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Editorial - 30 septiembre, 2020

Los queremos ver colaborando

Hay expectativa por si finalmente la Jurisdicción Especial de Paz accederá a escuchar a los jefes de las autodefensas. Aunque esa jurisdicción no contempló cobijarlos, que fueron objeto de otra, de la de Justicia y Paz, y se estableció como instrumento de justicia transicional para los excombatientes reincorporados de las Farc y los miembros de la Fuerza Pública vinculados a hechos del conflicto, se ha generado una opinión favorable a que declaren en la JEP.

Hay expectativa por si finalmente la Jurisdicción Especial de Paz accederá a escuchar a los jefes de las autodefensas. Aunque esa jurisdicción no contempló cobijarlos, que fueron objeto de otra, de la de Justicia y Paz, y se estableció como instrumento de justicia transicional para los excombatientes reincorporados de las Farc y los miembros de la Fuerza Pública vinculados a hechos del conflicto, se ha generado una opinión favorable a que declaren en la JEP. 

Es evidente que cualquier participación en esta tendría un trámite y un valor judicial, distinto de la versión que pudieran dar a la Comisión de La Verdad; una verdad más ética y política, o su aporte a otras instancias como la de esclarecimiento de los hechos o a la búsqueda de desaparecidos.  Contribuiría  a cubrir el déficit de verdad, responsabilidad y reparación que dejó la Jurisdicción de Justicia y Paz.

En El Cesar, de un millón trescientas mil personas, más de 300 mil se han registrado como víctimas de la violencia, y tres cuartas partes manifiestan ser afectadas por la de los paras. Mientras la guerrilla había hecho un trabajo de décadas en regiones apartadas, un fortalecimiento basado en lo, llamado de su parte, impuestos y retenciones ( extorsiones y secuestros), dada la ausencia estatal, que llevó a que amplias poblaciones crecieran bajo su acostumbrado control, cuando llegó la cirugía contrainsurgente de las autodefensas, no pocas veces alentadas desde los cuarteles oficiales y, por simpatía o fuerza, de sectores pudientes de la sociedad, debía ser tan contundente que en poco tiempo volteara el balance de la guerra. Eso solo se lograría generando sorpresivamente pánico en zonas tradicionalmente guerrilleras y ampliando el horizonte de su acción en poblados donde se movía la guerrilla como pez en el agua. No se tenía además, como foco, a diferencia de la guerrilla,  al ejército oficial sino al civil colaborador.  Para decirlo metafóricamente mientras la guerrilla usaba el fusil la autodefensa una escopeta a chorro.

Esas víctimas inicialmente pedían justicia (punitiva), luego la reparación y, recientemente, en la medida en que tomaban distancia en el tiempo de los hechos y amainaban el dolor, exigen más verdad, el por qué los mataron o los desplazaron.  Cuándo es qué no, son los familiares de nuestros 3000 desaparecidos que se preguntan dónde puedan estar.

En esa ola de insatisfacción de las víctimas están llegando al país las cabezas del bloque norte de las autodefensas, después de más de una década de prisión en los Estados Unidos. Los tiempos son los de la justicia punitiva sino la  restaurativa, los del perdón, la reconciliación y la esclarecedora verdad. Más que ver a  jefes en cárceles, se los quiere ver esclareciendo, reparando y buscando desaparecidos.

De ahí que insistimos en que a los vallenatos ‘Jorge Cuarenta’ y ‘Simón Trinidad’ los queremos ver en honesta y voluntaria participación en la superación de dolores inmensos de nuestra gente y no encarcelados perpetuamente cuando sus camaradas en la guerra, otrora jefes paras o guerrilleros, se la pasan dictando conferencias o hablando en el Congreso.

Editorial
30 septiembre, 2020

Los queremos ver colaborando

Hay expectativa por si finalmente la Jurisdicción Especial de Paz accederá a escuchar a los jefes de las autodefensas. Aunque esa jurisdicción no contempló cobijarlos, que fueron objeto de otra, de la de Justicia y Paz, y se estableció como instrumento de justicia transicional para los excombatientes reincorporados de las Farc y los miembros de la Fuerza Pública vinculados a hechos del conflicto, se ha generado una opinión favorable a que declaren en la JEP.


Hay expectativa por si finalmente la Jurisdicción Especial de Paz accederá a escuchar a los jefes de las autodefensas. Aunque esa jurisdicción no contempló cobijarlos, que fueron objeto de otra, de la de Justicia y Paz, y se estableció como instrumento de justicia transicional para los excombatientes reincorporados de las Farc y los miembros de la Fuerza Pública vinculados a hechos del conflicto, se ha generado una opinión favorable a que declaren en la JEP. 

Es evidente que cualquier participación en esta tendría un trámite y un valor judicial, distinto de la versión que pudieran dar a la Comisión de La Verdad; una verdad más ética y política, o su aporte a otras instancias como la de esclarecimiento de los hechos o a la búsqueda de desaparecidos.  Contribuiría  a cubrir el déficit de verdad, responsabilidad y reparación que dejó la Jurisdicción de Justicia y Paz.

En El Cesar, de un millón trescientas mil personas, más de 300 mil se han registrado como víctimas de la violencia, y tres cuartas partes manifiestan ser afectadas por la de los paras. Mientras la guerrilla había hecho un trabajo de décadas en regiones apartadas, un fortalecimiento basado en lo, llamado de su parte, impuestos y retenciones ( extorsiones y secuestros), dada la ausencia estatal, que llevó a que amplias poblaciones crecieran bajo su acostumbrado control, cuando llegó la cirugía contrainsurgente de las autodefensas, no pocas veces alentadas desde los cuarteles oficiales y, por simpatía o fuerza, de sectores pudientes de la sociedad, debía ser tan contundente que en poco tiempo volteara el balance de la guerra. Eso solo se lograría generando sorpresivamente pánico en zonas tradicionalmente guerrilleras y ampliando el horizonte de su acción en poblados donde se movía la guerrilla como pez en el agua. No se tenía además, como foco, a diferencia de la guerrilla,  al ejército oficial sino al civil colaborador.  Para decirlo metafóricamente mientras la guerrilla usaba el fusil la autodefensa una escopeta a chorro.

Esas víctimas inicialmente pedían justicia (punitiva), luego la reparación y, recientemente, en la medida en que tomaban distancia en el tiempo de los hechos y amainaban el dolor, exigen más verdad, el por qué los mataron o los desplazaron.  Cuándo es qué no, son los familiares de nuestros 3000 desaparecidos que se preguntan dónde puedan estar.

En esa ola de insatisfacción de las víctimas están llegando al país las cabezas del bloque norte de las autodefensas, después de más de una década de prisión en los Estados Unidos. Los tiempos son los de la justicia punitiva sino la  restaurativa, los del perdón, la reconciliación y la esclarecedora verdad. Más que ver a  jefes en cárceles, se los quiere ver esclareciendo, reparando y buscando desaparecidos.

De ahí que insistimos en que a los vallenatos ‘Jorge Cuarenta’ y ‘Simón Trinidad’ los queremos ver en honesta y voluntaria participación en la superación de dolores inmensos de nuestra gente y no encarcelados perpetuamente cuando sus camaradas en la guerra, otrora jefes paras o guerrilleros, se la pasan dictando conferencias o hablando en el Congreso.