En el corazón de Valledupar, donde el acordeón es el pulso de la vida y la caja y la guacharaca el latido constante, existe un nombre que resuena con una fuerza inigualable, capaz de silenciar el murmullo cotidiano y concentrar todas las miradas en un solo punto: el cuál es el escenario. Para nadie es un secreto y no es una exageración decir que, cuando el hijo de Urumita anuncia algún álbum, la ciudad entera se paraliza. Las calles, usualmente bulliciosas, adquieren una quietud expectante, y el tiempo parece ralentizarse, como si la propia Valledupar contuviera el aliento a la espera de sus primeras notas al escuchar las mágicas melodías del cantante.
Su voz es esa que se eleva por encima de los instrumentos para contar historias de amor, desamores, alegría y melancolía, es el verdadero epicentro de este folclor vallenato. Desde el instante en que pisa la capital (la linda Valledupar), la alegría que exparse es contagiosa, un magnetismo puro que irrumpe cualquier otro evento en esta ciudad. Las conversaciones se detienen, los negocios bajan sus persianas antes de lo habitual y multitudes de personas vestidas con la mancha roja se apresuran a encontrar el mejor lugar para ser parte de esta mágica aventura.
No es solo un concierto; es una unión pluridimensional, es una celebración que identifica a cada seguidor con estas lindas notas del vallenato encarnada en la figura del gran artista. Cada verso es coreado por miles y miles de gargantas al unísono, cada melodía es un eco de la tradición que se renueva y vibra en el alma de su gente. Ese es el gran Silvestre Dangond que no solo canta; conecta, emociona sino que transporta a un lugar donde la música es el vino que llena la copa del silencio.
Es un desfile de éxitos que han marcado en la historia del cantante desde los vibrantes días de “La Colegiala” y “Lo Ajeno se Deja Quieto”, que lo catapultaron a la gloria del vallenato, hasta consolidarlo de su único estilo con álbumes como “Más Unidos que Nunca” y “La 9ª Batalla”, cada lanzamiento ha sido un hito transcendental para la historia de este flocor. ¿Quién no ha cantado a viva voz “Coge el Avión”, “La Gringa” o “Ni Punto de Comparación”? Sus canciones se han convertido en himnos de odiseas y momentos inolvidables, construyendo así una historia discográfica que es el testimonio de su adaptación y su conexión con el sentir de su gente.
Un artista que ha sabido evolucionar sin perder su esencia, incursionando en nuevos sonidos han ampliado su alcance cómo en temas “Ya No Me Interesa”, “Por un Beso de Tu Boca” y “Justicia” (con Natti Natasha) que demostraron su capacidad de reinventarse y seguir siendo foco relevante del vallenato moderno. Cada presentación suya es un viaje a través de estos éxitos, un reencuentro con la nostalgia y la alegría que solo su música puede provocar.
Pero si hay un momento reciente que ha electrificado a la fanaticada, es el lanzamiento de ‘Ta Malo’, su más reciente producción, que marcó un precedente en toda Colombia que desde la capital de nuestro país dónde colmaron más de 35.000 almas para escuchar su canto en el glorioso estadio el Campín.
Auge que le dió inicio a un reencuentro musical con el talentoso sincelejano Juancho de la Espriella. Esta relación que no solo es un álbum; sino el boom del momento, es la máxima expectativa ante el regreso de esta icónica dupla que era palpable, y el resultado ha superado todas las proyecciones de este ‘El Último Baile’, título con el que promocionó este proyecto que evoca una sensación de cierre de ciclo, pero a la vez, una celebración a la altura de su misma leyenda.
Este disco no solo ha revivido la ilusión de un conjunto musical, sino que ha paralizado a Valledupar y a Colombia entera por sus bellas notas, causando así en menos de 24 horas más de 2 millones de reproducciones. Cada canción de “El Último Baile” se ha convertido en un nuevo favorito, demostrando que la química entre Silvestre y Juancho sigue intacta, más potente que nunca. Esto es la confirmación de que hay conexiones artísticas que trascienden en el tiempo y las tendencias siguen siendo capaces de generar un impacto sísmico en el templo del Vallenato.
La capacidad para convocar y unir a la ciudad entera no es fruto de una casualidad sino el resultado de años de dedicación, de una pasión inquebrantable por su amor y de su conexión genuina con toda su fanaticada.
Así que, la próxima vez!! que escuches que Silvestre Dangond se presentará en Valledupar, no te sorprendas si el ritmo de la ciudad cambia. Es el llamado de un rey, un maestro del vallenato que, con su canto, logra lo impensable: detener el reloj y unir a toda una comunidad bajo la esencia de su música. Y es en esos momentos donde Valledupar, más que nunca, se siente viva, orgullosa y, por un instante, completamente paralizada por la grandeza de su ídolo.
Por: Roberto García











