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Análisis - 12 julio, 2022

¿Qué está pasando? ¿Se enloqueció la economía?

Algunos hablan de una reforma para obtener $50 billones de pesos.

 La mitad de la población del departamento de Cesar está en condiciones de pobreza monetaria, según el DANE.               /FOTO: ARCHIVO.
La mitad de la población del departamento de Cesar está en condiciones de pobreza monetaria, según el DANE. /FOTO: ARCHIVO.

Se dice que la economía es la ciencia lúgubre. Lo de ciencia lo dudo bastante, lo de lúgubre no lo dudo. Los economistas, cuando llegan las vacas gordas recomiendan ahorrar; y cuando llega la crisis, también recomiendan prudencia y previsión. ¿Entonces? Son los ciclos económicos, mencionados desde la biblia por José, ecónomo del Imperio Egipcio, cuando este pueblo tenía bajo su dominio a los hebreos.

¿Cómo es la cosa? Veamos: Los acontecimientos de los últimos días en el mundo y en Colombia, confirman la famosa “Ley de Murphy”, lo malo es susceptible de empeorar. En efecto, cuando ya creíamos superada las restricciones económicas por cuenta del covid 19, surge la invasión de Rusia a Ucrania, sube el petróleo, resurge la inflación, sube el dólar, se habla de recesión en EE.UU., etc., ahora baja el petróleo, ¿qué pasa?, se pregunta la gente, ¿se enloqueció la economía? En este artículo, especial para El Pilón, vamos a explicar, en parte, lo que está sucediendo.

INFLACIÓN 

Uno de los fenómenos que más preocupan hoy al ciudadano común y corriente, pero también a los gobiernos y a los empresarios, es la inflación. ¿Qué es? Recordemos que la inflación es el aumento constante, creciente y generalizado del nivel general de precios de la economía de un país. En Colombia, que estuvo bajo control, ahora resurgió.

El temible fantasma de la inflación, ese demonio que no se ve, que amenaza democracias y tumba gobiernos ha vuelto, y con fuerza. 

En efecto, la inflación en Colombia, que hasta hace pocos meses era del 3 o del 4 por ciento, y por lo tanto no era noticia; en junio de 2022, la tasa de inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), llegó al 0,51por ciento, para una tasa de 9,67 por ciento en los últimos doce meses. Es la inflación más alta en los últimos 18 años. 

Ese aumento en el costo de la vida se llevó el 10 por ciento del reajuste del salario mínimo. Cuando sube la inflación los salarios rinden menos, suben los arriendos, suben los servicios públicos, suben las tasas de interés y los ingresos son lo único que se queda quieto. Peor, para los desempleados que no tienen ingresos fijos…

La inflación sube como consecuencia del aumento de los precios de los combustibles y de los fertilizantes, también de los alimentos, entre otros factores externos e internos. La inflación es una mala noticia. 

Un primer chicharrón para el nuevo gobierno, y en especial para el nuevo Minhacienda y la Junta Directiva del Banco de la República. 

RECESIÓN 

En la tierra del Tío Sam, el problema no es la inflación, sino otro peor, recuerden la economía la ciencia lúgubre, es la recesión. Es decir, para bajar la inflación, la autoridad monetaria de allá, la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés), viene subiendo las tasas de interés y eso afecta la inversión y el consumo, y dependiendo de la magnitud del aumento puede llevar a una desaceleración (menor crecimiento) o a una recesión. (Se habla de recesión cuando el PIB de un país decrece en dos trimestres consecutivos, puede suceder en EE.UU.) 

Y si a Estados Unidos le da gripa, nosotros también nos resfriamos. Ese país es el principal comprador de nuestras exportaciones, desde allá importamos muchas cosas, desde maquinaria hasta materias primas y bienes de consumo durable, como los electrodomésticos, y si allá la cosa se pone mala, pues nos afecta acá, también, vía menos negocios y un dólar más caro, como está sucediendo, lo cual encarece las importaciones y los créditos externos. Otra mala noticia… 

BAJA EL PETRÓLEO 

El petróleo, el llamado oro negro, que venía subiendo a raíz del conflicto Rusia-Ucrania, ahora está bajando. Cuando subía mucho era una noticia preocupante para algunos países, pero buena para Colombia. Ahora, cuando baja es preocupante para Colombia, ya que es nuestro principal producto de exportación y además fuente de ingresos para Ecopetrol y el Estado colombiano, en general, vía impuestos a las petroleras.

Hace pocas semanas el petróleo estaba a US$113 (dólares) por barril, ahora está a US$100 por barril. 

Luego, si baja el petróleo es una noticia muy regular para Colombia, hay menos ingresos para el país y menos ingresos para el Estado. Otro chicharrón para el nuevo gobierno y – en particular- para el próximo Ministro de Minas y Energía, que además deberá subir el precio de la gasolina para reducir los subsidios que hoy tiene, y que son un problema para finanzas públicas, pero si la suben muy rápido viene otro problema social y más inflación. 

SUBE EL DÓLAR

Colombia -por razones geográficas y geopolíticas- está en la zona del dólar, si el dólar sube o baja nos afecta, en uno u otro sentido. En las últimas semanas, el precio del peso colombiano se debilitó frente al dólar americano, o si se quiere ver, al contrario, igual: el dólar americano se fortaleció frente al peso colombiano. 

Devaluación la llaman algunos, otros preferimos llamarla depreciación. 

En las últimas semanas el dólar subió a los $4.000, luego a $4.100, después a $4.200 y en la semana que acaba de pasar llegó hasta $4.400, una depreciación (o devaluación), superior al diez por ciento. ¿Y esto qué implica? Si el dólar sube, es una buena noticia para los exportadores, pero una mala noticia para los importadores, y para los consumidores que compramos artículos que vienen del exterior y ahora se tendrán que pagar con un dólar más caro. 

La devaluación es más leña para el fuego de la inflación…

MÁS IMPUESTOS… 

Y para rematar, ante la débil situación de las finanzas públicas, el nuevo gobierno anuncia una nueva reforma tributaria para ayudar a equilibrar las finanzas del Estado, duramente afectadas por la atención de la pandemia del covid 19, el tema del petróleo y otros factores. 

Empresas, familias y personas tendrán que pagar, de una u otra forma, más impuestos. 

Se habla de aumento en el impuesto de renta, de un nuevo impuesto al patrimonio, reducción de exenciones y revisión de subsidios. 

Algunos hablan de una reforma para obtener $50 billones de pesos. Me cuento entre los que creemos que el gobierno puede proponer lo que considere, pero el Congreso de la República, que, en últimas es el que decide, no le aprobará más de $25 o $30 billones de pesos, que es un pocotón de plata, cerca de 2,5 o 3 puntos del PIB de Colombia. Cada punto del PIB del país se estima en unos 10 u 11 billones de pesos. 

En agosto, apenas asuma la Presidencia de la República, Gustavo Petro Urrego, su Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, presentará su propuesta de reforma tributaria. Tema clave para el segundo semestre de este particular año 2022. Pero, habrá más impuestos. 

EN CONCLUSIÓN… 

Son varias conclusiones de todo este panorama, claro está, gobierno, empresas y familias tendrán que ajustarse a los nuevos escenarios de mayor inflación y mayores tasas de interés. Ya el Banco de la República subió sus tasas de intervención al 7,5 por ciento, a ese precio les presta a los bancos. 

Los bancos ya comenzaron a subir sus tasas de interés a las empresas y las familias. 

Ante esos nuevos escenarios, mayores intereses y dólar más caro, muchas empresas, familias y personas aplazarán proyectos de inversión y de consumo. Con un dólar más caro, ahora es más costoso viajar al exterior y comprar artículos importados. Muchas decisiones se tendrán que revisar. 

¿Y fue que se enloqueció la economía? No, la economía no se ha enloquecido, ha entrado en nuevos escenarios y eso implica muchos ajustes y adaptación para gobiernos, empresas y familias. ¿Qué hacer? Lo mismo que recomendaba José al Faraón en tiempos del Imperio Egipcio, ser previsivos, ahorrar, en algunos casos, y en otros sacar de lo ahorrado en tiempos de vacas gordas.

 Se vienen tiempos recios, sin lugar a dudas, hay que adaptarse y tomar las decisiones con prudencia. Definitivamente, la economía es una ciencia muy lúgubre. 

POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ ESPECIAL PARA EL PILÓN

Análisis
12 julio, 2022

¿Qué está pasando? ¿Se enloqueció la economía?

Algunos hablan de una reforma para obtener $50 billones de pesos.


 La mitad de la población del departamento de Cesar está en condiciones de pobreza monetaria, según el DANE.               /FOTO: ARCHIVO.
La mitad de la población del departamento de Cesar está en condiciones de pobreza monetaria, según el DANE. /FOTO: ARCHIVO.

Se dice que la economía es la ciencia lúgubre. Lo de ciencia lo dudo bastante, lo de lúgubre no lo dudo. Los economistas, cuando llegan las vacas gordas recomiendan ahorrar; y cuando llega la crisis, también recomiendan prudencia y previsión. ¿Entonces? Son los ciclos económicos, mencionados desde la biblia por José, ecónomo del Imperio Egipcio, cuando este pueblo tenía bajo su dominio a los hebreos.

¿Cómo es la cosa? Veamos: Los acontecimientos de los últimos días en el mundo y en Colombia, confirman la famosa “Ley de Murphy”, lo malo es susceptible de empeorar. En efecto, cuando ya creíamos superada las restricciones económicas por cuenta del covid 19, surge la invasión de Rusia a Ucrania, sube el petróleo, resurge la inflación, sube el dólar, se habla de recesión en EE.UU., etc., ahora baja el petróleo, ¿qué pasa?, se pregunta la gente, ¿se enloqueció la economía? En este artículo, especial para El Pilón, vamos a explicar, en parte, lo que está sucediendo.

INFLACIÓN 

Uno de los fenómenos que más preocupan hoy al ciudadano común y corriente, pero también a los gobiernos y a los empresarios, es la inflación. ¿Qué es? Recordemos que la inflación es el aumento constante, creciente y generalizado del nivel general de precios de la economía de un país. En Colombia, que estuvo bajo control, ahora resurgió.

El temible fantasma de la inflación, ese demonio que no se ve, que amenaza democracias y tumba gobiernos ha vuelto, y con fuerza. 

En efecto, la inflación en Colombia, que hasta hace pocos meses era del 3 o del 4 por ciento, y por lo tanto no era noticia; en junio de 2022, la tasa de inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), llegó al 0,51por ciento, para una tasa de 9,67 por ciento en los últimos doce meses. Es la inflación más alta en los últimos 18 años. 

Ese aumento en el costo de la vida se llevó el 10 por ciento del reajuste del salario mínimo. Cuando sube la inflación los salarios rinden menos, suben los arriendos, suben los servicios públicos, suben las tasas de interés y los ingresos son lo único que se queda quieto. Peor, para los desempleados que no tienen ingresos fijos…

La inflación sube como consecuencia del aumento de los precios de los combustibles y de los fertilizantes, también de los alimentos, entre otros factores externos e internos. La inflación es una mala noticia. 

Un primer chicharrón para el nuevo gobierno, y en especial para el nuevo Minhacienda y la Junta Directiva del Banco de la República. 

RECESIÓN 

En la tierra del Tío Sam, el problema no es la inflación, sino otro peor, recuerden la economía la ciencia lúgubre, es la recesión. Es decir, para bajar la inflación, la autoridad monetaria de allá, la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés), viene subiendo las tasas de interés y eso afecta la inversión y el consumo, y dependiendo de la magnitud del aumento puede llevar a una desaceleración (menor crecimiento) o a una recesión. (Se habla de recesión cuando el PIB de un país decrece en dos trimestres consecutivos, puede suceder en EE.UU.) 

Y si a Estados Unidos le da gripa, nosotros también nos resfriamos. Ese país es el principal comprador de nuestras exportaciones, desde allá importamos muchas cosas, desde maquinaria hasta materias primas y bienes de consumo durable, como los electrodomésticos, y si allá la cosa se pone mala, pues nos afecta acá, también, vía menos negocios y un dólar más caro, como está sucediendo, lo cual encarece las importaciones y los créditos externos. Otra mala noticia… 

BAJA EL PETRÓLEO 

El petróleo, el llamado oro negro, que venía subiendo a raíz del conflicto Rusia-Ucrania, ahora está bajando. Cuando subía mucho era una noticia preocupante para algunos países, pero buena para Colombia. Ahora, cuando baja es preocupante para Colombia, ya que es nuestro principal producto de exportación y además fuente de ingresos para Ecopetrol y el Estado colombiano, en general, vía impuestos a las petroleras.

Hace pocas semanas el petróleo estaba a US$113 (dólares) por barril, ahora está a US$100 por barril. 

Luego, si baja el petróleo es una noticia muy regular para Colombia, hay menos ingresos para el país y menos ingresos para el Estado. Otro chicharrón para el nuevo gobierno y – en particular- para el próximo Ministro de Minas y Energía, que además deberá subir el precio de la gasolina para reducir los subsidios que hoy tiene, y que son un problema para finanzas públicas, pero si la suben muy rápido viene otro problema social y más inflación. 

SUBE EL DÓLAR

Colombia -por razones geográficas y geopolíticas- está en la zona del dólar, si el dólar sube o baja nos afecta, en uno u otro sentido. En las últimas semanas, el precio del peso colombiano se debilitó frente al dólar americano, o si se quiere ver, al contrario, igual: el dólar americano se fortaleció frente al peso colombiano. 

Devaluación la llaman algunos, otros preferimos llamarla depreciación. 

En las últimas semanas el dólar subió a los $4.000, luego a $4.100, después a $4.200 y en la semana que acaba de pasar llegó hasta $4.400, una depreciación (o devaluación), superior al diez por ciento. ¿Y esto qué implica? Si el dólar sube, es una buena noticia para los exportadores, pero una mala noticia para los importadores, y para los consumidores que compramos artículos que vienen del exterior y ahora se tendrán que pagar con un dólar más caro. 

La devaluación es más leña para el fuego de la inflación…

MÁS IMPUESTOS… 

Y para rematar, ante la débil situación de las finanzas públicas, el nuevo gobierno anuncia una nueva reforma tributaria para ayudar a equilibrar las finanzas del Estado, duramente afectadas por la atención de la pandemia del covid 19, el tema del petróleo y otros factores. 

Empresas, familias y personas tendrán que pagar, de una u otra forma, más impuestos. 

Se habla de aumento en el impuesto de renta, de un nuevo impuesto al patrimonio, reducción de exenciones y revisión de subsidios. 

Algunos hablan de una reforma para obtener $50 billones de pesos. Me cuento entre los que creemos que el gobierno puede proponer lo que considere, pero el Congreso de la República, que, en últimas es el que decide, no le aprobará más de $25 o $30 billones de pesos, que es un pocotón de plata, cerca de 2,5 o 3 puntos del PIB de Colombia. Cada punto del PIB del país se estima en unos 10 u 11 billones de pesos. 

En agosto, apenas asuma la Presidencia de la República, Gustavo Petro Urrego, su Ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, presentará su propuesta de reforma tributaria. Tema clave para el segundo semestre de este particular año 2022. Pero, habrá más impuestos. 

EN CONCLUSIÓN… 

Son varias conclusiones de todo este panorama, claro está, gobierno, empresas y familias tendrán que ajustarse a los nuevos escenarios de mayor inflación y mayores tasas de interés. Ya el Banco de la República subió sus tasas de intervención al 7,5 por ciento, a ese precio les presta a los bancos. 

Los bancos ya comenzaron a subir sus tasas de interés a las empresas y las familias. 

Ante esos nuevos escenarios, mayores intereses y dólar más caro, muchas empresas, familias y personas aplazarán proyectos de inversión y de consumo. Con un dólar más caro, ahora es más costoso viajar al exterior y comprar artículos importados. Muchas decisiones se tendrán que revisar. 

¿Y fue que se enloqueció la economía? No, la economía no se ha enloquecido, ha entrado en nuevos escenarios y eso implica muchos ajustes y adaptación para gobiernos, empresas y familias. ¿Qué hacer? Lo mismo que recomendaba José al Faraón en tiempos del Imperio Egipcio, ser previsivos, ahorrar, en algunos casos, y en otros sacar de lo ahorrado en tiempos de vacas gordas.

 Se vienen tiempos recios, sin lugar a dudas, hay que adaptarse y tomar las decisiones con prudencia. Definitivamente, la economía es una ciencia muy lúgubre. 

POR CARLOS A. MAESTRE MAYA/ ESPECIAL PARA EL PILÓN