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Cultura - 5 marzo, 2024

La relación única entre Gabo y la maestra Rosa Fergusson: un recuerdo vivo en Valledupar

En el año 1972, Alida Acuña se casó con Eduardo Castro Maya, quien años después, durante un festival vallenato invitó a García Márquez a un desayuno con Rosa Helena Fergusson

En vísperas del lanzamiento de la obra ‘En agosto nos vemos’ del maestro Gabriel García Márquez este miércoles seis de marzo, en una vivienda del Centro Histórico de Valledupar, la abogada Alida Acuña Fergusson, hija de la célebre maestra Rosa Helena Fergusson Gómez, compartió con EL PILÓN recuerdos de su madre y la relación que esta tuvo con el escritor Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura en 1982.

Recordó Alida cómo Gabo se refirió a su progenitora en ‘El olor de la guayaba’, la más famosa y nutrida entrevista que concedió Gabriel García Márquez sobre su vida y su obra a Plinio Apuleyo Mendoza.  “La que me enseñó a leer era una maestra muy bella, muy graciosa, muy inteligente, que me inculcó el gusto de ir a la escuela solo por verla”, dijo.

La relación entre las dos familias, la de Gabo y la de la maestra, era muy cercana. Cuando nació Gabriel García Márquez, Rosa Helena Fergusson se alegró mucho, pues era el hijo mayor de Luisa Santiaga y Gabriel García.

Contó Alida que Rosa Helena Fergusson era directora en Aracataca del colegio Montessori y dictaba clases a los niños más pequeños, entre ellos, el propio Gabito. Recuerda cómo su madre hablaba del talento y la organización de García Márquez desde temprana edad. 

Él sobresalía porque era un niño muy inteligente, muy despierto y muy organizado con sus tareas, sus cuadernos eran perfectos.  Su ropita toda iba perfecta, en la casa lo arreglaban, pero él seguramente exigía”, relata Alida que le contó su mamá.  

Recuerda que la maestra Fergusson aplicaba métodos pedagógicos innovadores, como el método Montessori, que incluía ejercicios de silencio para enseñar a los niños a valorar el sosiego y la concentración. Un ejercicio en particular, conocido como “el ejercicio del silencio”, requería que los alumnos permanecieran en sus mesas en completo silencio; si alguno hacía ruido al ser llamado por su nombre, debía levantarse sin hacer el mínimo ruido, colocar la silla sobre la mesa, abrir la puerta y salir del salón.

En el año 1972, Alida Acuña se casó con Eduardo Castro Maya, quien años después, durante un festival vallenato invitó a García Márquez a un desayuno con Rosa Helena Fergusson. Estos encuentros y recuerdos resaltan la importancia de la figura de la maestra Fergusson en la vida del reconocido escritor y cómo su influencia perdura en el Centro Histórico de Valledupar.

Cultura
5 marzo, 2024

La relación única entre Gabo y la maestra Rosa Fergusson: un recuerdo vivo en Valledupar

En el año 1972, Alida Acuña se casó con Eduardo Castro Maya, quien años después, durante un festival vallenato invitó a García Márquez a un desayuno con Rosa Helena Fergusson


En vísperas del lanzamiento de la obra ‘En agosto nos vemos’ del maestro Gabriel García Márquez este miércoles seis de marzo, en una vivienda del Centro Histórico de Valledupar, la abogada Alida Acuña Fergusson, hija de la célebre maestra Rosa Helena Fergusson Gómez, compartió con EL PILÓN recuerdos de su madre y la relación que esta tuvo con el escritor Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura en 1982.

Recordó Alida cómo Gabo se refirió a su progenitora en ‘El olor de la guayaba’, la más famosa y nutrida entrevista que concedió Gabriel García Márquez sobre su vida y su obra a Plinio Apuleyo Mendoza.  “La que me enseñó a leer era una maestra muy bella, muy graciosa, muy inteligente, que me inculcó el gusto de ir a la escuela solo por verla”, dijo.

La relación entre las dos familias, la de Gabo y la de la maestra, era muy cercana. Cuando nació Gabriel García Márquez, Rosa Helena Fergusson se alegró mucho, pues era el hijo mayor de Luisa Santiaga y Gabriel García.

Contó Alida que Rosa Helena Fergusson era directora en Aracataca del colegio Montessori y dictaba clases a los niños más pequeños, entre ellos, el propio Gabito. Recuerda cómo su madre hablaba del talento y la organización de García Márquez desde temprana edad. 

Él sobresalía porque era un niño muy inteligente, muy despierto y muy organizado con sus tareas, sus cuadernos eran perfectos.  Su ropita toda iba perfecta, en la casa lo arreglaban, pero él seguramente exigía”, relata Alida que le contó su mamá.  

Recuerda que la maestra Fergusson aplicaba métodos pedagógicos innovadores, como el método Montessori, que incluía ejercicios de silencio para enseñar a los niños a valorar el sosiego y la concentración. Un ejercicio en particular, conocido como “el ejercicio del silencio”, requería que los alumnos permanecieran en sus mesas en completo silencio; si alguno hacía ruido al ser llamado por su nombre, debía levantarse sin hacer el mínimo ruido, colocar la silla sobre la mesa, abrir la puerta y salir del salón.

En el año 1972, Alida Acuña se casó con Eduardo Castro Maya, quien años después, durante un festival vallenato invitó a García Márquez a un desayuno con Rosa Helena Fergusson. Estos encuentros y recuerdos resaltan la importancia de la figura de la maestra Fergusson en la vida del reconocido escritor y cómo su influencia perdura en el Centro Histórico de Valledupar.