Además de su inicio en la música, Marciano Martínez recordó su historia junto a Diomedes Díaz y habló de la falta de propuesta que hay en el vallenato actual. Marciano Martínez, un compositor cuyo nombre es sinónimo de éxito, recordó como fueron sus inicios en la música y como su historia estuvo ligada a la […]
Además de su inicio en la música, Marciano Martínez recordó su historia junto a Diomedes Díaz y habló de la falta de propuesta que hay en el vallenato actual.
Marciano Martínez, un compositor cuyo nombre es sinónimo de éxito, recordó como fueron sus inicios en la música y como su historia estuvo ligada a la de Diomedes Díaz. Una amistad que nació en La Junta y creció reforzada por ese amor que ambos sentían por el folclor.
EL PILÓN: ¿Cómo empieza en la música?
Marciano Martínez: La verdad es que empecé muy niño, todo lo que veía lo quería convertir en acordeón, los periódicos, los cuadernos, los pedazos de madera; todo para mí era un acordeón.
A los ocho años conocí a la primera niña que me gustó y le canté por primera vez a alguien. Así empecé a componer o a descomponer, porque agarraba canciones que ya existieran y les cambiaba el nombre de la muchachita que me gustaba y así empezó mi gusto por la música.
EP: Así nació el gusto por la música maestro, ¿y su camino en ella cómo empieza?
M.M: Mi transitar en ese caminó inició en 1974, cuando me presenté por primera vez en un festival en La Junta y quedé de segundo lugar, en esa oportunidad me ganó Hernando Marín, quien tenía más recorrido y experiencia.
Después, al año siguiente me presenté en el Festival Folclórico de mi pueblo, pero el problema es que yo no sabía cantar mientras que había otros participantes como Fredy Peralta que tenían muy buena voz.
Y así, de festival en festival comenzó la lucha.
EP: Una lucha que trae consigo muchas historias, ¿qué anécdotas recuerda de esas luchas?
M.M: Hay una anécdota que recuerdo mucho, en 1975 la canción que presenté en La Junta le gustó a los hermanos Meriño que iban a grabar con Los Rosado, a la semana siguiente se fueron a La Junta y preguntaron si me conocían.
Al que le preguntaron, mandó a un niño que me dijera que me escondiera, porque venían los hermanos Meriño y yo no tenía cédula, así que si me grababan la canción me la robaban y yo cogí patio a patio y salí corriendo.
EP: ¿Cómo entra a su vida musical Diomedes Díaz?
M.M: Diomedes me grabó por primera vez en el 80. Me grabó en total 19 canciones.
Él y yo éramos muy allegados, siempre me presentó como su hermano, el ultimo día que grabó me presentó con el sobrino, el odontólogo, y le dijo, mire le presento a mi hermano él me hizo a mi yo lo hice a él
Nosotros éramos muy amigos desde pelaos, él iba allá y nos veíamos, salíamos hablábamos.
EP: ¿Qué canción de las que le grabó Diomedes le gustan?
M.M: ‘Triste y confundido’.
En realidad hay muchas pero esa particularmente me gusta cómo le quedó.
Y la última que me grabó: ‘La vida’.
El me llamó porque no me había contestado y después se la puse, y empezó a llamarme para que le mandara la canción, quedó enamorado de la canción enseguida, y quería grabarla.
Él decía que le gustaba, que era una canción que no aburría, durábamos hasta media hora hablando de esa canción.
EP: ¿Era exigente en las letras que le pedía Diomedes?
MM: Sí, incluso él se exigía mucho.
A mí me preguntaba siempre, ¿aja y qué? ¿Ya me tienes lo mío?
Y casi siempre que le cantaba algo le gustaba, el confiaba en mi trabajo pero sí era muye exigente.
EP: ¿Cómo fue el momento de la partida?
M.M: La verdad es que uno aprende a manejar estas cosas, las personas que más me han dolido fue un hermano que perdí cuando tenía 7 años, después la de Martin Maestre, la de un primo y la de mi mamá, uno aprende a buscar refugio en la Biblia y en la fe y eso enseña, da fortaleza.
En el caso de Diomedes uno se daba cuenta, los amigos se lo decíamos, él no le prestaba atención a su salud, yo le había dicho a él: si no te cuidas no vas a durar ni el año.
El día que murió yo estaba tomando, al día siguiente yo iba llegando a Bucaramanga y la gente me llamaba. Yo perdí la noción del tiempo, y después encontré el poco de llamadas perdidas y empecé a contestarlas. Y ahí empecé a entender la realidad… fue difícil, ahora estoy un poco más tranquilo pero lleno de recuerdos.
EP: Cambiando un poco el tema, ¿cómo ve el vallenato actual?
M.M: El vallenato nuevo no tiene propuestas realmente de peso. Hay un caso puntual como es el de Rolando Ochoa, cuando él sacó ‘El cantinero’ yo creía que iba a ser un grande como el papá, pero después empezó a sacar una porquería tras otra. Por eso prefiero no hablar de eso.
Por: Pepe Morón Reales
Además de su inicio en la música, Marciano Martínez recordó su historia junto a Diomedes Díaz y habló de la falta de propuesta que hay en el vallenato actual. Marciano Martínez, un compositor cuyo nombre es sinónimo de éxito, recordó como fueron sus inicios en la música y como su historia estuvo ligada a la […]
Además de su inicio en la música, Marciano Martínez recordó su historia junto a Diomedes Díaz y habló de la falta de propuesta que hay en el vallenato actual.
Marciano Martínez, un compositor cuyo nombre es sinónimo de éxito, recordó como fueron sus inicios en la música y como su historia estuvo ligada a la de Diomedes Díaz. Una amistad que nació en La Junta y creció reforzada por ese amor que ambos sentían por el folclor.
EL PILÓN: ¿Cómo empieza en la música?
Marciano Martínez: La verdad es que empecé muy niño, todo lo que veía lo quería convertir en acordeón, los periódicos, los cuadernos, los pedazos de madera; todo para mí era un acordeón.
A los ocho años conocí a la primera niña que me gustó y le canté por primera vez a alguien. Así empecé a componer o a descomponer, porque agarraba canciones que ya existieran y les cambiaba el nombre de la muchachita que me gustaba y así empezó mi gusto por la música.
EP: Así nació el gusto por la música maestro, ¿y su camino en ella cómo empieza?
M.M: Mi transitar en ese caminó inició en 1974, cuando me presenté por primera vez en un festival en La Junta y quedé de segundo lugar, en esa oportunidad me ganó Hernando Marín, quien tenía más recorrido y experiencia.
Después, al año siguiente me presenté en el Festival Folclórico de mi pueblo, pero el problema es que yo no sabía cantar mientras que había otros participantes como Fredy Peralta que tenían muy buena voz.
Y así, de festival en festival comenzó la lucha.
EP: Una lucha que trae consigo muchas historias, ¿qué anécdotas recuerda de esas luchas?
M.M: Hay una anécdota que recuerdo mucho, en 1975 la canción que presenté en La Junta le gustó a los hermanos Meriño que iban a grabar con Los Rosado, a la semana siguiente se fueron a La Junta y preguntaron si me conocían.
Al que le preguntaron, mandó a un niño que me dijera que me escondiera, porque venían los hermanos Meriño y yo no tenía cédula, así que si me grababan la canción me la robaban y yo cogí patio a patio y salí corriendo.
EP: ¿Cómo entra a su vida musical Diomedes Díaz?
M.M: Diomedes me grabó por primera vez en el 80. Me grabó en total 19 canciones.
Él y yo éramos muy allegados, siempre me presentó como su hermano, el ultimo día que grabó me presentó con el sobrino, el odontólogo, y le dijo, mire le presento a mi hermano él me hizo a mi yo lo hice a él
Nosotros éramos muy amigos desde pelaos, él iba allá y nos veíamos, salíamos hablábamos.
EP: ¿Qué canción de las que le grabó Diomedes le gustan?
M.M: ‘Triste y confundido’.
En realidad hay muchas pero esa particularmente me gusta cómo le quedó.
Y la última que me grabó: ‘La vida’.
El me llamó porque no me había contestado y después se la puse, y empezó a llamarme para que le mandara la canción, quedó enamorado de la canción enseguida, y quería grabarla.
Él decía que le gustaba, que era una canción que no aburría, durábamos hasta media hora hablando de esa canción.
EP: ¿Era exigente en las letras que le pedía Diomedes?
MM: Sí, incluso él se exigía mucho.
A mí me preguntaba siempre, ¿aja y qué? ¿Ya me tienes lo mío?
Y casi siempre que le cantaba algo le gustaba, el confiaba en mi trabajo pero sí era muye exigente.
EP: ¿Cómo fue el momento de la partida?
M.M: La verdad es que uno aprende a manejar estas cosas, las personas que más me han dolido fue un hermano que perdí cuando tenía 7 años, después la de Martin Maestre, la de un primo y la de mi mamá, uno aprende a buscar refugio en la Biblia y en la fe y eso enseña, da fortaleza.
En el caso de Diomedes uno se daba cuenta, los amigos se lo decíamos, él no le prestaba atención a su salud, yo le había dicho a él: si no te cuidas no vas a durar ni el año.
El día que murió yo estaba tomando, al día siguiente yo iba llegando a Bucaramanga y la gente me llamaba. Yo perdí la noción del tiempo, y después encontré el poco de llamadas perdidas y empecé a contestarlas. Y ahí empecé a entender la realidad… fue difícil, ahora estoy un poco más tranquilo pero lleno de recuerdos.
EP: Cambiando un poco el tema, ¿cómo ve el vallenato actual?
M.M: El vallenato nuevo no tiene propuestas realmente de peso. Hay un caso puntual como es el de Rolando Ochoa, cuando él sacó ‘El cantinero’ yo creía que iba a ser un grande como el papá, pero después empezó a sacar una porquería tras otra. Por eso prefiero no hablar de eso.
Por: Pepe Morón Reales