Con 100 años recién cumplidos Cecilia Pedrozo Florián, todos los días recién levantada se concentra a rezar el rosario y encomendar a Dios, a sus cuatro hijos y 18 nietos. También ruega por el alma de tres hijos que partieron a la vida eterna. Lee también: El privilegio de vivir cien años Son sus descendientes […]
Con 100 años recién cumplidos Cecilia Pedrozo Florián, todos los días recién levantada se concentra a rezar el rosario y encomendar a Dios, a sus cuatro hijos y 18 nietos. También ruega por el alma de tres hijos que partieron a la vida eterna.
Lee también: El privilegio de vivir cien años
Son sus descendientes quienes se llenan de orgullo de tener a esta matrona en su casa a quien cuidan como el tesoro más preciado de su familia. Durante el fin de semana al son de mariachis y llena de emoción contó el cumpleaños de su centenario.
Cecilia nació en Zapatosa, jurisdicción de Tamalameque, de allá llegó a Valledupar casada con Ezequiel Alvarado, consolidando un hogar.
“Mi abuela fue una mujer trabajadora en el hogar, le gustaba mucho tejer y coser para todos nosotros, aun nos cuenta historia de su niñez y tiene la mente totalmente lúcida”, contó uno de sus nietos, Miguel Alvarado.
La devoción a Dios en el catolicismo llevó a que uno de sus hijos fuera sacerdote, quien falleció hace un par de años.
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“Para nosotros es un orgullo tenerla, todos la cuidamos y que se siga conservando con alegría, siempre una madre y abuela amorosa”, refirió su nieto.
Los días de esta mujer son tranquilos al lado de sus seres queridos, quienes ven en ella un símbolo de fortaleza y unión.
Con 100 años recién cumplidos Cecilia Pedrozo Florián, todos los días recién levantada se concentra a rezar el rosario y encomendar a Dios, a sus cuatro hijos y 18 nietos. También ruega por el alma de tres hijos que partieron a la vida eterna. Lee también: El privilegio de vivir cien años Son sus descendientes […]
Con 100 años recién cumplidos Cecilia Pedrozo Florián, todos los días recién levantada se concentra a rezar el rosario y encomendar a Dios, a sus cuatro hijos y 18 nietos. También ruega por el alma de tres hijos que partieron a la vida eterna.
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Son sus descendientes quienes se llenan de orgullo de tener a esta matrona en su casa a quien cuidan como el tesoro más preciado de su familia. Durante el fin de semana al son de mariachis y llena de emoción contó el cumpleaños de su centenario.
Cecilia nació en Zapatosa, jurisdicción de Tamalameque, de allá llegó a Valledupar casada con Ezequiel Alvarado, consolidando un hogar.
“Mi abuela fue una mujer trabajadora en el hogar, le gustaba mucho tejer y coser para todos nosotros, aun nos cuenta historia de su niñez y tiene la mente totalmente lúcida”, contó uno de sus nietos, Miguel Alvarado.
La devoción a Dios en el catolicismo llevó a que uno de sus hijos fuera sacerdote, quien falleció hace un par de años.
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“Para nosotros es un orgullo tenerla, todos la cuidamos y que se siga conservando con alegría, siempre una madre y abuela amorosa”, refirió su nieto.
Los días de esta mujer son tranquilos al lado de sus seres queridos, quienes ven en ella un símbolo de fortaleza y unión.