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Informes Especiales - 29 agosto, 2016

Los paleros del río Cesar

Hoy continuamos con el recorrido por el río Cesar. Con esta historia inicia su paso por el departamento del Cesar hasta su desembocadura en la ciénaga de Zapatosa. Valledupar, La Paz, San Diego, El Paso, Astrea y Chimichagua son los seis municipios bañados por sus aguas.

Se levantan desde las 3:40 de la madrugada, luego entran al baño, al salir toman una taza de café. A las 4:00 en punto deben estar en la estación esperando los camiones que llegan a recoger a los paleros (como se les conoce) para ir al río Cesar y extraer la arena que luego es vendida en Valledupar. Así recibe el departamento del Cesar el cuerpo de agua viva que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en la ciénaga de Zapatosa, con un recorrido de 280 kilómetros.

(Leer: Río Cesar: su nacimiento en aguas cristalinas y sin contaminación)

Por un tiempo, en Guacoche (el único corregimiento Valledupar sin una sola calle con pavimento) los fusiles callaron el sonido que hacen las palas cuando ingresan a la arena y chocan con las piedras. Un balazo era el castigo a quien no aceptara las directrices de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), grupo armado que el 6 de abril de 1996 asesinó al líder del pueblo Algemiro Quiroz y a Omar Francisco Castilla, un borracho que por un comentario imprudente fue acribillado.

Después de salir bien librados de la violencia, unos 80 hombres, entre jóvenes y adultos, se dedicaron a la actividad de dragado sobre las orillas del río Cesar, a la altura de los corregimientos de Guacoche y Guacochito. En el primero, los hombres subsisten de escarbar cada playa o puerto como ellos mismos denominan a los terrenos fértiles.

(Leer: Por fin, el río Cesar fue declarado en emergencia ambiental)

El lecho del afluente lo penetran grandes máquinas en busca de gran parte de su riqueza, como la arena y la gravilla. Un volteo llega a la estación y ahí es recibido por Tirso Castilla, encargado de cobrar el ingreso al lugar a través de la Asociación de Paleros del corregimiento de Guacoche (Asopagua), los chóferes recogen a cuatro o cinco paleros y toman rumbo al río Cesar que se ubica a unos cinco minutos del pueblo, población afro con unos 1.200 habitantes y ubicada a 15 kilómetros de la capital del Cesar.

“Para nosotros son 40.000 pesos por viaje, salimos de 10.000 pesos por cabeza, el pago de la Asociación para quienes carguen en los puertos que tienen y más nada. Después de cargar nos dejan aquí (la estación, que es un ramal con cuatro troncos de árboles y un techo de caucho) y los chóferes se van para Valledupar a vender su material”, dijo uno de los operarios que recibió a EL PILÓN en su recorrido por el río Cesar.

(Leer: El pacto por la recuperación del río Cesar)

Saben del deterioro que le causan a la naturaleza con sus elementos de metal, pero dicen estar sin salida porque en Guacoche no hay fuentes de empleo, no tienen transporte público legalizado, y muchos menos ayudas del gobierno local o nacional a pesar de ser un modelo de reparación integral a víctimas apoyado por la Unidad para las Víctimas y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia), con la participación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

“Si hubiera una fuente de empleo hace mucho que no utilizaríamos las palas, pero mire, no hay nada que podamos desarrollar en el pueblo y tenemos familias que mantener. A nosotros nos conviene que llueva y que el río traiga la arena para que podamos cargarla en los carros”, lamentó Tirso Castilla.

(Leer: El declive del río Cesar)

Al igual que Castilla, al resto de paleros cuando les hablan de tener una oportunidad para escaparse de las necesidades, sonríen y recuerdan que en más de una época de política les prometieron la construcción de una bloquera (empresa para hacer bloques) en la que emplearían capital humano de los corregimientos de El Jabo, Guacoche, y Guacochito.

“La Gobernación nos dijo en una reunión que a los pequeños mineros nos entregarían una bloquera para trabajar y hasta ahora no han cumplido. El pavimento está a un kilómetro del pueblo y tampoco nos han ayudado con ese tema, no es la primera ocasión, ya son varias veces que nos prometen y no cumplen”, advirtió otro miembro de la junta directiva de Asopagua, quien pidió omitir su nombre porque se aproximan nuevas elecciones y no quiere tener inconvenientes con los nuevos directivos.

En general, piden soluciones para tener agua potable en el acueducto, alcantarillado, ofertas de empleo y una mirada del gobierno municipal.

Como sucede en la parte baja del municipio de Villanueva, La Guajira, el río Cesar tiene un alto grado de sedimentación y con la sumatoria de la extracción de material de arrastre hacen que el río pierda su capacidad para almacenar agua en una época como la actual, donde las lluvias son escasas y el líquido se hace vital para los animales, la naturaleza y la población que se alimenta de su caudal.

Las cargas

El paso del río al departamento del Cesar se da luego de que termina su trance por La Guajira, especialmente en las inmediaciones del municipio de La Jagua del Pilar.

“Valledupar lo han puesto hermoso con la arena de Guacoche y aquí no tenemos ni una sola calle pavimentada”, advirtió Tirso Castilla.

En Guacoche y Guacochito el material de arrastre es comercializado en forma indirecta o mediante intermediario. Solo se extrae en forma manual (pala), porque las asociaciones establecidas no permiten el uso de maquinaria pesada porque ocasionaría un impacto ambiental a la cuenca media. El cargue de un volteo de arena de siete metros cúbicos, tiene un costo de 60.000 pesos, que incluye los siguientes conceptos: cargue por paleros 40.000 pesos (cuatro personas), aporte a la asociación de 10.000 y un peaje al predio donde realiza el cargue del automotor de 10.000 pesos. Los paleros tardan entre 10 y 20 minutos cargando el pesado vehículo que viene a Valledupar y regresa, entre tres y cuatro veces, por día.

La extracción de material de arrastre es regulada por la época del año, según las condiciones meteorológicas, que influye en el precio. Por lo general en un día de época seca (verano) realizan entre 100 y 110 cargues, en la que participan otros grupos de paleros (que llegan de Los Corazones, El Jabo y Valledupar), pero en temporada de invierno la asociación acopia gran cantidad de material de arrastre en los patios y terrazas de las casas, para sostener las ventas.
La principal fuente de economía de estos corregimientos es la extracción de material de arrastre (arena, revuelto, gravilla, entre otros), que a diario es vendido a los centros de acopio de la capital del Cesar. En Guacochito existe la asociación de paleros Asopalego, que está inscrita en la Secretaría de Minas Departamental, posee licencia para la extracción del material de arrastre.

Tiene unos 50 miembros activos, pero durante las temporadas altas (verano) el número se puede aumentar a 100 paleros o más en forma indirecta, dependiendo del consumo del material para la construcción.

Influencia

Un informe de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, y la Universidad del Atlántico, sobre la caracterización del río Cesar indica que la extracción de arena es otra actividad que incrementa la erosión de su ribera.

Dice además que la importancia de esta ecorregión para el departamento del Cesar radica en el hecho de que allí nacen ocho ríos principales como son: Badillo, Guarapera, Argüían, Garupal, Diluvio, Los Clavos, María Angola y Pesquería, lo mismo que varias quebradas y arroyos que irrigan el Valle del Cesar y tributan hacia el cauce principal que lleva el mismo nombre y este a su vez fluye hacia el complejo cenagoso de Zapatosa y posteriormente al río Magdalena.

El valle del río Cesar se extiende desde el sur del departamento de La Guajira, entre el corregimiento de Veracruz (La Guajira) y el corregimiento de Badillo, al norte de Valledupar hasta la ciénaga de Zapatosa con una extensión de 5.700 kilómetros cuadrados, dentro de los que se encuentran los municipios de Agustín Codazzi, Astrea, Becerril, Bosconia, Chimichagua, Chiriguaná, El Copey, El Paso, La Jagua de Ibirico, La Paz, San Diego y Valledupar.

La cuenca del río Cesar tiene una incidencia del 65 % en el departamento del Cesar y el 35 % restante en La Guajira, con una extensión un millón 776 mil 900 hectáreas. El drenaje principal de la cuenca lo conforma el río Cesar, que tiene un recorrido de 280 kilómetros, navegable solo mediante pequeñas embarcaciones desde Valledupar hasta sus desembocadura en la ciénaga de Zapatosa.

La degradación de la ribera de la margen derecha del río Cesar, es intensa en la zona norte de Valledupar, la flora que existe corresponde a matorrales espinosos y de zonas áridas, es escasa, debido a la erosión que producen las escorrentías, lo que a su vez forman áreas desertificadas.

Cargue y remuneración

En Guacoche y Guacochito el material de arrastre es comercializado en forma indirecta o mediante intermediario.

Tipo de extracción
Arena, revuelto, gravilla, entre otros.
Valores
El cargue de un volteo de arena de siete metros cúbicos. Tiene un costo de 60.000 pesos, que incluye los siguientes conceptos: cargue por paleros 40.000 pesos (cuatro personas), aporte a la asociación de 10.000 y un peaje al predio donde realiza el cargue del automotor de 10.000 pesos.
Tiempo
Entre 10 y 20 minutos cargando el vehículo con arena.
Cantidad
En un día de época seca (verano) realizan entre 100 y 110 cargues, en la que participan otros paleros que llegan de Los Corazones, El Jabo y Valledupar.

Deforestación, extracción de material de arrastre, concesiones de agua para los cultivos y quemas, son aspectos críticos para el lecho del río Cesar en la parte norte de Valledupar.

La cuenca del río Cesar tiene una incidencia del 65 % en el departamento del Cesar y el 35 % restante en La Guajira, con una extensión de un millón 776 mil 900 hectáreas.

La principal fuente económica de estos corregimientos es la extracción de material de arrastre (arena, revuelto, gravilla, entre otros), que a diario es vendido a los centros de acopio de la capital del Cesar.

Después de salir bien librados de la violencia, unos 80 hombres, entre jóvenes y adultos, se dedicaron a la actividad de dragado sobre las orillas del río Cesar, a la altura de los corregimientos de Guacoche y Guacochito.

“Valledupar lo han puesto hermoso con la arena de Guacoche y aquí no tenemos ni una sola calle pavimentada”, advirtió Tirso Castilla.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN

 

Informes Especiales
29 agosto, 2016

Los paleros del río Cesar

Hoy continuamos con el recorrido por el río Cesar. Con esta historia inicia su paso por el departamento del Cesar hasta su desembocadura en la ciénaga de Zapatosa. Valledupar, La Paz, San Diego, El Paso, Astrea y Chimichagua son los seis municipios bañados por sus aguas.


Se levantan desde las 3:40 de la madrugada, luego entran al baño, al salir toman una taza de café. A las 4:00 en punto deben estar en la estación esperando los camiones que llegan a recoger a los paleros (como se les conoce) para ir al río Cesar y extraer la arena que luego es vendida en Valledupar. Así recibe el departamento del Cesar el cuerpo de agua viva que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en la ciénaga de Zapatosa, con un recorrido de 280 kilómetros.

(Leer: Río Cesar: su nacimiento en aguas cristalinas y sin contaminación)

Por un tiempo, en Guacoche (el único corregimiento Valledupar sin una sola calle con pavimento) los fusiles callaron el sonido que hacen las palas cuando ingresan a la arena y chocan con las piedras. Un balazo era el castigo a quien no aceptara las directrices de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), grupo armado que el 6 de abril de 1996 asesinó al líder del pueblo Algemiro Quiroz y a Omar Francisco Castilla, un borracho que por un comentario imprudente fue acribillado.

Después de salir bien librados de la violencia, unos 80 hombres, entre jóvenes y adultos, se dedicaron a la actividad de dragado sobre las orillas del río Cesar, a la altura de los corregimientos de Guacoche y Guacochito. En el primero, los hombres subsisten de escarbar cada playa o puerto como ellos mismos denominan a los terrenos fértiles.

(Leer: Por fin, el río Cesar fue declarado en emergencia ambiental)

El lecho del afluente lo penetran grandes máquinas en busca de gran parte de su riqueza, como la arena y la gravilla. Un volteo llega a la estación y ahí es recibido por Tirso Castilla, encargado de cobrar el ingreso al lugar a través de la Asociación de Paleros del corregimiento de Guacoche (Asopagua), los chóferes recogen a cuatro o cinco paleros y toman rumbo al río Cesar que se ubica a unos cinco minutos del pueblo, población afro con unos 1.200 habitantes y ubicada a 15 kilómetros de la capital del Cesar.

“Para nosotros son 40.000 pesos por viaje, salimos de 10.000 pesos por cabeza, el pago de la Asociación para quienes carguen en los puertos que tienen y más nada. Después de cargar nos dejan aquí (la estación, que es un ramal con cuatro troncos de árboles y un techo de caucho) y los chóferes se van para Valledupar a vender su material”, dijo uno de los operarios que recibió a EL PILÓN en su recorrido por el río Cesar.

(Leer: El pacto por la recuperación del río Cesar)

Saben del deterioro que le causan a la naturaleza con sus elementos de metal, pero dicen estar sin salida porque en Guacoche no hay fuentes de empleo, no tienen transporte público legalizado, y muchos menos ayudas del gobierno local o nacional a pesar de ser un modelo de reparación integral a víctimas apoyado por la Unidad para las Víctimas y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia), con la participación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

“Si hubiera una fuente de empleo hace mucho que no utilizaríamos las palas, pero mire, no hay nada que podamos desarrollar en el pueblo y tenemos familias que mantener. A nosotros nos conviene que llueva y que el río traiga la arena para que podamos cargarla en los carros”, lamentó Tirso Castilla.

(Leer: El declive del río Cesar)

Al igual que Castilla, al resto de paleros cuando les hablan de tener una oportunidad para escaparse de las necesidades, sonríen y recuerdan que en más de una época de política les prometieron la construcción de una bloquera (empresa para hacer bloques) en la que emplearían capital humano de los corregimientos de El Jabo, Guacoche, y Guacochito.

“La Gobernación nos dijo en una reunión que a los pequeños mineros nos entregarían una bloquera para trabajar y hasta ahora no han cumplido. El pavimento está a un kilómetro del pueblo y tampoco nos han ayudado con ese tema, no es la primera ocasión, ya son varias veces que nos prometen y no cumplen”, advirtió otro miembro de la junta directiva de Asopagua, quien pidió omitir su nombre porque se aproximan nuevas elecciones y no quiere tener inconvenientes con los nuevos directivos.

En general, piden soluciones para tener agua potable en el acueducto, alcantarillado, ofertas de empleo y una mirada del gobierno municipal.

Como sucede en la parte baja del municipio de Villanueva, La Guajira, el río Cesar tiene un alto grado de sedimentación y con la sumatoria de la extracción de material de arrastre hacen que el río pierda su capacidad para almacenar agua en una época como la actual, donde las lluvias son escasas y el líquido se hace vital para los animales, la naturaleza y la población que se alimenta de su caudal.

Las cargas

El paso del río al departamento del Cesar se da luego de que termina su trance por La Guajira, especialmente en las inmediaciones del municipio de La Jagua del Pilar.

“Valledupar lo han puesto hermoso con la arena de Guacoche y aquí no tenemos ni una sola calle pavimentada”, advirtió Tirso Castilla.

En Guacoche y Guacochito el material de arrastre es comercializado en forma indirecta o mediante intermediario. Solo se extrae en forma manual (pala), porque las asociaciones establecidas no permiten el uso de maquinaria pesada porque ocasionaría un impacto ambiental a la cuenca media. El cargue de un volteo de arena de siete metros cúbicos, tiene un costo de 60.000 pesos, que incluye los siguientes conceptos: cargue por paleros 40.000 pesos (cuatro personas), aporte a la asociación de 10.000 y un peaje al predio donde realiza el cargue del automotor de 10.000 pesos. Los paleros tardan entre 10 y 20 minutos cargando el pesado vehículo que viene a Valledupar y regresa, entre tres y cuatro veces, por día.

La extracción de material de arrastre es regulada por la época del año, según las condiciones meteorológicas, que influye en el precio. Por lo general en un día de época seca (verano) realizan entre 100 y 110 cargues, en la que participan otros grupos de paleros (que llegan de Los Corazones, El Jabo y Valledupar), pero en temporada de invierno la asociación acopia gran cantidad de material de arrastre en los patios y terrazas de las casas, para sostener las ventas.
La principal fuente de economía de estos corregimientos es la extracción de material de arrastre (arena, revuelto, gravilla, entre otros), que a diario es vendido a los centros de acopio de la capital del Cesar. En Guacochito existe la asociación de paleros Asopalego, que está inscrita en la Secretaría de Minas Departamental, posee licencia para la extracción del material de arrastre.

Tiene unos 50 miembros activos, pero durante las temporadas altas (verano) el número se puede aumentar a 100 paleros o más en forma indirecta, dependiendo del consumo del material para la construcción.

Influencia

Un informe de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, y la Universidad del Atlántico, sobre la caracterización del río Cesar indica que la extracción de arena es otra actividad que incrementa la erosión de su ribera.

Dice además que la importancia de esta ecorregión para el departamento del Cesar radica en el hecho de que allí nacen ocho ríos principales como son: Badillo, Guarapera, Argüían, Garupal, Diluvio, Los Clavos, María Angola y Pesquería, lo mismo que varias quebradas y arroyos que irrigan el Valle del Cesar y tributan hacia el cauce principal que lleva el mismo nombre y este a su vez fluye hacia el complejo cenagoso de Zapatosa y posteriormente al río Magdalena.

El valle del río Cesar se extiende desde el sur del departamento de La Guajira, entre el corregimiento de Veracruz (La Guajira) y el corregimiento de Badillo, al norte de Valledupar hasta la ciénaga de Zapatosa con una extensión de 5.700 kilómetros cuadrados, dentro de los que se encuentran los municipios de Agustín Codazzi, Astrea, Becerril, Bosconia, Chimichagua, Chiriguaná, El Copey, El Paso, La Jagua de Ibirico, La Paz, San Diego y Valledupar.

La cuenca del río Cesar tiene una incidencia del 65 % en el departamento del Cesar y el 35 % restante en La Guajira, con una extensión un millón 776 mil 900 hectáreas. El drenaje principal de la cuenca lo conforma el río Cesar, que tiene un recorrido de 280 kilómetros, navegable solo mediante pequeñas embarcaciones desde Valledupar hasta sus desembocadura en la ciénaga de Zapatosa.

La degradación de la ribera de la margen derecha del río Cesar, es intensa en la zona norte de Valledupar, la flora que existe corresponde a matorrales espinosos y de zonas áridas, es escasa, debido a la erosión que producen las escorrentías, lo que a su vez forman áreas desertificadas.

Cargue y remuneración

En Guacoche y Guacochito el material de arrastre es comercializado en forma indirecta o mediante intermediario.

Tipo de extracción
Arena, revuelto, gravilla, entre otros.
Valores
El cargue de un volteo de arena de siete metros cúbicos. Tiene un costo de 60.000 pesos, que incluye los siguientes conceptos: cargue por paleros 40.000 pesos (cuatro personas), aporte a la asociación de 10.000 y un peaje al predio donde realiza el cargue del automotor de 10.000 pesos.
Tiempo
Entre 10 y 20 minutos cargando el vehículo con arena.
Cantidad
En un día de época seca (verano) realizan entre 100 y 110 cargues, en la que participan otros paleros que llegan de Los Corazones, El Jabo y Valledupar.

Deforestación, extracción de material de arrastre, concesiones de agua para los cultivos y quemas, son aspectos críticos para el lecho del río Cesar en la parte norte de Valledupar.

La cuenca del río Cesar tiene una incidencia del 65 % en el departamento del Cesar y el 35 % restante en La Guajira, con una extensión de un millón 776 mil 900 hectáreas.

La principal fuente económica de estos corregimientos es la extracción de material de arrastre (arena, revuelto, gravilla, entre otros), que a diario es vendido a los centros de acopio de la capital del Cesar.

Después de salir bien librados de la violencia, unos 80 hombres, entre jóvenes y adultos, se dedicaron a la actividad de dragado sobre las orillas del río Cesar, a la altura de los corregimientos de Guacoche y Guacochito.

“Valledupar lo han puesto hermoso con la arena de Guacoche y aquí no tenemos ni una sola calle pavimentada”, advirtió Tirso Castilla.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN