A través de las redes sociales hay jóvenes que han alcanzado un gran reconocimiento y con ello han comenzado a vender su imagen como una marca.
Las plataformas digitales se han convertido en escenario de entretenimiento para la comunidad joven, que sin duda parece ser la más beneficiada con esta innovación tecnológica que ha tenido impacto desde el año 2011. El télefono celular es un elemento esencial para que las herramientas funcionen correctamente y puedan cumplir su tarea; hoy vemos como las redes sociales se han convertido en el pantallazo de grandes negocios.
Junto a este proceso han nacido grandes denominaciones como youtubers e influencers, etiquetas apodadas a personajes que mantienen un reconocimiento espacio de interacción dentro del mundo digital; allí podemos ver como a través de Youtube, por ejemplo, las personas abren canales para alimentarlos con contenidos audiovisuales, donde estos mismos son el referente, teniendo aceptación de grandes ‘suscriptores’, como son denominados; un influencers por su parte extiende un concepto de credibilidad sobre un tema en específico influyendo y sirviendo como referente ante una marca.
“Algunos casos han surgido de un momento difícil en el que estaba pasando, al momento de que muchas personas me seguían para ver cómo era el proceso frente al duele en el que estaba”, explica la comunicadora social Dayana Jaimes, quien ya alcanza en su cuenta de Instagram más de un millón de seguidores la cual también se encuentra verificada.
Agrega que las empresas estaban pendientes de hacerle llegar productos los cuales aceptaba sin ningún compromiso. Los utilizaba antes y de ahí procede a sugerirlo a los también llamados ‘followers”. Recuerda su primera promoción “la empresa de una mamá que con material reciclable realizaba lazos para niñas” y cuenta que la compartió en sus redes, homenajeando el arte de la mujer.
Trabaja de la mano de im “community manager”, encargado de informarse sobre lo favorable que están las empresas en el mercado, que no sea ficticia, que no robe a las personas además de conocer datos cómo sus dueños, encargados y años de funcionamiento o del producto. La también especialista y estudiante de magister define la función del ‘influencers’, entre un hobbie y trabajo, como la combinación de ambas; disfruta hacer que pequeñas empresas crezcan y que los clientes disfruten.
Ivana Medina Oñate tiene más de 15 mil seguidores en las redes más potenciales, que según los estándares digitales encabezan las listas; Facebook, Youtube, Blogs e Instagram, las cuales hicieron que se notara la capacidad de influir en las personas.
Sus interacciones en los perfiles sumaron para trabajar con marcas o ‘clientes potenciales’ como son reconocidos;
Preguntas como la marca del jeans o maquillaje que usa en las fotografías y videos o restaurante y sitios donde asistía compartidos en Instagram van “dando cuenta que te conviertes en un método para vender” señaló Medina.
Aclara que un ‘influencers’ no debe medirse por el número de seguidores sino, por la capacidad de mover masas; “Si sabes transmitir, si te diviertes, si eres tú, si te gusta este mundo si cumples estas pautas haces que esos inquietos se conviertan en clientes fieles hacía ti y hacía cualquier marca”.
El mundo digital puede generar diversas preguntas, como por ejemplo, el precio que puede tener el hacerle promoción a algún producto.
La situación es así: muchas figuras públicas digitales son representadas por una empresa que sirve como intermediaria para el contacto del ‘influencers’ ellos mismo, mediante una valoración económica estipulan los precios dependiendo por qué método se realice la promoción.
Instagram, puntualmente, ya que se considera la red social de mayor impacto, puede tener valores que se dividen así:
Una foto en la historia del perfil del ‘influencers’ puede estar en 500 mil pesos. Un vídeo historia alrededor de 750. Un vídeo de 60 segundo en Instagram 2 millones de pesos y una foto en el perfil 1 millón 500 mil pesos.
Eduardo Moscote / EL PILÓN
[email protected]
A través de las redes sociales hay jóvenes que han alcanzado un gran reconocimiento y con ello han comenzado a vender su imagen como una marca.
Las plataformas digitales se han convertido en escenario de entretenimiento para la comunidad joven, que sin duda parece ser la más beneficiada con esta innovación tecnológica que ha tenido impacto desde el año 2011. El télefono celular es un elemento esencial para que las herramientas funcionen correctamente y puedan cumplir su tarea; hoy vemos como las redes sociales se han convertido en el pantallazo de grandes negocios.
Junto a este proceso han nacido grandes denominaciones como youtubers e influencers, etiquetas apodadas a personajes que mantienen un reconocimiento espacio de interacción dentro del mundo digital; allí podemos ver como a través de Youtube, por ejemplo, las personas abren canales para alimentarlos con contenidos audiovisuales, donde estos mismos son el referente, teniendo aceptación de grandes ‘suscriptores’, como son denominados; un influencers por su parte extiende un concepto de credibilidad sobre un tema en específico influyendo y sirviendo como referente ante una marca.
“Algunos casos han surgido de un momento difícil en el que estaba pasando, al momento de que muchas personas me seguían para ver cómo era el proceso frente al duele en el que estaba”, explica la comunicadora social Dayana Jaimes, quien ya alcanza en su cuenta de Instagram más de un millón de seguidores la cual también se encuentra verificada.
Agrega que las empresas estaban pendientes de hacerle llegar productos los cuales aceptaba sin ningún compromiso. Los utilizaba antes y de ahí procede a sugerirlo a los también llamados ‘followers”. Recuerda su primera promoción “la empresa de una mamá que con material reciclable realizaba lazos para niñas” y cuenta que la compartió en sus redes, homenajeando el arte de la mujer.
Trabaja de la mano de im “community manager”, encargado de informarse sobre lo favorable que están las empresas en el mercado, que no sea ficticia, que no robe a las personas además de conocer datos cómo sus dueños, encargados y años de funcionamiento o del producto. La también especialista y estudiante de magister define la función del ‘influencers’, entre un hobbie y trabajo, como la combinación de ambas; disfruta hacer que pequeñas empresas crezcan y que los clientes disfruten.
Ivana Medina Oñate tiene más de 15 mil seguidores en las redes más potenciales, que según los estándares digitales encabezan las listas; Facebook, Youtube, Blogs e Instagram, las cuales hicieron que se notara la capacidad de influir en las personas.
Sus interacciones en los perfiles sumaron para trabajar con marcas o ‘clientes potenciales’ como son reconocidos;
Preguntas como la marca del jeans o maquillaje que usa en las fotografías y videos o restaurante y sitios donde asistía compartidos en Instagram van “dando cuenta que te conviertes en un método para vender” señaló Medina.
Aclara que un ‘influencers’ no debe medirse por el número de seguidores sino, por la capacidad de mover masas; “Si sabes transmitir, si te diviertes, si eres tú, si te gusta este mundo si cumples estas pautas haces que esos inquietos se conviertan en clientes fieles hacía ti y hacía cualquier marca”.
El mundo digital puede generar diversas preguntas, como por ejemplo, el precio que puede tener el hacerle promoción a algún producto.
La situación es así: muchas figuras públicas digitales son representadas por una empresa que sirve como intermediaria para el contacto del ‘influencers’ ellos mismo, mediante una valoración económica estipulan los precios dependiendo por qué método se realice la promoción.
Instagram, puntualmente, ya que se considera la red social de mayor impacto, puede tener valores que se dividen así:
Una foto en la historia del perfil del ‘influencers’ puede estar en 500 mil pesos. Un vídeo historia alrededor de 750. Un vídeo de 60 segundo en Instagram 2 millones de pesos y una foto en el perfil 1 millón 500 mil pesos.
Eduardo Moscote / EL PILÓN
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