En la región del Cesar, La Guajira y Magdalena, es grande la preocupación entre las comunidades campesinas e indígenas, los migrantes y las ONG ambientales, de organizaciones de derechos humanos y víctimas de la violencia, justicia y protección de la niñez, así como de algunas entidades públicas de perfil social y familiar, por la suspensión de la ayuda social y al desarrollo de los Estados Unidos y sus respectivas agencias, en especial las de la organización conocida con la sigla USAID.
En la región del Cesar, La Guajira y Magdalena, es grande la preocupación entre las comunidades campesinas e indígenas, los migrantes y las ONG ambientales, de organizaciones de derechos humanos y víctimas de la violencia, justicia y protección de la niñez, así como de algunas entidades públicas de perfil social y familiar, por la suspensión de la ayuda social y al desarrollo de los Estados Unidos y sus respectivas agencias, en especial las de la organización conocida con la sigla USAID.
La alarma se ha ampliado por el riesgo de que se extienda a todo apoyo que proviene del poderoso país del norte, que ya en el escenario nacional ha afectado más de 20 helicópteros dedicados al apoyo en la lucha contra el narcotráfico, los apoyos a la JEP o a los programas carcelarios. Y que comprenda rubros de gobierno a gobierno, banca multilateral u otros apoyos de ONG de aquel país. El apoyo canalizado a través de USAID de US 1200 millones en el periodo 2028 a 2024, representa el 22 % de toda la ayuda que provino en el periodo de los Estados Unidos, reveló la Agencia Presidencial de Cooperación (APC), que registra y gestiona desde Bogotá todo programa internacional.
En el caso de los migrantes son programas de asistencia médica y alimentaria, de alojamiento y en general protección social en un momento en que por la mala evolución de la situación política y económica de Venezuela la migración tiende a aumentar, pero con el hecho más grave aún de que como se han aumentado los controles para evitar el ingreso a los Estados Unidos los migrantes venezolanos optarían por permanecer en territorio colombiano. Ese acontecimiento lo puso de presente el gobierno de La Guajira y el alcalde de Maicao, hace dos días, con ocasión de la celebración el pasado dos de febrero de la festividad anual de Riohacha a la Virgen de Los Remedios, que suele convocar a una nutrida dirigencia nacional, regional y hasta sectores del cuerpo diplomático y de cooperación internacional. En el hermano departamento permanecen 160.000 migrantes venezolanos, y día a día la población viene aumentando.
Ese impacto sobre la población también será evidente en el Cesar y La Guajira. En materia ambiental y de agricultura sostenible han sido presentes los programas de sostenibilidad, producción agropecuaria, turismo natural y regenerativo y de protección de cuencas en zonas indígenas y campesinas en el Perijá, como las que en los últimos años ha desarrollado con USAID la Fundación Carboandes. Estos proyectos también han contado con el soporte de Corpocesar y de municipios como Becerril.
El concurso de USAID a las corporaciones regionales ambientales ha sido importante.
Al nuevo gobierno de los Estados Unidos, en cabeza de Donald Trump, todo rubro que le huela a migrantes, medio ambiente, cambio climático, víctimas, o programas de cultura y de inclusión social, étnico o de comunidades como los LGBTI, le parece que emite un olor nauseabundo e indeseable. En esa concepción individualista y decimonónica de capitalismo salvaje el progreso es entendido como el desarrollo a ultranza del capital y la tecnología en un solo gran país, al cual se supeditan los otros intereses de los otros grupos humanos, por débiles que sean, y de las otras naciones.
Como se ha manifestado que esa suspensión tomará 90 días esperamos que un análisis sereno hará que retornen las ayudas, de modo que sean ellas más efectivas; y hagan de los Estados Unidos un país meritorio del aprecio de las naciones y de los pueblos más frágiles y necesitados.
En la región del Cesar, La Guajira y Magdalena, es grande la preocupación entre las comunidades campesinas e indígenas, los migrantes y las ONG ambientales, de organizaciones de derechos humanos y víctimas de la violencia, justicia y protección de la niñez, así como de algunas entidades públicas de perfil social y familiar, por la suspensión de la ayuda social y al desarrollo de los Estados Unidos y sus respectivas agencias, en especial las de la organización conocida con la sigla USAID.
En la región del Cesar, La Guajira y Magdalena, es grande la preocupación entre las comunidades campesinas e indígenas, los migrantes y las ONG ambientales, de organizaciones de derechos humanos y víctimas de la violencia, justicia y protección de la niñez, así como de algunas entidades públicas de perfil social y familiar, por la suspensión de la ayuda social y al desarrollo de los Estados Unidos y sus respectivas agencias, en especial las de la organización conocida con la sigla USAID.
La alarma se ha ampliado por el riesgo de que se extienda a todo apoyo que proviene del poderoso país del norte, que ya en el escenario nacional ha afectado más de 20 helicópteros dedicados al apoyo en la lucha contra el narcotráfico, los apoyos a la JEP o a los programas carcelarios. Y que comprenda rubros de gobierno a gobierno, banca multilateral u otros apoyos de ONG de aquel país. El apoyo canalizado a través de USAID de US 1200 millones en el periodo 2028 a 2024, representa el 22 % de toda la ayuda que provino en el periodo de los Estados Unidos, reveló la Agencia Presidencial de Cooperación (APC), que registra y gestiona desde Bogotá todo programa internacional.
En el caso de los migrantes son programas de asistencia médica y alimentaria, de alojamiento y en general protección social en un momento en que por la mala evolución de la situación política y económica de Venezuela la migración tiende a aumentar, pero con el hecho más grave aún de que como se han aumentado los controles para evitar el ingreso a los Estados Unidos los migrantes venezolanos optarían por permanecer en territorio colombiano. Ese acontecimiento lo puso de presente el gobierno de La Guajira y el alcalde de Maicao, hace dos días, con ocasión de la celebración el pasado dos de febrero de la festividad anual de Riohacha a la Virgen de Los Remedios, que suele convocar a una nutrida dirigencia nacional, regional y hasta sectores del cuerpo diplomático y de cooperación internacional. En el hermano departamento permanecen 160.000 migrantes venezolanos, y día a día la población viene aumentando.
Ese impacto sobre la población también será evidente en el Cesar y La Guajira. En materia ambiental y de agricultura sostenible han sido presentes los programas de sostenibilidad, producción agropecuaria, turismo natural y regenerativo y de protección de cuencas en zonas indígenas y campesinas en el Perijá, como las que en los últimos años ha desarrollado con USAID la Fundación Carboandes. Estos proyectos también han contado con el soporte de Corpocesar y de municipios como Becerril.
El concurso de USAID a las corporaciones regionales ambientales ha sido importante.
Al nuevo gobierno de los Estados Unidos, en cabeza de Donald Trump, todo rubro que le huela a migrantes, medio ambiente, cambio climático, víctimas, o programas de cultura y de inclusión social, étnico o de comunidades como los LGBTI, le parece que emite un olor nauseabundo e indeseable. En esa concepción individualista y decimonónica de capitalismo salvaje el progreso es entendido como el desarrollo a ultranza del capital y la tecnología en un solo gran país, al cual se supeditan los otros intereses de los otros grupos humanos, por débiles que sean, y de las otras naciones.
Como se ha manifestado que esa suspensión tomará 90 días esperamos que un análisis sereno hará que retornen las ayudas, de modo que sean ellas más efectivas; y hagan de los Estados Unidos un país meritorio del aprecio de las naciones y de los pueblos más frágiles y necesitados.