Por todo lo que representa, y por ser el primer certamen cultural y musical de nuestra región, debemos llamar la atención de las autoridades, los estamentos y los ciudadanos de que debemos esforzarnos por hacer las cosas lo mejor posible. Respecto a la Alcaldía de Valledupar, podemos decir que sin llegar a ser autoritaria sí debe notarse porque el slogan que enarbola tiene la oportunidad de una efectiva aplicación: poner el Festival en orden.
Posiblemente volvamos a una de las descomunales fiestas vallenatas, por el ambiente que se respira, las expectativas creadas, su carácter de rey de reyes, la idea de que esta es una celebración presencial de verdad y a que a la gente se le ha pasado el temor a la pandemia.
Por todo lo que representa, y por ser el primer certamen cultural y musical de nuestra región, debemos llamar la atención de las autoridades, los estamentos y los ciudadanos de que debemos esforzarnos por hacer las cosas lo mejor posible.
Respecto a la Alcaldía de Valledupar, podemos decir que sin llegar a ser autoritaria sí debe notarse porque el slogan que enarbola tiene la oportunidad de una efectiva aplicación: poner el Festival en orden.
En primer lugar, definir muy bien la función, acceso y cuidado de los escenarios en los que se celebraran los eventos abiertos al público, y que desarrollarán diferentes empresarios privados, locales y de otras ciudades, empezando por la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata, que no solo realiza eventos en el Parque de la Leyenda sino que organiza todas las actividades de los concursos de acordeones, canciones, y piquerias, y tiene participación en el desfile tradicional de Piloneras y los eventos religiosos de celebración.
Lugares emblemáticos como la tradicional e histórica Plaza Alfonso López deben ser debidamente regulados y administrados. Si la ciudad hizo un esfuerzo de inversión de $ 50.000 millones en una nueva plaza, reposición de redes hidráulicas de acueducto y sanitarias y de espacio público, calles, peatonalización y embellecimiento no tiene sentido que ese espacio público que es el que debe gozar y ver el visitante, sea ocupado, con la autorización de la misma administración, de todo tipo de negocios de ventas, para obtener unas rentas tributarias, que no compensan lo que gana el ciudadano y de contera Valledupar.
Por supuesto se debe hacer compatible la gran afluencia de público y su libre tránsito, asegurarle los servicios de sanitarios y de disposición de basuras, el abastecimiento de agua y de licores y comida, la venta y generación de empleos – dándole a los vendedores espacios con buena localización pero que no interfieran el paso de los peatones -, los servicios de seguridad física policial; de emergencia médica y las rutas de evacuación.
Hay aspectos que deben resaltarse como vitales: los vuelos aéreos y sus frecuencias. Los escasos vuelos el 1 de mayo a la capital de la República, cuando el día siguiente del Carnaval había 50 vuelos desde Barranquilla, y, a hora y media, opciones adicionales desde Cartagena y Santa Marta. Deben ofrecerse igual accesos directos de arribo y salida de buses, y en importantes vías como la Ruta del Sol, procurarse peajes expeditos que no generen una congestión fácil de superar con cierta previsión. Desmedidas tarifas aéreas, de buses y de alojamiento y restaurante socavan el Festival.
El tráfico debe manejarse de forma práctica y no estar tapando vías cuando más se requiere la libre circulación de vehículos, entre estos las mismas motocicletas, que podrán circular hasta las 7 pm. A propósito, por qué no un horario más extendido, si el inconveniente más que aligerar la circulación es el de seguridad, si habrá un pie de fuerza policial y de cámaras bastante amplio?
Por todo lo que representa, y por ser el primer certamen cultural y musical de nuestra región, debemos llamar la atención de las autoridades, los estamentos y los ciudadanos de que debemos esforzarnos por hacer las cosas lo mejor posible. Respecto a la Alcaldía de Valledupar, podemos decir que sin llegar a ser autoritaria sí debe notarse porque el slogan que enarbola tiene la oportunidad de una efectiva aplicación: poner el Festival en orden.
Posiblemente volvamos a una de las descomunales fiestas vallenatas, por el ambiente que se respira, las expectativas creadas, su carácter de rey de reyes, la idea de que esta es una celebración presencial de verdad y a que a la gente se le ha pasado el temor a la pandemia.
Por todo lo que representa, y por ser el primer certamen cultural y musical de nuestra región, debemos llamar la atención de las autoridades, los estamentos y los ciudadanos de que debemos esforzarnos por hacer las cosas lo mejor posible.
Respecto a la Alcaldía de Valledupar, podemos decir que sin llegar a ser autoritaria sí debe notarse porque el slogan que enarbola tiene la oportunidad de una efectiva aplicación: poner el Festival en orden.
En primer lugar, definir muy bien la función, acceso y cuidado de los escenarios en los que se celebraran los eventos abiertos al público, y que desarrollarán diferentes empresarios privados, locales y de otras ciudades, empezando por la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata, que no solo realiza eventos en el Parque de la Leyenda sino que organiza todas las actividades de los concursos de acordeones, canciones, y piquerias, y tiene participación en el desfile tradicional de Piloneras y los eventos religiosos de celebración.
Lugares emblemáticos como la tradicional e histórica Plaza Alfonso López deben ser debidamente regulados y administrados. Si la ciudad hizo un esfuerzo de inversión de $ 50.000 millones en una nueva plaza, reposición de redes hidráulicas de acueducto y sanitarias y de espacio público, calles, peatonalización y embellecimiento no tiene sentido que ese espacio público que es el que debe gozar y ver el visitante, sea ocupado, con la autorización de la misma administración, de todo tipo de negocios de ventas, para obtener unas rentas tributarias, que no compensan lo que gana el ciudadano y de contera Valledupar.
Por supuesto se debe hacer compatible la gran afluencia de público y su libre tránsito, asegurarle los servicios de sanitarios y de disposición de basuras, el abastecimiento de agua y de licores y comida, la venta y generación de empleos – dándole a los vendedores espacios con buena localización pero que no interfieran el paso de los peatones -, los servicios de seguridad física policial; de emergencia médica y las rutas de evacuación.
Hay aspectos que deben resaltarse como vitales: los vuelos aéreos y sus frecuencias. Los escasos vuelos el 1 de mayo a la capital de la República, cuando el día siguiente del Carnaval había 50 vuelos desde Barranquilla, y, a hora y media, opciones adicionales desde Cartagena y Santa Marta. Deben ofrecerse igual accesos directos de arribo y salida de buses, y en importantes vías como la Ruta del Sol, procurarse peajes expeditos que no generen una congestión fácil de superar con cierta previsión. Desmedidas tarifas aéreas, de buses y de alojamiento y restaurante socavan el Festival.
El tráfico debe manejarse de forma práctica y no estar tapando vías cuando más se requiere la libre circulación de vehículos, entre estos las mismas motocicletas, que podrán circular hasta las 7 pm. A propósito, por qué no un horario más extendido, si el inconveniente más que aligerar la circulación es el de seguridad, si habrá un pie de fuerza policial y de cámaras bastante amplio?