EDITORIAL

Que no se deje de cantar el amor y la amistad en Valledupar

Valledupar está llamada a dar ejemplo de la mejor celebración del Día del Amor y la Amistad en razón a su espíritu folclórico y su condición de Capital Mundial del Vallenato, música que ha hecho posible la inspiración basada en la naturaleza sentimental de la gente de esta región.

Que no se deje de cantar el amor y la amistad en Valledupar

Que no se deje de cantar el amor y la amistad en Valledupar

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Valledupar está llamada a dar ejemplo de la mejor celebración del Día del Amor y la Amistad en razón a su espíritu folclórico y su condición de Capital Mundial del Vallenato, música que ha hecho posible la inspiración basada en la naturaleza sentimental de la gente de esta región.

Nuestra música vallenata ha sido un instrumento efectivo para rendirle culto a la amistad, al compadrazgo y a todos esos sentimientos propios de nuestra gente. En ese sentido, seguiremos repitiendo las expresiones de nuestros poetas y cantores vallenatos, quienes aseguran que “el vallenato es el lenguaje del alma”.

En esta fecha especial las palabras se quedan cortas para expresar lo que sentimos por quienes comparten nuestras alegrías, tristezas y caminos de vida. Es ahí donde el leguaje de la música vallenata, desde los patios polvorientos del antiguo Valledupar y en los modernos clubes sociales de ahora, sigue siendo la voz cantada del corazón del pueblo.

Nuestro folclor vallenato ha sido testigo de amores imposibles o romances inolvidables, de ejemplos de amistades sagradas como las del maestro Rafael Escalona y el pintor Jaime Molina, la del expresidente Alfonso López con Consuelo Araujonoguera, Hernando Molina Céspedes, entre otras personalidades. De compadrazgos trascendentales como los del grupo de amigos de Andrés Becerra, ‘Poncho’ Cotes, ‘El viejo Mile’, Leandro Díaz, ‘Pepe’ Castro, ‘Popo’ Daza, Miguel Canales, entre otros de gran renombre en la región, así como de los fuertes lazos entre muchas familias reconocidas de esta tierra de leyendas. Cómo olvidar la amistad de miembros de ‘La barra de la Shanghai’, de Valledupar.

Es en Valledupar donde se vuelve frecuente que, en una parranda, en el café de la mañana o en las largas conversaciones a la sombra de un palo e’ mango, se fortalezcan uniones amistosas y que, en algunas ocasiones, dan surgimiento a grandes emprendimientos, negocios y proyectos que han sido de gran relevancia para la región, ejemplo de ello es la creación del Festival de Leyenda Vallenata, solo para citar un caso.

En esta fecha especial, la invitación es a que no se pierda esa vieja tradición en las que los juglares le cantaban a las mujeres de sus sueños, les componían versos a los amigos entrañables, a los hermanos de vida y a los cómplices de cada situación vivida.

¿Cómo no recordar aquellas canciones que, más allá del idilio romántico, narran la lealtad entre amigos, el respeto por la palabra empeñada, el dolor por la partida de un ser querido o la gratitud eterna hacia quien tendió la mano en tiempos difíciles? El vallenato con su acordeón que ríe, llora y celebra, ha sido un espejo de nuestras relaciones más profundas.

Valledupar, capital mundial del vallenato, es también un territorio donde la amistad es sagrada, donde ser compadre es un título de honor, y donde una parranda es muchas veces un acto de amor colectivo.

Estamos convencidos que mientras haya una canción por cantar, un verso sentido por dedicar o un acordeón por sonar, habrá siempre una manera de celebrar lo que realmente importa: el amor en todas sus formas y la amistad que nos sostiene en medio de las dificultades del diario acontecer.

Por todo ello y por muchas otras razones, solo nos resta gritar ¡Feliz Día del Amor y la Amistad! Que viva Valledupar y que vivan las expresiones vallenatas nuestras.

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