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Entrevista - 13 septiembre, 2023

Miguel López y el ‘Gavilán Pollero’

Miguel López tenía casi 80 años de estar tocando acordeón. Aprendió a los siete años con un acordeón de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez, era un acordeón “guacamayo”, su primera grabación fue en 1968, con Jorge Oñate. Ayer falleció en Valledupar.

Miguel López, entrevistado por Aqulino Cotes Zuleta, en su casa en La Paz.
Miguel López, entrevistado por Aqulino Cotes Zuleta, en su casa en La Paz.

La cabecera municipal de La Paz (Cesar) es el corredor de movilidad de los cesarenses, guajiros y del país. Manaure, El Plan, Villanueva, Urumita y Riohacha de un lado, por el otro los corregimientos de San José de Oriente, Media Luna y el país de Venezuela; más allá San Diego, Valledupar, Fundación, Santa Marta y Barranquilla. Al otro extremo Aguachica, Bucaramanga y Ocaña.  

Lee también: ¿Por qué le decían a Miguel López el Rey Vallenato mudo? Jorge Oñate tuvo que ver

La Paz es una tierra de contrastes, un pueblo amado y querido por mucha gente. Es la tierra que ha servido de enlace del folclor vallenato, el amor y la política. Rafael Escalona Martínez, uno de los más grandes compositores, cristalizó allí su hogar, con su amada ‘Maye’. Pero, muchos años antes la matrona pacífica Rosario Pumarejo Cotes parió de su esposo Pedro A. López, al político Alfonso López Pumarejo, quien fue dos veces Presidente de Colombia, era la abuela del también expresidente de la República, Alfonso López Michelsen.  

Ha sido un pueblo trascendental en la vida política – administrativa y musical de Colombia. En ese pueblo de la usanza primavera nació Miguel López Gutiérrez, un 5 de enero del año 1938, 34 años después se coronó Rey Vallenato, en Valledupar, al lado de Jorge Oñate (+) uno de sus cantantes insignes.

Con este hombre bonachón y de poco hablar (Miguel López) dialogué un domingo (octubre del 2010) en la puerta de su casa, en La Paz. Conservaba intacta su estampa de acordeonero y su tradicional bigote negro: ese acordeón no lo dejo, la música la llevo metida en todo mi cuerpo”, dijo mostrando una sonrisa.

Contó que él empezó a tocar caja a los 7 años y su hermano Pablo tocaba acordeón. Pero una mañana se le dio por agarrar el acordeón y no lo volvió a soltar más. Recuerda que su mamá Agustina Gutiérrez dijo: “veeee ese va a ser acordeonero” y con el pasar de los años armó el conjunto con su hermano Pablo en la caja y el cantante Dagoberto López (compositor fallecido).

A los años su cantante fue Manito Johnson y después Jorge Oñate. “A Jorge yo lo enseñé primero a tocar guacharaca y después el canto, Jorge era un pelaito cuando yo lo conocí, todos los días practicaba conmigo”, dijo.

AGRADECIDO DE LA MÚSICA

Recuerda las parrandas de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez (1911 – 7 de abril de 1980) y al día siguiente a él le tocaba llevar a la gente en su camión ‘El gavilán Pollero’ a Manaure, San Diego y Urumita. Después vendió su camión y compró una buseta, en la que viajó por toda Colombia transportando a su conjunto ‘Los Hermanos López’. Él era el chofer.

Recordó: “A Diomedes Díaz también lo hice yo. Diomedes venía a la casa mía y se estaba en la casa hasta un mes, no se perdía una parranda y el muchachito todo lo miraba, era inquieto y mostraba talento. Yo me lo llevaba para Fundación, Paraíso, Chivolo y para todas partes, el hombre que sabía versear era ese Diomedes”, aseguró.

No dejes de leer: Adiós al Rey Vallenato Miguel López: sepelio será este miércoles en La Paz

Seguidamente lanzó una frase que resume lo bueno de una parranda vallenata: “a todo acordeonero bueno le gusta tocar Merengue. Es que una parranda sin Merengue no es ná, Jorge Oñate fue el mejor parrandero”.

Agregó que su apellido Gutiérrez proviene de España. “Es que los Gutiérrez eran españoles. Llegaron por la vía de Riohacha tres hermanos Gutiérrez y se establecieron en San Juan del Cesar. Antonio Jacinto se vino para La Paz y se casó aquí, tuvo once hijos. Joaquín engendró en San Juan del Cesar y Luís se fue para Patillal y Valledupar, todos esos que tienen apellido Gutiérrez en Valledupar son de esa gente de Luís, es la misma gente mía”, afirmó. 

Miguel López se jactaba de decir que vivía agradecido de la música vallenata, porque le dio todo lo que tenía y añoraba los tiempos de estudiante en el colegio Loperena en Valledupar con ‘El Negro’ Morón, Carlos Pinto y ‘Lucho’ Zuleta.

EL ACORDEÓN GUACAMAYO

Sus paisanos estaban seguros que Dios lo tenía reservado para muchos años más, pero el Todopoderoso se lo llevó consigo a sus 85 años, ayer falleció en una clínica de Valledupar. 

De esa tarde que hablé con Miguel López, en el sardinel de su casa, quedan frases humildes, provenientes de un ser que fue muy carismático: Yo al comienzo cantaba, pero salió la garganta de Jorge Oñate y me fregó todo a mí. Dagoberto López fue otro que se me metía cada vez que yo cantaba y entonces yo me aparté de eso, no quise saber más nada de ser cantante”.

Miguel López tenía casi 80 años de estar tocando acordeón.  Aprendió a los siete con un acordeón de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez, era un acordeón “guacamayo” (porque tenía una guacamaya pintada) y su primera grabación fue en 1968, con Jorge Oñate. Ese día que agarró el acordeón le sacó melodía, fue algo subliminal, dijo.  

Hablar con el Rey Vallenato Miguel López fue extraordinario, lo encontré locuaz y él nunca lo había sido, lo que si se le atribuye es la grandeza de músico y lo que ha pasado por su vida, por la de sus padres y hermanos, toda una familia llena de músicos como su primo hermano Alfredo Gutiérrez Acosta, el papá del tri Rey Vallenato, Alfredo Gutiérrez Vital. “Todos los Gutiérrez, López y familiares de Miguel López son músicos y músicos buenos”, comentó Mabel Canales. 

Recordó Miguel López que el papá de Alfredo tocaba en La Paz sus bailecitos con bombo, redoblante, acordeón, instrumentos de viento y bajo. Y también añoró ‘La peor es ná’ la banda musical de La Paz (de Clemente y Luis Gregorio).

Miguel López tenía muy claro su concepto sobre los músicos: “le cuento que antes no había músicos malos, eran todos buenos como Juan Muñoz, Leandro Díaz, Sabino Soto y Carlos Araque. Había buena música, ahora tocan es locuras, los acordeoneros no tienen peso ni sustancia musical, hay muy poca melodía y armonía, los acordeoneros de ahora tocan seco y hacen mucho ruido solo para que digan que ese si toca sabroso. Se ha perdido la armonía bonita que hace bailar a los enamorados. Igual está pasando con las canciones, componen temas muy aburridos y poniendo a las mujeres en mal predicamento”.    

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Rememora a Luis Enrique Martínez de quien dice que era “el perrero” de los acordeoneros. Dijo que ‘Colacho’ Mendoza (+) y él aprendieron de Luis Enrique, quien tenía la ventaja que caminaba el acordeón y tocaba con mucha armonía, mientras que los otros acordeoneros se quedaban anclados en una inmovilidad musical. 

En esta entrevista del 2010, recordó que su papá fue de extracción humilde y trabajaba en una finca de Sixto Morón en donde parrandeaba con Emiliano Zuleta Baquero (+) y Juan Manuel Muegues (+), auténtico acordeonero y compositor vallenato primo hermano del viejo Emiliano Zuleta. “También Rafael Escalona venía por aquí tarareaba los cantos y yo los montaba aquí en la casa. Escalona cantaba muy despacito, a él no le gustaba cantar, pero yo lo obligaba”, Concluyó.

POR AQUILINO COTES ZULETA/ ESPECIAL PARA EL PILON.

Entrevista
13 septiembre, 2023

Miguel López y el ‘Gavilán Pollero’

Miguel López tenía casi 80 años de estar tocando acordeón. Aprendió a los siete años con un acordeón de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez, era un acordeón “guacamayo”, su primera grabación fue en 1968, con Jorge Oñate. Ayer falleció en Valledupar.


Miguel López, entrevistado por Aqulino Cotes Zuleta, en su casa en La Paz.
Miguel López, entrevistado por Aqulino Cotes Zuleta, en su casa en La Paz.

La cabecera municipal de La Paz (Cesar) es el corredor de movilidad de los cesarenses, guajiros y del país. Manaure, El Plan, Villanueva, Urumita y Riohacha de un lado, por el otro los corregimientos de San José de Oriente, Media Luna y el país de Venezuela; más allá San Diego, Valledupar, Fundación, Santa Marta y Barranquilla. Al otro extremo Aguachica, Bucaramanga y Ocaña.  

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La Paz es una tierra de contrastes, un pueblo amado y querido por mucha gente. Es la tierra que ha servido de enlace del folclor vallenato, el amor y la política. Rafael Escalona Martínez, uno de los más grandes compositores, cristalizó allí su hogar, con su amada ‘Maye’. Pero, muchos años antes la matrona pacífica Rosario Pumarejo Cotes parió de su esposo Pedro A. López, al político Alfonso López Pumarejo, quien fue dos veces Presidente de Colombia, era la abuela del también expresidente de la República, Alfonso López Michelsen.  

Ha sido un pueblo trascendental en la vida política – administrativa y musical de Colombia. En ese pueblo de la usanza primavera nació Miguel López Gutiérrez, un 5 de enero del año 1938, 34 años después se coronó Rey Vallenato, en Valledupar, al lado de Jorge Oñate (+) uno de sus cantantes insignes.

Con este hombre bonachón y de poco hablar (Miguel López) dialogué un domingo (octubre del 2010) en la puerta de su casa, en La Paz. Conservaba intacta su estampa de acordeonero y su tradicional bigote negro: ese acordeón no lo dejo, la música la llevo metida en todo mi cuerpo”, dijo mostrando una sonrisa.

Contó que él empezó a tocar caja a los 7 años y su hermano Pablo tocaba acordeón. Pero una mañana se le dio por agarrar el acordeón y no lo volvió a soltar más. Recuerda que su mamá Agustina Gutiérrez dijo: “veeee ese va a ser acordeonero” y con el pasar de los años armó el conjunto con su hermano Pablo en la caja y el cantante Dagoberto López (compositor fallecido).

A los años su cantante fue Manito Johnson y después Jorge Oñate. “A Jorge yo lo enseñé primero a tocar guacharaca y después el canto, Jorge era un pelaito cuando yo lo conocí, todos los días practicaba conmigo”, dijo.

AGRADECIDO DE LA MÚSICA

Recuerda las parrandas de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez (1911 – 7 de abril de 1980) y al día siguiente a él le tocaba llevar a la gente en su camión ‘El gavilán Pollero’ a Manaure, San Diego y Urumita. Después vendió su camión y compró una buseta, en la que viajó por toda Colombia transportando a su conjunto ‘Los Hermanos López’. Él era el chofer.

Recordó: “A Diomedes Díaz también lo hice yo. Diomedes venía a la casa mía y se estaba en la casa hasta un mes, no se perdía una parranda y el muchachito todo lo miraba, era inquieto y mostraba talento. Yo me lo llevaba para Fundación, Paraíso, Chivolo y para todas partes, el hombre que sabía versear era ese Diomedes”, aseguró.

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Seguidamente lanzó una frase que resume lo bueno de una parranda vallenata: “a todo acordeonero bueno le gusta tocar Merengue. Es que una parranda sin Merengue no es ná, Jorge Oñate fue el mejor parrandero”.

Agregó que su apellido Gutiérrez proviene de España. “Es que los Gutiérrez eran españoles. Llegaron por la vía de Riohacha tres hermanos Gutiérrez y se establecieron en San Juan del Cesar. Antonio Jacinto se vino para La Paz y se casó aquí, tuvo once hijos. Joaquín engendró en San Juan del Cesar y Luís se fue para Patillal y Valledupar, todos esos que tienen apellido Gutiérrez en Valledupar son de esa gente de Luís, es la misma gente mía”, afirmó. 

Miguel López se jactaba de decir que vivía agradecido de la música vallenata, porque le dio todo lo que tenía y añoraba los tiempos de estudiante en el colegio Loperena en Valledupar con ‘El Negro’ Morón, Carlos Pinto y ‘Lucho’ Zuleta.

EL ACORDEÓN GUACAMAYO

Sus paisanos estaban seguros que Dios lo tenía reservado para muchos años más, pero el Todopoderoso se lo llevó consigo a sus 85 años, ayer falleció en una clínica de Valledupar. 

De esa tarde que hablé con Miguel López, en el sardinel de su casa, quedan frases humildes, provenientes de un ser que fue muy carismático: Yo al comienzo cantaba, pero salió la garganta de Jorge Oñate y me fregó todo a mí. Dagoberto López fue otro que se me metía cada vez que yo cantaba y entonces yo me aparté de eso, no quise saber más nada de ser cantante”.

Miguel López tenía casi 80 años de estar tocando acordeón.  Aprendió a los siete con un acordeón de su papá Pablo Rafael López Gutiérrez, era un acordeón “guacamayo” (porque tenía una guacamaya pintada) y su primera grabación fue en 1968, con Jorge Oñate. Ese día que agarró el acordeón le sacó melodía, fue algo subliminal, dijo.  

Hablar con el Rey Vallenato Miguel López fue extraordinario, lo encontré locuaz y él nunca lo había sido, lo que si se le atribuye es la grandeza de músico y lo que ha pasado por su vida, por la de sus padres y hermanos, toda una familia llena de músicos como su primo hermano Alfredo Gutiérrez Acosta, el papá del tri Rey Vallenato, Alfredo Gutiérrez Vital. “Todos los Gutiérrez, López y familiares de Miguel López son músicos y músicos buenos”, comentó Mabel Canales. 

Recordó Miguel López que el papá de Alfredo tocaba en La Paz sus bailecitos con bombo, redoblante, acordeón, instrumentos de viento y bajo. Y también añoró ‘La peor es ná’ la banda musical de La Paz (de Clemente y Luis Gregorio).

Miguel López tenía muy claro su concepto sobre los músicos: “le cuento que antes no había músicos malos, eran todos buenos como Juan Muñoz, Leandro Díaz, Sabino Soto y Carlos Araque. Había buena música, ahora tocan es locuras, los acordeoneros no tienen peso ni sustancia musical, hay muy poca melodía y armonía, los acordeoneros de ahora tocan seco y hacen mucho ruido solo para que digan que ese si toca sabroso. Se ha perdido la armonía bonita que hace bailar a los enamorados. Igual está pasando con las canciones, componen temas muy aburridos y poniendo a las mujeres en mal predicamento”.    

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Rememora a Luis Enrique Martínez de quien dice que era “el perrero” de los acordeoneros. Dijo que ‘Colacho’ Mendoza (+) y él aprendieron de Luis Enrique, quien tenía la ventaja que caminaba el acordeón y tocaba con mucha armonía, mientras que los otros acordeoneros se quedaban anclados en una inmovilidad musical. 

En esta entrevista del 2010, recordó que su papá fue de extracción humilde y trabajaba en una finca de Sixto Morón en donde parrandeaba con Emiliano Zuleta Baquero (+) y Juan Manuel Muegues (+), auténtico acordeonero y compositor vallenato primo hermano del viejo Emiliano Zuleta. “También Rafael Escalona venía por aquí tarareaba los cantos y yo los montaba aquí en la casa. Escalona cantaba muy despacito, a él no le gustaba cantar, pero yo lo obligaba”, Concluyó.

POR AQUILINO COTES ZULETA/ ESPECIAL PARA EL PILON.