OPINIÓN

La piqueria de Valladolid

El 10 de diciembre de 1948 vio la luz el primer proyecto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  

La piqueria de Valladolid

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El 10 de diciembre de 1948 vio la luz el primer proyecto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.   Más de cincuenta países estuvieron involucrados en su redacción, se aprobó mediante la resolución 217 A (III)  por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas llevada a cabo en Paris – Francia. Por Latinoamérica firmaron Argentina, México, Brasil y Chile entre otros; Colombia se une el 12 de diciembre de 1968 mediante la Ley 74 del año en mención. España los plasma en la Constitución de 1978 tras la muerte del generalísimo Francisco Franco Bahamonde.

El 15 de agosto de 1550 se llevó a cabo una piquería sin acordeón, sin caja y sin guacharaca en Valladolid, más bien un contrapunteo, que para ser rigurosos hemos de decir que se conoció como la Controversia de Valladolid, escenificado en un tribunal compuesto por juristas y teólogos; dicha junta se conoció en su momento como la Polémica de los Naturales, se escenificó en el colegio San Gregorio de Valladolid, dicho acontecimiento se tiene como uno de los precursores de los Derechos Humanos.

El mencionado contrapunteo se dio entre los sacerdotes españoles Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, filósofo, jurista e historiador, quien defendía la guerra contra los indígenas, para de este modo lograr su conversión forzada; por su parte, De las Casas promulgó su ideario en favor de la igualdad de estos pueblos, que debían ser considerados personas y por tanto acreedores de derechos y trato digno, alegando que: “Los indígenas americanos,  tenían tanta humanidad como los europeos; y por ello no eran inferiores, sino iguales y por tanto libres”. La Controversia de Valladolid es el primer discurso público conocido, con una profundidad política tal, que se convirtió en el preludio de lo que en la actualidad se conoce como Derechos Humanos, obligando a dotar al Estado de un fundamento jurídico internacional sobre el accionar estatal en las Indias debido al cambio de mentalidad en los siglos XV y XVI de los europeos. 

Encuentro del 9 de junio de 1947 entre Eleanor Roosevelt (USA) presidenta de la Comisión de DD.HH y Vladimir M. Koretsky (URSS). Fuente: ONU.

La Controversia de Valladolid no obtuvo una sentencia firme, cada sector construyó un relato favorable para sí. Posteriormente, en 1552, Fray Bartolomé  de las Casas en su obra ‘La brevísima relación de la destrucción de las Indias’, plasmó su desacuerdo por la forma de actuar de los encomenderos (personas a los que la corona española concedía el derecho a tributar y servirse de los indígenas) en el nuevo mundo. Si bien es cierto que no hubo un pronunciamiento oficial en un sentido u otro, la importancia de este acontecimiento radica en que una monarquía  a la sazón conquistadora de nuevos territorios en América, plantea por vez primera el ámbito moral de sus decisiones, poniendo al alcance de todos, el debate sobre los Derechos Humanos.

Hubieron de transcurrir 398 años y cuatro meses desde la Controversia de Valladolid en el siglo XVI en los albores de la edad moderna, hasta el siglo XX en la edad contemporánea, para que el mundo viera nacer los Derechos Humanos, resultante de la amarga experiencia de la II Guerra Mundial. 

Con la creación de la Organización de las Naciones Unidas, la comunidad internacional se comprometió a no permitir, nunca más, atrocidades como las sucedidas en ese conflicto. Los mandatarios del mundo decidieron garantizar los derechos de todas las personas en cualquier lugar y en todo momento, a través de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Sin embargo, la ONU no tiene la capacidad suficiente para garantizar que las personas no sean vulneradas.  En abril de 2024, un informe de Amnistía Internacional muestra una alta preocupación en “materia de derechos humanos en 155 países durante 2023, vinculando cuestiones a nivel global y regional y analizando sus implicaciones para el futuro”. Ejércitos estatales y grupos armados al margen de la ley imponen sus propias reglas de la guerra; se producen conflictos étnicos; las crisis económicas están a la orden del día; el cambio climático tiene un efecto negativo sobre el desarrollo de los países; los defensores de los DD. HH. no son bien recibidos según en qué sectores políticos; pero quizás quienes se llevan la peor parte son las mujeres y los menores de edad, al igual que el colectivo LGBTI Q+; las redes sociales se han vuelto una incubadora de fake news (noticias falsas con el ánimo de desinformar), cuyo producto es la radicalización de los sectores sociales; por su parte la aparición de la IA no es prometedora en el ámbito de las libertades, por el manejo monopolizado y sesgado que se hace de ella.

Para Human Rights Watch es muy preocupante el recrudecimiento de hostilidades entre Medinat Yisrael (Israel) y el Movimiento de Resistencia Islámica (Ḥarakah al-Muqāwamah al-ʾIslāmiyyah) más conocido como Hamás (no Palestina); al igual que el de Ucrania, Etiopía, Sudán y los del Sahel al norte del Sahara, cabe anotar que en esta última se produjeron hasta la fecha el 51 % de las muertes por terrorismo. Las olas calóricas soportadas por Canadá, Bangladesh y Libia produjeron incendios forestales y sequías. En todo el planeta se acentuó la desigualdad social, y las decisiones políticas no fueron apropiadas para resolver esta problemática. Los DD. HH. están en crisis y su solución sobrepasa a los gobiernos, que por sí solos no pueden dar respuesta, puesto que la globalización del mundo hace que las causas de los problemas sean intrincados y por ende la solución de estos se han de buscar en conjunto con otras naciones.

En Latinoamérica persiste la desaparición y el desplazamiento forzado, la vigilancia ilegal, el homicidio, las amenazas, la tortura y juicios sin las debidas garantías. La creciente brecha social a nivel nacional e internacional hace que persista un descontento entre la población, sin herramientas estatales  para dar solución a corto o mediano plazo. El Sistema Interamericano de los DD. HH. realizó un importante papel a la hora de reivindicar justicia y reparación en los derechos fundamentales de las personas, pero aun así es insuficiente. Los países de la región no fueron contundentes en la praxis para reducir los efectos del cambio climático, lo que se tradujo en incendios forestales, subida del nivel del mar, inundaciones y erosiones. Por si fuera poco, los servicios de salud no son los adecuados y la seguridad alimentaria no está garantizada.

En lo que respecta a Colombia, aunque se dieron conversaciones de paz y  ceses al fuego, la población sigue afectada por las violaciones de los  derechos humanos e infracciones al DIH (derecho internacional humanitario) causadas por un conflicto armado persistente, donde no solo hay la confrontación con guerrillas, sino que también se han acentuado las  bandas al servicio del narcotráfico y la internacionalización a su vez de estas; la controvertida utilización del presunto uso del software espía Pegasus por parte de las fuerzas de seguridad del Estado; el desabastecimiento de medicamentos; la opinión negativa sobre las personas refugiadas venezolanas que suscitan gran preocupación por el estereotipo generado alrededor de ellas; el alto nivel de corrupción, con una percepción de un 39 % y 40 % en la última década,  y la cada vez mayor polarización político – social, hacen que la aplicación de los Derechos Humanos sean muy difíciles de lograr.

En este siglo XXI, en pleno inicio de la generación beta (2025-2039), donde los seres humanos  integrarán lo digital con lo físico, en mi entender es perentorio acentuar la defensa de los derechos humanos para garantizar un futuro mejor a las generaciones venideras, aunque a muchos individuos de los actuales tiempos lastimosamente se les vulneren sus derechos. Concluyo este escrito  con la siguiente definición de los DD. HH., para mí tan acertada, que merece poner de nuestra parte para alcanzarla: “Existen ciertos atributos de dignidad que nos son otorgados por nuestra condición de personas, que nos permiten vivir como queremos, vivir bien, y vivir sin humillaciones. Su denominación no es otra que los Derechos Humanos, que deben ser respetados y organizados por los Estados. La Constitución Política de Colombia y los tratados internacionales respaldan su protección. Algunos tienen una naturaleza más individual y otros más colectiva. Aunque esos derechos pueden ser civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, colectivos, del medio ambiente, de los pueblos, del desarrollo y de la paz, todos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí.” (VALENCIA VILLA, Alejandro. ¿Qué son los derechos humanos?). 

Por: Donaldo Morón Rojas.

Politólogo – Administrador financiero.

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