Los PDET vienen acompañados del OCAD PAZ, el cual ha sido definido por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, como “un vehículo para el desarrollo de los municipios PDET”.
Para nadie es un secreto que el desarrollo y crecimiento de nuestro territorio se vio truncado en gran medida por la oscura época de la violencia, que azotó estos territorios durante muchos años y que finalizó en el papel con la desmovilización de los grupos de autodefensa en el año 2006 y con la firma de los acuerdos de paz de La Habana diez años después.
Lo anterior es un prefacio obligado para hablar de lo que nos ocupa en este artículo, pues como consecuencia del conflicto armado en Colombia nacieron los PDET, Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, que buscan ser “un instrumento especial de planificación y gestión a 15 años, que tienen como objetivo estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional…”.
Los PDET vienen acompañados del OCAD PAZ, el cual ha sido definido por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, como “un vehículo para el desarrollo de los municipios PDET”. Dicho programa cuenta con recursos de alrededor de 1,9 billones para ejecutar proyectos de impacto en los territorios antes mencionados.
Hasta ahora ustedes se preguntarán el porqué del título de este artículo, si aún no hemos hablado de oportunidades y mucho menos de las que se han perdido, entonces, entremos en materia.
En el marco de los programas que hemos mencionado en los párrafos anteriores los municipios estaban llamados a presentar proyectos para que fueran viabilizados, aprobados y se les asignaran recursos para su ejecución.
A continuación haremos un recorrido por los proyectos que le fueron aprobados a Valledupar como municipio núcleo del área metropolitana versus los demás municipios que la integran.
Se aprobaron solo dos proyectos por valor de $18.302 millones, los cuales incluyen la implementación de sistemas de energía solar y la optimización del acueducto del corregimiento de Patillal (un corregimiento que ya tenía acueducto).
La Paz: se aprobaron cuatro proyectos por valor de $33,472 millones, incluyendo generación de energía solar, optimización y construcción de sistemas de alcantarillado, implementación de un sistema de telecomunicaciones inalámbricas y construcción de un salón comunal.
Manaure: Se aprobaron tres proyectos por valor de $30.007 millones para el mejoramiento de vías rurales en dicho municipio.
Se aprobaron siete proyectos por valor de $72.523 millones, la cifra más importante que hasta ahora hemos relatado, entre los cuales están mejoramiento de vías terciarias, fortalecimiento a la competitividad de los productores de cacao, construcción de viviendas rurales, generación de energía solar y optimización de acueductos y alcantarillado.
Agustín Codazzi: Se aprobaron 4 proyectos por valor de $70.045 millones, para mejoramiento de vías, sistemas de generación de energía solar e implementación de un sistema de conectividad inalámbrica para la zona rural.
De acuerdo con la información anterior, las oportunidades perdidas saltan a la vista, no se entiende cómo Valledupar, siendo la capital del departamento del Cesar y además el municipio núcleo de su área metropolitana, no haya logrado viabilizar proyectos que lograran un mayor impacto, sobre todo en el área rural del municipio.
No podemos pasar por alto que tuvimos la oportunidad de saldar deudas históricas con corregimientos como Aguas Blancas, que en algunos momentos la única agua que tienen es la de su nombre, pues no cuentan con un acueducto digno.
Igual pasa en otros corregimientos del sur, y ni de qué hablar de los corregimientos del norte, pues en algunos actualmente no hay ni señal de celular. Sí señores, pleno siglo 21, en la era digital y en estos territorios no se puede ni hacer una llamada de celular.
Tal parece que en Valledupar los PDET no lograron su función por uno de los males que buscaba atacar: la debilidad institucional. Que sea este análisis un llamado a la administración municipal y a sus funcionarios, para no dejar pasar ni perder más oportunidades, para que se preparen y al señor alcalde para que se rodee de profesionales capaces que lo ayuden a cumplir su Plan de Desarrollo, el cual en el papel es muy bueno, pero en la ejecución hasta ahora es muy pobre.
Por último, pero no menos importante, me permito felicitar a los alcaldes y funcionarios de los municipios del Área Metropolitana, quienes con su trabajo lograron proyectos que seguramente transformarán la vida de muchos de sus habitantes.
Los PDET vienen acompañados del OCAD PAZ, el cual ha sido definido por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, como “un vehículo para el desarrollo de los municipios PDET”.
Para nadie es un secreto que el desarrollo y crecimiento de nuestro territorio se vio truncado en gran medida por la oscura época de la violencia, que azotó estos territorios durante muchos años y que finalizó en el papel con la desmovilización de los grupos de autodefensa en el año 2006 y con la firma de los acuerdos de paz de La Habana diez años después.
Lo anterior es un prefacio obligado para hablar de lo que nos ocupa en este artículo, pues como consecuencia del conflicto armado en Colombia nacieron los PDET, Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, que buscan ser “un instrumento especial de planificación y gestión a 15 años, que tienen como objetivo estabilizar y transformar los territorios más afectados por la violencia, la pobreza, las economías ilícitas y la debilidad institucional…”.
Los PDET vienen acompañados del OCAD PAZ, el cual ha sido definido por el Departamento Nacional de Planeación, DNP, como “un vehículo para el desarrollo de los municipios PDET”. Dicho programa cuenta con recursos de alrededor de 1,9 billones para ejecutar proyectos de impacto en los territorios antes mencionados.
Hasta ahora ustedes se preguntarán el porqué del título de este artículo, si aún no hemos hablado de oportunidades y mucho menos de las que se han perdido, entonces, entremos en materia.
En el marco de los programas que hemos mencionado en los párrafos anteriores los municipios estaban llamados a presentar proyectos para que fueran viabilizados, aprobados y se les asignaran recursos para su ejecución.
A continuación haremos un recorrido por los proyectos que le fueron aprobados a Valledupar como municipio núcleo del área metropolitana versus los demás municipios que la integran.
Se aprobaron solo dos proyectos por valor de $18.302 millones, los cuales incluyen la implementación de sistemas de energía solar y la optimización del acueducto del corregimiento de Patillal (un corregimiento que ya tenía acueducto).
La Paz: se aprobaron cuatro proyectos por valor de $33,472 millones, incluyendo generación de energía solar, optimización y construcción de sistemas de alcantarillado, implementación de un sistema de telecomunicaciones inalámbricas y construcción de un salón comunal.
Manaure: Se aprobaron tres proyectos por valor de $30.007 millones para el mejoramiento de vías rurales en dicho municipio.
Se aprobaron siete proyectos por valor de $72.523 millones, la cifra más importante que hasta ahora hemos relatado, entre los cuales están mejoramiento de vías terciarias, fortalecimiento a la competitividad de los productores de cacao, construcción de viviendas rurales, generación de energía solar y optimización de acueductos y alcantarillado.
Agustín Codazzi: Se aprobaron 4 proyectos por valor de $70.045 millones, para mejoramiento de vías, sistemas de generación de energía solar e implementación de un sistema de conectividad inalámbrica para la zona rural.
De acuerdo con la información anterior, las oportunidades perdidas saltan a la vista, no se entiende cómo Valledupar, siendo la capital del departamento del Cesar y además el municipio núcleo de su área metropolitana, no haya logrado viabilizar proyectos que lograran un mayor impacto, sobre todo en el área rural del municipio.
No podemos pasar por alto que tuvimos la oportunidad de saldar deudas históricas con corregimientos como Aguas Blancas, que en algunos momentos la única agua que tienen es la de su nombre, pues no cuentan con un acueducto digno.
Igual pasa en otros corregimientos del sur, y ni de qué hablar de los corregimientos del norte, pues en algunos actualmente no hay ni señal de celular. Sí señores, pleno siglo 21, en la era digital y en estos territorios no se puede ni hacer una llamada de celular.
Tal parece que en Valledupar los PDET no lograron su función por uno de los males que buscaba atacar: la debilidad institucional. Que sea este análisis un llamado a la administración municipal y a sus funcionarios, para no dejar pasar ni perder más oportunidades, para que se preparen y al señor alcalde para que se rodee de profesionales capaces que lo ayuden a cumplir su Plan de Desarrollo, el cual en el papel es muy bueno, pero en la ejecución hasta ahora es muy pobre.
Por último, pero no menos importante, me permito felicitar a los alcaldes y funcionarios de los municipios del Área Metropolitana, quienes con su trabajo lograron proyectos que seguramente transformarán la vida de muchos de sus habitantes.