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Editorial - 17 enero, 2020

Lo que vieron alcalde y gobernador en ‘La casa en el aire’. El homenaje a Escalona

Mello Castro y Luis Alberto Monsalvo, alcalde, y gobernador, respectivamente, hablaron ante los medios de comunicación en recorrido por el mirador y museo ‘La casa en el aire’, un proyecto urbano con propósitos turísticos, de enfoque cultural, que no para de sonar; el periodo 2016 – 2019 no se acababa y la lluvia de inconformidades caía sobre el alcalde Ramírez Uhía, entusiasta gestor, aunque la financió el departamento.

Mello Castro y Luis Alberto Monsalvo, alcalde, y gobernador, respectivamente, hablaron ante los medios de comunicación en recorrido por el mirador y museo ‘La casa en el aire’, un proyecto urbano con propósitos turísticos, de enfoque cultural, que no para de sonar; el periodo 2016 – 2019 no se acababa y la lluvia de inconformidades caía sobre el alcalde Ramírez Uhía, entusiasta gestor, aunque la financió el departamento.

Sobre los varios reparos, entre ellos la irrupción en un entorno ambiental, ya que la mole de concreto genera una sensación no definida en contraste con el protegido cerro.

A los nuevos gobernantes y periodistas les surgió igual percepción. “Ya nos toca salvar la obra, hacerla lo mejor posible”, comentó Monsalvo en el último piso. Reiteró su inteligente posición, expuesta en su discurso de posesión.

Por lo visto hasta ahora la obra no ha gustado y toca ‘tragarse el sapo’ y sacarle el mejor provecho cuando esté terminada; ojalá nos sorprenda para bien, los errores en cuanto a la planeación (pertinencia, localización,
eficiencia en el gasto) se han puesto de presente. Observamos ese problema, y en la queja de los mandatarios hallamos sindéresis.

…No estamos de acuerdo que esta obra con tantos recursos públicos comprometidos quede convertida en un mirador para ver los techos de las casas aledañas”, expresó el alcalde a través de las redes sociales.

Monsalvo anunció una posible consultoría para mejorar el concepto arquitectónico y cultural de la obra. En eso acierta, sino se incurre en mayores gastos, y coincide con el Grupo de Desarrollo Urbano, GDU, que a través de la arquitecta Maria Amaya Saade, en reciente Informe en EL PILÓN “La Casa en el Aire: de un canto a un (des)encanto” recomendó meterle verde, árboles, enredaderas, a la mole, para hacerla más amiga del entorno natural. Puso de ejemplo la famosa ‘casa de la cascada’ proyectada en 1934 por el arquitecto y escritor estadounidense Frank Lloyd Wright en una reserva natural.

No compartimos la idea de que la obra no sea un homenaje exclusivo a Rafael Escalona, – a quien el pasado alcalde Uhía ofreció que se le tendrá un museo en el sitio de musicalización permanente, exposición de objetos, cuadros y vestuario propios. Escalona, el más grande compositor vallenato, fundador del Festival, miembro del Grupo de Barranquilla y nudo de relación del vallenato con el macondo regional y universal de Cien años de soledad y su autor y conquistador musical del interior del país en la década de los 50 con sus cantos acompañados de guitarras o acordeón.

A Escalona, con la ironía de su grandeza, solo se le ha hecho un puente con río y sin vía, olvidado en el Cesar, hace 40 años, que ahora ha recordado la comunidad que quiere unir el camino de dos municipios de sus afectos como el valle y La Paz, donde también vivió.

Ya se les estaba yendo la mano a Franco y Tuto al final de su periodo: ahora no podemos salir a hacerle a cuanto compositor, músico, rey o cantante, que los hay por cientos, una estatua.

Editorial
17 enero, 2020

Lo que vieron alcalde y gobernador en ‘La casa en el aire’. El homenaje a Escalona

Mello Castro y Luis Alberto Monsalvo, alcalde, y gobernador, respectivamente, hablaron ante los medios de comunicación en recorrido por el mirador y museo ‘La casa en el aire’, un proyecto urbano con propósitos turísticos, de enfoque cultural, que no para de sonar; el periodo 2016 – 2019 no se acababa y la lluvia de inconformidades caía sobre el alcalde Ramírez Uhía, entusiasta gestor, aunque la financió el departamento.


Mello Castro y Luis Alberto Monsalvo, alcalde, y gobernador, respectivamente, hablaron ante los medios de comunicación en recorrido por el mirador y museo ‘La casa en el aire’, un proyecto urbano con propósitos turísticos, de enfoque cultural, que no para de sonar; el periodo 2016 – 2019 no se acababa y la lluvia de inconformidades caía sobre el alcalde Ramírez Uhía, entusiasta gestor, aunque la financió el departamento.

Sobre los varios reparos, entre ellos la irrupción en un entorno ambiental, ya que la mole de concreto genera una sensación no definida en contraste con el protegido cerro.

A los nuevos gobernantes y periodistas les surgió igual percepción. “Ya nos toca salvar la obra, hacerla lo mejor posible”, comentó Monsalvo en el último piso. Reiteró su inteligente posición, expuesta en su discurso de posesión.

Por lo visto hasta ahora la obra no ha gustado y toca ‘tragarse el sapo’ y sacarle el mejor provecho cuando esté terminada; ojalá nos sorprenda para bien, los errores en cuanto a la planeación (pertinencia, localización,
eficiencia en el gasto) se han puesto de presente. Observamos ese problema, y en la queja de los mandatarios hallamos sindéresis.

…No estamos de acuerdo que esta obra con tantos recursos públicos comprometidos quede convertida en un mirador para ver los techos de las casas aledañas”, expresó el alcalde a través de las redes sociales.

Monsalvo anunció una posible consultoría para mejorar el concepto arquitectónico y cultural de la obra. En eso acierta, sino se incurre en mayores gastos, y coincide con el Grupo de Desarrollo Urbano, GDU, que a través de la arquitecta Maria Amaya Saade, en reciente Informe en EL PILÓN “La Casa en el Aire: de un canto a un (des)encanto” recomendó meterle verde, árboles, enredaderas, a la mole, para hacerla más amiga del entorno natural. Puso de ejemplo la famosa ‘casa de la cascada’ proyectada en 1934 por el arquitecto y escritor estadounidense Frank Lloyd Wright en una reserva natural.

No compartimos la idea de que la obra no sea un homenaje exclusivo a Rafael Escalona, – a quien el pasado alcalde Uhía ofreció que se le tendrá un museo en el sitio de musicalización permanente, exposición de objetos, cuadros y vestuario propios. Escalona, el más grande compositor vallenato, fundador del Festival, miembro del Grupo de Barranquilla y nudo de relación del vallenato con el macondo regional y universal de Cien años de soledad y su autor y conquistador musical del interior del país en la década de los 50 con sus cantos acompañados de guitarras o acordeón.

A Escalona, con la ironía de su grandeza, solo se le ha hecho un puente con río y sin vía, olvidado en el Cesar, hace 40 años, que ahora ha recordado la comunidad que quiere unir el camino de dos municipios de sus afectos como el valle y La Paz, donde también vivió.

Ya se les estaba yendo la mano a Franco y Tuto al final de su periodo: ahora no podemos salir a hacerle a cuanto compositor, músico, rey o cantante, que los hay por cientos, una estatua.