La jornada electoral de este domingo 13 de marzo tiene una connotación de profundo significado para Colombia y sus departamentos, en orden a legitimar las instituciones y el fortalecimiento de la democracia. Colombia elegirá el nuevo Congreso de la República y a los candidatos presidenciales en cada una de las consultas populares interpartidistas que estarán en juego.
La jornada electoral de este domingo 13 de marzo tiene una connotación de profundo significado para
Colombia y sus departamentos, en orden a legitimar las instituciones y el fortalecimiento de la democracia. Colombia elegirá el nuevo Congreso de la República y a los candidatos presidenciales en cada una de las consultas populares interpartidistas que estarán en juego.
Para el caso de Valledupar y el departamento del Cesar representa la oportunidad de escoger a los cuatro representantes a la Cámara por la vía ordinaria y uno por la Cámara Transitoria Especial de Paz, compartido con algunos municipios de Magdalena y Guajira. Y contribuir con nuestros votos a
elegir a los candidatos al Senado que son de circunscripción nacional, pero que nos interesa que los escogidos tengan los mayores y mejores lazos con nuestro territorio.
Es a través de los procesos democráticos que se puede garantizar la estabilidad de las instituciones, miradas estas como el cúmulo de herramientas y de instrumentos del Estado, el cual permite asegurar el
bienestar del pueblo y el desarrollo del país y sus regiones. Se acerca la hora cero y ya todos los procesos previos culminaron, las etapas de persuasión y promoción de ideas y propuestas cumplieron su ciclo, ahora le toca al elector primario hacer lo suyo, ese es el momento sublime de toda democracia que se considere consolidada.
Ese instante, esos cortos minutos en el cubículo deben concebirse como algo muy sagrado, esa acción en privado debe estar inspirada en el bienestar general, de la familia, los amigos, los vecinos y de todo aquello que toque las fibras del bien. Se trata de un momento cumbre en donde cada individuo merece estar revestido del más amplio sentido de ciudadanía y civismo, motivado por la búsqueda del progreso de nuestros municipios, el departamento y el país.
He ahí la importancia del voto, el inmenso valor de la decisión ciudadana que este domingo tendrá que traducirse en acciones que solo obedezcan a criterios cargados de sensatez y de gran responsabilidad social. Contrario a lo que muchos piensan en estos precisos momentos, la suerte del Cesar y
Colombia no está echada todavía, esa comenzará a definirse este domingo a partir de las ocho de la mañana cuando se declaren oficialmente abiertas las urnas que depositarán el voto de cada ciudadano, el voto de la esperanza y de las ilusiones en un mejor país.
Queremos apreciar el esfuerzo de la autoridad pública para hacer de estas elecciones un certamen en paz y tranquilidad y del ejercicio de la ley en el cumplimiento de las normas electorales, bastante violadas por las propias campañas, que en no pocas ocasiones olvidan el juego limpio, condicionando el voto y aprovechando grotescamente la pobreza e ingenuidad de los compatriotas. Es verdad que en El Cesar parece que la ‘política’ como forma altruista, de ofrecer una visión programática de la sociedad, del país y de la localidad desapareció, pero siendo positivos, esperamos que el poder soberano nos encarrile a los objetivos deseables, para superar los lastres de la sociedad representados en las
millonarias empresas electorales.
La jornada electoral de este domingo 13 de marzo tiene una connotación de profundo significado para Colombia y sus departamentos, en orden a legitimar las instituciones y el fortalecimiento de la democracia. Colombia elegirá el nuevo Congreso de la República y a los candidatos presidenciales en cada una de las consultas populares interpartidistas que estarán en juego.
La jornada electoral de este domingo 13 de marzo tiene una connotación de profundo significado para
Colombia y sus departamentos, en orden a legitimar las instituciones y el fortalecimiento de la democracia. Colombia elegirá el nuevo Congreso de la República y a los candidatos presidenciales en cada una de las consultas populares interpartidistas que estarán en juego.
Para el caso de Valledupar y el departamento del Cesar representa la oportunidad de escoger a los cuatro representantes a la Cámara por la vía ordinaria y uno por la Cámara Transitoria Especial de Paz, compartido con algunos municipios de Magdalena y Guajira. Y contribuir con nuestros votos a
elegir a los candidatos al Senado que son de circunscripción nacional, pero que nos interesa que los escogidos tengan los mayores y mejores lazos con nuestro territorio.
Es a través de los procesos democráticos que se puede garantizar la estabilidad de las instituciones, miradas estas como el cúmulo de herramientas y de instrumentos del Estado, el cual permite asegurar el
bienestar del pueblo y el desarrollo del país y sus regiones. Se acerca la hora cero y ya todos los procesos previos culminaron, las etapas de persuasión y promoción de ideas y propuestas cumplieron su ciclo, ahora le toca al elector primario hacer lo suyo, ese es el momento sublime de toda democracia que se considere consolidada.
Ese instante, esos cortos minutos en el cubículo deben concebirse como algo muy sagrado, esa acción en privado debe estar inspirada en el bienestar general, de la familia, los amigos, los vecinos y de todo aquello que toque las fibras del bien. Se trata de un momento cumbre en donde cada individuo merece estar revestido del más amplio sentido de ciudadanía y civismo, motivado por la búsqueda del progreso de nuestros municipios, el departamento y el país.
He ahí la importancia del voto, el inmenso valor de la decisión ciudadana que este domingo tendrá que traducirse en acciones que solo obedezcan a criterios cargados de sensatez y de gran responsabilidad social. Contrario a lo que muchos piensan en estos precisos momentos, la suerte del Cesar y
Colombia no está echada todavía, esa comenzará a definirse este domingo a partir de las ocho de la mañana cuando se declaren oficialmente abiertas las urnas que depositarán el voto de cada ciudadano, el voto de la esperanza y de las ilusiones en un mejor país.
Queremos apreciar el esfuerzo de la autoridad pública para hacer de estas elecciones un certamen en paz y tranquilidad y del ejercicio de la ley en el cumplimiento de las normas electorales, bastante violadas por las propias campañas, que en no pocas ocasiones olvidan el juego limpio, condicionando el voto y aprovechando grotescamente la pobreza e ingenuidad de los compatriotas. Es verdad que en El Cesar parece que la ‘política’ como forma altruista, de ofrecer una visión programática de la sociedad, del país y de la localidad desapareció, pero siendo positivos, esperamos que el poder soberano nos encarrile a los objetivos deseables, para superar los lastres de la sociedad representados en las
millonarias empresas electorales.