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Informes Especiales - 15 agosto, 2015

“No asumimos la cara de indio que tenemos”: Daniel Maestre

El coordinador de comunicaciones del cabildo Kankuamo aseguró que la sociedad se avergüenza de los indígenas.

En la Sierra cada pueblo tiene su misión desde la ley de origen. Los Arhuacos y los Koguis quedaron en la parte superior, para cuidarlos.
En la Sierra cada pueblo tiene su misión desde la ley de origen. Los Arhuacos y los Koguis quedaron en la parte superior, para cuidarlos.
Boton Wpp

En Colombia existen 120 pueblos indígenas, ubicados en 31 de los 32 departamentos del país, 92 son reconocidos por el Estado. Seis de esos pueblos están ubicados en el departamento del Cesar, cuatro hacen parte de la Sierra Nevada de Santa Marta, uno de la Serranía de Perijá y otro está cerca del municipio de El Copey.

En la Sierra habitan los Kogui, Wiwas, Arhuacos y Kankuamos, mientras que en la Serranía de Perijá están los Yukpas, y en El Copey existe un asentamiento de Chimilas.

De esos seis pueblos los que más registran precarias condiciones son los Yukpas y los Chimilas, estos últimos permanecen en un estado de indigencia fuerte, según el coordinador de comunicaciones del cabildo Kankuamo, Daniel Maestre, quien reconoció que a la sociedad le avergüenza los indígenas.

La dura y reconocida realidad fue dada a conocer por el Tejido Indígena Comunicativo del Karibe Colombiano (TICKaribe), a través de la jornada de sensibilización entre los miembros de las comunidades indígenas y los medios de comunicación, en el marco de la Semana de los Pueblos Indígenas de Colombia, llamada ‘ABC de los Pueblos Indígenas’.

En esa actividad, que se llevó a cabo en el auditorio Afrario Restrepo de la Cámara de Comercio de Valledupar, la mañana de ayer, convocada por el Círculo de Periodistas de Valledupar (CPV), se reconoció el desconocimiento de Valledupar en cuanto a su riqueza étnica.

“En Valledupar nos creemos blancos, pero cuando nos miramos al espejo vemos que tenemos una cara de indio”.

Nosotros no queremos asumir que somos hijos de negros, blancos, indígenas, que somos hijos de conquistados y conquistadores y eso es un problemas y es por esa razón que hemos creado una barrera entre Valledupar y la Sierra”, aseguró Maestre.

Este indígena kankuamo dijo que los pueblos de más de cien mil habitantes: 80 ubicados en la Sierra y seis mil en la Serranía, se sienten desconocidos, más aún por la incapacidad del Estado de hacerle entender a la gente los contextos en los cuáles se dan los derechos por la misma responsabilidad del ciudadano de a pie.

Silsa Matilde Arias Martínez, comunicadora de vida y quien se auto-reconoce como tejedora de la palabra, especificó que hoy por hoy, la constitución y la Declaración de los Derechos Humanos desde las Naciones Unidas reconocen a los pueblos indígenas.

“Y nosotros no solamente somos pueblos indígenas, somos naciones indígenas”, dijo y recordó que en octubre del año pasado, a punta de movilización el pueblo indígena logró que el Presidente Santos firmara el Decreto propio de los pueblos indígenas (1459), donde reconoce, después de la Constitución del 91 -24 años después-, un derecho, que es la capacidad de administrar los propios recursos, es decir que no llegan a manos de la Alcaldía y dependía de las apuestas.

Las características de los pueblos
De los 80 mil indígenas que habitan en la Sierra, el de mayor representación poblacional es el Arhuaco, con alrededor de 40 mil, más de 20 mil kankuamos y 20 mil entre koguis y yukpas.

En la Serranía de Perijá habitan alrededor de seis mil yukpas, divididos en seis resguardos, mientras que los Chimilas tienen un asentamiento de 120 habitantes en El Copey, su mayor resguardo está en San Ángel, Magdalena.

En término simbólico, todos los indígenas visten de blanco, sólo que con algunas diferencias. Los arhuacos, que son los de mayor estatura, son los que más se diferencian de los otros pueblos al utilizar una especie de vestido conformado como con una ruana amarrada a la cintura y un gorro de hilo, por lo general plano arriba y duro.

Los wiwas visten de blanco, con una chamarra, pantalón fabricado y utilizan un sombrero blanco, mientras que el pueblo Kogui viste con una chamarra que les llega a las rodillas con un pantalón del mismo material y los mamos son los que utilizan gorro, que es de hilo suave y puntiagudo.

Por su parte, los kankuamos visten de blanco, con tela industrializada.
En cuanto a los yukpas, estos se conocen más por su fisionomía: Las mujeres adoptaron vestidos de colores, especialmente morados, mientras que los hombres utilizan vestidos normales, casuales, mientras que los tradicionales utilizan guayuco, pero ya les da pena salir así.

Existe una relación en cuanto a símbolos de estos pueblos indígenas como lo es la mochila, un elemento que siempre llevan en el hombro, para ellos simboliza la parte femenina, el vientre, lo que éste contiene. Las más pequeñas las utilizan para llevar el ayo y poporo, dos elementos sagrados, utilizados por todos los pueblos de la Sierra.

Según Daniel Maestre, el ayo es el elemento que dejaron los padres ancestrales para hablar, para comunicarse puesto que éste les da más claridad en lo que dicen y además, porque al masticarlo se debe comportar de una manera diferente y los pensamientos negativos obligatoriamente deben alejarse.

¿Los pueblos indígenas se oponen al desarrollo?
Varias han sido las negativas por parte de los pueblos indígenas ante proyecto que, según las autoridades municipales, son de gran importancia para Valledupar y su desarrollo, entre esos la represa Los Besotes, un proyecto que se presume ayudaría a mejorar la calidad de vida de los habitantes por ser un sitio donde se reserve el agua.

Sin embargo, los indígenas, a través de sus líderes indican “no es que estemos en contra, es que hay que hacer unos procedimientos para que los impactos que se vayan a ocasionar no sean tan fuertes. Las autoridades nos mandaron a hacer un estudio de cómo funciona el tema de la represa y encontramos que no es sustentable ni sostenible económica ni socialmente”.

Daniel Maestre alertó a la comunidad, especificando que los mamos dicen que si se hace una represa como la están pensando hacer, los conductos ubicados debajo del río se dañarían y esto podría ocasionar hundimiento de la población, en unos 20 o 50 años.

Mientras que plantean que se debe comenzar a construir el significado de desarrollo, porque si desarrollo es acabar con el río Guatapurí, hay que revaluarlo. “Nosotros decimos que desarrollo es la capacidad que tenemos de crear condiciones para mejorar nuestra vida. No decimos que es cemento o lo otro, esos son elementos que son importantes, pero hay que saberlos usar”, dijo el kankuamo Daniel.

Idiomas
En Colombia se hablan 69 idiomas, 64 los aportan los pueblos indígenas, y cinco de ellos son propios de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Según Silsa Matilde Arias Martínez “eso indica que los pueblos indígenas perviven a pesar de los azotes, a pesar de las estrategias de aniquilamiento, de desconocimiento. Siguen con sus usos y costumbres allí”.

Atánquez fue la capital de esta zona hace 120 años, y la gente emigró a Valledupar.

Los pueblos de la Sierra se definen como una mesa de cuatro patas, donde falle una se desequilibra la mesa.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]

 

Informes Especiales
15 agosto, 2015

“No asumimos la cara de indio que tenemos”: Daniel Maestre

El coordinador de comunicaciones del cabildo Kankuamo aseguró que la sociedad se avergüenza de los indígenas.


En la Sierra cada pueblo tiene su misión desde la ley de origen. Los Arhuacos y los Koguis quedaron en la parte superior, para cuidarlos.
En la Sierra cada pueblo tiene su misión desde la ley de origen. Los Arhuacos y los Koguis quedaron en la parte superior, para cuidarlos.
Boton Wpp

En Colombia existen 120 pueblos indígenas, ubicados en 31 de los 32 departamentos del país, 92 son reconocidos por el Estado. Seis de esos pueblos están ubicados en el departamento del Cesar, cuatro hacen parte de la Sierra Nevada de Santa Marta, uno de la Serranía de Perijá y otro está cerca del municipio de El Copey.

En la Sierra habitan los Kogui, Wiwas, Arhuacos y Kankuamos, mientras que en la Serranía de Perijá están los Yukpas, y en El Copey existe un asentamiento de Chimilas.

De esos seis pueblos los que más registran precarias condiciones son los Yukpas y los Chimilas, estos últimos permanecen en un estado de indigencia fuerte, según el coordinador de comunicaciones del cabildo Kankuamo, Daniel Maestre, quien reconoció que a la sociedad le avergüenza los indígenas.

La dura y reconocida realidad fue dada a conocer por el Tejido Indígena Comunicativo del Karibe Colombiano (TICKaribe), a través de la jornada de sensibilización entre los miembros de las comunidades indígenas y los medios de comunicación, en el marco de la Semana de los Pueblos Indígenas de Colombia, llamada ‘ABC de los Pueblos Indígenas’.

En esa actividad, que se llevó a cabo en el auditorio Afrario Restrepo de la Cámara de Comercio de Valledupar, la mañana de ayer, convocada por el Círculo de Periodistas de Valledupar (CPV), se reconoció el desconocimiento de Valledupar en cuanto a su riqueza étnica.

“En Valledupar nos creemos blancos, pero cuando nos miramos al espejo vemos que tenemos una cara de indio”.

Nosotros no queremos asumir que somos hijos de negros, blancos, indígenas, que somos hijos de conquistados y conquistadores y eso es un problemas y es por esa razón que hemos creado una barrera entre Valledupar y la Sierra”, aseguró Maestre.

Este indígena kankuamo dijo que los pueblos de más de cien mil habitantes: 80 ubicados en la Sierra y seis mil en la Serranía, se sienten desconocidos, más aún por la incapacidad del Estado de hacerle entender a la gente los contextos en los cuáles se dan los derechos por la misma responsabilidad del ciudadano de a pie.

Silsa Matilde Arias Martínez, comunicadora de vida y quien se auto-reconoce como tejedora de la palabra, especificó que hoy por hoy, la constitución y la Declaración de los Derechos Humanos desde las Naciones Unidas reconocen a los pueblos indígenas.

“Y nosotros no solamente somos pueblos indígenas, somos naciones indígenas”, dijo y recordó que en octubre del año pasado, a punta de movilización el pueblo indígena logró que el Presidente Santos firmara el Decreto propio de los pueblos indígenas (1459), donde reconoce, después de la Constitución del 91 -24 años después-, un derecho, que es la capacidad de administrar los propios recursos, es decir que no llegan a manos de la Alcaldía y dependía de las apuestas.

Las características de los pueblos
De los 80 mil indígenas que habitan en la Sierra, el de mayor representación poblacional es el Arhuaco, con alrededor de 40 mil, más de 20 mil kankuamos y 20 mil entre koguis y yukpas.

En la Serranía de Perijá habitan alrededor de seis mil yukpas, divididos en seis resguardos, mientras que los Chimilas tienen un asentamiento de 120 habitantes en El Copey, su mayor resguardo está en San Ángel, Magdalena.

En término simbólico, todos los indígenas visten de blanco, sólo que con algunas diferencias. Los arhuacos, que son los de mayor estatura, son los que más se diferencian de los otros pueblos al utilizar una especie de vestido conformado como con una ruana amarrada a la cintura y un gorro de hilo, por lo general plano arriba y duro.

Los wiwas visten de blanco, con una chamarra, pantalón fabricado y utilizan un sombrero blanco, mientras que el pueblo Kogui viste con una chamarra que les llega a las rodillas con un pantalón del mismo material y los mamos son los que utilizan gorro, que es de hilo suave y puntiagudo.

Por su parte, los kankuamos visten de blanco, con tela industrializada.
En cuanto a los yukpas, estos se conocen más por su fisionomía: Las mujeres adoptaron vestidos de colores, especialmente morados, mientras que los hombres utilizan vestidos normales, casuales, mientras que los tradicionales utilizan guayuco, pero ya les da pena salir así.

Existe una relación en cuanto a símbolos de estos pueblos indígenas como lo es la mochila, un elemento que siempre llevan en el hombro, para ellos simboliza la parte femenina, el vientre, lo que éste contiene. Las más pequeñas las utilizan para llevar el ayo y poporo, dos elementos sagrados, utilizados por todos los pueblos de la Sierra.

Según Daniel Maestre, el ayo es el elemento que dejaron los padres ancestrales para hablar, para comunicarse puesto que éste les da más claridad en lo que dicen y además, porque al masticarlo se debe comportar de una manera diferente y los pensamientos negativos obligatoriamente deben alejarse.

¿Los pueblos indígenas se oponen al desarrollo?
Varias han sido las negativas por parte de los pueblos indígenas ante proyecto que, según las autoridades municipales, son de gran importancia para Valledupar y su desarrollo, entre esos la represa Los Besotes, un proyecto que se presume ayudaría a mejorar la calidad de vida de los habitantes por ser un sitio donde se reserve el agua.

Sin embargo, los indígenas, a través de sus líderes indican “no es que estemos en contra, es que hay que hacer unos procedimientos para que los impactos que se vayan a ocasionar no sean tan fuertes. Las autoridades nos mandaron a hacer un estudio de cómo funciona el tema de la represa y encontramos que no es sustentable ni sostenible económica ni socialmente”.

Daniel Maestre alertó a la comunidad, especificando que los mamos dicen que si se hace una represa como la están pensando hacer, los conductos ubicados debajo del río se dañarían y esto podría ocasionar hundimiento de la población, en unos 20 o 50 años.

Mientras que plantean que se debe comenzar a construir el significado de desarrollo, porque si desarrollo es acabar con el río Guatapurí, hay que revaluarlo. “Nosotros decimos que desarrollo es la capacidad que tenemos de crear condiciones para mejorar nuestra vida. No decimos que es cemento o lo otro, esos son elementos que son importantes, pero hay que saberlos usar”, dijo el kankuamo Daniel.

Idiomas
En Colombia se hablan 69 idiomas, 64 los aportan los pueblos indígenas, y cinco de ellos son propios de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Según Silsa Matilde Arias Martínez “eso indica que los pueblos indígenas perviven a pesar de los azotes, a pesar de las estrategias de aniquilamiento, de desconocimiento. Siguen con sus usos y costumbres allí”.

Atánquez fue la capital de esta zona hace 120 años, y la gente emigró a Valledupar.

Los pueblos de la Sierra se definen como una mesa de cuatro patas, donde falle una se desequilibra la mesa.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
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