El plan comunitario y de seguridad alimentaria, ha generado el retorno de los campesinos de los municipios de La Paz y Curumaní al campo.
Huertas productivas y seguridad alimentaria ha tomado fuerza, implementando una nueva tecnología de agricultura orgánica ecológica que ha beneficiado a más de 32 familias, La Cancillería, a través del Plan Fronteras para la Prosperidad, PFP, y la Fundación Carboandes, continúan centrando sus esfuerzos en mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales, en esta oportunidad se desarrolló la primera fase del proyecto huertas productivas para la seguridad alimentaria y generación de ingresos de familias vulnerables, en los municipios de La Paz y Curumaní, en el departamento del Cesar por un valor de 126 millones de pesos y PFP aportó 115 millones de pesos.
Personas desplazadas durante la violencia partieron a la cabecera municipal, con el proyecto de la mano de la Fundación y la cancillería, es así que volvieron al campo para seguir produciendo sus alimentos.
El programa dirigido a 32 familias, inició en diciembre del 2013 y después de siete meses ha implementado 32 unidades productivas de huertas de hortalizas y pancoger, con un modelo de participación de capacitación colectiva en los dos municipios, así lo dio a conocer la directora de la Fundación Carboandes, Ana Paola Salamanca, “aunque no ha sido fácil el proceso de cultivo por la sequía que enfrenta el país, los campesinos han logrado conseguir satisfactoriamente sus cosechas con esfuerzo, vender los excedentes y ahora contar con la nueva ilusión de prosperar”.
En conjunto con los técnicos, los participantes fueron instruidos en tecnología de agricultura orgánica ecológica, un sistema de producción favorable para su economía y alimentación, “aprender este proceso y poder consumir alimentos saludables libres de residuos de pesticidas, les permite ahora hacer sus preparaciones con insumos naturales de sus fincas”, manifestó el coordinador del proyecto, Julio Fontalvo, quien además aclaró “solo estamos tratando de crear conciencia en las comunidades, hacerles saber que existe otra forma de producir, que ya fue utilizada por nuestros antepasados, además de ser rentable y sana”.
Además la directora ejecutiva de la fundación, dijo que anteriormente los participantes empleaban otras técnicas que consistían en deforestar y eliminar la vegetación donde se quería cultivar para sembrar el producto a plantar, ahora cuidan lo que hay y aprovechan el entorno; Julio Fontalvo señaló “con esta tecnología pretendemos decir no a la destrucción del monte, no quemas, ni tala de árboles grandes”.
Rubiela Gutiérrez Rubio, de la vereda Caño Largo, Curumaní manifestó su agradecimiento con La Fundación Carboandes y la Cancillería por el material que les ha dado para producir sus alimentos; “nos fuimos para la ciudad por la violencia y habíamos perdido todas nuestras siembras, ahora volvimos al campo gracias a la ayuda que nos han brindado”.
De igual forma, Emerenciana Rodríguez del municipio de Curumaní aseveró, “es un proyecto muy bueno que nos ayudó a aprender métodos que no sabíamos al momento de preparar las plantas con ingredientes naturales y evitar el uso de químicos”.
Por; Letty Polo Thomas
[email protected]
El plan comunitario y de seguridad alimentaria, ha generado el retorno de los campesinos de los municipios de La Paz y Curumaní al campo.
Huertas productivas y seguridad alimentaria ha tomado fuerza, implementando una nueva tecnología de agricultura orgánica ecológica que ha beneficiado a más de 32 familias, La Cancillería, a través del Plan Fronteras para la Prosperidad, PFP, y la Fundación Carboandes, continúan centrando sus esfuerzos en mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales, en esta oportunidad se desarrolló la primera fase del proyecto huertas productivas para la seguridad alimentaria y generación de ingresos de familias vulnerables, en los municipios de La Paz y Curumaní, en el departamento del Cesar por un valor de 126 millones de pesos y PFP aportó 115 millones de pesos.
Personas desplazadas durante la violencia partieron a la cabecera municipal, con el proyecto de la mano de la Fundación y la cancillería, es así que volvieron al campo para seguir produciendo sus alimentos.
El programa dirigido a 32 familias, inició en diciembre del 2013 y después de siete meses ha implementado 32 unidades productivas de huertas de hortalizas y pancoger, con un modelo de participación de capacitación colectiva en los dos municipios, así lo dio a conocer la directora de la Fundación Carboandes, Ana Paola Salamanca, “aunque no ha sido fácil el proceso de cultivo por la sequía que enfrenta el país, los campesinos han logrado conseguir satisfactoriamente sus cosechas con esfuerzo, vender los excedentes y ahora contar con la nueva ilusión de prosperar”.
En conjunto con los técnicos, los participantes fueron instruidos en tecnología de agricultura orgánica ecológica, un sistema de producción favorable para su economía y alimentación, “aprender este proceso y poder consumir alimentos saludables libres de residuos de pesticidas, les permite ahora hacer sus preparaciones con insumos naturales de sus fincas”, manifestó el coordinador del proyecto, Julio Fontalvo, quien además aclaró “solo estamos tratando de crear conciencia en las comunidades, hacerles saber que existe otra forma de producir, que ya fue utilizada por nuestros antepasados, además de ser rentable y sana”.
Además la directora ejecutiva de la fundación, dijo que anteriormente los participantes empleaban otras técnicas que consistían en deforestar y eliminar la vegetación donde se quería cultivar para sembrar el producto a plantar, ahora cuidan lo que hay y aprovechan el entorno; Julio Fontalvo señaló “con esta tecnología pretendemos decir no a la destrucción del monte, no quemas, ni tala de árboles grandes”.
Rubiela Gutiérrez Rubio, de la vereda Caño Largo, Curumaní manifestó su agradecimiento con La Fundación Carboandes y la Cancillería por el material que les ha dado para producir sus alimentos; “nos fuimos para la ciudad por la violencia y habíamos perdido todas nuestras siembras, ahora volvimos al campo gracias a la ayuda que nos han brindado”.
De igual forma, Emerenciana Rodríguez del municipio de Curumaní aseveró, “es un proyecto muy bueno que nos ayudó a aprender métodos que no sabíamos al momento de preparar las plantas con ingredientes naturales y evitar el uso de químicos”.
Por; Letty Polo Thomas
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