Con 39 años de edad, Miguel Uribe Turbay es el más joven de los candidatos a la Presidencia de la República de Colombia. Un tema no menor, sobre todo en un país donde 12 millones 672 mil personas son jóvenes entre 14 y 28 años, es decir el 25% de la población colombiana. De Miguel Uribe Turbay se perciben tres cosas, que por lo menos a mí, llaman la atención.
La primera es que se le ve una persona madura y a diferencia de mucho joven que llega a un buen cargo público, no se percibe una persona ambiciosa de poder. Se percibe con los pies en la tierra, tanto en su vida personal como en su vida pública.
La segunda, es que se le ve actitud en su aspiración presidencial a diferencia de otros a los que se les ocurre ser candidatos a la presidencia, sin pensar que el país tiene unos temas cruciales y que las regiones padecen problemas estructurales que no se solucionan con pañitos de agua tibia.
La tercera, es que si bien tiene como su principal pilar la seguridad frente a la violencia, entiende que el país tiene otras problemáticas y se ve que las ha estudiado.
Hoy le toca ser víctima, ya en el pasado lo fue cuando era niño, con el crimen de su madre Diana Turbay. Y aunque la tragedia que desde décadas atrás acompaña a Colombia, es decir la violencia, le tocó la puerta a temprana edad, no se le ve victimizándose.
“Oramos por su recuperación” pareciera no ser suficiente; la verdad es que es injusto desde todo punto de vista que al joven Miguel Uribe Turbay lo hayan agredido en su integridad. Uno puede coincidir o no con los planteamientos de este joven, pero es innegable que es una joven figura de la política colombiana, que en los cargos públicos que ha ocupado no se le conoce escándalo alguno y mucho menos de corrupción; pero además se le ve un joven juicioso y coincida o no uno con él, que argumenta lo que dice y expone con seriedad lo que piensa.
Pretender callar su voz además de ruin es absurdo, ¿o es que acaso la gente no tiene derecho a expresar lo que piensa?. La voz de los presidenciables es mejor oírla, cada quien verá si está de acuerdo o no con las posturas de cada candidato y lo expresara en las urnas.
No es a punta de plomo como se atacan las ideas. Así no. Estamos retrocediendo, el atentado a Miguel Uribe Turbay pareciera una imagen calcada de otras épocas, cuando a punta de bala acabaron con la vida de buenos candidatos a la presidencia de la República.
Lo grave sería que Miguel fuera un corrupto o un bandido, pero un joven que lo que expresa son posturas e ideas. La verdad es que como vamos, vamos mal. Unas nuevas generaciones de colombianos siendo víctima de la violencia, unas nuevas generaciones de colombianos observando una vez más la cara de nuestra eterna tragedia, un país donde todo se soluciona con violencia.
Un país inseguro, en el que hasta expresarse es motivo de inseguridad.
Por: Quintín Quintero












