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Editorial - 12 abril, 2022

Las deudas vencidas con el Ecce Homo

Pasó el lunes del venerado Santo Patrono y quedó una vez más la evidencia de que el cumplimiento de las promesas se ha venido dilatando. La primera de ellas, el acceso al cerro donde se localiza en alto su monumento, un lugar de peregrinación de miles de vallenatos semana tras semanas, que no cuentan con servicios de atención de emergencias, salud, y servicios sanitarios siquiera. Gobierno tras gobierno se ofrece terminar la obra y en esta ocasión esperamos que no pase su realización de este cuatrenio de los mandatarios locales.

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Pasó el lunes del venerado Santo Patrono y quedó una vez más la evidencia de que el cumplimiento de las promesas se ha venido dilatando. La primera de ellas, el acceso al cerro donde se localiza en alto su monumento, un lugar de peregrinación de miles de vallenatos semana tras semanas, que no cuentan con servicios de atención de emergencias, salud, y servicios sanitarios siquiera. Gobierno tras gobierno se ofrece terminar la obra y en esta ocasión esperamos que no pase su realización de este cuatrenio de los mandatarios locales.

La gobernación del Cesar en buena hora ha asumido la tarea de terminarlo y ha contratado los estudios correspondientes con la Universidad Nacional, que presentó una ingeniería conceptual y general y, ahora, en una segunda fase presentará a finales de mes los diseños definitivos. En ellos se combinará el acceso peatonal con un desplazamiento elevado, que hará más atractiva la visita. Eso implicará una sustracción de la reserva ambiental, mecanismo que consiste en autorizar obras en determinado terreno delimitado dentro de una zona protegida. Hace unos años, cuando se hicieron las obras en el propio monumento, se obtuvo dicha autorización, pero circunscrita al sitio. Aquí se trata de accesos, ductos de agua, comunicaciones, vías y construcciones, por ejemplo, locaciones de descanso y cafetería, disposición de aguas residuales y redes e iluminación eléctricas.

Esperamos que el diseño satisfaga las expectativas y se socialice ampliamente con la comunidad, no de la forma como con carácter restringido se vienen haciendo reuniones a puerta cerrada. Después vienen los problemas.

La otra obligación es del municipio. Se trata de facilitar el espacio en el que actualmente funciona el Sisbén – dependencia que se deberá trasladar – para que la Diócesis lo adquiera, a fin de proceder a su demolición y continuación de las obras exteriores de la gran y nueva Catedral del Ecce Homo. Ya la Curia procedió a demoler las edificaciones de las funerarias contiguas cuyo servicio se presta mejor en el primer piso sótano de la nueva catedral.

Hoy sin ese local municipal, con la obstrucción física y visual que representa, junto a algunos árboles que podrían reubicarse o reemplazarse en otro lugar, se tiene una inmensa catedral pero oculta, con la vista desde La Avenida, para vehículos y caminantes.

Aunque entendemos que en este periodo se diseñó en frente de la catedral un parqueadero, la obra amerita para que brille toda su majestuosidad, de una amplia plaza de acceso peatonal, como ha correspondido en otras obras de esplendor en otras latitudes. En próximos años ojalá se dé ese paso dejando debajo en sótano el estacionamiento de vehículos como carros, motos y bicis, y se habilite un amplio paradero de buses públicos y del turismo.

Estas dos obras harán posible aprovechar la devoción de feligreses y visitantes de la ciudad, dará mayor prestigio a la iglesia católica – siempre las iglesias en el orbe han buscado hacer el edificio arquitectónico de mayor impacto más cercano a los cielos- y harán de Valledupar, con sus otros sitios, e iglesias históricas de la región, un lugar de también dinámico turismo cultural y religioso.

Editorial
12 abril, 2022

Las deudas vencidas con el Ecce Homo

Pasó el lunes del venerado Santo Patrono y quedó una vez más la evidencia de que el cumplimiento de las promesas se ha venido dilatando. La primera de ellas, el acceso al cerro donde se localiza en alto su monumento, un lugar de peregrinación de miles de vallenatos semana tras semanas, que no cuentan con servicios de atención de emergencias, salud, y servicios sanitarios siquiera. Gobierno tras gobierno se ofrece terminar la obra y en esta ocasión esperamos que no pase su realización de este cuatrenio de los mandatarios locales.


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Pasó el lunes del venerado Santo Patrono y quedó una vez más la evidencia de que el cumplimiento de las promesas se ha venido dilatando. La primera de ellas, el acceso al cerro donde se localiza en alto su monumento, un lugar de peregrinación de miles de vallenatos semana tras semanas, que no cuentan con servicios de atención de emergencias, salud, y servicios sanitarios siquiera. Gobierno tras gobierno se ofrece terminar la obra y en esta ocasión esperamos que no pase su realización de este cuatrenio de los mandatarios locales.

La gobernación del Cesar en buena hora ha asumido la tarea de terminarlo y ha contratado los estudios correspondientes con la Universidad Nacional, que presentó una ingeniería conceptual y general y, ahora, en una segunda fase presentará a finales de mes los diseños definitivos. En ellos se combinará el acceso peatonal con un desplazamiento elevado, que hará más atractiva la visita. Eso implicará una sustracción de la reserva ambiental, mecanismo que consiste en autorizar obras en determinado terreno delimitado dentro de una zona protegida. Hace unos años, cuando se hicieron las obras en el propio monumento, se obtuvo dicha autorización, pero circunscrita al sitio. Aquí se trata de accesos, ductos de agua, comunicaciones, vías y construcciones, por ejemplo, locaciones de descanso y cafetería, disposición de aguas residuales y redes e iluminación eléctricas.

Esperamos que el diseño satisfaga las expectativas y se socialice ampliamente con la comunidad, no de la forma como con carácter restringido se vienen haciendo reuniones a puerta cerrada. Después vienen los problemas.

La otra obligación es del municipio. Se trata de facilitar el espacio en el que actualmente funciona el Sisbén – dependencia que se deberá trasladar – para que la Diócesis lo adquiera, a fin de proceder a su demolición y continuación de las obras exteriores de la gran y nueva Catedral del Ecce Homo. Ya la Curia procedió a demoler las edificaciones de las funerarias contiguas cuyo servicio se presta mejor en el primer piso sótano de la nueva catedral.

Hoy sin ese local municipal, con la obstrucción física y visual que representa, junto a algunos árboles que podrían reubicarse o reemplazarse en otro lugar, se tiene una inmensa catedral pero oculta, con la vista desde La Avenida, para vehículos y caminantes.

Aunque entendemos que en este periodo se diseñó en frente de la catedral un parqueadero, la obra amerita para que brille toda su majestuosidad, de una amplia plaza de acceso peatonal, como ha correspondido en otras obras de esplendor en otras latitudes. En próximos años ojalá se dé ese paso dejando debajo en sótano el estacionamiento de vehículos como carros, motos y bicis, y se habilite un amplio paradero de buses públicos y del turismo.

Estas dos obras harán posible aprovechar la devoción de feligreses y visitantes de la ciudad, dará mayor prestigio a la iglesia católica – siempre las iglesias en el orbe han buscado hacer el edificio arquitectónico de mayor impacto más cercano a los cielos- y harán de Valledupar, con sus otros sitios, e iglesias históricas de la región, un lugar de también dinámico turismo cultural y religioso.