Este Centro de Desarrollo Integral CDI, construido con recursos de regalías recibidas por el municipio, cuenta con una infraestructura apropiada para los 136 menores que atiende.
Antes de que el reloj marque las siete de la mañana, los pequeños empiezan a llegar del brazo de sus padres para cumplir una cita con el aprendizaje. Ciento treinta y seis menores encuentran en el Centro de Desarrollo Integral CDI Mundo Feliz, su segundo hogar.
Este CDI para la primera infancia fue construido y dotado con recursos de regalías de los que el municipio de Barrancas es beneficiario; con una inversión de $3.029 millones es el primero del municipio. Antes de esta inversión los menores asistían a una casa que no reunía las condiciones adecuadas, desde 2015 se estrenó esta nueva sede en el barrio Los Cerezos, que recibe niños de barrios vecinos como Madre Bernarda, Los Sauces, Portal del Cerezo y Rincón del Cerezo.
En una amplia área se edificaron siete salones, cocina con despensa, comedor, parque y área administrativa. Los niños, desde el año y seis meses hasta los cinco, ingresan a las siete de la mañana reciben el desayuno, media mañana, almuerzo y merienda, luego de un descanso, hacia las tres de la tarde regresan a sus hogares.
El CDI en su mayoría recibe a los hijos de mototaxistas, amas de casa, vendedores de lotería y de verduras, que gracias a este proyecto cuentan con una ayuda para que sus hijos aprendan, tengan apoyo nutricional y emocional, así como el cuidado y el amor de las profesoras, la operación del CDI está a cargo del ICBF, en el marco de la estrategia De Cero a Siempre.
El caso de Ángela Brito Muñoz, de 23 años y madre de dos niños y otro que viene en camino, refleja el gran beneficio de esta inversión. Su esposo es llantero y ella es ama de casa, por lo que los ingresos del hogar son menos de 500 mil pesos mensuales.
Su hija de tres años entró con desnutrición, debido a que, por dificultades económicas no tienen todos los días la alimentación necesaria: “realmente a veces no había para el desayuno, solo para el almuerzo y tampoco había para la cena. Se llegó esto en al barrio y los metí enseguida. Ahora me siento bien porque mi hija recibe su comida aquí, cuando no tengo desayuno en la casa acá sé que se lo dan. Eso me tranquiliza porque sé que está comiendo bien”.
El programa institucional también ha sido la salvación para Mayerlis Díaz, de 33 años y madre de dos niñas. Ella es empleada doméstica por días y su esposo es mototaxista.
La menor de sus pequeñas, de dos años, asiste al CDI por lo que manifiesta: “soy una dichosa beneficiaria de esta institución. Yo trabajo en casa de familia y esto me permite hacerlo porque la dejo acá y me voy, confiando en que está bien y que comerá bien. Yo les agradezco por este proyecto, porque de verdad no todos los padres tenemos dinero para pagar un colegio como este para nuestros hijos”.
Juliana Ortiz es la coordinadora de un equipo interdisciplinario encargado de la atención de los pequeños y quien asegura que, en cuanto a infraestructura, este CDI es el mejor del municipio.
Consciente de la problemática económica que enfrentan Juliana comenta “En esto es que se debe invertir, en nuestra niñez. Muchos padres se sienten seguros y tranquilos porque al no tener los recursos saben que acá sus niños tienen alimentación y educación sin ningún costo. Me siento feliz porque aquí están los beneficiarios que realmente necesitan de este servicio”.
Este Centro de Desarrollo Integral CDI, construido con recursos de regalías recibidas por el municipio, cuenta con una infraestructura apropiada para los 136 menores que atiende.
Antes de que el reloj marque las siete de la mañana, los pequeños empiezan a llegar del brazo de sus padres para cumplir una cita con el aprendizaje. Ciento treinta y seis menores encuentran en el Centro de Desarrollo Integral CDI Mundo Feliz, su segundo hogar.
Este CDI para la primera infancia fue construido y dotado con recursos de regalías de los que el municipio de Barrancas es beneficiario; con una inversión de $3.029 millones es el primero del municipio. Antes de esta inversión los menores asistían a una casa que no reunía las condiciones adecuadas, desde 2015 se estrenó esta nueva sede en el barrio Los Cerezos, que recibe niños de barrios vecinos como Madre Bernarda, Los Sauces, Portal del Cerezo y Rincón del Cerezo.
En una amplia área se edificaron siete salones, cocina con despensa, comedor, parque y área administrativa. Los niños, desde el año y seis meses hasta los cinco, ingresan a las siete de la mañana reciben el desayuno, media mañana, almuerzo y merienda, luego de un descanso, hacia las tres de la tarde regresan a sus hogares.
El CDI en su mayoría recibe a los hijos de mototaxistas, amas de casa, vendedores de lotería y de verduras, que gracias a este proyecto cuentan con una ayuda para que sus hijos aprendan, tengan apoyo nutricional y emocional, así como el cuidado y el amor de las profesoras, la operación del CDI está a cargo del ICBF, en el marco de la estrategia De Cero a Siempre.
El caso de Ángela Brito Muñoz, de 23 años y madre de dos niños y otro que viene en camino, refleja el gran beneficio de esta inversión. Su esposo es llantero y ella es ama de casa, por lo que los ingresos del hogar son menos de 500 mil pesos mensuales.
Su hija de tres años entró con desnutrición, debido a que, por dificultades económicas no tienen todos los días la alimentación necesaria: “realmente a veces no había para el desayuno, solo para el almuerzo y tampoco había para la cena. Se llegó esto en al barrio y los metí enseguida. Ahora me siento bien porque mi hija recibe su comida aquí, cuando no tengo desayuno en la casa acá sé que se lo dan. Eso me tranquiliza porque sé que está comiendo bien”.
El programa institucional también ha sido la salvación para Mayerlis Díaz, de 33 años y madre de dos niñas. Ella es empleada doméstica por días y su esposo es mototaxista.
La menor de sus pequeñas, de dos años, asiste al CDI por lo que manifiesta: “soy una dichosa beneficiaria de esta institución. Yo trabajo en casa de familia y esto me permite hacerlo porque la dejo acá y me voy, confiando en que está bien y que comerá bien. Yo les agradezco por este proyecto, porque de verdad no todos los padres tenemos dinero para pagar un colegio como este para nuestros hijos”.
Juliana Ortiz es la coordinadora de un equipo interdisciplinario encargado de la atención de los pequeños y quien asegura que, en cuanto a infraestructura, este CDI es el mejor del municipio.
Consciente de la problemática económica que enfrentan Juliana comenta “En esto es que se debe invertir, en nuestra niñez. Muchos padres se sienten seguros y tranquilos porque al no tener los recursos saben que acá sus niños tienen alimentación y educación sin ningún costo. Me siento feliz porque aquí están los beneficiarios que realmente necesitan de este servicio”.