Detrás del éxito de los cantantes de la música vallenata están las sublimes composiciones de poetas quienes han dedicado sus mejores inspiraciones a exaltar la figura y el protagonismo de la mujer en el folclor y la sociedad.
Las canciones vallenatas con el paso del tiempo se han encargado de contar historias, encuentros y un sinfín de sentimientos que se llegan a transformar en actos poéticos y de amor, en su mayoría vienen de una de sus fuentes de inspiración: la mujer.
De la misma fuente de inspiración de este género musical, el vallenato se convierte en una música romántica por esencia, incluyéndose así entre los actos más puros y sinceros de amor hacía una persona, dejando entre ver las diversas motivaciones de narrar los sentimientos hacía ella o en circunstancias adversas cuando el desamor llega y afecta ese idilio. Para los compositores y letristas del género vallenato, la mujer es el eje central y transforma la inspiración en letras sentidas, con el fin de cautivar sus sentimientos.
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A pesar de que en el vallenato de antaño, que se caracterizaba por ser machista y la mujer no tenía un papel esencial y visible en el género músical, eran los hombres quienes implícitamente las volvían protagonistas de las incontables e interminables parrandas al son del acordeón a lo largo y ancho de la región por medio de sus cantos.
Es así que con el paso del tiempo las mujeres han ido reclamando su espacio importante en el folclor, provocando la búsqueda de una equidad de género al ser las inspiradoras de un número importante de composiciones.
Es imposible no recordar las inmortales obras de Rafael Escalona, Alejo Durán, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Calixto Ochoa, entre otros, quienes dejaron un legado y una marca distintiva en la historia de la región Caribe por su herencia musical enfocados en la sencillez y la humildad de la juglaría no dejando de lado sus musas idílicas.
Cada vez que suena una canción que con genialidad y cautela atrapa a todo tipo de público, es curioso cuestionar cuáles son los rostros que están detrás de estas magnificas obras, más allá del compositor y preguntar por las musas de los autores.
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Isabel Cristina Saurith, una mujer de Villanueva – La Guajira, de ascendencia turca pero con un atractivo único y una piel morena que avivó un sentimiento sin igual impreso en el tema discográfico La Negra de la autoría de Alberto ‘Beto’ Murgas, que para él dejaba entrever las características de la época, una mujer celosa, dominante e intuitiva que atrapaba de manera vehemente su pasión.
Es un tema donde quiso plasmar sus cualidades y virtudes en forma de picardía y entusiasmo para así poder seguir conquistando su amor a pesar de los altos y bajos que sufrían.
«La negra dice que ya no me quiere/ Pero yo sí quiero a mi negrita».
La Negra empezó a ser un tema en las parrandas de amigos, sin un objetivo comercial y nunca se tuvo en cuenta la trascendencia que tendría la inspiración exótica que Isabel Cristina despertaba; así las cosas, como ocurre en la mayoría de hechos en el Caribe sin mayores pretensiones se convertiría en un éxito en las más de cuarenta versiones que tiene este título musical en las voces de Alfredo Gutiérrez, Binomio de Oro, Roberto Torres y la Charanga vallenata, Lucho Bermúdez entre otros.
“La mujer es el complemento perfecto del arte y la vida”
“Las mujeres tienen algo especial y único que los poetas solo saben aprovechar”
“Los paisajes, la naturaleza y los mares nos distraen, pero una mujer nos cautiva y enamora”
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Para Rosendo Romero que siempre ha estado rodeado de poetas y que ha recibido la tradición de los juglares, heredó esa costumbre de escribir y cantarle al amor y a la mujer porque ellas han sido el altar de sus canciones que ha demostrado efectividad para embellecer las canciones y así tener una esencia de realidad para buscar y mostrar esa parte espiritual, intrínseca de las compañeras de vida, esas que permiten poner a volar la imaginación.
«Y qué hago sin tus lindos ojos /Y qué hago yo si no escucho tu voz /Me muero de pena /Me muero de olvido /Pues la vida entera la llevo contigo».
Su musa vital ha sido su compañera, María Ligia Cuellar Gutiérrez, quien por más de 20 años ha estado a su lado y le ha inspirado canciones y melodías que la han vuelto protagonista de los grandes sentimientos de ‘El poeta de Villanueva’. En la canción ‘Me sobran las palabras’ cantada por el Binomio de Oro expresa ese amor y predilección por su compañía y por su pasión.
Marina Arzuaga Mejía, la protagonista del canto vallenato más exaltado en el mundo, fue la inspiración de Rafael Escalona Martínez, quien con su bohemia y buena presencia cedió ante los encantos de La Maye quien se convirtió inmediatamente en el ancla de las historias, el corazón y las letras que salían de él, que se apropió de su naturaleza y del romance que vivieron convirtiéndose en su eterna confidente.
«Tú sabes mi maye como me duele/ Que yo me vaya y tú te quedes/ Lo que no quiero es verte celosa/ Lo que no quiero es verte llorar »
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Con el paso del tiempo la lista de las inspiradoras de las palabras del maestro Escalona fueron reduciéndose y propagando la noticia que por fin se ajuició. No existió ninguna duda del ferviente amor que sentía Rafael por ella, aunque por muchos rumores que llegaran a su puerta, su sentimiento nunca se apagó y ese amor que sentía de los pies a la cabeza por él, estuvo latente en todo el tiempo y que aún sobrevive. Se convirtió en esa musa idílica donde desbordó toda su pasión e inspiración hacía su amada.
Aún con el paso del tiempo su historia sigue amoldada a la vida de Rafael por ser la que puso orden a su vida y quien lo puso a pensar en serio en todo lo vivido.
Por: Redacción EL PILÓN
[email protected]
Detrás del éxito de los cantantes de la música vallenata están las sublimes composiciones de poetas quienes han dedicado sus mejores inspiraciones a exaltar la figura y el protagonismo de la mujer en el folclor y la sociedad.
Las canciones vallenatas con el paso del tiempo se han encargado de contar historias, encuentros y un sinfín de sentimientos que se llegan a transformar en actos poéticos y de amor, en su mayoría vienen de una de sus fuentes de inspiración: la mujer.
De la misma fuente de inspiración de este género musical, el vallenato se convierte en una música romántica por esencia, incluyéndose así entre los actos más puros y sinceros de amor hacía una persona, dejando entre ver las diversas motivaciones de narrar los sentimientos hacía ella o en circunstancias adversas cuando el desamor llega y afecta ese idilio. Para los compositores y letristas del género vallenato, la mujer es el eje central y transforma la inspiración en letras sentidas, con el fin de cautivar sus sentimientos.
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A pesar de que en el vallenato de antaño, que se caracterizaba por ser machista y la mujer no tenía un papel esencial y visible en el género músical, eran los hombres quienes implícitamente las volvían protagonistas de las incontables e interminables parrandas al son del acordeón a lo largo y ancho de la región por medio de sus cantos.
Es así que con el paso del tiempo las mujeres han ido reclamando su espacio importante en el folclor, provocando la búsqueda de una equidad de género al ser las inspiradoras de un número importante de composiciones.
Es imposible no recordar las inmortales obras de Rafael Escalona, Alejo Durán, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Calixto Ochoa, entre otros, quienes dejaron un legado y una marca distintiva en la historia de la región Caribe por su herencia musical enfocados en la sencillez y la humildad de la juglaría no dejando de lado sus musas idílicas.
Cada vez que suena una canción que con genialidad y cautela atrapa a todo tipo de público, es curioso cuestionar cuáles son los rostros que están detrás de estas magnificas obras, más allá del compositor y preguntar por las musas de los autores.
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Isabel Cristina Saurith, una mujer de Villanueva – La Guajira, de ascendencia turca pero con un atractivo único y una piel morena que avivó un sentimiento sin igual impreso en el tema discográfico La Negra de la autoría de Alberto ‘Beto’ Murgas, que para él dejaba entrever las características de la época, una mujer celosa, dominante e intuitiva que atrapaba de manera vehemente su pasión.
Es un tema donde quiso plasmar sus cualidades y virtudes en forma de picardía y entusiasmo para así poder seguir conquistando su amor a pesar de los altos y bajos que sufrían.
«La negra dice que ya no me quiere/ Pero yo sí quiero a mi negrita».
La Negra empezó a ser un tema en las parrandas de amigos, sin un objetivo comercial y nunca se tuvo en cuenta la trascendencia que tendría la inspiración exótica que Isabel Cristina despertaba; así las cosas, como ocurre en la mayoría de hechos en el Caribe sin mayores pretensiones se convertiría en un éxito en las más de cuarenta versiones que tiene este título musical en las voces de Alfredo Gutiérrez, Binomio de Oro, Roberto Torres y la Charanga vallenata, Lucho Bermúdez entre otros.
“La mujer es el complemento perfecto del arte y la vida”
“Las mujeres tienen algo especial y único que los poetas solo saben aprovechar”
“Los paisajes, la naturaleza y los mares nos distraen, pero una mujer nos cautiva y enamora”
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Para Rosendo Romero que siempre ha estado rodeado de poetas y que ha recibido la tradición de los juglares, heredó esa costumbre de escribir y cantarle al amor y a la mujer porque ellas han sido el altar de sus canciones que ha demostrado efectividad para embellecer las canciones y así tener una esencia de realidad para buscar y mostrar esa parte espiritual, intrínseca de las compañeras de vida, esas que permiten poner a volar la imaginación.
«Y qué hago sin tus lindos ojos /Y qué hago yo si no escucho tu voz /Me muero de pena /Me muero de olvido /Pues la vida entera la llevo contigo».
Su musa vital ha sido su compañera, María Ligia Cuellar Gutiérrez, quien por más de 20 años ha estado a su lado y le ha inspirado canciones y melodías que la han vuelto protagonista de los grandes sentimientos de ‘El poeta de Villanueva’. En la canción ‘Me sobran las palabras’ cantada por el Binomio de Oro expresa ese amor y predilección por su compañía y por su pasión.
Marina Arzuaga Mejía, la protagonista del canto vallenato más exaltado en el mundo, fue la inspiración de Rafael Escalona Martínez, quien con su bohemia y buena presencia cedió ante los encantos de La Maye quien se convirtió inmediatamente en el ancla de las historias, el corazón y las letras que salían de él, que se apropió de su naturaleza y del romance que vivieron convirtiéndose en su eterna confidente.
«Tú sabes mi maye como me duele/ Que yo me vaya y tú te quedes/ Lo que no quiero es verte celosa/ Lo que no quiero es verte llorar »
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Con el paso del tiempo la lista de las inspiradoras de las palabras del maestro Escalona fueron reduciéndose y propagando la noticia que por fin se ajuició. No existió ninguna duda del ferviente amor que sentía Rafael por ella, aunque por muchos rumores que llegaran a su puerta, su sentimiento nunca se apagó y ese amor que sentía de los pies a la cabeza por él, estuvo latente en todo el tiempo y que aún sobrevive. Se convirtió en esa musa idílica donde desbordó toda su pasión e inspiración hacía su amada.
Aún con el paso del tiempo su historia sigue amoldada a la vida de Rafael por ser la que puso orden a su vida y quien lo puso a pensar en serio en todo lo vivido.
Por: Redacción EL PILÓN
[email protected]