EL PILÓN presenta en exclusiva una entrevista con los aspectos que tendrá la nueva catedral de Valledupar.
“Será el signo de una Iglesia viva; de una ciudad en que Dios está y estará siempre presente”, son palabras de monseñor Óscar José Vélez Isaza, que el padre Iver nos repite al referirse a la catedral que se construye en esta ciudad.
Visitar los inicios de una gran obra siempre nos conmueve, pero cuando ella toca nuestra religión nos llena de alegría y esperanza, eso sentimos al recorrer lo que será la Catedral de Valledupar. Se está alzando, a golpe de trabajo, bajo el sol inclemente, con la acertada dirección de profesionales jóvenes, en un sitio en el que antes reinaba el silencio de los que ya se han ido.
El Cementerio Nuevo o de los pobres, como le decían, ha ido dando paso a lo que será el recinto sagrado que acogerá a tres mil personas, el más grande del país.
El padre Iver De la Cruz Santiago, rector del Seminario Juan Pablo II, nos guió. Todas las mañanas va a ver la obra, se pone las botas y casco de trabajo y se pierde entre los perfiles de paredes fuertes, varillas de hierro, escaleras angostas, obreros diligentes, siempre atento a la realización de un sueño, sueño que se gestó en el corazón de monseñor José Agustín Valbuena Jáuregui y que se lo inculcó a su sucesor monseñor Óscar José, quien lo pensó por algunos años hasta que, con la aquiescencia del clero, dio comienzo a la obra.
En el segundo piso, si así se le puede llamar, hablamos. Fue una entrevista informal, en la que intervinieron los ingenieros y arquitectos que contestaron nuestras preguntas.
¿Por qué en este lugar? Pregunté.
Contestó el Padre Iver:
Porque es el lugar preciso, está en el centro de la ciudad. Muchos han dicho que es zona hospitalaria, que si el tránsito y la glorieta, que por qué no en el centro mismo de la ciudad. A los que eso dicen Monseñor pregunta, ¿díganme dónde? Nadie encuentra un lugar mejor. Se pensó en comprar un terreno en donde estaban las instalaciones de la electrificadora, pero si se compraba nos quedábamos con el lote y sin dinero para la obra.
¿El cementerio es de la diócesis?
Sí, no se va a acabar de un tajo, el cincuenta por ciento ha sido reubicado, el otro se queda ahí y poco a poco se irá trasladando hasta que haya la provisión de un nuevo cementerio para los pobres por parte del municipio o de alguien más.
CAMPAÑAS
Hay una campaña “Amigos de la Catedral”, con ella se aspira a que diez mil familias la conformen y donen diez mil pesos mensuales. Algunas personas pudientes de Valledupar han hecho algunos aportes importantes, pero son los pobres los que más han ayudado.
¿El municipio ha ayudado? Pregunté.
No, nos dice el padre Iver, no hay un rubro para tal fin, nos han colaborado la curaduría y con los impuestos; en cuanto a nivel de industria, de comercio no nos han colaborado, acudimos a la Cámara de Comercio, pero no resultó nada.
ESTILO DE LA OBRA
El diseño de la obra estuvo a cargo del reconocido arquitecto Gustavo Vásquez Cotes, es además, el constructor. No pudimos hablar con él porque se encontraba de viaje, a nuestra pregunta sobre ¿qué estilo tendrá la catedral? nos contestó su hermano el ingeniero y director de la obra, José Carlos Vásquez: “Un estilo moderno, contemporáneo, con aspectos básicos para cualquier catedral; los espacios abiertos, las alturas; completamente moderno. Con una capacidad para tres mil personas. En la actualidad la más grande es la de Barranquilla, pero al terminarse ésta sería la más grande del país.
Interviene el ingeniero Diego Quiroga: “Inicialmente la primera etapa tiene un costo de diez mil millones de pesos, para la parte estructural. Pero, luego con la parte de acabados, con todo el sistema eléctrico, aires, iluminación, puede llegar a veinticinco mil millones de pesos. Si tuviéramos todos los recursos ahora, la catedral estaría lista en tres años, aproximadamente.
DISEÑO SEGÚN LA TEOLOGÍA
Según el padre Iver, en cuanto al diseño se ha tenido en cuenta la teología del Concilio Vaticano II: “La Iglesia es cuerpo de Cristo, por lo tanto la distribución de los espacios está pensada en ese sentido. Cristo que está en el centro, significado por el altar, la Eucaristía; hay una cabeza que lo preside, el obispo, y el resto del cuerpo es la asamblea, los fieles, alrededor del altar, es como una familia alrededor de la mesa, Cristo la preside hacia Él miramos”.
Continúa el presbítero: “Y en la fachada se tuvo en cuenta también la teología, está constituida por torres así: tres más bajas, hacia la parte de la capilla del Santísimo, a ellas les hemos dado el sentido de la Santísima Trinidad, el misterio del amor de Dios; luego hay otras siete torres que representan los sacramentos de la Iglesia, por los cuales el hombre recibe la gracias de Dios; y hay una torre, la más alta desde donde se levanta una Cruz imponente que viene a significar el Misterio Pascual de Cristo, es decir su pasión, muerte y resurrección, y en la parte interna de esa torre estará la capilla bautismal; además, las siete torres están en ascenso para mostrar que la vida cristiana es un constante subir al cielo, pero ese subir pasa por la Cruz, por lo tanto el ascenso termina en la Cruz y de ahí a la Eternidad.
IMPONENTE
Desde la parte alta se ve la imponencia de la construcción, por un momento, después de oír lo de las torres, no sé por qué recordé la interminable Sagrada Familia de Gaudi, quizás temor a que se demorara en terminarse la nuestra, deseché la sensación y me dije ‘aquí hay gente de buena voluntad, católicos que pueden seguir aportando, todo peso cuenta’, me sacó de mi distracción la voz del padre Iver, que me decía: “Entonces tendremos el templo como tal, la capilla del Santísimo, la sacristía, la casa cural, la funeraria La Esperanza con tres salas de velación, una cafetería, salones, uno con capacidad para cien personas, otro, para ochenta y tres, para cuarenta, en ellos se llevarán a cabo eventos religiosos como catequesis y demás. Habrá una zona para diez mil osarios y algunos cenizarios; para el autosostenimiento de la catedral. Una plazoleta y una zona para ciento veinte aparcaderos.
Allá, reafirmamos nuestro afecto por una Casa del Señor que se levanta en medio del calor sofocante, de ingenieros atentos, de obreros de cascos blancos con los gritos conocidos y los afanes de una construcción, allí se quedó creciendo la realización de un sueño que es el de todos los vallenatos que no dejarán que por falta de donaciones la obra se detenga, hay que lograr que la Cruz que es ascenso al cielo, se levante bien alto en esta ciudad que es de Dios.
“La Iglesia es cuerpo de Cristo, por lo tanto la distribución de los espacios está pensada en ese sentido”: Iver De la Cruz Santiago.
Por Mary Daza Orozco
EL PILÓN presenta en exclusiva una entrevista con los aspectos que tendrá la nueva catedral de Valledupar.
“Será el signo de una Iglesia viva; de una ciudad en que Dios está y estará siempre presente”, son palabras de monseñor Óscar José Vélez Isaza, que el padre Iver nos repite al referirse a la catedral que se construye en esta ciudad.
Visitar los inicios de una gran obra siempre nos conmueve, pero cuando ella toca nuestra religión nos llena de alegría y esperanza, eso sentimos al recorrer lo que será la Catedral de Valledupar. Se está alzando, a golpe de trabajo, bajo el sol inclemente, con la acertada dirección de profesionales jóvenes, en un sitio en el que antes reinaba el silencio de los que ya se han ido.
El Cementerio Nuevo o de los pobres, como le decían, ha ido dando paso a lo que será el recinto sagrado que acogerá a tres mil personas, el más grande del país.
El padre Iver De la Cruz Santiago, rector del Seminario Juan Pablo II, nos guió. Todas las mañanas va a ver la obra, se pone las botas y casco de trabajo y se pierde entre los perfiles de paredes fuertes, varillas de hierro, escaleras angostas, obreros diligentes, siempre atento a la realización de un sueño, sueño que se gestó en el corazón de monseñor José Agustín Valbuena Jáuregui y que se lo inculcó a su sucesor monseñor Óscar José, quien lo pensó por algunos años hasta que, con la aquiescencia del clero, dio comienzo a la obra.
En el segundo piso, si así se le puede llamar, hablamos. Fue una entrevista informal, en la que intervinieron los ingenieros y arquitectos que contestaron nuestras preguntas.
¿Por qué en este lugar? Pregunté.
Contestó el Padre Iver:
Porque es el lugar preciso, está en el centro de la ciudad. Muchos han dicho que es zona hospitalaria, que si el tránsito y la glorieta, que por qué no en el centro mismo de la ciudad. A los que eso dicen Monseñor pregunta, ¿díganme dónde? Nadie encuentra un lugar mejor. Se pensó en comprar un terreno en donde estaban las instalaciones de la electrificadora, pero si se compraba nos quedábamos con el lote y sin dinero para la obra.
¿El cementerio es de la diócesis?
Sí, no se va a acabar de un tajo, el cincuenta por ciento ha sido reubicado, el otro se queda ahí y poco a poco se irá trasladando hasta que haya la provisión de un nuevo cementerio para los pobres por parte del municipio o de alguien más.
CAMPAÑAS
Hay una campaña “Amigos de la Catedral”, con ella se aspira a que diez mil familias la conformen y donen diez mil pesos mensuales. Algunas personas pudientes de Valledupar han hecho algunos aportes importantes, pero son los pobres los que más han ayudado.
¿El municipio ha ayudado? Pregunté.
No, nos dice el padre Iver, no hay un rubro para tal fin, nos han colaborado la curaduría y con los impuestos; en cuanto a nivel de industria, de comercio no nos han colaborado, acudimos a la Cámara de Comercio, pero no resultó nada.
ESTILO DE LA OBRA
El diseño de la obra estuvo a cargo del reconocido arquitecto Gustavo Vásquez Cotes, es además, el constructor. No pudimos hablar con él porque se encontraba de viaje, a nuestra pregunta sobre ¿qué estilo tendrá la catedral? nos contestó su hermano el ingeniero y director de la obra, José Carlos Vásquez: “Un estilo moderno, contemporáneo, con aspectos básicos para cualquier catedral; los espacios abiertos, las alturas; completamente moderno. Con una capacidad para tres mil personas. En la actualidad la más grande es la de Barranquilla, pero al terminarse ésta sería la más grande del país.
Interviene el ingeniero Diego Quiroga: “Inicialmente la primera etapa tiene un costo de diez mil millones de pesos, para la parte estructural. Pero, luego con la parte de acabados, con todo el sistema eléctrico, aires, iluminación, puede llegar a veinticinco mil millones de pesos. Si tuviéramos todos los recursos ahora, la catedral estaría lista en tres años, aproximadamente.
DISEÑO SEGÚN LA TEOLOGÍA
Según el padre Iver, en cuanto al diseño se ha tenido en cuenta la teología del Concilio Vaticano II: “La Iglesia es cuerpo de Cristo, por lo tanto la distribución de los espacios está pensada en ese sentido. Cristo que está en el centro, significado por el altar, la Eucaristía; hay una cabeza que lo preside, el obispo, y el resto del cuerpo es la asamblea, los fieles, alrededor del altar, es como una familia alrededor de la mesa, Cristo la preside hacia Él miramos”.
Continúa el presbítero: “Y en la fachada se tuvo en cuenta también la teología, está constituida por torres así: tres más bajas, hacia la parte de la capilla del Santísimo, a ellas les hemos dado el sentido de la Santísima Trinidad, el misterio del amor de Dios; luego hay otras siete torres que representan los sacramentos de la Iglesia, por los cuales el hombre recibe la gracias de Dios; y hay una torre, la más alta desde donde se levanta una Cruz imponente que viene a significar el Misterio Pascual de Cristo, es decir su pasión, muerte y resurrección, y en la parte interna de esa torre estará la capilla bautismal; además, las siete torres están en ascenso para mostrar que la vida cristiana es un constante subir al cielo, pero ese subir pasa por la Cruz, por lo tanto el ascenso termina en la Cruz y de ahí a la Eternidad.
IMPONENTE
Desde la parte alta se ve la imponencia de la construcción, por un momento, después de oír lo de las torres, no sé por qué recordé la interminable Sagrada Familia de Gaudi, quizás temor a que se demorara en terminarse la nuestra, deseché la sensación y me dije ‘aquí hay gente de buena voluntad, católicos que pueden seguir aportando, todo peso cuenta’, me sacó de mi distracción la voz del padre Iver, que me decía: “Entonces tendremos el templo como tal, la capilla del Santísimo, la sacristía, la casa cural, la funeraria La Esperanza con tres salas de velación, una cafetería, salones, uno con capacidad para cien personas, otro, para ochenta y tres, para cuarenta, en ellos se llevarán a cabo eventos religiosos como catequesis y demás. Habrá una zona para diez mil osarios y algunos cenizarios; para el autosostenimiento de la catedral. Una plazoleta y una zona para ciento veinte aparcaderos.
Allá, reafirmamos nuestro afecto por una Casa del Señor que se levanta en medio del calor sofocante, de ingenieros atentos, de obreros de cascos blancos con los gritos conocidos y los afanes de una construcción, allí se quedó creciendo la realización de un sueño que es el de todos los vallenatos que no dejarán que por falta de donaciones la obra se detenga, hay que lograr que la Cruz que es ascenso al cielo, se levante bien alto en esta ciudad que es de Dios.
“La Iglesia es cuerpo de Cristo, por lo tanto la distribución de los espacios está pensada en ese sentido”: Iver De la Cruz Santiago.
Por Mary Daza Orozco