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Elecciones 2023 - 10 noviembre, 2023

Los inconformismos de la democracia

Una persona no puede llamársele despectivamente ‘bruta’ por votar por un proyecto político, o ‘intelectual’ por votar por otro.

El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil.
El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil.

Reflexionar sobre política puede resultar una experiencia agridulce. Las palabras y configuraciones de las mismas hoy, son la burla del mañana. Pensar prospectivamente en política es un ejercicio probabilístico donde existirán elementos disruptivos que cambiarán el escenario en tal o cual dirección que hace prácticamente imposible o muy difícil su imprevisibilidad en el presente.

No dejes de leer: “El Cesar requiere unidad”: Elvia Milena Sanjuán a Claudia Margarita Zuleta

Hay muchas variables y situaciones para analizar al respecto desde una u otra colectividad. No obstante, se resaltan los principales elementos de conflicto en el juego democrático actual en todo el territorio nacional, a saber: 

1.- FALIBILIDAD MATEMÁTICA

Estás elecciones demostraron que, al parecer, no se puede ganar por la mínima diferencia. De inmediato asonadas, reclamos, peleas, enfrentamientos, saboteos, manipulación mediática en redes sociales. 

Todo un riesgo para la democracia. La fórmula matemática parece que debe estar más allá de los límites antiquísimos del cálculo de la mínima diferencia para hacer válido un resultado electoral. Está prohibido ganar por un voto de diferencia. O por diez, o por cien, por quinientos, por mil… depende del contexto. Si la diferencia es poca, entonces para un grupo significativo de personas se configura per se en un acto de corrupción. 

2.- DESLEGITIMACIÓN A POSTERIORI

Desde la dictadura del relativismo, aquella que básicamente consiste en defender una porción de verdad aunque no fuera así, el grupo perdedor o virtualmente perdedor, manifestará públicamente la deslegitimación de una u otra campaña política. No estás de acuerdo con uno u otro resultado, tranquilo, convoca solapadamente al grupo perdedor, alimenta el odio, súmale el descontento social y la desconfianza hacia la institucionalidad, para que, aunque minoría, hagas el ruido suficiente para llamar la atención e intentar revertir el proceso. Tal vez no se logre el objetivo, pero sembrarás la duda, de tal forma que en el próximo periodo constitucional estarás estratégicamente mejor ubicado que en el periodo anterior. 

3.- EMOCIONALIDAD AL EXTREMO 

Si bien en épocas anteriores los ánimos siempre han estado elevados, nunca en la historia de Colombia se había vivido con tanta euforia y emocionalidad un certamen electoral. El contexto nacional e internacional exacerban las pasiones al mostrar un panorama gris y sombrío para las personas donde lo medianamente seguro es la inversión social y el empleo público. Perder políticamente puede significar para algunos perderlo todo o parte del todo: sueño de ciudad, progreso. prestigio, reconocimiento, liderazgo, empleo, vivienda, educación, libertad financiera… De ahí que las emociones trasciendan al plano de la irracionalidad.

4.- ESCRUTINIO INTELECTUAL DE LA INTENCIÓN DE VOTO

Otro factor que sale a relucir, ahora en mayor frecuencia por la magnificación de las redes sociales, es el de la definición a priori del nivel intelectual de una persona si manifestaba intención de voto por tal o cual candidato(a). Al parecer elegir ‘bien’ se convierte en un ejercicio intelectual carente de emociones humanas. Nada más desfigurado de la verdadera razón de ser de la democracia. Una persona no puede llamársele despectivamente ‘bruta’ por votar por un proyecto político, o ‘intelectual’ por votar por otro. Las personas son libres de elegir el proyecto político que más les satisfaga.

5.- MÁQUINAS HUMANAS 

El término ‘maquinarias políticas’ se hace latente. Y bajo ese concepto se intenta sepultar todo el trabajo que una u otra estructura política hace para llegar al poder. En economías territoriales donde encontrar un empleo decente se hace cada vez más difícil, tener uno se convierte en una verdadera bendición.

No es un asunto solo de Colombia, los países desarrollados atraviesan profundas crisis económicas que hacen que sus ciudadanos valoren lo poco que tienen, especialmente la clase media ahora en decadencia. Las maquinarias que se ven y palpan, en parte son una serie de personas agradecidas (o en busca de oportunidades) de un empleo o beneficio que lucharán hombro a hombro con tal o cual candidato(a) en aras de buscar el bien propio y ¿por qué no? el bien común. Detrás de una intención de voto o voto, una vez hecho el análisis de las elecciones, se debe leer entre líneas los resultados, evitando los sesgos y pasiones, en aras de identificar las causas primeras. 

El punto es que puede plasmarse el término ‘maquinaria política’ en un contexto inteligible, pero al final quienes escogen son las personas. Tendrán unas que otras razones y ejercer democracia les permite dicha escogencia. Las razones del por qué lo hicieron serán muchas. 

6.- MIEDO

Un factor influyente es indiscutiblemente el miedo. Las personas tienen miedos y esos miedos se materializan en decisiones influenciadas por el instinto reptiliano de supervivencia. No es solo un asunto de política. Este elemento en una campaña política no es nuevo. Cuando a una campaña le funciona más que a la otra, la campaña rezagada denunciará lo sucedido. 

Te puede interesar: “Valledupar no puede seguir como está”: Ernesto Orozco tras recibir credencial

Analizar el miedo de los electores es tarea del marketing político. Los expertos en las poderosas herramientas de neuromarketing tendrán que alinear el producto político con la ciudadanía y desde este enfoque enrutar su campaña. 

7.- VICTIMISMO Y VICTIMIZACIÓN 

La cultura del victimismo crece ostensiblemente. No es solo un asunto de política, sino de la vida diaria. Ya es usual que el candidato con menores tendencias en las encuestas o menores resultados en el debate electoral manifieste ser la víctima de un poder mayor, de unas estructuras de control, de una conspiración de grandes proporciones. Incluso se ha visto en el grupo de los que se consideran víctimas entretejer estrategias de improperios simétricamente dirigidos en aras de que la campaña contraria cometa errores para victimizarse aún más. Se ha visto en el pasado, incluso sin provocaciones, cómo un candidato victimiza a otro, y el candidato victimizado repunta en popularidad y encuestas e incluso gana el día del debate. 

8.- DESCONEXIÓN MORAL FÁCTICA 

Sabemos lo que es malo y lo que es bueno. Somos catedráticos naturales de las buenas costumbres y la sana moral. Sin embargo, hay toda una tragedia humana en la alineación pensar – sentir – hablar – hacer: pensamos una cosa, sentimos otra distinta, hablamos algo contrario pero políticamente correcto y actuamos finalmente contrario a todo lo anterior. Decir que esa desconexión no sucede en política y todas sus campañas sería un eufemismo. Sucede en la vida misma. Encontrar algo diferente sería el gran unicornio político del siglo XXI.

El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil. Se han entretejido prácticas y mecanismos que, lejos de desaparecer, parecen afianzarse con cada comicio electoral. Reconocerlos es tarea moralmente imposible. Son como aquellas prácticas de la sociedad que todos hacen pero que nadie quiere hablar del tema y ni se mencionan por aquello de la maldita prudencia humana. Educar para un futuro mejor es un propósito de la sociedad. De esa forma tendrán libertad crítica de conciencia para ejercer democráticamente su derecho al voto, no tanto pensando en los propios beneficios sino los del colectivo social. 

Ejercer el poder después de las elecciones se convierte cada día en un reto de mayores proporciones. La población no solo se vuelve vulnerable en lo económico, sino también en todas las dimensiones del ser humano: emocional, afectiva, intelectual, formativa, espiritual… Esta puede ser la mayor amenaza para la sociedad. Se ha visto en otras geografías latinoamericanas donde en todo momento la vulnerabilidad aumenta y se termina eligiendo democráticamente a personas y sistemas de pensamiento con tendencias autodestructivas para la misma sociedad.

Es el reto de los ganadores en las elecciones subnacionales en todo el país, el de elevar el bienestar social y contrarrestar sistemas de pensamiento nocivos. Indudablemente, esto resalta la inaplazable labor de los nuevos gobiernos en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, frente a las realidades que se viven hoy en la mayoría de los países latinoamericanos.

POR ERLIN DAVID CARPIO VEGA /ESPECIAL PARA EL PILÓN.

Elecciones 2023
10 noviembre, 2023

Los inconformismos de la democracia

Una persona no puede llamársele despectivamente ‘bruta’ por votar por un proyecto político, o ‘intelectual’ por votar por otro.


El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil.
El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil.

Reflexionar sobre política puede resultar una experiencia agridulce. Las palabras y configuraciones de las mismas hoy, son la burla del mañana. Pensar prospectivamente en política es un ejercicio probabilístico donde existirán elementos disruptivos que cambiarán el escenario en tal o cual dirección que hace prácticamente imposible o muy difícil su imprevisibilidad en el presente.

No dejes de leer: “El Cesar requiere unidad”: Elvia Milena Sanjuán a Claudia Margarita Zuleta

Hay muchas variables y situaciones para analizar al respecto desde una u otra colectividad. No obstante, se resaltan los principales elementos de conflicto en el juego democrático actual en todo el territorio nacional, a saber: 

1.- FALIBILIDAD MATEMÁTICA

Estás elecciones demostraron que, al parecer, no se puede ganar por la mínima diferencia. De inmediato asonadas, reclamos, peleas, enfrentamientos, saboteos, manipulación mediática en redes sociales. 

Todo un riesgo para la democracia. La fórmula matemática parece que debe estar más allá de los límites antiquísimos del cálculo de la mínima diferencia para hacer válido un resultado electoral. Está prohibido ganar por un voto de diferencia. O por diez, o por cien, por quinientos, por mil… depende del contexto. Si la diferencia es poca, entonces para un grupo significativo de personas se configura per se en un acto de corrupción. 

2.- DESLEGITIMACIÓN A POSTERIORI

Desde la dictadura del relativismo, aquella que básicamente consiste en defender una porción de verdad aunque no fuera así, el grupo perdedor o virtualmente perdedor, manifestará públicamente la deslegitimación de una u otra campaña política. No estás de acuerdo con uno u otro resultado, tranquilo, convoca solapadamente al grupo perdedor, alimenta el odio, súmale el descontento social y la desconfianza hacia la institucionalidad, para que, aunque minoría, hagas el ruido suficiente para llamar la atención e intentar revertir el proceso. Tal vez no se logre el objetivo, pero sembrarás la duda, de tal forma que en el próximo periodo constitucional estarás estratégicamente mejor ubicado que en el periodo anterior. 

3.- EMOCIONALIDAD AL EXTREMO 

Si bien en épocas anteriores los ánimos siempre han estado elevados, nunca en la historia de Colombia se había vivido con tanta euforia y emocionalidad un certamen electoral. El contexto nacional e internacional exacerban las pasiones al mostrar un panorama gris y sombrío para las personas donde lo medianamente seguro es la inversión social y el empleo público. Perder políticamente puede significar para algunos perderlo todo o parte del todo: sueño de ciudad, progreso. prestigio, reconocimiento, liderazgo, empleo, vivienda, educación, libertad financiera… De ahí que las emociones trasciendan al plano de la irracionalidad.

4.- ESCRUTINIO INTELECTUAL DE LA INTENCIÓN DE VOTO

Otro factor que sale a relucir, ahora en mayor frecuencia por la magnificación de las redes sociales, es el de la definición a priori del nivel intelectual de una persona si manifestaba intención de voto por tal o cual candidato(a). Al parecer elegir ‘bien’ se convierte en un ejercicio intelectual carente de emociones humanas. Nada más desfigurado de la verdadera razón de ser de la democracia. Una persona no puede llamársele despectivamente ‘bruta’ por votar por un proyecto político, o ‘intelectual’ por votar por otro. Las personas son libres de elegir el proyecto político que más les satisfaga.

5.- MÁQUINAS HUMANAS 

El término ‘maquinarias políticas’ se hace latente. Y bajo ese concepto se intenta sepultar todo el trabajo que una u otra estructura política hace para llegar al poder. En economías territoriales donde encontrar un empleo decente se hace cada vez más difícil, tener uno se convierte en una verdadera bendición.

No es un asunto solo de Colombia, los países desarrollados atraviesan profundas crisis económicas que hacen que sus ciudadanos valoren lo poco que tienen, especialmente la clase media ahora en decadencia. Las maquinarias que se ven y palpan, en parte son una serie de personas agradecidas (o en busca de oportunidades) de un empleo o beneficio que lucharán hombro a hombro con tal o cual candidato(a) en aras de buscar el bien propio y ¿por qué no? el bien común. Detrás de una intención de voto o voto, una vez hecho el análisis de las elecciones, se debe leer entre líneas los resultados, evitando los sesgos y pasiones, en aras de identificar las causas primeras. 

El punto es que puede plasmarse el término ‘maquinaria política’ en un contexto inteligible, pero al final quienes escogen son las personas. Tendrán unas que otras razones y ejercer democracia les permite dicha escogencia. Las razones del por qué lo hicieron serán muchas. 

6.- MIEDO

Un factor influyente es indiscutiblemente el miedo. Las personas tienen miedos y esos miedos se materializan en decisiones influenciadas por el instinto reptiliano de supervivencia. No es solo un asunto de política. Este elemento en una campaña política no es nuevo. Cuando a una campaña le funciona más que a la otra, la campaña rezagada denunciará lo sucedido. 

Te puede interesar: “Valledupar no puede seguir como está”: Ernesto Orozco tras recibir credencial

Analizar el miedo de los electores es tarea del marketing político. Los expertos en las poderosas herramientas de neuromarketing tendrán que alinear el producto político con la ciudadanía y desde este enfoque enrutar su campaña. 

7.- VICTIMISMO Y VICTIMIZACIÓN 

La cultura del victimismo crece ostensiblemente. No es solo un asunto de política, sino de la vida diaria. Ya es usual que el candidato con menores tendencias en las encuestas o menores resultados en el debate electoral manifieste ser la víctima de un poder mayor, de unas estructuras de control, de una conspiración de grandes proporciones. Incluso se ha visto en el grupo de los que se consideran víctimas entretejer estrategias de improperios simétricamente dirigidos en aras de que la campaña contraria cometa errores para victimizarse aún más. Se ha visto en el pasado, incluso sin provocaciones, cómo un candidato victimiza a otro, y el candidato victimizado repunta en popularidad y encuestas e incluso gana el día del debate. 

8.- DESCONEXIÓN MORAL FÁCTICA 

Sabemos lo que es malo y lo que es bueno. Somos catedráticos naturales de las buenas costumbres y la sana moral. Sin embargo, hay toda una tragedia humana en la alineación pensar – sentir – hablar – hacer: pensamos una cosa, sentimos otra distinta, hablamos algo contrario pero políticamente correcto y actuamos finalmente contrario a todo lo anterior. Decir que esa desconexión no sucede en política y todas sus campañas sería un eufemismo. Sucede en la vida misma. Encontrar algo diferente sería el gran unicornio político del siglo XXI.

El arte de materializar la democracia en las urnas no es tarea fácil. Se han entretejido prácticas y mecanismos que, lejos de desaparecer, parecen afianzarse con cada comicio electoral. Reconocerlos es tarea moralmente imposible. Son como aquellas prácticas de la sociedad que todos hacen pero que nadie quiere hablar del tema y ni se mencionan por aquello de la maldita prudencia humana. Educar para un futuro mejor es un propósito de la sociedad. De esa forma tendrán libertad crítica de conciencia para ejercer democráticamente su derecho al voto, no tanto pensando en los propios beneficios sino los del colectivo social. 

Ejercer el poder después de las elecciones se convierte cada día en un reto de mayores proporciones. La población no solo se vuelve vulnerable en lo económico, sino también en todas las dimensiones del ser humano: emocional, afectiva, intelectual, formativa, espiritual… Esta puede ser la mayor amenaza para la sociedad. Se ha visto en otras geografías latinoamericanas donde en todo momento la vulnerabilidad aumenta y se termina eligiendo democráticamente a personas y sistemas de pensamiento con tendencias autodestructivas para la misma sociedad.

Es el reto de los ganadores en las elecciones subnacionales en todo el país, el de elevar el bienestar social y contrarrestar sistemas de pensamiento nocivos. Indudablemente, esto resalta la inaplazable labor de los nuevos gobiernos en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, frente a las realidades que se viven hoy en la mayoría de los países latinoamericanos.

POR ERLIN DAVID CARPIO VEGA /ESPECIAL PARA EL PILÓN.