En el departamento hay un grupo organizado que evalúa las tendencias y el manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio. Además, es una plataforma para la investigación científica que se destaca en un nuevo capítulo de la campaña ‘Cuidemos nuestra fauna, no al tráfico ilegal de especies silvestres’.
Entregar la materia prima para la producción de suero antiofídico en el país, así como preservar especies catalogadas como en vía de extensión, son acciones desarrolladas por la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar.
Tiene como objetivos desde evaluar las tendencias y definir modelos de manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio, así mismo alimentar las investigaciones que se realizarán en apoyo a las diferentes facultades de las universidades e instituciones de salud del Estado colombiano.
Desde el 2017, la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar) dio vía libre para la operación de la Red de Fauna y Flora para el manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio. Y algo muy importante, que con el paso de los años aterrizó en el éxito y es la manera de aportar al conocimiento científico no solo a nivel local, sino a nivel nacional e internacional.
La Red nació como una propuesta de apuntar a un modelo para garantizar la sostenibilidad del Centro de Atención y Valoración de Fauna y Flora Silvestre, ubicado en la vía a Bosconia.
Su función principal es el manejo de todos los procesos biodiversitarios en el departamento, especialmente que se pierda la biodiversidad. Su base objetiva parte desde cuatro líneas fundamentales:
La primera es atención de fauna y flora silvestre, que básicamente se traduce en la operación del Centro de Atención y Valoración de Fauna y Flora Silvestre, sitio al que llevan las especies recepcionadas, incautadas, retenidas y recuperadas en los 25 municipios del Cesar, con sus tres unidades satélites ubicadas en La Jagua de Ibirico (Centro de Atención de Fauna Silvestre del Grupo Prodeco), que a través de un convenio entregó el manejo a la Red de Flora y Fauna Silvestre. Las otras dos unidades se ubicarán, una en Curumaní para atender la parte centro del departamento, y otra en Aguachica, que atenderá la zona sur. Estos son pequeños hogares de paso, con la idea de prestar atención a la fauna vulnerada por distintas situaciones y hechos.
“La atención consiste en la recepción de algunos animales, que por alguna razón hayan resultado afectados y necesiten rehabilitación clínica o biológica. La rehabilitación clínica es todo lo que tiene que ver con la salud e incluye una intervención hasta que el animal esté sano; y la rehabilitación biológica consiste en lograr que el animal, después de lo clínico, ingrese a un proceso terapéutico como lo hace cualquier persona afectada por un trauma grande”, declaró el director de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, Edgar Patiño Flórez.
En este proceso los animales son provisionados con medicamentos, alimentos y unas terapias especiales, con el fin de que cuando se haga el proceso de retorno a su hábitat no tenga inconvenientes para readaptarse.
En la segunda línea se radica el control, donde entra el comité interinstitucional que es un instrumento establecido por la Ley 1333, coordinación a cargo de Corpocesar. Está integrado por Ejército, Policía Nacional, Procuraduría, Contraloría, Dian, ICA, entre otras instituciones del Estado, que deben velar por la disminución del tráfico y tenencia ilegal de flora y fauna silvestre del Cesar. Están en la obligación de reunirse bimestral y trimestralmente.
“Es un comité donde se explican los hallazgos de nuevas rutas, sitios de comercialización como restaurantes, plazas de mercados y otros, se programan unos operativos desarrollados sin detalles a la opinión pública porque ni nosotros sabemos la programación, pero sí debemos estar listos con nuestro personal, para apoyar a la Policía, Ejército y la Fiscalía, las que hacen los operativos”, explicó Patiño Flórez. Uno de estos operativos recientemente dejó 118 animales silvestres decomisados en los municipios de Manaure, Chiriguaná y Valledupar, por el Grupo Investigativo de Delitos Contra el Medio Ambiente y los Recursos Naturales de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín), permitiendo la captura de 12 personas, de las cuales cinco fueron por orden judicial. Según datos de la Dijín, en Colombia el tráfico ilegal de especies afecta a 234 especies de aves, 76 de mamíferos, 27 de reptiles y nueve de anfibios, ocupando el segundo lugar en tráfico de especies a nivel global.
Uno de los problemas actuales que asume el control de la Red de Fauna y Flora, es el caracol africano, controlado a través de recolección y también la capacitación de personas para que identifiquen como tratar esta situación.
Como tercera línea aparece el monitoreo. Busca hacer seguimiento al estado de la biodiversidad en el Cesar, en áreas de interés y protegidas como zonas de reservas. Además, para la construcción de sostenibilidad de la Red de Fauna y Flora Silvestre, contempla las zonas que serán o están siendo intervenidas en los distintos proyectos de infraestructura, mineros, hidráulicos, entre otros. Actualmente, la Red de Fauna ofrece el servicio de prestar el monitoreo en las empresas mineras, energías alternativas y viales, con el fin de que los estudios pertinentes sean manejados por Corpocesar, mediante convenios.
“Estos convenios permiten que tengamos recursos, para desarrollar los proyectos de la corporación, que no tiene por sí sola como mantener el Centro de Atención de Fauna Silvestre, que es muy complejo y costoso”, argumenta Edgar Patiño Flórez, quien dice hay ganancias especiales porque procuran ser un consultor no tan costoso, pero una calidad superior en el manejo de las acciones, y Corpocesar tiene la oportunidad de crecer a nivel financiero para bienestar de la comunidad.
“Hay algo más que gana la corporación y es tener acceso, directo y real, sobre lo que está sucediendo con la biodiversidad en todos esos proyectos, que antes no teníamos porque antes los proyectos, licenciados por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), no están en la obligación de presentarnos la información, pero en este momento como nosotros la producimos tenemos contacto directo y sabemos qué está pasando; qué es lo bueno y lo malo, sobretodo porque nunca supimos qué tan bueno hacían las empresas, solo veníamos lo malo; el hueco, la explotación, la tumba. Al tener acceso de forma directa, nos estamos dando cuenta que todas esas reservas, que por obligación tienen las empresas, los programas de compensación derivados de su proceso productivo están generando un mejoramiento de condiciones y ofertas ambientales que a futuro tienen que administrarse muy bien”, recalcó el director de la Red de Flora y Fauna Silvestre.
La última línea de objetivo, de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, es la conservación. Es considerada la más importante desde el punto visionario y consiste en trabajar un proceso de construcción de acuerdos con comunidades en sitios como Serranía de Perijá, entre municipios de Manaure y La Jagua de Ibirico. Las principales especies a preservar con el oso y cóndor andino, el jaguar, las águilas de montaña y los paujiles.
“No trabajamos un modelo pedagógico, económico y simplista, tenemos que hacer que las comunidades ganen más de lo que ganan con el uso que le están dando a los recursos. Si matan un cóndor se ahorraron unas reses muertas, pero uno de los grandes problemas es la visión inequívoca de que toda muerte de un animal se debe a fauna silvestre, eso se comprobó en que la muerte de carneros y chivos en algunas fincas, que se daban en forma masiva, se evidenció gracias a cámaras trampas que colocamos en una finca que eran perros”, reveló Edgar Patiño.
Según Edgar Patiño, “la investigación y la academia son elementos transversales a todas las líneas de acción de la Red de Fauna y Flora del Departamento. La relación entre la Red y la academia debe ser recíproca”, por eso tienen en el Centro de Atención de Fauna Silvestre espacios abiertos para la investigación científica, donde tienen participación organismos con el Instituto Nacional de Salud, el Ministerio de Ambiente, la academia con las universidades, entre otros que hacen seguimiento al comportamiento animal, especialmente con serpientes y caracol africano. También hay convenios con instituciones internacionales.
Inclusive, este año, la Red de Fauna y Flora Silvestre de Cesar hizo entrega al serpentario del Instituto Nacional de Salud de cinco ejemplares de Cascabel, que sirven para la producción de suero antiofídico.
Según el Ministerio de la Protección Social, en Colombia se registran entre dos mil y tres mil casos de mordedura de serpiente, con una tasa de mortalidad de 7,5 por cada cien mil habitantes. El accidente ofídico es causado por la mordedura de serpientes que poseen e inoculan sustancias tóxicas, las cuales lesionan los tejidos y provocan alteraciones fisiopatológicas en la víctima; su frecuencia y gravedad hacen que tengan importancia para la salud pública.
En el departamento hay un grupo organizado que evalúa las tendencias y el manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio. Además, es una plataforma para la investigación científica que se destaca en un nuevo capítulo de la campaña ‘Cuidemos nuestra fauna, no al tráfico ilegal de especies silvestres’.
Entregar la materia prima para la producción de suero antiofídico en el país, así como preservar especies catalogadas como en vía de extensión, son acciones desarrolladas por la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar.
Tiene como objetivos desde evaluar las tendencias y definir modelos de manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio, así mismo alimentar las investigaciones que se realizarán en apoyo a las diferentes facultades de las universidades e instituciones de salud del Estado colombiano.
Desde el 2017, la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar) dio vía libre para la operación de la Red de Fauna y Flora para el manejo de las diferentes especies que existen en nuestro territorio. Y algo muy importante, que con el paso de los años aterrizó en el éxito y es la manera de aportar al conocimiento científico no solo a nivel local, sino a nivel nacional e internacional.
La Red nació como una propuesta de apuntar a un modelo para garantizar la sostenibilidad del Centro de Atención y Valoración de Fauna y Flora Silvestre, ubicado en la vía a Bosconia.
Su función principal es el manejo de todos los procesos biodiversitarios en el departamento, especialmente que se pierda la biodiversidad. Su base objetiva parte desde cuatro líneas fundamentales:
La primera es atención de fauna y flora silvestre, que básicamente se traduce en la operación del Centro de Atención y Valoración de Fauna y Flora Silvestre, sitio al que llevan las especies recepcionadas, incautadas, retenidas y recuperadas en los 25 municipios del Cesar, con sus tres unidades satélites ubicadas en La Jagua de Ibirico (Centro de Atención de Fauna Silvestre del Grupo Prodeco), que a través de un convenio entregó el manejo a la Red de Flora y Fauna Silvestre. Las otras dos unidades se ubicarán, una en Curumaní para atender la parte centro del departamento, y otra en Aguachica, que atenderá la zona sur. Estos son pequeños hogares de paso, con la idea de prestar atención a la fauna vulnerada por distintas situaciones y hechos.
“La atención consiste en la recepción de algunos animales, que por alguna razón hayan resultado afectados y necesiten rehabilitación clínica o biológica. La rehabilitación clínica es todo lo que tiene que ver con la salud e incluye una intervención hasta que el animal esté sano; y la rehabilitación biológica consiste en lograr que el animal, después de lo clínico, ingrese a un proceso terapéutico como lo hace cualquier persona afectada por un trauma grande”, declaró el director de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, Edgar Patiño Flórez.
En este proceso los animales son provisionados con medicamentos, alimentos y unas terapias especiales, con el fin de que cuando se haga el proceso de retorno a su hábitat no tenga inconvenientes para readaptarse.
En la segunda línea se radica el control, donde entra el comité interinstitucional que es un instrumento establecido por la Ley 1333, coordinación a cargo de Corpocesar. Está integrado por Ejército, Policía Nacional, Procuraduría, Contraloría, Dian, ICA, entre otras instituciones del Estado, que deben velar por la disminución del tráfico y tenencia ilegal de flora y fauna silvestre del Cesar. Están en la obligación de reunirse bimestral y trimestralmente.
“Es un comité donde se explican los hallazgos de nuevas rutas, sitios de comercialización como restaurantes, plazas de mercados y otros, se programan unos operativos desarrollados sin detalles a la opinión pública porque ni nosotros sabemos la programación, pero sí debemos estar listos con nuestro personal, para apoyar a la Policía, Ejército y la Fiscalía, las que hacen los operativos”, explicó Patiño Flórez. Uno de estos operativos recientemente dejó 118 animales silvestres decomisados en los municipios de Manaure, Chiriguaná y Valledupar, por el Grupo Investigativo de Delitos Contra el Medio Ambiente y los Recursos Naturales de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín), permitiendo la captura de 12 personas, de las cuales cinco fueron por orden judicial. Según datos de la Dijín, en Colombia el tráfico ilegal de especies afecta a 234 especies de aves, 76 de mamíferos, 27 de reptiles y nueve de anfibios, ocupando el segundo lugar en tráfico de especies a nivel global.
Uno de los problemas actuales que asume el control de la Red de Fauna y Flora, es el caracol africano, controlado a través de recolección y también la capacitación de personas para que identifiquen como tratar esta situación.
Como tercera línea aparece el monitoreo. Busca hacer seguimiento al estado de la biodiversidad en el Cesar, en áreas de interés y protegidas como zonas de reservas. Además, para la construcción de sostenibilidad de la Red de Fauna y Flora Silvestre, contempla las zonas que serán o están siendo intervenidas en los distintos proyectos de infraestructura, mineros, hidráulicos, entre otros. Actualmente, la Red de Fauna ofrece el servicio de prestar el monitoreo en las empresas mineras, energías alternativas y viales, con el fin de que los estudios pertinentes sean manejados por Corpocesar, mediante convenios.
“Estos convenios permiten que tengamos recursos, para desarrollar los proyectos de la corporación, que no tiene por sí sola como mantener el Centro de Atención de Fauna Silvestre, que es muy complejo y costoso”, argumenta Edgar Patiño Flórez, quien dice hay ganancias especiales porque procuran ser un consultor no tan costoso, pero una calidad superior en el manejo de las acciones, y Corpocesar tiene la oportunidad de crecer a nivel financiero para bienestar de la comunidad.
“Hay algo más que gana la corporación y es tener acceso, directo y real, sobre lo que está sucediendo con la biodiversidad en todos esos proyectos, que antes no teníamos porque antes los proyectos, licenciados por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), no están en la obligación de presentarnos la información, pero en este momento como nosotros la producimos tenemos contacto directo y sabemos qué está pasando; qué es lo bueno y lo malo, sobretodo porque nunca supimos qué tan bueno hacían las empresas, solo veníamos lo malo; el hueco, la explotación, la tumba. Al tener acceso de forma directa, nos estamos dando cuenta que todas esas reservas, que por obligación tienen las empresas, los programas de compensación derivados de su proceso productivo están generando un mejoramiento de condiciones y ofertas ambientales que a futuro tienen que administrarse muy bien”, recalcó el director de la Red de Flora y Fauna Silvestre.
La última línea de objetivo, de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, es la conservación. Es considerada la más importante desde el punto visionario y consiste en trabajar un proceso de construcción de acuerdos con comunidades en sitios como Serranía de Perijá, entre municipios de Manaure y La Jagua de Ibirico. Las principales especies a preservar con el oso y cóndor andino, el jaguar, las águilas de montaña y los paujiles.
“No trabajamos un modelo pedagógico, económico y simplista, tenemos que hacer que las comunidades ganen más de lo que ganan con el uso que le están dando a los recursos. Si matan un cóndor se ahorraron unas reses muertas, pero uno de los grandes problemas es la visión inequívoca de que toda muerte de un animal se debe a fauna silvestre, eso se comprobó en que la muerte de carneros y chivos en algunas fincas, que se daban en forma masiva, se evidenció gracias a cámaras trampas que colocamos en una finca que eran perros”, reveló Edgar Patiño.
Según Edgar Patiño, “la investigación y la academia son elementos transversales a todas las líneas de acción de la Red de Fauna y Flora del Departamento. La relación entre la Red y la academia debe ser recíproca”, por eso tienen en el Centro de Atención de Fauna Silvestre espacios abiertos para la investigación científica, donde tienen participación organismos con el Instituto Nacional de Salud, el Ministerio de Ambiente, la academia con las universidades, entre otros que hacen seguimiento al comportamiento animal, especialmente con serpientes y caracol africano. También hay convenios con instituciones internacionales.
Inclusive, este año, la Red de Fauna y Flora Silvestre de Cesar hizo entrega al serpentario del Instituto Nacional de Salud de cinco ejemplares de Cascabel, que sirven para la producción de suero antiofídico.
Según el Ministerio de la Protección Social, en Colombia se registran entre dos mil y tres mil casos de mordedura de serpiente, con una tasa de mortalidad de 7,5 por cada cien mil habitantes. El accidente ofídico es causado por la mordedura de serpientes que poseen e inoculan sustancias tóxicas, las cuales lesionan los tejidos y provocan alteraciones fisiopatológicas en la víctima; su frecuencia y gravedad hacen que tengan importancia para la salud pública.