Mayor capacitación en tecnologías agropecuarias, alianzas entre las empresas privadas y públicas para potencializar la producción y créditos para los agricultores, son algunas de las estrategias a implementar para dinamizar de manera sostenible el agro en el Cesar.
La dinamización de la económica del Cesar por medio del sector agropecuario, bajo practicas amigables con el medio ambiente, es uno los retos de los pequeños productores, centros de investigación, entes gubernamentales y empresas del departamento, debido a que esta articulación permite generar ingresos con un impacto social positivo y bajos efectos ambientales. Así lo dieron a conocer expertos que participaron en el foro virtual ‘Retos del agro en postpandemia: reactivación y ciencia’, realizado por el diario EL PILÓN.
En este espacio, Juan Gonzalo Botero, viceministro de Asuntos Agropecuarios; Mario Augusto Zapata Tamayo, director regional del Centro Motilona, Agrosavia, y Manuel Gómez, coordinador general del proyecto de ganadería sostenible que adelanta Fedegan, explicaron la necesidad de implementar prácticas tecnológicas para reactivar el agro después de las afectaciones que causó la pandemia de la covid-19 en la producción del departamento y a nivel nacional.
En ese ese sentido, Juan Gonzalo Botero, viceministro de Asuntos Agropecuarios, comentó que el sector agropecuario debe iniciar una transición hacia una producción más ecológica y amigable con el medio ambiente. Puntualizó que el campo tiene que ser menos dependiente de los insumos agrícolas que por el alza del dólar se encarecen.
“La poca dependencia le permitirá al país una reducción importante en los costos y muchos beneficios comerciales porque los productos ambientalmente sostenibles son ampliamente valorados en el mundo”, argumentó Botero.
El funcionario público precisó que las practicas tecnológicas con un factor ambiental son la apuesta del Gobierno nacional porque permiten la preservación de la tierra, se adaptan al cambio climático, aumentan la producción de manera ecológica y hacen perdurable la actividad económica en el tiempo.
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Señaló que un ejemplo de ese tipo de prácticas son los sistemas silvopastoriles, los cuales permiten la interacción armónica del ganado, el ecosistema y el hombre, para generar impactos mínimos en el ambiente.
De acuerdo con Manuel Gómez, coordinador general del proyecto de ganadería sostenible que adelanta Fedegan, en la región Caribe el reto es mejorar la productividad de la ganadería y trabajar bajo los más altos estándares de tecnologías amigables con el medio ambiente para reducir las emisiones de carbono.
“Hay mucha vulnerabilidad climática en el territorio por lo que se evaluaron una serie de prácticas tecnológicas para la producción sostenible. La primera fue la protección de fuentes hídricas, gestión de pasturas, reservas de forrajes y la aplicación de abonos y fertilizantes orgánicos que contribuyan al desarrollo sostenible de la actividad económica”, comentó Gómez.
Explicó que para reducir y capturar el carbono emitido por los sistemas ganaderos fueron definidas siete prácticas potenciales como la rotación de potreros, lo cual es posible si se le garantiza al ganado agua, sombra, entre otras condiciones físicas necesarias para la conservación de las reses.
Así mismo, registros del tiempo adecuado para el pastoreo, la renovación de las praderas del ganado, prácticas de fertilización por compostaje, o de otro tipo de fertilización orgánica, y alimento para los semovientes.
Para aumentar la producción de cultivos sin hacer uso de la siembra extensiva que puede afectar el medio ambiente, la ciencia se ha convertido en una opción que permite modificar el material vegetal en la búsqueda de un mayor rendimiento. En ese sentido, Mario Augusto Zapata, director regional del Centro Motilona, de Agrosavia, aseveró que la oferta tecnológica puede contribuir a la reactivación económica de la agricultura porque la pandemia alteró la producción del sector, modificó el crecimiento del comercio y el empleo.
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Así mismo, puso en riesgo la seguridad alimentaria y nutricional del Cesar. Por tal motivo, comentó que la entidad tuvo que potencializar la resiliencia de los pequeños agricultores para la recuperación económica. “Esas acciones las teníamos que enlazar con las políticas públicas definidas en el Plan de Desarrollo Agropecuario y Rural, en donde las variables críticas de desarrollo del departamento apuntaban a que era necesario generar sistemas productivos sostenibles que garantizaran la seguridad alimentaria y nutricional”, explicó Zapata.
Precisó que dichas prácticas son fundamentales para el departamento debido a que hay un proceso de desertificación del suelo que oscila entre el 75 % y 80%. En atención a ello la entidad hizo un análisis de las tecnologías que favorecerían la producción en la región.
De acuerdo con Zapata, en el municipio de Agustín Codazzi está proyectada la siembra de las batatas biofortificadas Aurora y Ambarina, en 40 hectáreas, durante un periodo de tres años. Señaló que le propositivo de la iniciativa es generar por cada hectárea entre 20 y 22 toneladas de ese tubérculo.
Otra tecnología que está implementando la entidad está destinada a los cultivos de cacao. En ese sentido, Zapata puntualizó que en el municipio de La Paz establecieron un vivero donde están sembradas estas semillas. Con el apoyo de la Compañía Nacional de Chocolate, en el Centro de Investigación Motilonia se recogen aproximadamente un millón doscientas mil plántulas anuales.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILON
Mayor capacitación en tecnologías agropecuarias, alianzas entre las empresas privadas y públicas para potencializar la producción y créditos para los agricultores, son algunas de las estrategias a implementar para dinamizar de manera sostenible el agro en el Cesar.
La dinamización de la económica del Cesar por medio del sector agropecuario, bajo practicas amigables con el medio ambiente, es uno los retos de los pequeños productores, centros de investigación, entes gubernamentales y empresas del departamento, debido a que esta articulación permite generar ingresos con un impacto social positivo y bajos efectos ambientales. Así lo dieron a conocer expertos que participaron en el foro virtual ‘Retos del agro en postpandemia: reactivación y ciencia’, realizado por el diario EL PILÓN.
En este espacio, Juan Gonzalo Botero, viceministro de Asuntos Agropecuarios; Mario Augusto Zapata Tamayo, director regional del Centro Motilona, Agrosavia, y Manuel Gómez, coordinador general del proyecto de ganadería sostenible que adelanta Fedegan, explicaron la necesidad de implementar prácticas tecnológicas para reactivar el agro después de las afectaciones que causó la pandemia de la covid-19 en la producción del departamento y a nivel nacional.
En ese ese sentido, Juan Gonzalo Botero, viceministro de Asuntos Agropecuarios, comentó que el sector agropecuario debe iniciar una transición hacia una producción más ecológica y amigable con el medio ambiente. Puntualizó que el campo tiene que ser menos dependiente de los insumos agrícolas que por el alza del dólar se encarecen.
“La poca dependencia le permitirá al país una reducción importante en los costos y muchos beneficios comerciales porque los productos ambientalmente sostenibles son ampliamente valorados en el mundo”, argumentó Botero.
El funcionario público precisó que las practicas tecnológicas con un factor ambiental son la apuesta del Gobierno nacional porque permiten la preservación de la tierra, se adaptan al cambio climático, aumentan la producción de manera ecológica y hacen perdurable la actividad económica en el tiempo.
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Señaló que un ejemplo de ese tipo de prácticas son los sistemas silvopastoriles, los cuales permiten la interacción armónica del ganado, el ecosistema y el hombre, para generar impactos mínimos en el ambiente.
De acuerdo con Manuel Gómez, coordinador general del proyecto de ganadería sostenible que adelanta Fedegan, en la región Caribe el reto es mejorar la productividad de la ganadería y trabajar bajo los más altos estándares de tecnologías amigables con el medio ambiente para reducir las emisiones de carbono.
“Hay mucha vulnerabilidad climática en el territorio por lo que se evaluaron una serie de prácticas tecnológicas para la producción sostenible. La primera fue la protección de fuentes hídricas, gestión de pasturas, reservas de forrajes y la aplicación de abonos y fertilizantes orgánicos que contribuyan al desarrollo sostenible de la actividad económica”, comentó Gómez.
Explicó que para reducir y capturar el carbono emitido por los sistemas ganaderos fueron definidas siete prácticas potenciales como la rotación de potreros, lo cual es posible si se le garantiza al ganado agua, sombra, entre otras condiciones físicas necesarias para la conservación de las reses.
Así mismo, registros del tiempo adecuado para el pastoreo, la renovación de las praderas del ganado, prácticas de fertilización por compostaje, o de otro tipo de fertilización orgánica, y alimento para los semovientes.
Para aumentar la producción de cultivos sin hacer uso de la siembra extensiva que puede afectar el medio ambiente, la ciencia se ha convertido en una opción que permite modificar el material vegetal en la búsqueda de un mayor rendimiento. En ese sentido, Mario Augusto Zapata, director regional del Centro Motilona, de Agrosavia, aseveró que la oferta tecnológica puede contribuir a la reactivación económica de la agricultura porque la pandemia alteró la producción del sector, modificó el crecimiento del comercio y el empleo.
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Así mismo, puso en riesgo la seguridad alimentaria y nutricional del Cesar. Por tal motivo, comentó que la entidad tuvo que potencializar la resiliencia de los pequeños agricultores para la recuperación económica. “Esas acciones las teníamos que enlazar con las políticas públicas definidas en el Plan de Desarrollo Agropecuario y Rural, en donde las variables críticas de desarrollo del departamento apuntaban a que era necesario generar sistemas productivos sostenibles que garantizaran la seguridad alimentaria y nutricional”, explicó Zapata.
Precisó que dichas prácticas son fundamentales para el departamento debido a que hay un proceso de desertificación del suelo que oscila entre el 75 % y 80%. En atención a ello la entidad hizo un análisis de las tecnologías que favorecerían la producción en la región.
De acuerdo con Zapata, en el municipio de Agustín Codazzi está proyectada la siembra de las batatas biofortificadas Aurora y Ambarina, en 40 hectáreas, durante un periodo de tres años. Señaló que le propositivo de la iniciativa es generar por cada hectárea entre 20 y 22 toneladas de ese tubérculo.
Otra tecnología que está implementando la entidad está destinada a los cultivos de cacao. En ese sentido, Zapata puntualizó que en el municipio de La Paz establecieron un vivero donde están sembradas estas semillas. Con el apoyo de la Compañía Nacional de Chocolate, en el Centro de Investigación Motilonia se recogen aproximadamente un millón doscientas mil plántulas anuales.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILON