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Crónica - 14 mayo, 2010

La ‘Profe’ Nohora dejó las mejores enseñanzas

Homenaje en su partida En la vida hay cosas que quedan para siempre en todo el recorrido de los años, meses y días. Uno de esos recuerdos están enmarcados en todo lo que significó la profesora Nohora Salas Angulo, una mujer nacida en Plato, Magdalena, pero que sembró su corazón, su talento y sus conocimientos […]

Homenaje en su partida

En la vida hay cosas que quedan para siempre en todo el recorrido de los años, meses y días. Uno de esos recuerdos están enmarcados en todo lo que significó la profesora Nohora Salas Angulo, una mujer nacida en Plato, Magdalena, pero que sembró su corazón, su talento y sus conocimientos en la Capital Mundial del Vallenato, donde ofició como docente en el Sena.

Su gran amor fue la enseñanza donde alcanzó las mejores notas y el reconocimiento de sus alumnos que siempre la consideraron una profesora noble, ejemplar, buena amiga y preocupada. Por esta y otras cualidades la consideraron la mejor y hasta una docente fuera de serie y con el mayor galardón. El galardón recibido por sus alumnos agradecidos que la premiaban con un abrazo, una sonrisa y un gracias que hoy ante su partida se hace eterno.

Es así como cuando el amor y pasión por lo que se hace se convierte en la razón de ser y vivir de un ser humano,  el resultado es el logro de una  labor  con excelencia, que contagia a quienes se benefician de esa trabajo  y que motiva a otras personas a ser cada día mejores  y a creer en un futuro exitoso. Así recuerdan  a la profesora Nohora Salas Ángulo  todas las personas que tuvieron la dicha de ser sus alumnos, compañero  de trabajo, o tener algún vínculo con ella.

Seño Nohora, la profe Nohora o simplemente Nohorita para quienes fuimos sus alumnas y con ese carisma, casi todas, luego sus amigas; sin dejar de ser alumnas, porque con su espíritu de docente, siempre se sentía la profesora, la que tenía que estar atenta al desempeño laboral y el comportamiento personal de quienes en algún momento pasamos por sus manos, como ella lo calificaba.  Ella hacía un seguimiento permanente a sus pupilas y sus pupilos, como nos llamaba cariñosamente.
‘Norita’ como todos le llamaban fue un ejemplo de dedicación, constancia, responsabilidad y superación permanente, su gran amor por el trabajo la llevo a ver a los alumnos y compañeros de trabajo como su familia y hogar, y por ello luchaba por que cada día fueran mejores en busca de la excelencia y futuro sólido.

Se sentía realizada en su profesión de docente. Su familia eran sus alumnos y alumnas y siempre en ellas enfocó sus fuerzas, teniendo como regalo un agradecimiento. Algunos alumnos decían que era muy drástica, pero se convencían que tenía la razón, para que ellos fueran lo mejor y tuvieran un buen futuro en la vida. Ella se vinculó desde su inicio al Sena Cesar, y esto le permitió alcanzar sus metas y ser una docente elogiada, admirada y siempre recordada.

Tuvo la capacidad, cariño y mucho respeto, de acercarse tanto a sus alumnos, que fue amiga de la mayoría de nuestros hogares, tan cercana a los padres de familia, quienes por el cambio positivo que generaba en sus hijos, también aprendieron a quererla y a valorar su gran aporte en el crecimiento personal y laboral de tantos cesarenses, que hoy muestran orgullosos el fruto que Dios les prodigó a través de esa gran institución llamada SENA, a quien Nohora Salas Angulo, le entregó lo mejor de sus años.

Valledupar, tierra grata,  tierra a la que amó con gran fervor, en principio desconocida para ella, pero que la acogió como una de sus hijas predilectas. Aquí construyó con sus enseñanzas, aquí vibró con los logros propios y ajenos, aquí sufrió la ausencia de los suyos, pero aquí también encontró una gran familia, que con mucha nostalgia le dice adiós a esa gran mujer, a esa que no escatimó ningún esfuerzo físico, mental, y aún más económico para conseguir cada propósito a través de los que siendo sus alumnos, nos convertimos en hijos adoptivos de nuestra querida Nohorita.

Ella vivirá siempre en nuestras vidas porque nos marcó el camino para un mejor vivir. Paz en su tumba.


Ella se vinculó desde su inicio al Sena Cesar, y esto le permitió alcanzar sus metas y ser una docente elogiada, admirada y siempre recordada.

Crónica
14 mayo, 2010

La ‘Profe’ Nohora dejó las mejores enseñanzas

Homenaje en su partida En la vida hay cosas que quedan para siempre en todo el recorrido de los años, meses y días. Uno de esos recuerdos están enmarcados en todo lo que significó la profesora Nohora Salas Angulo, una mujer nacida en Plato, Magdalena, pero que sembró su corazón, su talento y sus conocimientos […]


Homenaje en su partida

En la vida hay cosas que quedan para siempre en todo el recorrido de los años, meses y días. Uno de esos recuerdos están enmarcados en todo lo que significó la profesora Nohora Salas Angulo, una mujer nacida en Plato, Magdalena, pero que sembró su corazón, su talento y sus conocimientos en la Capital Mundial del Vallenato, donde ofició como docente en el Sena.

Su gran amor fue la enseñanza donde alcanzó las mejores notas y el reconocimiento de sus alumnos que siempre la consideraron una profesora noble, ejemplar, buena amiga y preocupada. Por esta y otras cualidades la consideraron la mejor y hasta una docente fuera de serie y con el mayor galardón. El galardón recibido por sus alumnos agradecidos que la premiaban con un abrazo, una sonrisa y un gracias que hoy ante su partida se hace eterno.

Es así como cuando el amor y pasión por lo que se hace se convierte en la razón de ser y vivir de un ser humano,  el resultado es el logro de una  labor  con excelencia, que contagia a quienes se benefician de esa trabajo  y que motiva a otras personas a ser cada día mejores  y a creer en un futuro exitoso. Así recuerdan  a la profesora Nohora Salas Ángulo  todas las personas que tuvieron la dicha de ser sus alumnos, compañero  de trabajo, o tener algún vínculo con ella.

Seño Nohora, la profe Nohora o simplemente Nohorita para quienes fuimos sus alumnas y con ese carisma, casi todas, luego sus amigas; sin dejar de ser alumnas, porque con su espíritu de docente, siempre se sentía la profesora, la que tenía que estar atenta al desempeño laboral y el comportamiento personal de quienes en algún momento pasamos por sus manos, como ella lo calificaba.  Ella hacía un seguimiento permanente a sus pupilas y sus pupilos, como nos llamaba cariñosamente.
‘Norita’ como todos le llamaban fue un ejemplo de dedicación, constancia, responsabilidad y superación permanente, su gran amor por el trabajo la llevo a ver a los alumnos y compañeros de trabajo como su familia y hogar, y por ello luchaba por que cada día fueran mejores en busca de la excelencia y futuro sólido.

Se sentía realizada en su profesión de docente. Su familia eran sus alumnos y alumnas y siempre en ellas enfocó sus fuerzas, teniendo como regalo un agradecimiento. Algunos alumnos decían que era muy drástica, pero se convencían que tenía la razón, para que ellos fueran lo mejor y tuvieran un buen futuro en la vida. Ella se vinculó desde su inicio al Sena Cesar, y esto le permitió alcanzar sus metas y ser una docente elogiada, admirada y siempre recordada.

Tuvo la capacidad, cariño y mucho respeto, de acercarse tanto a sus alumnos, que fue amiga de la mayoría de nuestros hogares, tan cercana a los padres de familia, quienes por el cambio positivo que generaba en sus hijos, también aprendieron a quererla y a valorar su gran aporte en el crecimiento personal y laboral de tantos cesarenses, que hoy muestran orgullosos el fruto que Dios les prodigó a través de esa gran institución llamada SENA, a quien Nohora Salas Angulo, le entregó lo mejor de sus años.

Valledupar, tierra grata,  tierra a la que amó con gran fervor, en principio desconocida para ella, pero que la acogió como una de sus hijas predilectas. Aquí construyó con sus enseñanzas, aquí vibró con los logros propios y ajenos, aquí sufrió la ausencia de los suyos, pero aquí también encontró una gran familia, que con mucha nostalgia le dice adiós a esa gran mujer, a esa que no escatimó ningún esfuerzo físico, mental, y aún más económico para conseguir cada propósito a través de los que siendo sus alumnos, nos convertimos en hijos adoptivos de nuestra querida Nohorita.

Ella vivirá siempre en nuestras vidas porque nos marcó el camino para un mejor vivir. Paz en su tumba.


Ella se vinculó desde su inicio al Sena Cesar, y esto le permitió alcanzar sus metas y ser una docente elogiada, admirada y siempre recordada.