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Editorial - 26 septiembre, 2024

Los bomberos de mi Valle ‘se pisan las mangueras’

Lamentable la situación que persiste en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Valledupar, entidad que desde hace años tiene una encrucijada por falta de dineros para su funcionamiento, además de otra serie de factores que impiden el cumplimiento eficiente de su misión.

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Lamentable la situación que persiste en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Valledupar, entidad que desde hace años tiene una encrucijada por falta de dineros para su funcionamiento, además de otra serie de factores que impiden el cumplimiento eficiente de su misión.

Problemas financieros, administrativos, sindicales, operativos y un reciente fallo del Ministerio del Trabajo, que ordenó en segunda instancia no suspender contratos de trabajos de un periodo de hace unos años en los cuales quedó sin ejecución el convenio-fuente con La Alcaldía, sin poderse ahora poder ahorrarle recursos importantes a ese Cuerpo y elevando su déficit a niveles de $2.000 millones, mantienen el fuego encendido al interior de ‘los Voluntarios’, que en muchas ocasiones ha entrado en cese de actividades.

Se ha afectado así a la línea operativa, la primera línea, que no siendo realmente voluntarios, aunque han tenido voluntad de sobra, recibe salarios y prestaciones. En algunos casos se ha dejado de pagar y en otros hay retrasos incluida la seguridad social.

También ha habido crisis en el consejo directivo de oficiales, altibajos que muchas lograron trascender a los medios de comunicación con acusaciones mutuas, entre directivos o aspirantes a dirigir, lo que se acentuó en el periodo 2020-2021 en que no había representante legal.

Se esperaba que una instancia mayor entrara a socorrer a los propios bomberos; pero no, sucedió que el Concejo aprobó la creación – y construcción de una nueva sede – del Cuerpo de Bomberos Oficiales del Municipio, y tal parece que eso aumentó las llamas, porque quedó en incertidumbre la asignación presupuestal para el ya existente Cuerpo de Voluntarios, cuyos recursos provenían de una tasa bomberil para la financiación de su administración y operatividad, pero que ahora no se sabe a ciencia cierta para cuál de los dos o en qué proporción.

Lo real: Valledupar tiene dos cuerpos de bomberos, pero con el agravante de que el viejo está en crisis y el nuevo, pese a que se le construyó una moderna sede, todavía no funciona por falta de dotación y gente. Y hay, por lo menos, un vehículo para atender emergencias en altos edificios que no está en funcionamiento.

Pero, ¿de qué servirían dos cuerpos de bomberos si no se cuenta con un buen servicio? No se puede correr el riesgo de estar expuestos frente una eventual tragedia de grandes proporciones, hay que garantizar la seguridad y tranquilidad ciudadana en esa materia.

Urge entonces una salida viable al problema, bien sea que se defina la existencia y roles tanto administrativos como funcionales de cada uno de los dos cuerpos o se agrupen en una sola organización, fusionándose o absorbiendo el uno al otro (solo algunas ciudades muy grandes se pueden dar el lujo de tener los dos) -que no dudamos en recomendar que sea el oficial- para más clara administración y evitar la dispersión de la responsabilidad.

¡Urge socializar el diseño de las grandes obras!

Se han contratado una serie de consultorías de estudios y diseños de obras en el territorio municipal como, recordamos ahora, la Avenida del Río, Parque de la Leyenda, y una eventual y necesaria consultoría de alternativas de sostenibilidad del Centro Cultural de la Música Vallenata. Un paso dio el alcalde Ernesto Orozco al presentar, además de al Concejo, como procedía, al Comité Intergremial y a líderes ciudadanos lo que se propone con el préstamo de los 150.000 millones de pesos. Pero las obras desde el diseño mismo deben socializarse ampliamente para lograr que todo se facilite, se hacen aportes interesantes y algunas observaciones, que seguramente serán constructivas, mejorando los proyectos en el afán de que la ciudad progrese.

Editorial
26 septiembre, 2024

Los bomberos de mi Valle ‘se pisan las mangueras’

Lamentable la situación que persiste en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Valledupar, entidad que desde hace años tiene una encrucijada por falta de dineros para su funcionamiento, además de otra serie de factores que impiden el cumplimiento eficiente de su misión.


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Lamentable la situación que persiste en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Valledupar, entidad que desde hace años tiene una encrucijada por falta de dineros para su funcionamiento, además de otra serie de factores que impiden el cumplimiento eficiente de su misión.

Problemas financieros, administrativos, sindicales, operativos y un reciente fallo del Ministerio del Trabajo, que ordenó en segunda instancia no suspender contratos de trabajos de un periodo de hace unos años en los cuales quedó sin ejecución el convenio-fuente con La Alcaldía, sin poderse ahora poder ahorrarle recursos importantes a ese Cuerpo y elevando su déficit a niveles de $2.000 millones, mantienen el fuego encendido al interior de ‘los Voluntarios’, que en muchas ocasiones ha entrado en cese de actividades.

Se ha afectado así a la línea operativa, la primera línea, que no siendo realmente voluntarios, aunque han tenido voluntad de sobra, recibe salarios y prestaciones. En algunos casos se ha dejado de pagar y en otros hay retrasos incluida la seguridad social.

También ha habido crisis en el consejo directivo de oficiales, altibajos que muchas lograron trascender a los medios de comunicación con acusaciones mutuas, entre directivos o aspirantes a dirigir, lo que se acentuó en el periodo 2020-2021 en que no había representante legal.

Se esperaba que una instancia mayor entrara a socorrer a los propios bomberos; pero no, sucedió que el Concejo aprobó la creación – y construcción de una nueva sede – del Cuerpo de Bomberos Oficiales del Municipio, y tal parece que eso aumentó las llamas, porque quedó en incertidumbre la asignación presupuestal para el ya existente Cuerpo de Voluntarios, cuyos recursos provenían de una tasa bomberil para la financiación de su administración y operatividad, pero que ahora no se sabe a ciencia cierta para cuál de los dos o en qué proporción.

Lo real: Valledupar tiene dos cuerpos de bomberos, pero con el agravante de que el viejo está en crisis y el nuevo, pese a que se le construyó una moderna sede, todavía no funciona por falta de dotación y gente. Y hay, por lo menos, un vehículo para atender emergencias en altos edificios que no está en funcionamiento.

Pero, ¿de qué servirían dos cuerpos de bomberos si no se cuenta con un buen servicio? No se puede correr el riesgo de estar expuestos frente una eventual tragedia de grandes proporciones, hay que garantizar la seguridad y tranquilidad ciudadana en esa materia.

Urge entonces una salida viable al problema, bien sea que se defina la existencia y roles tanto administrativos como funcionales de cada uno de los dos cuerpos o se agrupen en una sola organización, fusionándose o absorbiendo el uno al otro (solo algunas ciudades muy grandes se pueden dar el lujo de tener los dos) -que no dudamos en recomendar que sea el oficial- para más clara administración y evitar la dispersión de la responsabilidad.

¡Urge socializar el diseño de las grandes obras!

Se han contratado una serie de consultorías de estudios y diseños de obras en el territorio municipal como, recordamos ahora, la Avenida del Río, Parque de la Leyenda, y una eventual y necesaria consultoría de alternativas de sostenibilidad del Centro Cultural de la Música Vallenata. Un paso dio el alcalde Ernesto Orozco al presentar, además de al Concejo, como procedía, al Comité Intergremial y a líderes ciudadanos lo que se propone con el préstamo de los 150.000 millones de pesos. Pero las obras desde el diseño mismo deben socializarse ampliamente para lograr que todo se facilite, se hacen aportes interesantes y algunas observaciones, que seguramente serán constructivas, mejorando los proyectos en el afán de que la ciudad progrese.