que lleva a hacer que el trabajo del profesor se vuelva un trabajo rutinario completamente. Es uno de los obstáculos en realidad más grande para el progreso de la filosofía (voy a utilizar esta palabra provisionalmente), para el progreso de la filosofía y para la apertura de un futuro mejor.

Lleva esto a que en esa programación se tiende mucho a lo que podríamos llamar una especialización (utilizo ahora la palabra entre comillas) del “filosofo colombiano”. Por tendencias, por corrientes, por autores. Esta es la especialización de que hablábamos aquí hace tres días, esa especialización en filósofos analíticos, en filósofos idealistas, en fin, en lógicos, que lleva a esa esterilización. Curiosamente, o curiosamente no, la universidad ha empezado a crear un control no legalizado, por así decirlo, en ninguna norma, no legalizado en ninguna forma, pero si un control, a partir de una, llamémosla, norma implícita, no formulada, de que solo por medio de la especialización se puede lograr un avance o se puede lograr un mejor aprovechamiento de sus recursos docentes, y de sus recursos materiales también. Y esto que puede ser útil en cierto momento, resulta a mi modo de ver obstaculizante, ya que empieza a convertir al profesor en una especie de representante legal, yo diría, de una determinada filosofía o de un determinado filosofo, o como una especie de administrador de una determinada filosofía. Unos administran a Heidegger, y otros administran a Russel, otros administran a Popper, y cuando se necesita quien decida sobre los intereses de ese filósofo, pues ahí está el profesor respectivo que debe dar razón de esos intereses.

Eso es completamente obstaculizante e implica algo que señaló el profesor Carrillo con mucha lucidez: que empieza a desaparecer el profesor en favor del texto, es decir, en esa especie de administración de un determinado pensamiento filosófico.”

Moderador: Gracias. Profesor Jorge Aurelio Diaz, hay que dar cierta libertad para que las opciones no sean… para que la pregunta no sea obstáculo a lo que usted va a decir. Entonces yo no pregunto nada y usted se hace su propia pregunta.

Profesor Aurelio Diaz: Yo voy a permitirme ir un poco más adelante, y tomando el derecho que se le ha concedido a los filósofos de ser herejes, y yo un poco más, de ser provocativo, voy a decir que voy a defender, humilde, pero con ardor, la burocracia. Yo creo que estoy al lado del burócrata de Kant y del burócrata Hegel contra el monje de la filosofía Nietzsche, que se va a la soledad. Yo creo que ambas labores son necesarias, y yo no creo que esa contradicción haya que resolverla propiamente sino asumirla, vivirla a fondo. Es decir, el burócrata, ser un buen burócrata y el monje un buen monje. Y así, luchar unos contra otros hasta donde la filosofía lo permita.

Entonces yo quisiera poner un poco en cuestión algo que ya había expresado el profesor Carrillo en otra ocasión. El lo había manifestado en esta forma… él había dicho con mucha razón que la normalización no debía tomarse toda como algo puramente positivo, que no deberíamos considerar que todo lo que pasó con la normalización es positivo. El señalaba – lo que se ha señalado aquí– el peligro de la burocratización. Claro, yo llamaría eso, como una cosa valiosa pero peligrosa, la nostalgia de los años heroicos. Los años heroicos son siempre de los pioneros, pero luego viene la labor de la culturización y de la burocratización. Es decir, el trabajo se vuelve cotidiano, se vuelve repetitivo y se vuelve artesanal.

En ese sentido, yo quisiera defender la labor de los burócratas, es decir, de las instituciones, de las bibliotecas, de los directores de revistas, de todas esas personas que organizan congresos, que son celebraciones. Yo creo que el momento de la celebración es muy nietzscheano, y es bueno que exista el momento de la celebración, pero sin quien organice la celebración no hay no hay celebraciones. Entonces, es necesario defender esa labor, creo que es muy positiva y creo que es bueno que se continúe haciendo en ese sentido”

Moderador: Gracias. Profesor Marquínez, este ambiente nos ha dado muchas libertades. Entonces, también, por favor, usted úsela, cinco minutos.

Profesor Marquínez: Voy a asumir la pregunta de la conferencia del profesor Carrillo por el presente y el futuro de la filosofía, pero me referiré en la respuesta al presente y futuro de la filosofía latinoamericana, En primer lugar, en cuanto al presente, esta mañana se ha puesto en evidencia que su presente es de crisis, y no tengo miedo a utilizar la palabra, porque la crisis solo se puede presentar en los organismos vivos, no en cadáveres o cosas muertas. Si hay crisis, es porque la filosofía latinoamericana está viva. De tal manera que no estamos asistiendo, como lo ha sugerido el profesor Rubén Sierra a un entierro de pobres. La palabra crisis está emparentada con la palabra crítica.

‘LA FILOSOFÍA DENTRO DE UN CLIMA DE AUTONOMÍA’


Moderador: Voy a tomarme la libertad de darle la oportunidad al profesor Carrillo, tres minutos, para que pronuncie unas palabras que él quiere decir, y que al mismo tiempo se constituye en una especie de palabras rituales y símbolos para la posteridad, dentro de este porvenir no evidente, por supuesto, no de evidencia, ni de profetismo. Profesor Carrillo, usted cree que el cierre con sus palabras de esta sesión, después de tantos años de fundación del Instituto y del comienzo de sus escritos, ¿podría ser justamente un juego simbólico? Al mismo tiempo, no para que usted profetice sino para que también usted analice este tiempo en lo que prefiera.

R. Carrillo: Después de mi exposición he oído las intervenciones de mis colegas. Todas tienen carácter de objeción. Debo confesar con toda franqueza que si se tienen en cuenta mis tesis, la única pregunta en armonía con esas, la única intervención que no fue una objeción propiamente hablando, en armonía con mis tesis, con mis conclusiones, fue la que hizo el doctor Danilo Cruz, que preguntó cómo se hace para resolver la contradicción de que la filosofía fuera a mantener su carácter de una ciencia que no tiene relación con las finalidades utilitarias de cualquier clase que sean, lo que hemos llamado aquí ciencia poder, tomando la palabra poder en un sentido amplio. Como se hace, preguntaba él, para soslayar o superar la contradicción de la naturaleza de la filosofía y la necesidad de vivir. Entonces, me parece una objeción muy en relación con la tesis misma de mi ponencia. Yo le respondí que la filosofía en mi concepto era una ciencia que tendía a crear problemas, no a resolverlos.

Después, viene la intervención del profesor Herrera. Fue una intervención a la cual no le vi ninguna relación con mi tesis. Fue una relación muy patriótica. Después vino la intervención del profesor Diaz. Bueno, dentro de la filosofía caben todas las posiciones, e incluso el elogio de lo más perniciosos para ella, la burocracia. Yo lo felicito por esa sinceridad, pero no comparto su posición. Después la del profesor Sierra, que hizo unas reflexiones pero que tampoco llegaron a afrontar las conclusiones con que yo finalice la ponencia. Después viene la intervención del doctor Germán Marquínez, que yo casi no oí porque tuve que salir, y no puedo asumir ninguna posición frente a él.

Entonces, resumo de forma clara la tesis que yo he desarrollado aquí en mi ponencia, en mi trabajo. Las características de la filosofía, de la actividad filosófica, son la investigación no heterónoma, no el pensamiento heterónomo, no el pensar heterónomo sino el pensar autónomo. Yo dije que cuando yo había regresado de Alemania, cuando yo empecé a escribir sobre filosofía antes de ir a Alemania, existía aquí la enseñanza de la filosofía en los colegios, que tenía un carácter heterónomo y no autónomo. Cuando regresé de Alemania me propuse crear un ambiente para que la filosofía se desarrollara dentro de un clima de autonomía, y eso lo conseguí, aunque después vinieron alteraciones. Por último insistí en la naturaleza desinteresada de la filosofía, y dije que a mi regreso de Alemania, la filosofía ( yo me refiero a mi experiencia personal, y mi experiencia personal se refiere a la Universidad Nacional), que la característica principal de la filosofía, sin la cual no puede existir, es el desinterés con que ella se cultive; que la esencia misma de la filosofía es ser una ciencia, en virtud de que investiga en función de ella misma y no por finalidad exterior a ella.

En cuanto al futuro de la filosofía, dije y repito que no podía decir cuál sería el futuro de la filosofía en Colombia, y me refería, a que la misma ciencia actual no puede predecir, y a los nuevos conceptos de falsabilidad, por ejemplo, que se ha introducido en ella, y que solamente se puede conjeturar. La filosofía – voy agregar esto que no dije en el curso de la conferencia anterior – la filosofía no puede decir, no puede predecir . La filosofía tiene que limitarse a describir lo acontecido, no lo que va acontecer. Por eso, dice Hegel en su “Filosofía del Derecho”, la filosofía llega tarde. No puede predecir, tienen que limitarse a describir; llega siempre tarde. “El búho de Minerva levanta su vuelo solamente cuando han caído las tinieblas de la noche”.

Por Carlos Elías Lúquez Carrillo

Especial
17 julio, 2023

Rafael Carrillo y el porvenir de la filosofía en Colombia (parte I)

Hoy, 17 de julio, se conmemoran los 27 años del fallecimiento del filósofo Rafael Carrillo Lúquez. En honor a su memoria, este medio publica las tesis planteadas por Carrillo en el panel sobre la "Problemática y perspectivas de la filosofía en Colombia" cuya discusión es fundamental que vuelva a darse hoy.


El maestro Rafael Carrillo Lúquez.
El maestro Rafael Carrillo Lúquez.
Boton Wpp

La discusión sobre la filosofía en Colombia y su profesionalización, es fundamental que vuelva a darse en estos momentos. Se hizo hace 37 años. La filosofía, observamos, se ha quedado encerrada en las aulas y debe salir de allí, hacer presencia en la sociedad, expresar lo que piensa sobre los problemas del país, como lo hacen otras disciplinas. Pero estamos en la profesionalización de la filosofía, en las hiper especializaciones y con ello se olvidó la filosofía como vocación que tanto defendió el maestro Carrillo.

Se debe volver a la idea del “falansterio”, que fue la propuesta política del maestro, cuando fundó el Instituto de Filosofía en la Universidad Nacional. Allí se iba a cultivar la filosofía con desinterés, mediante diálogos, conversaciones y conferencias, pero no una carrera para dar títulos.

La profesionalización, decía, ha sido negativa, y tenía razón, hoy vemos su mercantilización y la preocupación excesiva por los títulos, y eso, como diría el maestro, no permite construir comunidad filosófica.

En un Congreso de Filosofía Latinoamericana realizado en la Universidad Santo Tomás en el año 1986, el filósofo Rafael Carrillo presentó una ponencia sobre “Actualidad y futuro de la filosofía en Colombia”.


Monumento Rafael Carrillo Lúquez.

Las tesis de Carrillo allí planteadas, generaron polémica entre sus colegas, que hubo necesidad de realizar un panel sobre la “Problemática y perspectivas de la filosofía en Colombia”, cuya moderación estuvo a cargo del profesor Roberto Salazar e intervinieron en ella: Rafael Carrillo, Danilo Cruz Vélez, Daniel Herrera, Rubén Sierra Mejía, Jorge Aurelio Diaz y Daniel Germán Marquínez.

En mi libro “Rafael Carrillo. El Filósofo”, de reciente edición (enero del 2023), se incluyó la conferencia, pero omití la discusión en torno a ella, la cual encontré en una publicación que hizo la Biblioteca Colombiana de Filosofía de la Universidad Santo Tomás de 1988 con el título “Tendencias actuales de la filosofía en Colombia. Ponencias”.

No es necesario poner en contexto la conferencia del profesor Carrillo. De su intervención y la discusión que se da por parte de los panelistas se infiere su posición frente al porvenir de la filosofía en Colombia.

LA DISCUSIÓN


Hoy 17 de julio de 2023 es el aniversario veintisiete de su fallecimiento. Como un homenaje, damos a conocer esa discusión:

Rafael Carrillo: Puedo decir, si me permiten cinco minutos, algo más sobre el porvenir de la filosofía en Colombia. Quien va a hablar sobre la filosofía en Colombia es una persona dedicada a la filosofía. Es decir, la que va a hablar sobre el porvenir de la filosofía en Colombia, es la misma filosofía. Ahora bien, ¿qué puedo decir yo sobre la filosofía en Colombia? Tengo que apelar de nuevo para responder a esa pregunta, a lo que pasa en la ciencia actual, en la ciencia más reciente, en toda la ciencia física, en la ciencia en general, en la ciencia de la naturaleza principalmente.

Cómo puedo responder a esa pregunta sobre cómo será el porvenir de la filosofía en Colombia, ¿cómo ve usted el porvenir de la filosofía en Colombia? La única respuesta filosófica a esta pregunta es la respuesta que dice “no lo sé”. No lo sé, más, todavía, la respuesta a esa pregunta es, “no lo sé, ni puedo saberlo”. Pero resulta que eso mismo diría un físico actual si le preguntaran como será en el futuro inmediato, en estos momentos que siguen, el comportamiento de un cuerpo determinado que ha sido puesto en movimiento por una causa determinada. Si el físico es honrado y conoce la situación presente de la física actual y de las relaciones causales actuales, les dirá que sólo puede hacer conjeturas acerca del comportamiento de ese cuerpo en un futuro inmediato. Lo mismo digo yo: solamente puedo hacer conjeturas, pero no puedo precisar qué va a pasar con el futuro de la investigación.

Ya se sabe, para referirme de nuevo a las ciencias naturales y a la física, que contra lo que se creía hasta hace poco, no existe ninguna infalibilidad científica, que las leyes de la naturaleza, es, según la física corriente actual, la falsabilidad, que lo más que podemos formular son leyes de carácter estadístico que pueden ser contradichas por los hechos. De manera que no hay leyes completamente inmutables, como creyó Kant, y la física de Newton, según la cual de un hecho determinado podemos predecir con absoluta seguridad otro hecho determinado, eso hoy, esa infalibilidad se considera como una concepción mítica de la ciencia.

Entonces sabemos que en la ciencia física y en la ciencia natural en general y en todas las ciencias pasamos de las leyes infalibles a las leyes falsables, a las leyes estadísticas, a las leyes que no me dan absoluta seguridad sobre el comportamiento de los cuerpos o de las personas. Porque también acontece eso para las ciencias sociales. En un futuro determinado, para la filosofía no se puede decir con absoluta seguridad que va a comportarse en el futuro así y así. Lo único que se puede conjeturar es que si las cosas siguen tal y como yo las he descrito aquí, hay que ser pesimistas. No más. Bueno, muchas gracias.

Moderador: El problema que se plantea justamente es el título de lo que el maestro Carrillo ha leído “La problemática de la actualidad de la filosofía en Colombia y su porvenir”. Por supuesto, no en términos de adivinación. Creo que la propia respuesta del maestro Carrillo es también polémica y esperamos un diálogo en torno a ella.

Profesor Danilo Cruz Vélez: Quisiera empezar por la última parte del profesor Carrillo, relativa al porvenir de la filosofía en Colombia. Desde el primer momento en que leí el tema, ese fue mi pensamiento. Del futuro de la filosofía en Colombia, no solamente en Colombia sino en cualquier otra parte, no se puede hablar, precisamente porque la filosofía es una expresión de libertad. El fundamento de esa nota característica que fijó el profesor Carrillo al comienzo de la filosofía, en comparación con el mito, es la autonomía; el fundamento de la autonomía es la libertad, y la libertad no se puede predeterminar. Eso es una contradictio in objecto. No hay libertad donde hay una determinación. La libertad es una negación de todas, de toda determinación. Por lo tanto, el porvenir de la filosofía en Colombia y en cualquier parte depende de nosotros, de nuestra libertad, de nuestra conducta. Si esa es una conducta filosófica, entonces habrá una filosofía, y no se sabe cómo va a ser porque esa filosofía será producto de la libertad.

La interesante exposición del profesor Carrillo, toca un problema radical de la filosofía y que es un problema que viene desde los orígenes mismos de la filosofía. El primero que lo vio con claridad fue Schopenhauer. La famosa expresión de Schopenhauer, completamente negativa, de la filosofía de los profesores. Para él, la filosofía de los profesores, es la negación de la filosofía y él, en un gesto para reforzar esa opinión, abandonó la Universidad de Berlín y se retiró a trabajar como un pensador solitario. Esa misma expresión reaparece después en Nietzsche, quién desesperado en el ambiente académico en la Universidad de Basilea, se va a las soledades de la alta Engadine a ser un auténtico filósofo. Ese es un problema que viene ya desde esa época, muy poco tiempo después de haberse producido la burocratización de la filosofía. La burocratización de la filosofía es la incorporación de la filosofía del Estado; el filósofo se convierte en un funcionario del Estado. Eso comienza aproximadamente a fines del siglo XVIII.

Los grandes pensadores, los que hicieron la filosofía moderna, no fueron funcionarios del Estado; Ni Descartes, ni Hume, ni Spinoza. Todos meditaron en la soledad. Bueno, pero decía ya que ese problema es un problema muy difícil de resolver. El problema está en la fundación de la Academia de Platón, Platón funda la Academia fuera de la polis, en frente de la polis, enfrentándose a la polis como un mundo distinto de la polis, porque él había fracasado en todo intento de incorporar el pensamiento filosófico a la vida del Estado. Con sus experiencias en Sicilia y decepcionado de toda esa actividad, le dio la espalda a la polis y creó un ámbito para la meditación, pero ese ámbito es ya la Academia, es la universidad, ya es una organización, una organización en la libertad, pues, en esa época. Pero de esa organización en la libertad, comenzó a constituirse la institución universitaria, hasta que le echó mano el Estado. En la edad media esa organización de pensadores eran los conventos, entonces ya le había echado mano la Iglesia y había desaparecido la libertad. A fines del siglo XVIII le echó mano el Estado, pero la contradicción seguía.

Yo le quisiera preguntar al doctor Carrillo, como se evita esa contradicción interna en la negación de un pensador con su gente. Porque el Dialogo también es necesario para filosofar. ¿Cómo se puede evitar en el momento actual, en nuestra organización actual? No cómo puede vivir el filósofo, poder tiene que poder volver a la soledad como Nietzsche o Schopenhauer, o como Heráclito, Heráclito era un descendiente de reyes, estaba destinado a ser un rey y actuó en las actividades políticas, y se retiró de la polis y se fue a la soledad a construir su filosofía. Que sería lo que habría que hacer actualmente; ¿acabar con las universidades y que todos los pensadores se vayan a las soledades, o habría una solución para resolver esa contradicción interna?

Carlos Elías Lúquez Carrillo.

‘A LA FILOSOFÍA NO LE INTERESA RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE PLANTEA’


R. Carrillo: Me parece muy interesante la pregunta del doctor Danilo Cruz. ¿Como se puede resolver esa contradicción? Yo lo voy a responder en una palabra, y no la voy a responder yo, según mi manera de ver, la va a responder la filosofía misma. A mí me interesa como ocupado con la filosofía solamente una cosa, que es lo que le interesa a la filosofía misma: plantear problemas. Pero no me interesa resolverlos, ni a la filosofía le interesa resolver los problemas que plantea. Le interesa resolverlos a otras disciplinas. En este caso, ¿Cómo se puede resolver esa contradicción? ¿Cómo se hace para que el filósofo se dedique, en armonía con la ciencia misma de la filosofía, a filosofar sin preocupaciones de ninguna naturaleza proveniente del mundo exterior? Lo tienen que resolver hoy día solamente los funcionarios del Estado y los funcionarios de las universidades privadas. Esa es mi respuesta a la pregunta del doctor Danilo Cruz.

Moderador: Vamos a darle la palabra a continuación al profesor Daniel Herrera, pero me permiten por favor decir una cosita muy rápidamente. Tal vez esa contradicción a la que apunta el profesor Danilo Cruz puede tener una especie de paradigma vivido en cierta actitud de ser docente de la Universidad. Como profesor de filosofía y posteriormente un retiro al silencio. De todas maneras, la contradicción entre profesión y vocación y filosofía no sé si será la más justa, pero esperemos que el profesor Daniel Herrera se pronuncie sobre lo que ha escuchado y su perspectiva.

Profesor Daniel Herrera: Me voy a tomar la libertad de apartarme un poco de la pregunta, y ofrezco excusas a los colegas, para referirme de una manera muy concreta al futuro de la filosofía o del trabajo filosófico en la Santo Tomás….

Moderador: Yo creo que uno de los elementos que apuntaba el maestro Carrillo en su intervención tiene que ver con el concepto de filosofía como una disciplina autónoma y con el proceso de autonomía, de la razón. Pero, profesor Carrillo esta autonomía de la razón se ve obstaculizada cuando se institucionaliza profesionalmente la filosofía y se convierte en un saber cómo poder. Yo quisiera preguntar a quienes están aquí, el profesor Jorge Aurelio Diaz, al profesor Rubén Sierra y al profesor Germán Marquínez, si realmente este tipo de caracterización puede obstaculizar a su vez el desarrollo creativo de la filosofía en nuestro país.

Profesor Rubén Sierra: Yo quisiera coger otro rumbo, si me permite. Yo en realidad no tengo ninguna objeción fuerte a la muy brillante, originalísima y erudita intervención del doctor Carrillo. En realidad, yo diría que la suscribiría en su totalidad. Y como el profesor Carrillo, creo que todos vamos a estar de acuerdo en eso, pues creo que hablar de futuro es un poco, si no peligroso, es al menos una cosa discriminatoria que no tiene mayor sentido al referirnos a una actividad como la filosofía. Sin embargo, ahí si me aparto, creo que sí podemos en cualquier momento preparar las condiciones para que ese futuro sea propicio a una determinada actividad.

El profesor Carrillo ha dicho que él cuando inició el trabajo filosófico en la prensa bogotana y también como impulsador del Instituto de Filosofía en la Universidad Nacional, estaba creando ambiente. Y creo que, si en la actualidad en Colombia hay una actividad filosófica posiblemente de mucha menor calidad que la de ese momento, no se esto, no lo voy a valorar, pero en todo caso sí mucho más voluminosa es gracias a que en ese momento tanto el profesor Carrillo como al grupo al cual pertenecieron el doctor Cruz Vélez, el doctor Cayetano Betancur, Abel Naranjo Villegas etc estaban creando ambiente para que Colombia se pudiese en el futuro cultivar esta disciplina que es la filosofía.

Quizás, por mi trabajo en una institución como la universidad, yo la voy a defender, porque me ha tocado también dedicar mucha parte de mis horas y de mis días a eso de crear ambiente. Quizás por esta tarea de crear ambiente, no sé qué vaya a pasar con la filosofía en Colombia en el futuro. Hay muchas circunstancias que pueden acabar con lo que existe, o puede tomar otro rumbo, pero creo que ciertas cosas se pueden hacer para que ese futuro sea propicio. Por el momento, es necesario señalar obstáculos que hay que superar; sé que se supera un obstáculo y aparece otro, pero señalándolos podemos quizás evadirlos en el momento oportuno. La intervención como ven es un poco pragmatista, pero creo que es bueno darle este giro.

El profesor Cruz Vélez nos nombra a algunos eminentes filósofos que han tenido que renunciar a la academia para poderse dedicar en la soledad al cultivo de la filosofía. Nosotros podríamos citar otra cantidad de filósofos que justamente en la universidad como espacio de creación intelectual pudieron realizar su tarea filosófica. Efectivamente, el trabajo universitario tiene una serie de limitantes. El hecho de que está muy condicionado a un programa es uno de los obstáculos grandes, pero también es cierto que en la medida en que las universidades van ganando cierta autonomía es posible manejar esos programas. Las universidades en el país, si las miramos en comparación con años anteriores, tanto las públicas como las privadas, han logrado abrir espacios para este trabajo.

Señala el profesor Carrillo, y eso yo diría que se puede aceptar, con gran osadía, con ciertos bemoles, que la profesionalización de la filosofía en Colombia ha sido negativa. Podemos decir qué de una manera muy general, esto puede tener su aspecto de verdad. Sin embargo, esa profesionalización, así la profesionalización sea negativa hace también un factor dinámico de desarrollo para los estudios de la filosofía y para el cultivo de la filosofía en Colombia.

Es muy bello, yo digo, casi es utópico, pensar en esa filosofía simplemente como vocación para hijos de reyes (el caso de Heráclito), para personas que pueden disponer de medios para dedicarse al pensamiento y a la filosofía, en sociedades como las nuestras, las sociedades modernas, y esto sirve para nosotros como para el resto de occidente. Son necesarias no solo esas instituciones como espacios que permitan estas disciplinas sino también la profesionalización que le permite a la persona que se dedique a ella un, llamémoslo, un modo de vivir. Acepto, sí, y lo señalo como uno de los obstáculos de ese trabajo filosófico, uno de los obstáculos que hay que tratar en el futuro de la universidad nuestra. – ya Daniel Herrera lo señalaba – el control a veces demasiado inflexible, demasiado rígido de un instituto del estado encaminado a la vigilancia de la vigilancia superior como el Icfes. Digo el control de los currículos, que los hace inflexibles, cosa que lleva a hacer que el trabajo del profesor se vuelva un trabajo rutinario completamente. Es uno de los obstáculos en realidad más grande para el progreso de la filosofía (voy a utilizar esta palabra provisionalmente), para el progreso de la filosofía y para la apertura de un futuro mejor.

Lleva esto a que en esa programación se tiende mucho a lo que podríamos llamar una especialización (utilizo ahora la palabra entre comillas) del “filosofo colombiano”. Por tendencias, por corrientes, por autores. Esta es la especialización de que hablábamos aquí hace tres días, esa especialización en filósofos analíticos, en filósofos idealistas, en fin, en lógicos, que lleva a esa esterilización. Curiosamente, o curiosamente no, la universidad ha empezado a crear un control no legalizado, por así decirlo, en ninguna norma, no legalizado en ninguna forma, pero si un control, a partir de una, llamémosla, norma implícita, no formulada, de que solo por medio de la especialización se puede lograr un avance o se puede lograr un mejor aprovechamiento de sus recursos docentes, y de sus recursos materiales también. Y esto que puede ser útil en cierto momento, resulta a mi modo de ver obstaculizante, ya que empieza a convertir al profesor en una especie de representante legal, yo diría, de una determinada filosofía o de un determinado filosofo, o como una especie de administrador de una determinada filosofía. Unos administran a Heidegger, y otros administran a Russel, otros administran a Popper, y cuando se necesita quien decida sobre los intereses de ese filósofo, pues ahí está el profesor respectivo que debe dar razón de esos intereses.

Eso es completamente obstaculizante e implica algo que señaló el profesor Carrillo con mucha lucidez: que empieza a desaparecer el profesor en favor del texto, es decir, en esa especie de administración de un determinado pensamiento filosófico.”

Moderador: Gracias. Profesor Jorge Aurelio Diaz, hay que dar cierta libertad para que las opciones no sean… para que la pregunta no sea obstáculo a lo que usted va a decir. Entonces yo no pregunto nada y usted se hace su propia pregunta.

Profesor Aurelio Diaz: Yo voy a permitirme ir un poco más adelante, y tomando el derecho que se le ha concedido a los filósofos de ser herejes, y yo un poco más, de ser provocativo, voy a decir que voy a defender, humilde, pero con ardor, la burocracia. Yo creo que estoy al lado del burócrata de Kant y del burócrata Hegel contra el monje de la filosofía Nietzsche, que se va a la soledad. Yo creo que ambas labores son necesarias, y yo no creo que esa contradicción haya que resolverla propiamente sino asumirla, vivirla a fondo. Es decir, el burócrata, ser un buen burócrata y el monje un buen monje. Y así, luchar unos contra otros hasta donde la filosofía lo permita.

Entonces yo quisiera poner un poco en cuestión algo que ya había expresado el profesor Carrillo en otra ocasión. El lo había manifestado en esta forma… él había dicho con mucha razón que la normalización no debía tomarse toda como algo puramente positivo, que no deberíamos considerar que todo lo que pasó con la normalización es positivo. El señalaba – lo que se ha señalado aquí– el peligro de la burocratización. Claro, yo llamaría eso, como una cosa valiosa pero peligrosa, la nostalgia de los años heroicos. Los años heroicos son siempre de los pioneros, pero luego viene la labor de la culturización y de la burocratización. Es decir, el trabajo se vuelve cotidiano, se vuelve repetitivo y se vuelve artesanal.

En ese sentido, yo quisiera defender la labor de los burócratas, es decir, de las instituciones, de las bibliotecas, de los directores de revistas, de todas esas personas que organizan congresos, que son celebraciones. Yo creo que el momento de la celebración es muy nietzscheano, y es bueno que exista el momento de la celebración, pero sin quien organice la celebración no hay no hay celebraciones. Entonces, es necesario defender esa labor, creo que es muy positiva y creo que es bueno que se continúe haciendo en ese sentido”

Moderador: Gracias. Profesor Marquínez, este ambiente nos ha dado muchas libertades. Entonces, también, por favor, usted úsela, cinco minutos.

Profesor Marquínez: Voy a asumir la pregunta de la conferencia del profesor Carrillo por el presente y el futuro de la filosofía, pero me referiré en la respuesta al presente y futuro de la filosofía latinoamericana, En primer lugar, en cuanto al presente, esta mañana se ha puesto en evidencia que su presente es de crisis, y no tengo miedo a utilizar la palabra, porque la crisis solo se puede presentar en los organismos vivos, no en cadáveres o cosas muertas. Si hay crisis, es porque la filosofía latinoamericana está viva. De tal manera que no estamos asistiendo, como lo ha sugerido el profesor Rubén Sierra a un entierro de pobres. La palabra crisis está emparentada con la palabra crítica.

‘LA FILOSOFÍA DENTRO DE UN CLIMA DE AUTONOMÍA’


Moderador: Voy a tomarme la libertad de darle la oportunidad al profesor Carrillo, tres minutos, para que pronuncie unas palabras que él quiere decir, y que al mismo tiempo se constituye en una especie de palabras rituales y símbolos para la posteridad, dentro de este porvenir no evidente, por supuesto, no de evidencia, ni de profetismo. Profesor Carrillo, usted cree que el cierre con sus palabras de esta sesión, después de tantos años de fundación del Instituto y del comienzo de sus escritos, ¿podría ser justamente un juego simbólico? Al mismo tiempo, no para que usted profetice sino para que también usted analice este tiempo en lo que prefiera.

R. Carrillo: Después de mi exposición he oído las intervenciones de mis colegas. Todas tienen carácter de objeción. Debo confesar con toda franqueza que si se tienen en cuenta mis tesis, la única pregunta en armonía con esas, la única intervención que no fue una objeción propiamente hablando, en armonía con mis tesis, con mis conclusiones, fue la que hizo el doctor Danilo Cruz, que preguntó cómo se hace para resolver la contradicción de que la filosofía fuera a mantener su carácter de una ciencia que no tiene relación con las finalidades utilitarias de cualquier clase que sean, lo que hemos llamado aquí ciencia poder, tomando la palabra poder en un sentido amplio. Como se hace, preguntaba él, para soslayar o superar la contradicción de la naturaleza de la filosofía y la necesidad de vivir. Entonces, me parece una objeción muy en relación con la tesis misma de mi ponencia. Yo le respondí que la filosofía en mi concepto era una ciencia que tendía a crear problemas, no a resolverlos.

Después, viene la intervención del profesor Herrera. Fue una intervención a la cual no le vi ninguna relación con mi tesis. Fue una relación muy patriótica. Después vino la intervención del profesor Diaz. Bueno, dentro de la filosofía caben todas las posiciones, e incluso el elogio de lo más perniciosos para ella, la burocracia. Yo lo felicito por esa sinceridad, pero no comparto su posición. Después la del profesor Sierra, que hizo unas reflexiones pero que tampoco llegaron a afrontar las conclusiones con que yo finalice la ponencia. Después viene la intervención del doctor Germán Marquínez, que yo casi no oí porque tuve que salir, y no puedo asumir ninguna posición frente a él.

Entonces, resumo de forma clara la tesis que yo he desarrollado aquí en mi ponencia, en mi trabajo. Las características de la filosofía, de la actividad filosófica, son la investigación no heterónoma, no el pensamiento heterónomo, no el pensar heterónomo sino el pensar autónomo. Yo dije que cuando yo había regresado de Alemania, cuando yo empecé a escribir sobre filosofía antes de ir a Alemania, existía aquí la enseñanza de la filosofía en los colegios, que tenía un carácter heterónomo y no autónomo. Cuando regresé de Alemania me propuse crear un ambiente para que la filosofía se desarrollara dentro de un clima de autonomía, y eso lo conseguí, aunque después vinieron alteraciones. Por último insistí en la naturaleza desinteresada de la filosofía, y dije que a mi regreso de Alemania, la filosofía ( yo me refiero a mi experiencia personal, y mi experiencia personal se refiere a la Universidad Nacional), que la característica principal de la filosofía, sin la cual no puede existir, es el desinterés con que ella se cultive; que la esencia misma de la filosofía es ser una ciencia, en virtud de que investiga en función de ella misma y no por finalidad exterior a ella.

En cuanto al futuro de la filosofía, dije y repito que no podía decir cuál sería el futuro de la filosofía en Colombia, y me refería, a que la misma ciencia actual no puede predecir, y a los nuevos conceptos de falsabilidad, por ejemplo, que se ha introducido en ella, y que solamente se puede conjeturar. La filosofía – voy agregar esto que no dije en el curso de la conferencia anterior – la filosofía no puede decir, no puede predecir . La filosofía tiene que limitarse a describir lo acontecido, no lo que va acontecer. Por eso, dice Hegel en su “Filosofía del Derecho”, la filosofía llega tarde. No puede predecir, tienen que limitarse a describir; llega siempre tarde. “El búho de Minerva levanta su vuelo solamente cuando han caído las tinieblas de la noche”.

Por Carlos Elías Lúquez Carrillo