Publicidad
Categorías
Categorías
Informes Especiales - 24 marzo, 2016

Las dulceras Vallenatas y su deliciosa tradición(+Video)

Se está perdiendo la costumbre de preparar dulces en los hogares y compartirlos con los vecinos durante la Semana Santa, pero sí toma fuerza como negocio. Muestra de esta afirmación es el auge de las dulceras en la plaza Alfonso López.


La Semana Santa marca el fin de la cuaresma para los fieles cristianos, un período de abstinencia donde el consumo de carne es restringido para los devotos que conservan las tradiciones de antaño, referentes a las preparaciones físicas y espirituales del creyente para vivir a plenitud la pasión de Cristo.

En esa vigilia preliminar a las celebraciones pascuales, la abstinencia y el ayuno marcaban la prohibición de comer algunos alimentos en días específicos durante todo el tiempo de la cuaresma. Sin embargo, esos sacrificios potenciaron la imaginación de cocineros y amas de casa al momento de ofrecer otro tipo de platillos y manjares elaborados con alimentos que sí se podían comer durante la época de recogimiento, sobretodo como aporte energético para los obreros que debían soportar unas largas jornadas con una sola comida diaria.

Fue así como nació la antigua tradición de elaborar recetas caseras a base de ingredientes dulces, que con el pasar de los años se hizo una costumbre que toma vital importancia en las celebraciones de la Semana Mayor, haciendo de ella no solo una época de recogimiento y reflexión, sino también, un espacio para la unión de las familias.

La Costa Caribe guarda las costumbres más arraigadas a la parte culinaria, que por estos días pone a prueba la creatividad de los veteranos en el arte de cocinar. Hay tantas clases de dulces como frutas que ofrece la madre naturaleza en el territorio colombiano, convirtiéndose en un símbolo de unión, compenetración y en un atractivo para propios y visitantes.

En esta época del año la repostería casera cobra protagonismo y se une al resto de rituales propios de los días santos. La base de estos postres suelen ser huevos, azúcar, harina, leche, mantequilla, frutas, tubérculos, hortalizas y otros productos que los cocineros convierten en los más exquisitos manjares.

UNA VIDA LLENA DE SABOR

Rita Lúquez es una vallenata de 67 años que ha dedicado más de 40 años a la preparación de dulces. En la ciudad, es conocida como la ‘matrona de los dulces’, pues gracias a su iniciativa de poner mesas en la plaza Alfonso López en el año 1997 para vender las delicias gastronómicas, hoy en el centro de la ciudad se realiza la feria de los dulces cada año para la temporada de Semana Santa.

“Yo comencé en el 97 en la puerta de la alcaldía, cuando pedí un permiso al entonces mandataria Elías Ochoa Daza para que me diera la oportunidad de vender dulces en dos mesitas. Ahora tenemos 200 mesas en la plaza con las mujeres que trabajan con mi asociación ‘Las Dulceras Típicas Vallenatas’” cuenta Lúquez.

Sobre sus raíces dulceras, la matrona cuenta que es algo que aprendió de su abuela, que hacia manjares para repartir a su familia en Semana Santa. Durante esos días cuando la visitaba, siempre la observaba y le aprendió los trucos para preparar los más deliciosos dulces.

“Ella me decía que no me acercara porque podía quemarme y mi papá no aceptaba que yo me arrimara a un fogón. Mi mamá también preparaba dulces para darle a sus amistades, y definitivamente la tradición dulcera es algo que nació conmigo”, recordó.

De tez morena y con el sazón característico de las cocineras afrodescendientes, Rita relató que inició su propia historia con los dulces desde los 19 años y aunque en la actualidad no dedica su tiempo a elaborar los manjares, cuenta con una ‘escuela’ de 200 mujeres emprendedoras que buscan sacar adelante la ancestral tradición gastronómica.

“Con mi grupo de dulceras, hacemos variedades de estas delicias para que las personas no tengan que hacer lo que hacían nuestros abuelos, que era muy lindo y muy importante, pero con el tiempo hemos ido cambiando de tradiciones. Anteriormente, nuestros ancestros hacían los dulces y los regalaban a los vecinos, los compadres, a la familia; ya las cosas han ido cambiando y las personas no hacen dulces en sus casas sino que se van a otros lugares, como la plaza Alfonso López a comprarlos para comerlos y compartir con sus seres queridos, para llevarlos como regalos a otros lugares de Colombia y el mundo” contó la matrona de las dulceras.

Esta Semana Santa Rita cumple 19 años de ofrecer sus productos en la plaza Alfonso López, que son preparados por muchas mujeres emprendedoras y trabajadoras, que a pulso y esfuerzo se han echado al hombro la responsabilidad de mantener la tradición.

“Durante la semana santa que es una época muy religiosa, siempre hemos tratado de endulzarle la vida a los vallenatos y a los turistas que vienen a disfrutar de todo lo que ofrece Valledupar. Por eso, para mí ha sido un placer desarrollar esta labor con estas mujeres que a punta de dulces han salido a adelante” contó orgullosa.
En su feria del dulce los más apetecidos son los de leche cortada, toronja, maduro, ‘mafufo’ o ‘popocho’, leche con coco, papaya, kiwi, melón, remolacha, ñame, frijol, piña, arequipe y el de queso que es uno de los más novedosos.

LA TRADICIÓN CASERA EN EXTINCIÓN

Con el pasar de los años la tradición dulcera de antaño se ha perdido debido a los cambios de hábitos y al crecimiento abrumador de la ciudad durante las últimas décadas; las familias ya no elaboran los dulces caseros en sus hogares, ahora los compran hechos en los expendios para evitar dispendiosa tarea de elaborar estos productos.
Según Rita Lúquez, con tristeza se ha perdido la tradición dulcera de las casas porque las enseñanzas impartidas por nuestros ancestros se han ido olvidando a medida que ellos desaparecen.

“Ellos antes eran muy católicos y muy entregados a sus hogares, mientras que ahora la gente casi no quiere ni cocinar. Las personas ahora prefieren comprar sus alimentos hechos en la calle y eso es algo que anteriormente no se veía como se ve hoy, que en todas las esquinas hay una comida rápida, un restaurante. Entonces, si la gente no prepara su comida en las casas, mucho menos van a quemarse para hacer un dulce, porque esas son recetas que demandan su trabajo y no cualquiera prepara un buen dulce. Es bueno porque agiliza el comercio y el turismo, pero entristece que se pierda la costumbre de los hogares”, comentó.

Por último se atrevió a decir que los dulces son tan nuestros como la caja, el acordeón y la guacharaca, porque son algo enraizado en nuestra región, principalmente en Valledupar. “Es tan cultural como las aguas del Guatapurí y como los cantos que entonan nuestros juglares” explicó la matrona de ‘Las Dulceras Típicas Vallenatas’.

EL PILON realizó un sondeo por los principales expendios de dulces de Valledupar para conocer cuáles son los dulces más vendidos en la temporada santa. Según lo expresado por las vendedoras y compradores los más apetecidos por propios y turistas son el de leche con coco, el de papaya, el de mango y el de maduro.

BERENICE FLORES DE DAZA
“Es necesario crear espacios de turismo en Valledupar y la tradición dulcera y la gastronomía potencian el turismo de nuestra ciudad. Yo creo que es fundamental que mantengamos nuestras tradiciones pues las nuevas generaciones no saben que es lo que ocurre y sucede en Semana Santa, pero si piensan que toca ir a la playa a pasear y a relajarse. Por eso sería bueno que todos nos encamináramos a rescatar los valores y tradiciones de una ciudad tan rica en cultura como Valledupar”.

JAVIER RODRIGUEZ GUERRA
“He degustado varios dulces y me han parecido deliciosos. Los dulces en Semana Santa son una tradición de cientos de años y para mí, si se acaba la tradición de los dulces, se acaba la misma tradición religiosa porque esto representa a la Semana Santa”.

JOSE IGNACIO ATENCIO
“Es una tradición que con el tiempo se ha mantenido y es algo que une a las familias, a los amigos, a los vecinos; que te hace compartir con los demás y es chévere que en estos tiempos puedas tener este tipo de espacios para convivir con las personas que uno quiere. Los dulces son excelentes, son muy ricos y se nota la dedicación con los que los preparan las señoras. El que más me gusta es el de leche cortada”.

ADRIANA PALOMO
“Debemos conservar la costumbre. Anteriormente éramos nosotros los que hacíamos nuestros dulces en los patios y las casas. Ahora esa costumbre se perdió y hay que conservarla comprando estos detallitos para el compadre, para la hermana, para la familia. Valledupar es una ciudad de costumbres, estoy probando en nuevo dulce de queso que es algo nuevo acá y me ha parecido delicioso. Definitivamente para innovar si somos muy buenos”.

JEFFERSON TALERO
“Voy a visitar a un amigo y le voy a llevar dulces de aquí, porque son lo propio de la región en esta época y porque me parece un excelente detalle, teniendo en cuenta lo sabrosos que son. Es importante no perder esta costumbre porque hace parte de la cultura de nuestra región y es algo que nos identifica como costeños, que somos los del sabor”.

 

Con el pasar de los años la tradición dulcera de antaño se ha perdido en algunos lugares debido a los cambios de hábitos y al crecimiento abrumador de la ciudad durante las últimas décadas, en las que las familias ya no elaboran los dulces caseros en sus hogares.

 

Por Daniela Marbello / EL PILON
[email protected]

Informes Especiales
24 marzo, 2016

Las dulceras Vallenatas y su deliciosa tradición(+Video)

Se está perdiendo la costumbre de preparar dulces en los hogares y compartirlos con los vecinos durante la Semana Santa, pero sí toma fuerza como negocio. Muestra de esta afirmación es el auge de las dulceras en la plaza Alfonso López.



La Semana Santa marca el fin de la cuaresma para los fieles cristianos, un período de abstinencia donde el consumo de carne es restringido para los devotos que conservan las tradiciones de antaño, referentes a las preparaciones físicas y espirituales del creyente para vivir a plenitud la pasión de Cristo.

En esa vigilia preliminar a las celebraciones pascuales, la abstinencia y el ayuno marcaban la prohibición de comer algunos alimentos en días específicos durante todo el tiempo de la cuaresma. Sin embargo, esos sacrificios potenciaron la imaginación de cocineros y amas de casa al momento de ofrecer otro tipo de platillos y manjares elaborados con alimentos que sí se podían comer durante la época de recogimiento, sobretodo como aporte energético para los obreros que debían soportar unas largas jornadas con una sola comida diaria.

Fue así como nació la antigua tradición de elaborar recetas caseras a base de ingredientes dulces, que con el pasar de los años se hizo una costumbre que toma vital importancia en las celebraciones de la Semana Mayor, haciendo de ella no solo una época de recogimiento y reflexión, sino también, un espacio para la unión de las familias.

La Costa Caribe guarda las costumbres más arraigadas a la parte culinaria, que por estos días pone a prueba la creatividad de los veteranos en el arte de cocinar. Hay tantas clases de dulces como frutas que ofrece la madre naturaleza en el territorio colombiano, convirtiéndose en un símbolo de unión, compenetración y en un atractivo para propios y visitantes.

En esta época del año la repostería casera cobra protagonismo y se une al resto de rituales propios de los días santos. La base de estos postres suelen ser huevos, azúcar, harina, leche, mantequilla, frutas, tubérculos, hortalizas y otros productos que los cocineros convierten en los más exquisitos manjares.

UNA VIDA LLENA DE SABOR

Rita Lúquez es una vallenata de 67 años que ha dedicado más de 40 años a la preparación de dulces. En la ciudad, es conocida como la ‘matrona de los dulces’, pues gracias a su iniciativa de poner mesas en la plaza Alfonso López en el año 1997 para vender las delicias gastronómicas, hoy en el centro de la ciudad se realiza la feria de los dulces cada año para la temporada de Semana Santa.

“Yo comencé en el 97 en la puerta de la alcaldía, cuando pedí un permiso al entonces mandataria Elías Ochoa Daza para que me diera la oportunidad de vender dulces en dos mesitas. Ahora tenemos 200 mesas en la plaza con las mujeres que trabajan con mi asociación ‘Las Dulceras Típicas Vallenatas’” cuenta Lúquez.

Sobre sus raíces dulceras, la matrona cuenta que es algo que aprendió de su abuela, que hacia manjares para repartir a su familia en Semana Santa. Durante esos días cuando la visitaba, siempre la observaba y le aprendió los trucos para preparar los más deliciosos dulces.

“Ella me decía que no me acercara porque podía quemarme y mi papá no aceptaba que yo me arrimara a un fogón. Mi mamá también preparaba dulces para darle a sus amistades, y definitivamente la tradición dulcera es algo que nació conmigo”, recordó.

De tez morena y con el sazón característico de las cocineras afrodescendientes, Rita relató que inició su propia historia con los dulces desde los 19 años y aunque en la actualidad no dedica su tiempo a elaborar los manjares, cuenta con una ‘escuela’ de 200 mujeres emprendedoras que buscan sacar adelante la ancestral tradición gastronómica.

“Con mi grupo de dulceras, hacemos variedades de estas delicias para que las personas no tengan que hacer lo que hacían nuestros abuelos, que era muy lindo y muy importante, pero con el tiempo hemos ido cambiando de tradiciones. Anteriormente, nuestros ancestros hacían los dulces y los regalaban a los vecinos, los compadres, a la familia; ya las cosas han ido cambiando y las personas no hacen dulces en sus casas sino que se van a otros lugares, como la plaza Alfonso López a comprarlos para comerlos y compartir con sus seres queridos, para llevarlos como regalos a otros lugares de Colombia y el mundo” contó la matrona de las dulceras.

Esta Semana Santa Rita cumple 19 años de ofrecer sus productos en la plaza Alfonso López, que son preparados por muchas mujeres emprendedoras y trabajadoras, que a pulso y esfuerzo se han echado al hombro la responsabilidad de mantener la tradición.

“Durante la semana santa que es una época muy religiosa, siempre hemos tratado de endulzarle la vida a los vallenatos y a los turistas que vienen a disfrutar de todo lo que ofrece Valledupar. Por eso, para mí ha sido un placer desarrollar esta labor con estas mujeres que a punta de dulces han salido a adelante” contó orgullosa.
En su feria del dulce los más apetecidos son los de leche cortada, toronja, maduro, ‘mafufo’ o ‘popocho’, leche con coco, papaya, kiwi, melón, remolacha, ñame, frijol, piña, arequipe y el de queso que es uno de los más novedosos.

LA TRADICIÓN CASERA EN EXTINCIÓN

Con el pasar de los años la tradición dulcera de antaño se ha perdido debido a los cambios de hábitos y al crecimiento abrumador de la ciudad durante las últimas décadas; las familias ya no elaboran los dulces caseros en sus hogares, ahora los compran hechos en los expendios para evitar dispendiosa tarea de elaborar estos productos.
Según Rita Lúquez, con tristeza se ha perdido la tradición dulcera de las casas porque las enseñanzas impartidas por nuestros ancestros se han ido olvidando a medida que ellos desaparecen.

“Ellos antes eran muy católicos y muy entregados a sus hogares, mientras que ahora la gente casi no quiere ni cocinar. Las personas ahora prefieren comprar sus alimentos hechos en la calle y eso es algo que anteriormente no se veía como se ve hoy, que en todas las esquinas hay una comida rápida, un restaurante. Entonces, si la gente no prepara su comida en las casas, mucho menos van a quemarse para hacer un dulce, porque esas son recetas que demandan su trabajo y no cualquiera prepara un buen dulce. Es bueno porque agiliza el comercio y el turismo, pero entristece que se pierda la costumbre de los hogares”, comentó.

Por último se atrevió a decir que los dulces son tan nuestros como la caja, el acordeón y la guacharaca, porque son algo enraizado en nuestra región, principalmente en Valledupar. “Es tan cultural como las aguas del Guatapurí y como los cantos que entonan nuestros juglares” explicó la matrona de ‘Las Dulceras Típicas Vallenatas’.

EL PILON realizó un sondeo por los principales expendios de dulces de Valledupar para conocer cuáles son los dulces más vendidos en la temporada santa. Según lo expresado por las vendedoras y compradores los más apetecidos por propios y turistas son el de leche con coco, el de papaya, el de mango y el de maduro.

BERENICE FLORES DE DAZA
“Es necesario crear espacios de turismo en Valledupar y la tradición dulcera y la gastronomía potencian el turismo de nuestra ciudad. Yo creo que es fundamental que mantengamos nuestras tradiciones pues las nuevas generaciones no saben que es lo que ocurre y sucede en Semana Santa, pero si piensan que toca ir a la playa a pasear y a relajarse. Por eso sería bueno que todos nos encamináramos a rescatar los valores y tradiciones de una ciudad tan rica en cultura como Valledupar”.

JAVIER RODRIGUEZ GUERRA
“He degustado varios dulces y me han parecido deliciosos. Los dulces en Semana Santa son una tradición de cientos de años y para mí, si se acaba la tradición de los dulces, se acaba la misma tradición religiosa porque esto representa a la Semana Santa”.

JOSE IGNACIO ATENCIO
“Es una tradición que con el tiempo se ha mantenido y es algo que une a las familias, a los amigos, a los vecinos; que te hace compartir con los demás y es chévere que en estos tiempos puedas tener este tipo de espacios para convivir con las personas que uno quiere. Los dulces son excelentes, son muy ricos y se nota la dedicación con los que los preparan las señoras. El que más me gusta es el de leche cortada”.

ADRIANA PALOMO
“Debemos conservar la costumbre. Anteriormente éramos nosotros los que hacíamos nuestros dulces en los patios y las casas. Ahora esa costumbre se perdió y hay que conservarla comprando estos detallitos para el compadre, para la hermana, para la familia. Valledupar es una ciudad de costumbres, estoy probando en nuevo dulce de queso que es algo nuevo acá y me ha parecido delicioso. Definitivamente para innovar si somos muy buenos”.

JEFFERSON TALERO
“Voy a visitar a un amigo y le voy a llevar dulces de aquí, porque son lo propio de la región en esta época y porque me parece un excelente detalle, teniendo en cuenta lo sabrosos que son. Es importante no perder esta costumbre porque hace parte de la cultura de nuestra región y es algo que nos identifica como costeños, que somos los del sabor”.

 

Con el pasar de los años la tradición dulcera de antaño se ha perdido en algunos lugares debido a los cambios de hábitos y al crecimiento abrumador de la ciudad durante las últimas décadas, en las que las familias ya no elaboran los dulces caseros en sus hogares.

 

Por Daniela Marbello / EL PILON
[email protected]