Esta es la historia de un joven de 19 años, nacido en el estado Zulia, Venezuela, que desde niño se interesó por la interpretación de distintos instrumentos musicales, especialmente por los de percusión.
Esta es la sexta entrega de la serie periodística ‘Del otro lado de la frontera’, que semanalmente presenta el diario EL PILÓN para visibilizar, explicar y contar a través de crónicas, reportajes, perfiles y entrevistas, la situación de los migrantes venezolanos en Colombia a raíz de la crisis en ese país.
Ciudadanos de Venezuela encontraron del otro la frontera de su país una salida a los problemas económicos, alimenticios, de seguridad, entre otros, que hoy se agudizan con la crisis del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
En los últimos días, el periódico El Tiempo publicó un informe indicando que Bogotá, Cali, Bucaramanga y el departamento del Atlántico son los principales destinos de los venezolanos en el país. Solo el primer día de la puesta en marcha del Permiso Especial de Permanencia (PEP), por parte de Migración Colombia, más de 22.000 ciudadanos venezolanos que se encontraban de forma irregular dentro del territorio colombiano, ahora permanecen con un nuevo estatus migratorio. Las cifras actualizadas de Migración Colombia indican que ya son más de 50.000 permisos otorgados a venezolanos.
Los extranjeros, que realizaron su trámite durante las primeras 24 horas de habilitado el servicio, a través de la página web de la autoridad migratoria colombiana, www.migracioncolombia.gov.co, podrán adelantar diferentes actividades dentro del territorio nacional, hasta por un periodo máximo de dos años. Tiempo para el cual, el venezolano tendrá que haber tramitado ante la Cancillería una visa o de lo contrario deberá abandonar nuestro país.
Uno de ellos es Yondris José Díaz Teheran, que vino a Colombia con el sueño de conseguir dividendos para él y su familia que quedó al otro lado de la frontera.
Él es músico, una pasión que apoyaron sus abuelos y aprendió de manera empírica, siendo la percusión su especialidad; caja, guacharaca, bongo, batería, timbal y logra tejer melodías con la guitarra.
“A los siete años revelé mi oído musical y así comencé a tocar con grupos como Gran Caribe y Los Brillantes. A los 12 años trabajaba con esas orquestas y mi particularidad es la percusión”, reveló el joven de 19 años.
Asegura que vivió en diferentes poblaciones venezolanas y la cultura siempre estaba en su espalda. Los reconoce como “estados culturistas” y según el concepto que aprendió de música, todo está relacionado con las fiestas culturales.
Nació en Cabimas, muy cerca a la costa este del lago de Maracaibo. Allí estudió la primaria y después terminó el bachillerato.
“En Venezuela nos diferencia de todos la gaita, especialmente en el estado Zulia, pero yo soy un intérprete hasta de la gaita y en el vallenato pues a la caja. Yo les digo a muchas personas aquí (Valledupar) que nosotros escuchamos más su género que ellos, porque allá el vallenato no pasa de moda y siempre fluye igual”, manifestó.
Destacó a artistas como Nelson Velásquez, Jorge Celedón, Luis Mateus, Diomedes Díaz, Los Betos, Gigantes del Vallenato, Jean Carlos Centeno, Iván Villazón, ‘Poncho’ Zuleta, pero especialmente la música romántica o llorona, como también la denominan. “En Venezuela nosotros parrandeamos con vallenato, porque no hay parranda sin vallenato”.
Hace siete años Yondris José comenzó a devengar dinero gracias a la música. “Yo tocaba con un grupo, del que solamente nos faltó darnos a conocer más y tener una mejor situación económica para grabar un disco. No fuimos sobresalientes con CD, pero teníamos canciones propias”, recordó.
Dice que cuando la moneda venezolana, el bolívar, llegó a tener un valor más alto que el peso colombiano, era muy bien remunerado al igual que sus compañeros.
“Yo solo tengo 19 años, sin responsabilidades, entonces lo que me ganaba como músico podría servirme a mí para el sustento, pero otras personas con hijos no les alcanzaba el dinero. Eso indica que por el estrato musical y lo que saben, toman la decisión de salir a otros países para percibir mejores recursos”, señaló Díaz Teheran, quien estudió la primaria en el colegio Esteban Herrera y el bachillerato en el Eloy Palacios de Venezuela.
Antes de que la situación económica empeorara en el país liderado por Nicolás Maduro, estaba estudiando Ingeniería en Seguridad Industrial de la cual no pudo graduarse del Instituto Universitario de Tecnología de Cabimas.
Hace un año y siete meses, Yondris José Díaz aceptó el consejo de algunos amigos de estudio para venir a buscar mejor futuro a Colombia.
“En la universidad comenzaron a decirme algunas amistades que estaban en Colombia, entonces me nació la broma () de venir a conocer el país porque tengo como echar para adelante y por mi corta edad se me hizo más fácil”. Así rememoró el motivo por el que se atrevió a ingresar a Colombia por las trochas establecidas en los límites del departamento de La Guajira y su primer destino fue Bucaramanga, la capital del Santander.
“Tengo a toda mi familia en Venezuela. Llegué a Bucaramanga y comencé a trabajar en las calles como pasó aquí en Valledupar, ciudad que me brindó mi segundo trabajo formal porque antes había trabajado en una peluquería”, advirtió.
Narró que para ganarse la vida se ideó hacer arroz con pollo, café y jugos naturales. “Yo arranqué con el café y después me fui acomodando a la situación, fue así como compré jarras, un caldero y el carro donde iba a transportar los alimentos, porque cocinaba en carbón ya que si lo hacía en la cocina me llegaba más caro el recibo del gas (risas) y no tenía ni cocina”.
Pero en ‘La Ciudad Bonita’ le alcanzó la paciencia y la tenacidad para únicamente sostenerse dos meses. Escuchó que en Valledupar “todo era cerca” y los habitantes eran mucho más formales y amables que en el Santander.
“Me vine en diciembre del año anterior y comencé igual que en Bucaramanga. Antes de trabajar aquí (floristería) llegaba vendiendo cafés a los patrones y no sabía que me recomendarían para trabajar con ellos”. Con las ventas callejeras ganaba entre $25.000 y $30.000, algo que le solventaba el pago para invertir, comer y dormir diariamente. Eso al cambio de Venezuela (el bolívar hoy está en 0.23) serían unos 50.000 bolívares.
“Como está la situación en Venezuela lo que ganaba no alcanzaba para nada, porque un (kilo) arroz te vale 9.000 o 10.000 bolívares, cuando en Colombia compras mucho más”, comparó.
Hace cuatro meses el destino le sonrió a Yondris José. Una amiga que conoció mientras vendía en las calles lo recomendó en una floristería. Fue para el mes de mayo cuando se celebra el Día de la Madre en este país.
Tiene una deuda pendiente y es demostrar el talento musical que corre por su mente y destreza gracias a sus manos. En la plaza Alfonso López, sitio referente de la música vallenata, se reúne con algunos amigos y como todo es “broma”, tocan por tocar.
“En Valledupar hay más oportunidades para trabajar en un grupo, pero como uno no es de aquí es bravo pensar que buscaré algo que está más allá de lo normal; yo soy solo, quisiera otras metas, pero necesitaría otra persona”, confesó el joven artista.
Sueña con regresar a su tierra y seguir creciendo de la mano con su familia. “Yo todos los días sueño en irme para mi país porque no hay nada como estar uno en lo de uno, créeme que aquí nadie le pregunta a uno si comiste o no, gracias a Dios en Valledupar me han tratado muy bien”.
Este joven hoy está dedicado a diseñar arreglos florales, decorar fiestas y hacerle mantenimiento a las instalaciones donde trabaja, pero tiene la certeza de que un día volverá a su tierra, esa misma que lo vio crecer y convertirse en un músico del género tropical.
El Permiso Especial de Permanencia (PEP) para ciudadanos venezolanos no tiene ningún costo y podrá ser solicitado, a través de la página web de Migración Colombia, hasta el próximo 31 de Octubre de 2017.
“Me vine en diciembre del año anterior y comencé igual que en Bucaramanga. Antes de trabajar aquí (floristería) llegaba vendiendo cafés a los patrones y no sabía que me recomendarían para trabajar con ellos”.
Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]
Esta es la historia de un joven de 19 años, nacido en el estado Zulia, Venezuela, que desde niño se interesó por la interpretación de distintos instrumentos musicales, especialmente por los de percusión.
Esta es la sexta entrega de la serie periodística ‘Del otro lado de la frontera’, que semanalmente presenta el diario EL PILÓN para visibilizar, explicar y contar a través de crónicas, reportajes, perfiles y entrevistas, la situación de los migrantes venezolanos en Colombia a raíz de la crisis en ese país.
Ciudadanos de Venezuela encontraron del otro la frontera de su país una salida a los problemas económicos, alimenticios, de seguridad, entre otros, que hoy se agudizan con la crisis del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
En los últimos días, el periódico El Tiempo publicó un informe indicando que Bogotá, Cali, Bucaramanga y el departamento del Atlántico son los principales destinos de los venezolanos en el país. Solo el primer día de la puesta en marcha del Permiso Especial de Permanencia (PEP), por parte de Migración Colombia, más de 22.000 ciudadanos venezolanos que se encontraban de forma irregular dentro del territorio colombiano, ahora permanecen con un nuevo estatus migratorio. Las cifras actualizadas de Migración Colombia indican que ya son más de 50.000 permisos otorgados a venezolanos.
Los extranjeros, que realizaron su trámite durante las primeras 24 horas de habilitado el servicio, a través de la página web de la autoridad migratoria colombiana, www.migracioncolombia.gov.co, podrán adelantar diferentes actividades dentro del territorio nacional, hasta por un periodo máximo de dos años. Tiempo para el cual, el venezolano tendrá que haber tramitado ante la Cancillería una visa o de lo contrario deberá abandonar nuestro país.
Uno de ellos es Yondris José Díaz Teheran, que vino a Colombia con el sueño de conseguir dividendos para él y su familia que quedó al otro lado de la frontera.
Él es músico, una pasión que apoyaron sus abuelos y aprendió de manera empírica, siendo la percusión su especialidad; caja, guacharaca, bongo, batería, timbal y logra tejer melodías con la guitarra.
“A los siete años revelé mi oído musical y así comencé a tocar con grupos como Gran Caribe y Los Brillantes. A los 12 años trabajaba con esas orquestas y mi particularidad es la percusión”, reveló el joven de 19 años.
Asegura que vivió en diferentes poblaciones venezolanas y la cultura siempre estaba en su espalda. Los reconoce como “estados culturistas” y según el concepto que aprendió de música, todo está relacionado con las fiestas culturales.
Nació en Cabimas, muy cerca a la costa este del lago de Maracaibo. Allí estudió la primaria y después terminó el bachillerato.
“En Venezuela nos diferencia de todos la gaita, especialmente en el estado Zulia, pero yo soy un intérprete hasta de la gaita y en el vallenato pues a la caja. Yo les digo a muchas personas aquí (Valledupar) que nosotros escuchamos más su género que ellos, porque allá el vallenato no pasa de moda y siempre fluye igual”, manifestó.
Destacó a artistas como Nelson Velásquez, Jorge Celedón, Luis Mateus, Diomedes Díaz, Los Betos, Gigantes del Vallenato, Jean Carlos Centeno, Iván Villazón, ‘Poncho’ Zuleta, pero especialmente la música romántica o llorona, como también la denominan. “En Venezuela nosotros parrandeamos con vallenato, porque no hay parranda sin vallenato”.
Hace siete años Yondris José comenzó a devengar dinero gracias a la música. “Yo tocaba con un grupo, del que solamente nos faltó darnos a conocer más y tener una mejor situación económica para grabar un disco. No fuimos sobresalientes con CD, pero teníamos canciones propias”, recordó.
Dice que cuando la moneda venezolana, el bolívar, llegó a tener un valor más alto que el peso colombiano, era muy bien remunerado al igual que sus compañeros.
“Yo solo tengo 19 años, sin responsabilidades, entonces lo que me ganaba como músico podría servirme a mí para el sustento, pero otras personas con hijos no les alcanzaba el dinero. Eso indica que por el estrato musical y lo que saben, toman la decisión de salir a otros países para percibir mejores recursos”, señaló Díaz Teheran, quien estudió la primaria en el colegio Esteban Herrera y el bachillerato en el Eloy Palacios de Venezuela.
Antes de que la situación económica empeorara en el país liderado por Nicolás Maduro, estaba estudiando Ingeniería en Seguridad Industrial de la cual no pudo graduarse del Instituto Universitario de Tecnología de Cabimas.
Hace un año y siete meses, Yondris José Díaz aceptó el consejo de algunos amigos de estudio para venir a buscar mejor futuro a Colombia.
“En la universidad comenzaron a decirme algunas amistades que estaban en Colombia, entonces me nació la broma () de venir a conocer el país porque tengo como echar para adelante y por mi corta edad se me hizo más fácil”. Así rememoró el motivo por el que se atrevió a ingresar a Colombia por las trochas establecidas en los límites del departamento de La Guajira y su primer destino fue Bucaramanga, la capital del Santander.
“Tengo a toda mi familia en Venezuela. Llegué a Bucaramanga y comencé a trabajar en las calles como pasó aquí en Valledupar, ciudad que me brindó mi segundo trabajo formal porque antes había trabajado en una peluquería”, advirtió.
Narró que para ganarse la vida se ideó hacer arroz con pollo, café y jugos naturales. “Yo arranqué con el café y después me fui acomodando a la situación, fue así como compré jarras, un caldero y el carro donde iba a transportar los alimentos, porque cocinaba en carbón ya que si lo hacía en la cocina me llegaba más caro el recibo del gas (risas) y no tenía ni cocina”.
Pero en ‘La Ciudad Bonita’ le alcanzó la paciencia y la tenacidad para únicamente sostenerse dos meses. Escuchó que en Valledupar “todo era cerca” y los habitantes eran mucho más formales y amables que en el Santander.
“Me vine en diciembre del año anterior y comencé igual que en Bucaramanga. Antes de trabajar aquí (floristería) llegaba vendiendo cafés a los patrones y no sabía que me recomendarían para trabajar con ellos”. Con las ventas callejeras ganaba entre $25.000 y $30.000, algo que le solventaba el pago para invertir, comer y dormir diariamente. Eso al cambio de Venezuela (el bolívar hoy está en 0.23) serían unos 50.000 bolívares.
“Como está la situación en Venezuela lo que ganaba no alcanzaba para nada, porque un (kilo) arroz te vale 9.000 o 10.000 bolívares, cuando en Colombia compras mucho más”, comparó.
Hace cuatro meses el destino le sonrió a Yondris José. Una amiga que conoció mientras vendía en las calles lo recomendó en una floristería. Fue para el mes de mayo cuando se celebra el Día de la Madre en este país.
Tiene una deuda pendiente y es demostrar el talento musical que corre por su mente y destreza gracias a sus manos. En la plaza Alfonso López, sitio referente de la música vallenata, se reúne con algunos amigos y como todo es “broma”, tocan por tocar.
“En Valledupar hay más oportunidades para trabajar en un grupo, pero como uno no es de aquí es bravo pensar que buscaré algo que está más allá de lo normal; yo soy solo, quisiera otras metas, pero necesitaría otra persona”, confesó el joven artista.
Sueña con regresar a su tierra y seguir creciendo de la mano con su familia. “Yo todos los días sueño en irme para mi país porque no hay nada como estar uno en lo de uno, créeme que aquí nadie le pregunta a uno si comiste o no, gracias a Dios en Valledupar me han tratado muy bien”.
Este joven hoy está dedicado a diseñar arreglos florales, decorar fiestas y hacerle mantenimiento a las instalaciones donde trabaja, pero tiene la certeza de que un día volverá a su tierra, esa misma que lo vio crecer y convertirse en un músico del género tropical.
El Permiso Especial de Permanencia (PEP) para ciudadanos venezolanos no tiene ningún costo y podrá ser solicitado, a través de la página web de Migración Colombia, hasta el próximo 31 de Octubre de 2017.
“Me vine en diciembre del año anterior y comencé igual que en Bucaramanga. Antes de trabajar aquí (floristería) llegaba vendiendo cafés a los patrones y no sabía que me recomendarían para trabajar con ellos”.
Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]