El candidato al Senado por el Centro Democrático explicó las propuestas que tiene para la agricultura del Cesar.
El administrador de empresas urumitero, Indalecio Dangond, expresó a esta casa editorial que el departamento del Cesar “tiene todos los microclimas” para producir alimentos que demanda esta región, por lo que le “indigna” que algunos productos de consumo diario sean traídos de otras zonas del país como Boyacá, Quindío y Risaralda. En entrevista con EL PILÓN expuso algunas propuestas relacionadas a la economía agropecuaria.
Yo estoy aspirando al Senado de la República para prestar un servicio a mi país y al sector agropecuario, por el cual he trabajado durante 33 años. Ahí hay una población de alrededor de 12 millones de personas que trabajan todos los días para que lleguen los alimentos a los colombianos, pero que han sido abandonadas por el Estado.
Además, porque la economía agropecuaria está envejecida, no solo por las personas que están en el campo, sino también por las leyes, ya que la mayoría de ellas se hicieron en la década del 90 y no se han actualizado a las dinámicas de la actualidad.
Lo que pasa es que yo vengo escribiendo hace 12 años en esta y otras casas editoriales sobre política agropecuaria y con eso he logrado un posicionamiento en los gremios del país. Por eso, el expresidente me dijo que necesitaba que en el Congreso hubiera un líder para el sector agropecuario y que creía que esa persona era yo…
En materia económica, ¿cuál cree que es el diagnóstico de la agricultura del Cesar?
El Cesar está muy mal. Toda vez que se revisa el producto interno bruto (PIB) del departamento, que está distribuido en un 42 % la actividad minera; la actividad pública; luego sigue el comercio que es principalmente informal. Por último, están los sectores que deberían generar más recursos: la industria, lo agropecuario y la construcción.
Este es un departamento que tiene vocación agropecuaria y debería estar liderando todo el desarrollo de la agroindustria para hacer exportaciones de pulpa de mango u otras frutas a los mercados de Europa o Estados Unidos, como se hace con la ganadería.
A mí me da tristeza e indignación que las 300.000 cebollas y tomates que consumen los vallenatos, deban recorrer más de 1.100 kilómetros desde Boyacá, Quindío o Risaralda cuando aquí tenemos todos los microclimas para eso, entonces no podemos esperar que los cachacos hagan las cosas por nosotros.
¿Qué falta para lograr ese liderazgo?
La agricultura se escribe con agua y si no hay riego no puedes hacer nada. Aquí falta un plan agresivo de inversión en presas o embalses municipales para recoger las lluvias en invierno y usar el agua en meses de sequía, a través de canales de riego que puedan llegar a todas las zonas agrícolas de los 25 municipios del Cesar, y se pueda cultivar todo el año.
Para eso propongo que el 50 % de las regalías en este departamento se usen para este propósito, también para energía solar, ya que el riego requiere bombeo, que con energías limpias saldría más económico. Ese mismo dinero podría alcanzar para construir las vías que conduzcan a los centros de producción agrícolas y ganaderos.
Por Andrea Carolina Guerra / EL PILÓN.
@andreaguerraperiodista
El candidato al Senado por el Centro Democrático explicó las propuestas que tiene para la agricultura del Cesar.
El administrador de empresas urumitero, Indalecio Dangond, expresó a esta casa editorial que el departamento del Cesar “tiene todos los microclimas” para producir alimentos que demanda esta región, por lo que le “indigna” que algunos productos de consumo diario sean traídos de otras zonas del país como Boyacá, Quindío y Risaralda. En entrevista con EL PILÓN expuso algunas propuestas relacionadas a la economía agropecuaria.
Yo estoy aspirando al Senado de la República para prestar un servicio a mi país y al sector agropecuario, por el cual he trabajado durante 33 años. Ahí hay una población de alrededor de 12 millones de personas que trabajan todos los días para que lleguen los alimentos a los colombianos, pero que han sido abandonadas por el Estado.
Además, porque la economía agropecuaria está envejecida, no solo por las personas que están en el campo, sino también por las leyes, ya que la mayoría de ellas se hicieron en la década del 90 y no se han actualizado a las dinámicas de la actualidad.
Lo que pasa es que yo vengo escribiendo hace 12 años en esta y otras casas editoriales sobre política agropecuaria y con eso he logrado un posicionamiento en los gremios del país. Por eso, el expresidente me dijo que necesitaba que en el Congreso hubiera un líder para el sector agropecuario y que creía que esa persona era yo…
En materia económica, ¿cuál cree que es el diagnóstico de la agricultura del Cesar?
El Cesar está muy mal. Toda vez que se revisa el producto interno bruto (PIB) del departamento, que está distribuido en un 42 % la actividad minera; la actividad pública; luego sigue el comercio que es principalmente informal. Por último, están los sectores que deberían generar más recursos: la industria, lo agropecuario y la construcción.
Este es un departamento que tiene vocación agropecuaria y debería estar liderando todo el desarrollo de la agroindustria para hacer exportaciones de pulpa de mango u otras frutas a los mercados de Europa o Estados Unidos, como se hace con la ganadería.
A mí me da tristeza e indignación que las 300.000 cebollas y tomates que consumen los vallenatos, deban recorrer más de 1.100 kilómetros desde Boyacá, Quindío o Risaralda cuando aquí tenemos todos los microclimas para eso, entonces no podemos esperar que los cachacos hagan las cosas por nosotros.
¿Qué falta para lograr ese liderazgo?
La agricultura se escribe con agua y si no hay riego no puedes hacer nada. Aquí falta un plan agresivo de inversión en presas o embalses municipales para recoger las lluvias en invierno y usar el agua en meses de sequía, a través de canales de riego que puedan llegar a todas las zonas agrícolas de los 25 municipios del Cesar, y se pueda cultivar todo el año.
Para eso propongo que el 50 % de las regalías en este departamento se usen para este propósito, también para energía solar, ya que el riego requiere bombeo, que con energías limpias saldría más económico. Ese mismo dinero podría alcanzar para construir las vías que conduzcan a los centros de producción agrícolas y ganaderos.
Por Andrea Carolina Guerra / EL PILÓN.
@andreaguerraperiodista