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Especial - 3 abril, 2023

Milagros de Santo Eccehomo

Todos los lunes de la Semana Santa, se recuerda a nuestro milagroso Santo Eccehomo, patrono de la ciudad, cuya procesión es relevante por lo multitudinaria y por la fe, que le profesan sus feligreses.

Todos los lunes de Semana Santa, se recuerda al Santo Eccehomo, patrono de Valledupar. /Por: Joaquín Ramírez.
Todos los lunes de Semana Santa, se recuerda al Santo Eccehomo, patrono de Valledupar. /Por: Joaquín Ramírez.

Es conveniente aclarar que los indígenas no adoraban a dioses, sino que ellos sencillamente le guardaban respeto veneración y culto a sus madres y padres de la naturaleza; así veneraban al padre sol, a la madre luna y a las estrellas, y le rendían adoración a ese ser creador de todo el universo, llámese Yavé (como en la religión católica), Jehová (como en la religión evangélica), o Alá (en la religión musulmana); cada uno de acuerdo a su idioma. Así, los indígenas de la Sierra Nevada lo llamaron el padre Seránkua. Los Yukpas lo llaman el padre Aponto. Los Guajiros lo llaman Mens. Los Muiscas lo llamaron Chibchacun.


Ellos representaban a estos padres a través de figuras de barro, piedra o madera, según su libre imaginación y creatividad, y con el mismo derecho que tenemos los civilizados y católicos, de representar a la santísima virgen María, al Sagrado Corazón de Jesús y a numerosos santos a los que no adoramos, sino que veneramos.


Por todo lo anterior, es una falta de respeto tratar a las imágenes creadas por los indígenas como muñecos y como ídolos, así también como tratar a los indígenas como idólatras; ellos tenían un solo dios, al cual sí adoraban, lo mismo que nosotros los civilizados, pero además veneraban y respetaban a los padres y a las madres de la naturaleza.


A nuestro señor Jesucristo, hijo de Dios Padre, lo simbolizamos de diferentes maneras: ya crucificado o con la cruz a cuestas, y a nuestro santo Eccehomo, lo representamos con sus tres potencias alrededor de la cabeza, con una soga que le envuelve el cuerpo, con una mirada triste, resignada y profunda, con un pie adelante y otro atrás, en marcha al suplicio.


Todos los lunes de la Semana Santa, se recuerda a nuestro milagroso Santo Eccehomo, patrono de la ciudad, cuya procesión es relevante por lo multitudinaria y por la fe, que le profesan sus feligreses.
Su imagen es tallada en madera, de ébano o de pino, que ya existía desde antes de 1717, según fuentes del archivo eclesiástico, con el nombre de El Señor de la Columna; en la época de la independencia ya lo evocan con otro nombre: Santo Eccehomo, que en latín quiere decir, “he aquí el hombre”, algo así como si él hubiese sido al hombre que nos dio la libertad; este nombre se originó cuando el gobernador Poncio Pilato, se lo muestra al pueblo judío, diciéndoles, “he aquí al hombre”.


Algunos le atribuyen origen colonial, de fabricación Quiteña, otros afirman que fue traído directamente de España, como un obsequio de la reina.


El santo Eccehomo es famoso por sus milagros: las personas agradecidas le colocan a sus pies una figura de oro puro, según el milagro que les haya hecho, por ejemplo, si les ha curado una pierna, les ofrece una piernecita de oro, etc.; a su procesión vienen de lejos muchísimas personas a pagarle promesa.
Se dice de la imagen, que suda, o que se vuelve pesada y se niega a salir o que se crece y se niega a entrar y que guarda dentro de la columna, donde tiene apoyada las manos, una carta que si se descubre se inundará de nuevo Valledupar.


Veamos los milagros más recordados, él detuvo la epidemia de viruela, sucedida en 1815, que azotaba a la ciudad y que obligó al párroco de Valledupar a pedir permiso al señor obispo para retirarse de la parroquia, a su hacienda de Santa Bárbara del Cerrito frente a lo que hoy es el batallón La Popa, para no ser contagiado, llevando consigo la imagen de Santo Eccehomo; En el año 1808, se presentó una epidemia de fiebre amarilla y las súplicas de la población fueron oídas por Santo Eccehomo, ya que de manera milagrosa la enfermedad disminuyó de un día para otro; lo mismo sucedió con la epidemia de vómito negro, que se detuvo por las rogativas que hizo la población a Santo Eccehomo.


Me contaba el señor Tránsito Estrada, mi vecino desde hacía 20 años, que un señor llamado Sacramento Guerra, llamado ‘el manicongo’ por tener las piernas corvas, oyó decir: “Vamos a sacar a Santo Eccehomo, para que llueva, porque nos estamos muriendo de sed, lo mismo que los animales”. Al oír esta exclamación, el señor Sacramento expresó de manera burlesca e incrédula: “¡Qué santo ni que ná!”, lloverá candela!” y he aquí que, al salir la procesión, se esparramó un gran aguacero, con mucha tempestad y de inmediato cayó un rayo con mucha candela, que quemó la casa de palma del señor Sacramento Guerra y se la volvió cenizas; lo más curioso es que las casas vecinas que también eran de palma, no se quemaron; el lugar donde estaba esta casa, es donde hoy vive, el Representante a la Cámara, el doctor Chichí Quintero.

Milagros de Santo Eccehomo referidos por doña Sara Daza

Dice ella: “En Valle de Upar anteriormente el Lunes Santo no había procesión, porque para ese día no se contaba con ninguna imagen, cierto día apareció un forastero en el pueblo, un hombre negro muy silencioso e introvertido y observador, que había venido a pie de Rincón Hondo, al ver a la gente preocupada porque no llovía, les preguntó que si querían que él les hiciera un santo para tenerlo como patrón y sacarlo ese día, pidió que le dieran los materiales necesarios y dijo que él no les iba a cobrar nada, el cura párroco aceptó la propuesta, el forastero era ebanista, lo encerraron en la sacristía y durante 15 días le llevaron los alimentos, al cumplirse la fecha prometida y sintiendo que se habían silenciado los golpes dados a la madera, le tocaron la puerta, pero no les abrieron, entonces la tumbaron y con sorpresa descubrieron la bella imagen del santo ya terminada, los alimentos estaban intactos, se había producido el primer milagro; otra versión distinta dice que al abrir la puerta, el hombre echó los brazos para atrás y se convirtió en Santo Eccehomo”.


También me contó el señor Tránsito que, a una señora, se le había atravesado una espina de pescado en la garganta, los médicos le indicaron que era necesario someterla a una operación costosa, pero la señora era muy pobre y le suplicó al Santo Eccehomo que le sacara la espina, en medio de la procesión, cuando ya se acercaba Santo Eccehomo, alguien le dio un empujoncito en la espalda y la espina salió de inmediato.


Otro milagro que contó doña Sara: que una señora de Cartagena había perdido a su hijo hacía 14 años, le prometió al Santo Eccehomo que si tenía noticias de él, vendría personalmente a conocerlo a Valledupar y a divulgar el milagro, cual sería su sorpresa cuando de pronto sintió la mano de su hijo que se le acercó, quien acababa de llegar de los Estados Unidos, la señora y su hijo, vinieron a Valledupar a difundir la promesa y a divulgar el milagro.


Otro milagro: un piloto de Pereira se encontraba en un avión de emergencia y sintiéndose impelido de muerte, evocó a Santo Eccehomo y logró aterrizar, después vino a Valledupar y le trajo al santo una réplica de avión en oro.


El santo Eccehomo, también está ligado al folclor vallenato: José María Gómez Daza, conocido como Chema Gómez, compuso un son que le ha dado la vuelta al mundo, llamado Compae Chipuco, que en su última estrofa dice:
“Soy vallenato de verdá
No creo en cuento
No creo en na
Solamente en Pedro Castro,
En Santo Eccehomo
y nada ma”

Enrique Aarón Martínez, filósofo marxista, cierto día viajaba en tren y tenía un enemigo que había jurado matarlo y tomó el mismo medio de transporte del doctor Aarón, como una ocasión para llevar a cabo su plan de venganza.


El doctor Aarón se encomendó a Santo Eccehomo y al enfrentarse en duelo contra su enemigo, salió triunfante, pues este no logró matarlo.

Contó el señor Tránsito Estrada, que el señor Bernardo Araújo, abuelo del doctor Alfonso Araújo Cotes, lidiaba a Santo Eccehomo y le tenía tanta confianza que le regañaba cuando no quería salir en la procesión.


Cuando el presidente López Pumarejo, venía por primera vez a Valledupar, en un avión, procedente de Riohacha en el año de 1936, se había hecho de noche y el piloto no encontraba el aeropuerto para aterrizar, el presidente López, pidió a Santo Eccehomo que le salvara la vida, el piloto logró con éxito aterrizar de emergencia. Un gran milagro se había producido. El doctor López, se había salvado de una muerte segura, agradecido, depositó a sus pies, una cadena de oro que le daba la vuelta al cuerpo y que por cierto, le fue robada.

Por: Ruth Ariza Cotes

Especial
3 abril, 2023

Milagros de Santo Eccehomo

Todos los lunes de la Semana Santa, se recuerda a nuestro milagroso Santo Eccehomo, patrono de la ciudad, cuya procesión es relevante por lo multitudinaria y por la fe, que le profesan sus feligreses.


Todos los lunes de Semana Santa, se recuerda al Santo Eccehomo, patrono de Valledupar. /Por: Joaquín Ramírez.
Todos los lunes de Semana Santa, se recuerda al Santo Eccehomo, patrono de Valledupar. /Por: Joaquín Ramírez.

Es conveniente aclarar que los indígenas no adoraban a dioses, sino que ellos sencillamente le guardaban respeto veneración y culto a sus madres y padres de la naturaleza; así veneraban al padre sol, a la madre luna y a las estrellas, y le rendían adoración a ese ser creador de todo el universo, llámese Yavé (como en la religión católica), Jehová (como en la religión evangélica), o Alá (en la religión musulmana); cada uno de acuerdo a su idioma. Así, los indígenas de la Sierra Nevada lo llamaron el padre Seránkua. Los Yukpas lo llaman el padre Aponto. Los Guajiros lo llaman Mens. Los Muiscas lo llamaron Chibchacun.


Ellos representaban a estos padres a través de figuras de barro, piedra o madera, según su libre imaginación y creatividad, y con el mismo derecho que tenemos los civilizados y católicos, de representar a la santísima virgen María, al Sagrado Corazón de Jesús y a numerosos santos a los que no adoramos, sino que veneramos.


Por todo lo anterior, es una falta de respeto tratar a las imágenes creadas por los indígenas como muñecos y como ídolos, así también como tratar a los indígenas como idólatras; ellos tenían un solo dios, al cual sí adoraban, lo mismo que nosotros los civilizados, pero además veneraban y respetaban a los padres y a las madres de la naturaleza.


A nuestro señor Jesucristo, hijo de Dios Padre, lo simbolizamos de diferentes maneras: ya crucificado o con la cruz a cuestas, y a nuestro santo Eccehomo, lo representamos con sus tres potencias alrededor de la cabeza, con una soga que le envuelve el cuerpo, con una mirada triste, resignada y profunda, con un pie adelante y otro atrás, en marcha al suplicio.


Todos los lunes de la Semana Santa, se recuerda a nuestro milagroso Santo Eccehomo, patrono de la ciudad, cuya procesión es relevante por lo multitudinaria y por la fe, que le profesan sus feligreses.
Su imagen es tallada en madera, de ébano o de pino, que ya existía desde antes de 1717, según fuentes del archivo eclesiástico, con el nombre de El Señor de la Columna; en la época de la independencia ya lo evocan con otro nombre: Santo Eccehomo, que en latín quiere decir, “he aquí el hombre”, algo así como si él hubiese sido al hombre que nos dio la libertad; este nombre se originó cuando el gobernador Poncio Pilato, se lo muestra al pueblo judío, diciéndoles, “he aquí al hombre”.


Algunos le atribuyen origen colonial, de fabricación Quiteña, otros afirman que fue traído directamente de España, como un obsequio de la reina.


El santo Eccehomo es famoso por sus milagros: las personas agradecidas le colocan a sus pies una figura de oro puro, según el milagro que les haya hecho, por ejemplo, si les ha curado una pierna, les ofrece una piernecita de oro, etc.; a su procesión vienen de lejos muchísimas personas a pagarle promesa.
Se dice de la imagen, que suda, o que se vuelve pesada y se niega a salir o que se crece y se niega a entrar y que guarda dentro de la columna, donde tiene apoyada las manos, una carta que si se descubre se inundará de nuevo Valledupar.


Veamos los milagros más recordados, él detuvo la epidemia de viruela, sucedida en 1815, que azotaba a la ciudad y que obligó al párroco de Valledupar a pedir permiso al señor obispo para retirarse de la parroquia, a su hacienda de Santa Bárbara del Cerrito frente a lo que hoy es el batallón La Popa, para no ser contagiado, llevando consigo la imagen de Santo Eccehomo; En el año 1808, se presentó una epidemia de fiebre amarilla y las súplicas de la población fueron oídas por Santo Eccehomo, ya que de manera milagrosa la enfermedad disminuyó de un día para otro; lo mismo sucedió con la epidemia de vómito negro, que se detuvo por las rogativas que hizo la población a Santo Eccehomo.


Me contaba el señor Tránsito Estrada, mi vecino desde hacía 20 años, que un señor llamado Sacramento Guerra, llamado ‘el manicongo’ por tener las piernas corvas, oyó decir: “Vamos a sacar a Santo Eccehomo, para que llueva, porque nos estamos muriendo de sed, lo mismo que los animales”. Al oír esta exclamación, el señor Sacramento expresó de manera burlesca e incrédula: “¡Qué santo ni que ná!”, lloverá candela!” y he aquí que, al salir la procesión, se esparramó un gran aguacero, con mucha tempestad y de inmediato cayó un rayo con mucha candela, que quemó la casa de palma del señor Sacramento Guerra y se la volvió cenizas; lo más curioso es que las casas vecinas que también eran de palma, no se quemaron; el lugar donde estaba esta casa, es donde hoy vive, el Representante a la Cámara, el doctor Chichí Quintero.

Milagros de Santo Eccehomo referidos por doña Sara Daza

Dice ella: “En Valle de Upar anteriormente el Lunes Santo no había procesión, porque para ese día no se contaba con ninguna imagen, cierto día apareció un forastero en el pueblo, un hombre negro muy silencioso e introvertido y observador, que había venido a pie de Rincón Hondo, al ver a la gente preocupada porque no llovía, les preguntó que si querían que él les hiciera un santo para tenerlo como patrón y sacarlo ese día, pidió que le dieran los materiales necesarios y dijo que él no les iba a cobrar nada, el cura párroco aceptó la propuesta, el forastero era ebanista, lo encerraron en la sacristía y durante 15 días le llevaron los alimentos, al cumplirse la fecha prometida y sintiendo que se habían silenciado los golpes dados a la madera, le tocaron la puerta, pero no les abrieron, entonces la tumbaron y con sorpresa descubrieron la bella imagen del santo ya terminada, los alimentos estaban intactos, se había producido el primer milagro; otra versión distinta dice que al abrir la puerta, el hombre echó los brazos para atrás y se convirtió en Santo Eccehomo”.


También me contó el señor Tránsito que, a una señora, se le había atravesado una espina de pescado en la garganta, los médicos le indicaron que era necesario someterla a una operación costosa, pero la señora era muy pobre y le suplicó al Santo Eccehomo que le sacara la espina, en medio de la procesión, cuando ya se acercaba Santo Eccehomo, alguien le dio un empujoncito en la espalda y la espina salió de inmediato.


Otro milagro que contó doña Sara: que una señora de Cartagena había perdido a su hijo hacía 14 años, le prometió al Santo Eccehomo que si tenía noticias de él, vendría personalmente a conocerlo a Valledupar y a divulgar el milagro, cual sería su sorpresa cuando de pronto sintió la mano de su hijo que se le acercó, quien acababa de llegar de los Estados Unidos, la señora y su hijo, vinieron a Valledupar a difundir la promesa y a divulgar el milagro.


Otro milagro: un piloto de Pereira se encontraba en un avión de emergencia y sintiéndose impelido de muerte, evocó a Santo Eccehomo y logró aterrizar, después vino a Valledupar y le trajo al santo una réplica de avión en oro.


El santo Eccehomo, también está ligado al folclor vallenato: José María Gómez Daza, conocido como Chema Gómez, compuso un son que le ha dado la vuelta al mundo, llamado Compae Chipuco, que en su última estrofa dice:
“Soy vallenato de verdá
No creo en cuento
No creo en na
Solamente en Pedro Castro,
En Santo Eccehomo
y nada ma”

Enrique Aarón Martínez, filósofo marxista, cierto día viajaba en tren y tenía un enemigo que había jurado matarlo y tomó el mismo medio de transporte del doctor Aarón, como una ocasión para llevar a cabo su plan de venganza.


El doctor Aarón se encomendó a Santo Eccehomo y al enfrentarse en duelo contra su enemigo, salió triunfante, pues este no logró matarlo.

Contó el señor Tránsito Estrada, que el señor Bernardo Araújo, abuelo del doctor Alfonso Araújo Cotes, lidiaba a Santo Eccehomo y le tenía tanta confianza que le regañaba cuando no quería salir en la procesión.


Cuando el presidente López Pumarejo, venía por primera vez a Valledupar, en un avión, procedente de Riohacha en el año de 1936, se había hecho de noche y el piloto no encontraba el aeropuerto para aterrizar, el presidente López, pidió a Santo Eccehomo que le salvara la vida, el piloto logró con éxito aterrizar de emergencia. Un gran milagro se había producido. El doctor López, se había salvado de una muerte segura, agradecido, depositó a sus pies, una cadena de oro que le daba la vuelta al cuerpo y que por cierto, le fue robada.

Por: Ruth Ariza Cotes