El periodista Juan Rincón Vanegas recuerda las palabras que escribió Carlos Vives cuando se enteró de la muerte de Martín Elías, todo sucedió tan rápido, como el recorrido del vehículo donde se transportaba ese viernes santo.
Hace un año partió sin regreso Martín Elías Díaz Acosta, ‘El Gran Martín Elías’, como lo bautizó su papá Diomedes. El joven artista dejó colgado en el árbol del recuerdo un costal de vivencias, un cuadro con imágenes que se quedaron pegadas en las pupilas de todos y un inmenso balde de lágrimas que aún se sigue derramando.
De esa tragedia quedó el testimonio del campesino Rodrigo Contreras, primer testigo del accidente ocurrido a siete kilómetros de la vía que comunica a San Onofre con Tolú, Sucre, en un sector rural conocido como ‘Aguas Negras’.
Esa nefasta mañana, Rodrigo corrió a auxiliarlo, mientras que el artista le suplicaba que no lo dejara morir. Todo sucedió tan rápido, como el recorrido del vehículo donde se transportaba ese viernes santo, que las oraciones de sus familiares, amigos y seguidores fueron más kilométricas pidiendo por su vida.
Ante su muerte, miles de mensajes aparecieron untados de tristeza, teñidos con llanto, destacando que en su corto tiempo de vida artística logró pegarse en el corazón de miles de seguidores que lo acompañaban en sus conciertos y entonaban sus canciones.
Precisamente, uno de esos mensajes llevaba la firma del artista Carlos Vives, quien con el alma escondida en el dolor escribió: “Te fuiste muy pronto y nos quedamos sin ti; sin creerlo, sin entenderlo, sin aceptarlo, sin aceptar que el cuerpo destrozado en el pavimento era el tuyo! Sí, Martín, hemos llorado por ti.
No sabes lo feliz que estaba Claudia Elena… le contaba a todo el mundo que tú le habías puesto Paula Elena por ella. Te felicito, porque solamente un corazón tan lindo cultiva una familia tan hermosa. Viaja tranquilo Martín, ellos van a estar bien.
Lo que sí no voy a perdonarte es que en todas las veces que nos vimos no me hayas dicho que querías grabar conmigo. ¿Por qué no me dijiste nada? Por qué, cómo me lee Claudia en tus entrevistas, me veías tan lejos, si siempre he estado tan cerca de ustedes. Tú sabes muy bien que soy un artista que nunca soñó con irse de su tierra.
Pero no me dijiste que tenías un disco nuevo, y que había una canción que era para mí, que querías cantar conmigo. ¿Por qué no me lo dijiste?”.
Carlos Vives sigue pensando en ‘El gran Martín Elías’, y el próximo mes saldrá ese canto que el hijo de Diomedes Díaz siempre soñó.
El lunes 18 de junio de 1990 a las ocho de la mañana nació Martín Elías, el hijo de Diomedes Díaz Maestre y Patricia Isabel Acosta Solano. “Mi hijo nació gordito, pero mi mayor emoción al ser madre por cuarta vez fue cuando lo pude tener en mis brazos y oírlo llorar”.
Diomedes, ‘El Cacique de La Junta’, no pudo estar en ese momento porque estaba de viaje realizando una presentación musical en Fundación, Magdalena, pero al llegar a su casa en Valledupar armó la más grande parranda. Estaba tan feliz, que de inmediato dijo que el nombre del nuevo hijo sería ‘El gran Martín Elías’, en homenaje a su tío Martín Elías Maestre Hinojosa, hermano de su mamá Elvira.
Por ejemplo, me diste una mujer
que ha sido, como la madre mía,
de Luis Ángel, de Santos Rafael
de Diomedes, y ‘El gran Martín Elías’.
Patricia Acosta continúa uniendo esos bellos recuerdos: “Martín siempre fue callado, risueño, noble, juguetón. Había que pagarle para que hablara. En nuestra familia todos teníamos que ver con él, por su manera de ser y por amarnos mucho. Su papá era su gran adoración, y sus padrinos: Gustavo Gutiérrez Maestre y Betsy Leonor Acosta Solano, mi hermana, sus consentidos”.
Entonces, pasa de manera veloz de la alegría a la tristeza: “Martín siempre fue el mismo. Me regaló muchas cosas materiales, pero me quedo con su inmenso amor, con su ternura, con su amabilidad, y con esos besos y abrazos que siempre llegaban a tiempo. Me hace mucha falta mi ‘Titi’ inolvidable”. La mujer que inspiró varios de los éxitos de Diomedes Díaz agradeció a todos los seguidores del ‘Martinismo’ por querer tanto al menor de sus retoños, quien se ganó su propio espacio en el folclor vallenato, y solamente la muerte atajó su ascendente carrera musical.
Mira a lo lejos, piensa y entonces habla de sus dos nietos: Martín Elías Jr. y Paula Elena. “En ellos está reflejado todo lo que significó mi hijo. Abrazarlos es añorarlo a él”. Unas lágrimas visitaron sus mejillas, y no había lugar para una pregunta más. Hace un año, Martín Elías estaba satisfecho con su nueva producción musical al lado de Rolando Ochoa, y tenía puestas las esperanzas en esas canciones vallenatas que hablan de historias pegadas al sentimiento, e interpretadas con su bendito corazón, donde la mayoría de veces habitan alegrías, tristezas y el inmenso amor de sus Martinistas.
La mañana de la despedida de los escenarios, 14 de abril de 2017, sucedió en Coveñas, Sucre. Martín Elías derrochó energía, talento, alegría, bromeó con sus músicos, regaló flores, interpretó esas canciones que hacían delirar a sus ‘Martinistas’, y como algo premonitorio, recordó a su papá diciendo que se encontraría con él.
“A mí me duele papá, porque se fue de mi lado, no me voy a preocupá, porque allá nos encontramos”. Erick Escobar, uno de sus coristas, al oírlo salió presuroso al paso del verso y dijo: “Pero todavía no”.
Esa imagen imborrable de sus últimos cantos, al igual que su sepelio en Valledupar, dan frecuentemente la vuelta por el mundo vallenato que no se resigna a la ley de la vida, sino que lo añora al notar que su ausencia duele más, mientras que sus cantos siguen sonando ‘Sin límites’ en la grabadora que sigue colgada en aquel árbol del recuerdo infinito. …Y el mismo Martín Elías lo expresó en su último concierto: “No es tanto dar el paso, sino dejar la huella, y bien dejá”.
Juan Rincón Vanegas / EL PILÓN
El periodista Juan Rincón Vanegas recuerda las palabras que escribió Carlos Vives cuando se enteró de la muerte de Martín Elías, todo sucedió tan rápido, como el recorrido del vehículo donde se transportaba ese viernes santo.
Hace un año partió sin regreso Martín Elías Díaz Acosta, ‘El Gran Martín Elías’, como lo bautizó su papá Diomedes. El joven artista dejó colgado en el árbol del recuerdo un costal de vivencias, un cuadro con imágenes que se quedaron pegadas en las pupilas de todos y un inmenso balde de lágrimas que aún se sigue derramando.
De esa tragedia quedó el testimonio del campesino Rodrigo Contreras, primer testigo del accidente ocurrido a siete kilómetros de la vía que comunica a San Onofre con Tolú, Sucre, en un sector rural conocido como ‘Aguas Negras’.
Esa nefasta mañana, Rodrigo corrió a auxiliarlo, mientras que el artista le suplicaba que no lo dejara morir. Todo sucedió tan rápido, como el recorrido del vehículo donde se transportaba ese viernes santo, que las oraciones de sus familiares, amigos y seguidores fueron más kilométricas pidiendo por su vida.
Ante su muerte, miles de mensajes aparecieron untados de tristeza, teñidos con llanto, destacando que en su corto tiempo de vida artística logró pegarse en el corazón de miles de seguidores que lo acompañaban en sus conciertos y entonaban sus canciones.
Precisamente, uno de esos mensajes llevaba la firma del artista Carlos Vives, quien con el alma escondida en el dolor escribió: “Te fuiste muy pronto y nos quedamos sin ti; sin creerlo, sin entenderlo, sin aceptarlo, sin aceptar que el cuerpo destrozado en el pavimento era el tuyo! Sí, Martín, hemos llorado por ti.
No sabes lo feliz que estaba Claudia Elena… le contaba a todo el mundo que tú le habías puesto Paula Elena por ella. Te felicito, porque solamente un corazón tan lindo cultiva una familia tan hermosa. Viaja tranquilo Martín, ellos van a estar bien.
Lo que sí no voy a perdonarte es que en todas las veces que nos vimos no me hayas dicho que querías grabar conmigo. ¿Por qué no me dijiste nada? Por qué, cómo me lee Claudia en tus entrevistas, me veías tan lejos, si siempre he estado tan cerca de ustedes. Tú sabes muy bien que soy un artista que nunca soñó con irse de su tierra.
Pero no me dijiste que tenías un disco nuevo, y que había una canción que era para mí, que querías cantar conmigo. ¿Por qué no me lo dijiste?”.
Carlos Vives sigue pensando en ‘El gran Martín Elías’, y el próximo mes saldrá ese canto que el hijo de Diomedes Díaz siempre soñó.
El lunes 18 de junio de 1990 a las ocho de la mañana nació Martín Elías, el hijo de Diomedes Díaz Maestre y Patricia Isabel Acosta Solano. “Mi hijo nació gordito, pero mi mayor emoción al ser madre por cuarta vez fue cuando lo pude tener en mis brazos y oírlo llorar”.
Diomedes, ‘El Cacique de La Junta’, no pudo estar en ese momento porque estaba de viaje realizando una presentación musical en Fundación, Magdalena, pero al llegar a su casa en Valledupar armó la más grande parranda. Estaba tan feliz, que de inmediato dijo que el nombre del nuevo hijo sería ‘El gran Martín Elías’, en homenaje a su tío Martín Elías Maestre Hinojosa, hermano de su mamá Elvira.
Por ejemplo, me diste una mujer
que ha sido, como la madre mía,
de Luis Ángel, de Santos Rafael
de Diomedes, y ‘El gran Martín Elías’.
Patricia Acosta continúa uniendo esos bellos recuerdos: “Martín siempre fue callado, risueño, noble, juguetón. Había que pagarle para que hablara. En nuestra familia todos teníamos que ver con él, por su manera de ser y por amarnos mucho. Su papá era su gran adoración, y sus padrinos: Gustavo Gutiérrez Maestre y Betsy Leonor Acosta Solano, mi hermana, sus consentidos”.
Entonces, pasa de manera veloz de la alegría a la tristeza: “Martín siempre fue el mismo. Me regaló muchas cosas materiales, pero me quedo con su inmenso amor, con su ternura, con su amabilidad, y con esos besos y abrazos que siempre llegaban a tiempo. Me hace mucha falta mi ‘Titi’ inolvidable”. La mujer que inspiró varios de los éxitos de Diomedes Díaz agradeció a todos los seguidores del ‘Martinismo’ por querer tanto al menor de sus retoños, quien se ganó su propio espacio en el folclor vallenato, y solamente la muerte atajó su ascendente carrera musical.
Mira a lo lejos, piensa y entonces habla de sus dos nietos: Martín Elías Jr. y Paula Elena. “En ellos está reflejado todo lo que significó mi hijo. Abrazarlos es añorarlo a él”. Unas lágrimas visitaron sus mejillas, y no había lugar para una pregunta más. Hace un año, Martín Elías estaba satisfecho con su nueva producción musical al lado de Rolando Ochoa, y tenía puestas las esperanzas en esas canciones vallenatas que hablan de historias pegadas al sentimiento, e interpretadas con su bendito corazón, donde la mayoría de veces habitan alegrías, tristezas y el inmenso amor de sus Martinistas.
La mañana de la despedida de los escenarios, 14 de abril de 2017, sucedió en Coveñas, Sucre. Martín Elías derrochó energía, talento, alegría, bromeó con sus músicos, regaló flores, interpretó esas canciones que hacían delirar a sus ‘Martinistas’, y como algo premonitorio, recordó a su papá diciendo que se encontraría con él.
“A mí me duele papá, porque se fue de mi lado, no me voy a preocupá, porque allá nos encontramos”. Erick Escobar, uno de sus coristas, al oírlo salió presuroso al paso del verso y dijo: “Pero todavía no”.
Esa imagen imborrable de sus últimos cantos, al igual que su sepelio en Valledupar, dan frecuentemente la vuelta por el mundo vallenato que no se resigna a la ley de la vida, sino que lo añora al notar que su ausencia duele más, mientras que sus cantos siguen sonando ‘Sin límites’ en la grabadora que sigue colgada en aquel árbol del recuerdo infinito. …Y el mismo Martín Elías lo expresó en su último concierto: “No es tanto dar el paso, sino dejar la huella, y bien dejá”.
Juan Rincón Vanegas / EL PILÓN